229/04(04/11/12) Entretenida gamberrada con pueril mensaje anticapitalista y sus perniciosos vicios, una desvergonzada parodia del genial clásico de Lumet ‘Tarde de perros’. Es la ópera prima de Alfonso Sánchez, concebida de una web-serie de Youtube de bastante éxito, donde dos tipos, el Culebra (Alberto López) y el Cabesa (Alfonso Sánchez, asimismo realizador y guionista), de los barrios bajos sevillanos divagan sobre lo divino y humano con su peculiar estilo cani, da a entender que su única salida en este mundo que los estrangula es la rebelión, para este dúo el atraco a un banco, símbolo de los males que nos oprimen, financiada a través de aportes anónimos, en uno de estos web-episodios acaban poniéndose el capirucho de nazareno, es Semana Santa y se montaban en una moto, pues este es el gran arranque del film, un plano-secuencia de estos en moto por Sevilla, hablan con su peculiar estilo entre macarra y poligonero con marcado acento sevillano de las lacras de nuestra sociedad haciendo hincapié en lo que nos ha llevado a la crisis, 3 minutos hilarantes, un gag divertidísimo, para de improviso pararse y meterse en una sucursal bancaria, Bancasur en el barrio de Triana, a atracarla y con la plata huir a Brasil, pero estando dentro un empresario, entra con un chaleco de explosivos haciéndolos a todos rehenes y exigiendo la presencia de la tele para denunciar su agonizante situación económica, fuera se vean sitiados por la policía, televisiones y por decenas de curiosos, esto deriva en una historia altavoz para los que se creen víctimas de las injusticias sociales que les han llevado a su precariedad. Dentro del banco el guionista ha intentado hacer un mosaico en el que estén representados todos los estratos sociales, los novios pijos que buscan préstamo para hipoteca, un parao con mono de trabajo, una periodista, un concejal corrupto, una funcionaria maleducada, el empresario mafioso, el banquero sin escrúpulos, y hasta un inmigrante, entre ellos surgen rencillas y empatías, mientras unas chuscas negociaciones se llevan a cabo, todo para que el espectador se sienta reflejado en algunos de los personajes. El director se nota ha bebido del coral estilo de Azcona y Berlanga, pero le ha faltado desligarse de la sensación de estar viendo una sucesión atropellada de sketchs, discurriendo en varios tramos por la sal gorda, a esta impresión ayudan los personajes, meros estereotipos, son caricaturas de trazo grueso. El ritmo navega en dientes de sierra, sube y baja, es irregular alterna momentos delirantes con momentos grotescos que rozan el esperpento si no es que se hunden en él. Es una denuncia social bastante simplista, los malos están señalados, las víctimas son peones de los empresarios y banqueros que nos manejan a su monetario antojo, tan simplista como un episodio de Barrio Sésamo, los grandes problemas y la Crisis es cuasi-Infinito, no se destripa así de fácil. Esta es una cinta que quiere ser un pequeño altavoz a las clases trabajadoras en que pueden atizar a políticos y sistema financiero, un burlón derecho al pataleo, aunque todo es llevado por unas críticas superficiales. Hay diálogos mordaces, de vez en cuando saltan chispas de frescura y agudeza, aunque no se evita mucha ingenuidad en los comentarios, transmitiendo nulo realismo, es una especie de teatrillo en que se pone en la diana a los ‘malos’, aunque unas cuantas sonrisas soltaras, todo el desarrollo deriva en un final delirante de surrealismo. El final peca de buenismo, debería haber sido más valiente y no ser acomodaticio, ir a lo fácil, resta poder de calado, esto de querer dar esperanzas a través de robar me parece un mensaje muy peligroso. De las interpretaciones no hablo, son muy artificiosas, solo se les ve naturalidad a el cabeza y el Culebra, el resto van de lo forzado a lo inane. En conjunto me da una cinta con dosis de frescura a la que le sobra sal gorda, y le falta más mala leche, aún así he pasado un rato ameno con algunas risas, y esto es de agradecer. Fuerza y honor!!!