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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
5
Drama. Comedia. Romance Antes de la I Guerra Mundial (1914-1918), Elena (Ingrid Bergman), una bella princesa polaca, se enamora en París de un político francés, miembro de un partido radical, y de un general. Al mismo tiempo, un oficial suspira también por el amor de la princesa. (FILMAFFINITY)
23 de agosto de 2021
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
310/20(21/08/21) Trivial y decepcionante vodevil (forma parte de la llamada “trilogía del espectáculo” del realizador, junto a “Le carrosse d’or” de 1953 y “French can-can” de 1954).dirigido de modo distendido por Jean Renoir, teniendo como gran aliciente el protagonismo de la legendaria actriz sueca Ingrid Bergman, ello en su primer film tras su ruptura con Roberto Rossellini. Una farsa romántica con trasfondo histórico-político basada libremente en el "affaire" del General Boulanger (militar y político francés que estuvo a punto de dar un golpe de estado en la Francia en 1886), ello pudiendo verse men el contexto en que en muchos sectores de la sociedad gala se pedía al general Charles de Gaulle que regresara y liderara la nación francesa. Planteada como una "fantasía musical", como se dice en los títulos de crédito iniciales, "Elena...". En realidad lo que queda es la alegre cinematografía de Claude Renoir (sobrino del director), que parece homenajear al pintor impresionista Pierre-Auguste Renoir (padre del realizador y abuelo del DP), además de ensalzar la beldad de la Bergman; también es de alabar el buen manejo de las masas de extras y figurantes para escenificar como el gentío mueve emociones. Poor lo que dio en la parte final de su filmografía, Renoir se decantó por un estilo de comedia banal, lejos de la profundidad de sus obras cumbres (“La Gran Ilusión”, “Los Bajos Fondos”, “La Bestia Humana” o “La regla del juego”).

Pero como obra de entretenimiento se queda en algo naif, sin fuerza alguna, con un juego de enredos amorosos rozando lo ridículo, con personajes que van de lo inane a lo irritante, con un desarrollo en modo burlesco, con situaciones en que se trata de forma ridícula a la alta sociedad, hasta caricaturizarla, lo malo es que sin gracia alguna. Encima los intérpretes parecen mimetizarse con lo absurdo de sus roles hasta componer actuaciones entre histriónicas y bufas, y eso que están la mencionada Ingrid Bergman, Jean Marais y Mel Ferrer, pero todos parecen presa de un estado de ánimo chusco que hace estemos inmersos en algo que siempre pretende más de lo que consigue.

Ello pareciendo tratar sobre el enfrentamiento entre el amor y el sentido del deber, haciendo chanzas del militarismo, el patriotismo, o el adanismo, pero esto abordado con un sentido de la comedia pretendidamente elegante, pero sintiéndome frente a un vodevil donde se abren multitud de sub tramas que sin rumbo alguno, donde nunca llego siquiera a esbozar una media sonrisa. Un juego de intrigas políticas, amores flashísticos, engaños, planes de golpe de estado, que sobre el papel pueden resultar atractivos, pero una vez desplegado en este metraje da como resultado algo anodino que en su devenir te alejas hasta aburrirte. Aunque en su tercio final recuerde a ser “La regla del juego”, por lo de la concentración en una residencia de varios líos cruzándose entre la alta sociedad y los criados, ello filmado con planos largos y mucha cámara en movimiento constante, pero esto no está sustentado por una historia que te enganche, haciendo resaltar la nadería del film ante el que estamos.

Renoir recordó: “Durante mucho tiempo me moría por hacer una película con Ingrid Bergman. Quería verla reír y sonreír en la pantalla'. Pues podría haberle un muy mejor regalo, que este pomposo papel de princesa polaca sin alma alguna, una belleza de la que todos se enamoran cual rayo láser, y ella se comporta cual veleta.

Al comienzo de la película, la princesa se enamora de un apuesto joven (Mel Ferrer), que se encuentra en medio de los fastos de la fiesta nacional francesa del 14 de Julio. Pasa una noche con él en un bistró, cubriéndole la cara de besos, pero luego debe casarse con un rico fabricante de botas de mediana edad. Pero primero Ferrer la presenta al general (Jean Marais), quien instantáneamente se enamora de ella, y luego, como la política es más importante para Ferrer que el romance, intenta unir al general y a la princesa para manipularlo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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