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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
6
Aventuras. Drama Plena Edad Media, en el siglo X. One-Eye (Mads Mikkelsen), un enigmático guerrero con una fuerza sobrehumana, que ha permanecido esclavizado durante años, mata a su amo y logra escapar con la ayuda de un niño al que lleva consigo. Tras enrolarse en un barco vikingo, emprenden un viaje que los lleva a una tierra desconocida, donde reinan el dolor y la sangre. (FILMAFFINITY)
22 de julio de 2012
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
155/09(13/07/12) Ópera prima del prometedor realizador danés Michael Winding Refn, una sugerente historia con buenas ideas pero que termina por írsele entre los dedos por unas ínfulas pretenciosas excesivas. Arranca en plena Edad Media y se supone que en alguna tierra de Escandinavia, el protagonista es un místico esclavo con una descomunal fuerza, no habla y le falta un ojo, OneEye (buen Madds Mikelsen), sus amos lo utilizan para pelear contra otros esclavos en sanguinarias luchas a muerte, un día mata sus dueños y huye con un niño (Steven Maarten), se une a unos vikingos para viajar en un barco a Tierra Santa a las Cruzadas, pero tras días de hambre, sed y sin viento su navío va a parar a un lugar boscoso y desconocido. La cinta está dividida en 6 capítulos (La Ira, El Silencio Del Guerrero, Hombre De Dios, La Tierra Santa, Infierno & El Sacrificio), y lo contado ocurre en su primer tercio y aquí se acabó la acción, eso sí filmada de modo salvaje y brutal, de un gran realismo, el resto del metraje es autocomplacencia y onanismo del realizador, una obra que se nota demasiado influenciada por la sobrevalorada ‘Aguirre, la cólera de Dios’ de Herzog, un relato con demasiada vida interior de los personajes, donde su letárgico existencialismo provoca desesperación, los largos silencios provocan pereza, y es que la cinta empieza con la frase <Al principio solo había Hombre y Naturaleza>, y entre medias paisajes de enorme belleza, fotografiados de modo excelso y el resto la parsimonia, su densidad la hace muy complicada de digerir. Intenta ser un viaje espiritual al Valhalla donde OneEye viene a ser Odín, los dos tienen un solo ojo, signo de sabiduría, los dos mudos, a Odín lo acompaña un cuervo y a OneEye un niño que es su voz, su tránsito marino a través de la niebla es una alegoría de haber superado las nubes y la tierra a la que han llegado se supone es el Valhalla, allí la metafísica se apodera de los personajes, parecen estar en trance, se comportan como tarados. Su reflexión sobre la violencia intrínseca del ser humano, la dura crítica a la fe religiosa, la comunión mística con la naturaleza se me hace espesa, quizás hubiera dado para una Obra maestra de cortometraje, en largo se hace demasiado largo. Pues todo esto me llega de forma lánguida y letárgica, transcurridos 40 minutos tengo la sensación de estar viendo crecer la hierba, el mundo interior de los personajes me es artificioso, no hay una base que nos haga sensibilizarnos, todo nos llega a empujones, quedándome un bello espectáculo, un enorme globo brillantemente decorado, con una gran fotografía de Morten Søborg (’En un mundo mejor’) que exalta los bellos parajes, así como una evocadora música de Peter Kyed, estos dos elementos canalizadores de emociones, lástima que dentro el vacío lo llena todo, donde las rimbombantes lacónicas frases y diálogos suenan a huecas, con preciosos planos pero redundantes, que se tornan en interminables. Le doy un seis por que dentro de su irregularidad se atisban detalles muy prometedores, la historia se le va de las manos, pero en la dirección el danés Refn demuestra que tiene un potencial enorme, con fotogramas de auguran un sibaritismo no desdeñable, lástima que quiera alargar más el brazo que la manga, pero lo bueno es que te dejará huella, la recordaras, será fallida pero no la olvidaras, y eso es un acierto apreciable. Fuerza y honor!!!
TOM REGAN
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