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Voto de Xabier Maurice:
3
Ciencia ficción. Drama Tras perder contacto con la Tierra, el astronauta Lee Miller se encontrará perdido y sólo en una Estación Espacial Internacional. El tiempo pasará y se verá forzado a sobrevivir, intentando mantener la cordura... Su mundo se basa en una experiencia solitaria y claustrofóbica, al menos, hasta que hace un extraño descubrimiento en la nave... (FILMAFFINITY)
14 de octubre de 2011
24 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Proyectada en el festival internacional de Sitges en una maratón nocturna junto a "Beyond de black rainbow" y "Hellacious acres", esta película parte de una interesante premisa que, sin embargo, no logra desarrollar. Lo que el trailer muestra y la sinopsis describe no aparece en el film más que como un parche añadido sin mucha destreza.

La historia arranca bien, y de entrada promete. Técnicamente está bien trabajada y la interpretación del actor principal resulta creíble. Así trascurre, poco más o menos, la primera media hora de cinta, generando un notable interés.

Tras introducirnos el personaje del pasado, vemos como el protagonista empieza su misión espacial con ilusión y determinación, para ir lentamente sucumbiendo a la soledad y la desesperación. Cuando crees que, por fin, encontrará el misterioso diario y empezarán a entrelazarse las historias de ambos, tras haber forzado un poco demasiado la espera, te llevas el primer mazazo, y es que el diario aparece en una parte de la nave que parece una discoteca a la que el protagonista va a no-se-sabe-qué, ya que no se les ocurrió ninguna explicación coherente. Y ahí termina el interés: la interrelación entre ambas historias no existe. Simplemente el astronauta lee el diario y dibuja algunos personajes, y se nos ofrecen bellas imagenes de los dibujos y las fotografías de sus modelos. Eso es todo. La historia relatada en el diario queda en el misterio y no tiene más trascendencia, y tampoco se ofrece ninguna explicación de las grabaciones de personas que no parecen guardar relación tampoco con la narración reflexionando y divagando ante la cámara.

A partir de ahí el protagonista empieza a imaginar y delirar, y vamos entrando en su delirio y su alucinación pura durante lo que parece una eternidad hasta que la película tiene la bondad de terminar de una vez por todas, no sin antes ofrecer un mensaje de amor, lo que no parece venir a cuento de nada, pero siempre queda bonito.
Xabier Maurice
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