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España España · Madrid
Voto de Mengo:
9
7,8
13.821
Documental La realizadora alemana Cosima Dannoritze dirige esta reveladora historia sobre la "obsolescencia programada", que explica por qué los productos que compramos duran cada vez menos; detalla la programación de la obsolescencia de los objetos para incrementar su consumo reincidente por el ciudadano. ¿Existen bombillas eternas? ¿Cómo se puede usar un chip para 'matar' un producto cuando llegue a un determinado número de usos? Éstas y otras ... [+]
17 de enero de 2011
89 de 97 usuarios han encontrado esta crítica útil
Érase una vez el día de hoy. Los ricos son muy ricos, y los pobres, muy pobres. Las máquinas destruyen recursos naturales a ritmo desorbitado, los transforman en productos elaborados-contaminados que se distribuyen beneficiando más a los intermediarios que a los productores, se consumen fugazmente y se desechan contaminando el medio ambiente. Resultado: progreso, crecimiento económico. Pero aún falla algo. Las máquinas producen a mayor ritmo del que necesitamos y no interesa tener excedentes.

En este punto comienza la película, complementando a “The story of stuff (La historia de las cosas)”. ¿Cómo mantener las ventas y la rentabilidad ante un mercado con las necesidades cubiertas? ¡Creando nuevas necesidades! Y aquí, dos vías: publicidad y obsolescencia programada. La primera es muy sutil, el efecto es que el consumidor es libre de comprar los productos a la moda: “Ya nadie lleva esos zapatos. Si quieres encajar, tendrás que comprarte unos nuevos. Y sustituye también tu antiguo móvil y tu tele.” La segunda, quizá más manipuladora, consiste en diseñar las máquinas con fecha de caducidad. “No tienes por qué cambiar de móvil. Ah, ya se te ha roto… ¡Qué sorpresa! Pues no te va a merecer la pena arreglarlo, te va a salir más caro que comprarte este otro de última generación (que, por cierto, se te romperá aún antes).”

Aunque pocos pensemos en ello, es mucho más rentable para el fabricante hacer productos frágiles. Desde los años 20 el diseño de muchísimos productos está orientado a reducir su vida útil, de forma que nadie pueda escapar al ciclo de consumismo, al ciclo de nuestra economía actual. Y esto es lo que muestra este escalofriante documental, respaldando cada afirmación con contundencia. Ya lo dijo Gandhi: “Hay suficiente en el mundo para satisfacer las necesidades de todos, pero nunca habrá suficiente para satisfacer la codicia de algunos.”

Además de lo éticamente correcto o no que sea fabricar un producto de calidad inferior, hay una consecuencia predecible. A mayor consumo, mayores desechos. ¡La basura no desaparece cuando la echamos al contenedor! En el mejor de los casos se entierra, en el peor, emigrará a países de África bajo la etiqueta de “productos de segunda mano”.

El sistema no se mantiene: un progreso infinito no cabe en un planeta finito. Desde la Revolución Industrial nos hemos vuelto esclavos de las máquinas y no al revés; nuestro tiempo, lo único que creíamos que nunca nos podrían quitar, queda hoy atrapado entre el trabajo, el televisor y esos lugares idílicos llamados centros comerciales.
Mengo
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