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Voto de Pepe Alfaro:
6
Comedia Eva y Alex son una pareja que, tras años de noviazgo, decide casarse en el lugar en el que se enamoraron: un pequeño pueblecito de la campiña inglesa. Los problemas de la boda comienzan cuando una huelga de controladores aéreos impide que el novio y los invitados se reúnan con la novia y su séquito. (FILMAFFINITY)
4 de octubre de 2017
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La cima de la comedia española la alcanzó el tándem Berlanga/Azcona con Plácido (1961), una esperpéntica historia coral filmada en planos secuencias que se iba a titular “Siente un pobre a su mesa” y que debería haberse filmado en Cuenca, donde el hermano del director regentaba la Posada de San José. La ciudad de provincias de aquella historia era un reflejo de las costumbres de esta tierra, muchos de cuyos pueblos han perpetuado el reparto de la “caridad” en sus citas festivas, como residuo de una tradición que permitía a los pobres comer el día del patrón gracias a la misericordia de los más pudientes. Finalmente, el productor Alfredo Matas arrimó la sardina de Plácido a su ascua catalana y la película se ambientó en Manresa (!).
El éxito comercial de títulos como Tres bodas de más, con más merecimientos que reconocimientos en taquilla; Ocho apellidos vascos, un fenómeno social incontestable a mayor gloria de un hallazgo llamado Dani Rovira; y Perdiendo el norte, avispado acercamiento a la nueva emigración a Alemania, ha vuelto las cámaras de cine españolas hacia la comedia de corte costumbrista. En Hora o nunca la directora catalana María Ripoll (Barcelona, 1964) intenta repetir triunfos mediante un acercamiento casi mimético a las comedias románticas de estilo norteamericano, caracterizadas por estar basadas tanto en el gracejo y la seducción de sus intérpretes como en unos contenidos sociales y culturales asépticos desde el punto de vista narrativo, por otra parte, muy cercano a la realización televisiva.
Para cumplir objetivos, Ahora o nunca cuenta con dos valores seguros. Dani Rovira ratifica el gran potencial de su chispa humorística, un don innato que deja ver a un heredero natural de los grandes comediantes de la escena y la cinematografía españolas; gran parte de la película está sustentada sobre los pilares de sus más o menos divertido talento e ingenio, muecas incluidas, en ocasiones al servicio de situaciones potencialmente ocurrentes y parcialmente extraviadas. La otra mitad de la naranja de esta boda inacabable en la campiña inglesa la compone la inaguantable sugestión de María Valverde, ante cuyo encanto no hay cámara que resista un primer plano.
Pepe Alfaro
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