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Voto de Ara:
2
6 de marzo de 2016
14 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues esto va de una chica que igual ve gente flotando que reza el rosario o llora a solas, y que está rodeada de gente que habla castellano en dialecto de Narnia. Ese dialecto consiste en chapurrear cuatro palabras en un Spanish de no haber pisado América Latina ni para visitar a la abuela enferma y mezclarlo con palabras en inglés. Con semejante panorama, y sin poder comunicarse, es normal que la chica ande algo perdida.
De coprotagonista tenemos a un policía muy torturado que sabemos que está muy torturado porque el guión, muy dado a la sutileza, se asegura de que los personajes que lo rodean nos lo vayan contando sin venir a cuento. "¿Tienes fuego? -Me extraña que me pidas eso cuando no cuidas de tu hijo". Este es un ejemplo inventado, pero podría ser. Este es el nivel.
Ambos se mueven en un argumento que en sí podría funcional, pero que el director decide vender a su ego y dárselas de Lynch. Al final lo que tenemos es un sinfín de escenas sueltas, idas y venidas que van a ninguna parte y que profundizan cero en los personajes, dibujados a brocha gorda y fatal interpretados. Porque el esfuerzo de Ana de Armas se aprecia, pero Keanu Reeves y Mira Sorvino, que igual al leer el guión ya anticiparon el desastre, se limitan a cumplir para pagarse los caprichillos. Y cumplen mal, aunque supongo (no soy experta en la materia) que además están fatal dirigidos.
Ni yo ni mi pareja conseguimos verla entera, aceleramos hasta el final por la curiosidad de saber de dónde salían los ángeles/ aliens/ señores de fuera de Matrix. Aburrida, tontuna, mal hecha por todos lados, lo único que regala son algunos momentos cómicos que, por supuesto, no buscan serlo.
Un ejemplo: La foto de familia del policia muerto. Las pintas de ese señor. Brutales. Además, en una escena todos los miembros de la familia cambian de sitio. ¿Mensaje oculto?
De coprotagonista tenemos a un policía muy torturado que sabemos que está muy torturado porque el guión, muy dado a la sutileza, se asegura de que los personajes que lo rodean nos lo vayan contando sin venir a cuento. "¿Tienes fuego? -Me extraña que me pidas eso cuando no cuidas de tu hijo". Este es un ejemplo inventado, pero podría ser. Este es el nivel.
Ambos se mueven en un argumento que en sí podría funcional, pero que el director decide vender a su ego y dárselas de Lynch. Al final lo que tenemos es un sinfín de escenas sueltas, idas y venidas que van a ninguna parte y que profundizan cero en los personajes, dibujados a brocha gorda y fatal interpretados. Porque el esfuerzo de Ana de Armas se aprecia, pero Keanu Reeves y Mira Sorvino, que igual al leer el guión ya anticiparon el desastre, se limitan a cumplir para pagarse los caprichillos. Y cumplen mal, aunque supongo (no soy experta en la materia) que además están fatal dirigidos.
Ni yo ni mi pareja conseguimos verla entera, aceleramos hasta el final por la curiosidad de saber de dónde salían los ángeles/ aliens/ señores de fuera de Matrix. Aburrida, tontuna, mal hecha por todos lados, lo único que regala son algunos momentos cómicos que, por supuesto, no buscan serlo.
Un ejemplo: La foto de familia del policia muerto. Las pintas de ese señor. Brutales. Además, en una escena todos los miembros de la familia cambian de sitio. ¿Mensaje oculto?
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Más ejemplos: Maravilloso que Keanu Reeves no solo pase de sus labores de padre, sino que para un par de fin de semanas que tiene al retoño se lo encolome a la familia de su compañero.
Y lo mejor de todo, la escena del embarazo por el espíritu santo. Dejando a un lado la ingenuidad de la protagonista, justificable porque está trastornada, la reacción de la familia es absurda. Abandonan todos la mesa en un acto poético, como diciendo que ya han tenido suficiente de tanta tontería y que acabe la película como Dios quiera. Lo normal hubiera sido que al menos uno de ellos montara un pollo de los imponentes, porque menuda tomadura de pelo.
En fin...
Y lo mejor de todo, la escena del embarazo por el espíritu santo. Dejando a un lado la ingenuidad de la protagonista, justificable porque está trastornada, la reacción de la familia es absurda. Abandonan todos la mesa en un acto poético, como diciendo que ya han tenido suficiente de tanta tontería y que acabe la película como Dios quiera. Lo normal hubiera sido que al menos uno de ellos montara un pollo de los imponentes, porque menuda tomadura de pelo.
En fin...