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Voto de TOM REGAN:
6
6,5
10.339
Drama. Comedia
Película que reúne tres historias independientes ambientadas en Nueva York: 1."Apuntes al natural", de Scorsese; 2. "Vida sin Zoe", de Coppola; 3. "Edipo reprimido", de Woody Allen. 1. Un pintor egoísta y genial mantiene una difícil relación con una aspirante a artista. 2. Una niña millonaria pretende conseguir que sus padres, siempre ausentes, se reconcilien. 3. Un mago hace desaparecer a la dominante madre de un abogado, pero la mujer ... [+]
29 de marzo de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
58/18(28/03/17) Film dividido en tres partes diferentes de unos 40 minutos apx, dirigidos cada uno por alguien distinto, con el único nexo de unión de que el escenario es Nueva York, con lo que pretende ser un homenaje a esta cosmopolita urbe, aunque solo uno de los bloques tiene relevancia visual la ciudad (el de Woody Allen), los otros dos podrían suceder en cualquier otra como París o Roma. Lo atractivo a priori de esta cinta son sus tres aclamados realizadores, Scorsese, Coppola y Woody Allen, todos ellos con una larga trayectoria de rodar en Nueva York. Siendo el estilo de Martin y el Woody muy marcado para bien y mal, el de Francis Ford Coppola tiene todas las hechuras de estar hecho por su hija Sofía (que también lo guioniza con su padre, supuestamente), por lo repipi y cursi no puede estar creado por el bendito artífice de la saga de “El padrino”. Las historias suman un drama romántico intenso, un burdo cuento infantil y una comedia incisiva, siendo su resultado final muy desequilibrado, aún así en el mejor de ellos no se alcanza siquiera el notable. En este tríptico tributo a la ciudad más famosa del mundo le falta cohesión narrativa, un vínculo con la cosmopolita urbe, no hay nada que la haga imposible suceda en otra gran villa (excepto la estampa de la madre de Sheldon sobre las Torres Gemelas), con lo que su título es engañoso y tramposo, no hay vínculo alguno que las ate, más allá delo plúmbeo de que sucede en Nueva York, con lo que cada episodio es ultra independiente entre ellos, con lo que la crítica será por separado. Como curiosidad queda el debut de Kirsten Dunst en el cine en el segmento de Woody Allen como una de las hijas de Mia Farrow.
“Apuntes al natural” (Martin Scorsese): Historia basada libremente en la novela corta de Fyodor Dostoevsky “The Gambler” , Lionel Dobie (Nick Nolte) es un aclamado pintor abstracto que se encuentra incapaz de pintar durante los días antes del comienzo previsto de una gran exposición de la galería de su nuevo trabajo. Paulette (Rosanna Arquette), su aprendiz, asistente y ex amante, de la que todavía enamorado de ella, vuelve con él tras una mala experiencia con un cómico perfomance (Steve Buscemi), solo con la intención de que sea su tutor artístico dificulta las cosas, ya que viven en el mismo estudio-buhardilla. Tendrá importancia en el relato un mujeriego pintor (Jesse Borrego).
Escrito por Richard Price (“The Wire”), es un relato con la marca de intensidad de Scorsese, una introspección un tanto ya manida sobre el proceso complejo de la creación artística, aquí el centro es un pintor expresionista, un bohemio e hirsuto con influencias claras a Jackson Pollock que en plena crisis de las musas se encuentra pintando un mural, y mientras está en plena conflicto de tira y afloja con una ex amante, las tensiones que mantiene con ella se reflejan en su labor visceral sobre su creación, entrelazándose las dos subtramas en querer decirnos que el arte es pasión, sentimientos, y plasmar el alma, sus alegrías y frustraciones, en este caso en un lienzo. Esto a Scorsese le vale para mostrarse enérgico, vehemente, impetuoso, sobre todo gracias a la eléctrica cámara de Néstor Almendros (“Días del cielo” o “El lago Azul”), con una agilidad y dinamismo flota alrededor de los personajes, se muestra vigorosa cuando se funde con el pintor (en realidad la pinturra es del artista de Pennsylvania, Chuck Connelly) en su creación salpicando pintura brillante de modo aparentemente caótico, emitiendo este frenesí del objetivo la efervescencia del corazón del artista, este en realidad un solitario antropológico entre la multitud. La densidad de este relato hace que parezca el más extenso por el modo en que su relación se convierte en patológica. Scorsese aprovecha, como ya hizo en “After hours” (1985), para retratar (de modo superficial) el microcosmos de artistas y lo que se mueve alrededor de los artistas en Nueva York, sus fiestas, espectáculos perfomance, sus exposiciones, o los típicos lofts.
Nick Nolte borda con un tremendo carisma a su pintor, lo dota de una vitalidad y mundo interior sensible entrañable. Rosanna Arquette está muy bien en el rol de femme fatale, manipuladora, artera, pícara, manejando su bello cuerpo como un arma de destrucción masiva, manteniendo un chisporreante tour de forcé con Nolte. Resto de secundarios tienen poca cancha para ser mínimamente relevantes (Buscemi o Jeese Borrego).
La banda sonora es tremenda en su calidad y en el modo en que se mezcla con las imágenes, sonando temas como el fantástico ‘Like a Rolling Stone’ de Bob dylan, ‘A whiter shade of pale’ y “Conquistador” de Procol Harum, “The right time” de Ray Charles, “Sex kick” de Transvision Vamp, “What Is This Thing Called Love” (escrito por Cole Porter) y “Bolero de Django” cantadas por Django Reinhardt. Se suma en una notable miscelánea para dar fluidez narrativa ela gran labor de edición de Thelma Schoonmaker (“Goodfellas”, “Casino” o “El Lobo de Wall Street”).
En su debe está su previsibilidad, su navegar por senderos ya muy trillados sobre el artista bohemio, iracundo, alcohólico, solitario, misántropo, enamoradizo, nada nuevo bajo el sol.
***
“Vida sin Zoe”: Zoë (Heather McComb) es una joven estudiante que vive en el hotel de lujo Sherry-Netherland, sin sus padres (Giancarlo Giannini & Talia Shire), en constantes viajes de trabajo. Se ve envuelta en una aventura con una princesa árabe de por medio.
Oficialmente escrita por Francis Ford Coppola y su hija Sofia, y digo oficialmente pues no me creo que ni tan siquiera hubiera a aparecido por el ser de rodaje a dirigir, este despropósito hiper-pijo solo puede pertenecer a su vástaga, una nadería impropia de llevar el crédito del realizador de “Apocalipsis Now”, una memez que llega a parecer una tomadura de pelo, un soso argumento pueril, con ínfulas de cuento infantil, y en realidad da la sensación de estar escrita por una mente infantil... (sigue en spoiler)
“Apuntes al natural” (Martin Scorsese): Historia basada libremente en la novela corta de Fyodor Dostoevsky “The Gambler” , Lionel Dobie (Nick Nolte) es un aclamado pintor abstracto que se encuentra incapaz de pintar durante los días antes del comienzo previsto de una gran exposición de la galería de su nuevo trabajo. Paulette (Rosanna Arquette), su aprendiz, asistente y ex amante, de la que todavía enamorado de ella, vuelve con él tras una mala experiencia con un cómico perfomance (Steve Buscemi), solo con la intención de que sea su tutor artístico dificulta las cosas, ya que viven en el mismo estudio-buhardilla. Tendrá importancia en el relato un mujeriego pintor (Jesse Borrego).
Escrito por Richard Price (“The Wire”), es un relato con la marca de intensidad de Scorsese, una introspección un tanto ya manida sobre el proceso complejo de la creación artística, aquí el centro es un pintor expresionista, un bohemio e hirsuto con influencias claras a Jackson Pollock que en plena crisis de las musas se encuentra pintando un mural, y mientras está en plena conflicto de tira y afloja con una ex amante, las tensiones que mantiene con ella se reflejan en su labor visceral sobre su creación, entrelazándose las dos subtramas en querer decirnos que el arte es pasión, sentimientos, y plasmar el alma, sus alegrías y frustraciones, en este caso en un lienzo. Esto a Scorsese le vale para mostrarse enérgico, vehemente, impetuoso, sobre todo gracias a la eléctrica cámara de Néstor Almendros (“Días del cielo” o “El lago Azul”), con una agilidad y dinamismo flota alrededor de los personajes, se muestra vigorosa cuando se funde con el pintor (en realidad la pinturra es del artista de Pennsylvania, Chuck Connelly) en su creación salpicando pintura brillante de modo aparentemente caótico, emitiendo este frenesí del objetivo la efervescencia del corazón del artista, este en realidad un solitario antropológico entre la multitud. La densidad de este relato hace que parezca el más extenso por el modo en que su relación se convierte en patológica. Scorsese aprovecha, como ya hizo en “After hours” (1985), para retratar (de modo superficial) el microcosmos de artistas y lo que se mueve alrededor de los artistas en Nueva York, sus fiestas, espectáculos perfomance, sus exposiciones, o los típicos lofts.
Nick Nolte borda con un tremendo carisma a su pintor, lo dota de una vitalidad y mundo interior sensible entrañable. Rosanna Arquette está muy bien en el rol de femme fatale, manipuladora, artera, pícara, manejando su bello cuerpo como un arma de destrucción masiva, manteniendo un chisporreante tour de forcé con Nolte. Resto de secundarios tienen poca cancha para ser mínimamente relevantes (Buscemi o Jeese Borrego).
La banda sonora es tremenda en su calidad y en el modo en que se mezcla con las imágenes, sonando temas como el fantástico ‘Like a Rolling Stone’ de Bob dylan, ‘A whiter shade of pale’ y “Conquistador” de Procol Harum, “The right time” de Ray Charles, “Sex kick” de Transvision Vamp, “What Is This Thing Called Love” (escrito por Cole Porter) y “Bolero de Django” cantadas por Django Reinhardt. Se suma en una notable miscelánea para dar fluidez narrativa ela gran labor de edición de Thelma Schoonmaker (“Goodfellas”, “Casino” o “El Lobo de Wall Street”).
En su debe está su previsibilidad, su navegar por senderos ya muy trillados sobre el artista bohemio, iracundo, alcohólico, solitario, misántropo, enamoradizo, nada nuevo bajo el sol.
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“Vida sin Zoe”: Zoë (Heather McComb) es una joven estudiante que vive en el hotel de lujo Sherry-Netherland, sin sus padres (Giancarlo Giannini & Talia Shire), en constantes viajes de trabajo. Se ve envuelta en una aventura con una princesa árabe de por medio.
Oficialmente escrita por Francis Ford Coppola y su hija Sofia, y digo oficialmente pues no me creo que ni tan siquiera hubiera a aparecido por el ser de rodaje a dirigir, este despropósito hiper-pijo solo puede pertenecer a su vástaga, una nadería impropia de llevar el crédito del realizador de “Apocalipsis Now”, una memez que llega a parecer una tomadura de pelo, un soso argumento pueril, con ínfulas de cuento infantil, y en realidad da la sensación de estar escrita por una mente infantil... (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
... Tediosa, aburrida, lánguida, confusa, no se sabe de lo que va, sin humor, sin drama, sin tensión, hay un gran vacío, un intrascendente y olvidable producto, donde lo único que sobresale es su empalagosa cursilería. Un elitista producto que construye un microcosmos flácido clasista, un vomitivo metraje fatuo, carente de cualquier valor cinematográfico. Todo plano por el subsuelo, personajes sin personalidad, coronado por una protagonista repipi y cargante. Lo penoso es que al estar firmada por el creador de “La conversación” esperamos ver algún destello de su genio y maestría, pero termina y nada de esto hace acto de presencia, nada ocurre que te importe o motive. Para colmo una cinta que es una loa a Nueva York termina en el Acrópolis de Atenas, tan penoso como el metraje. Lo único positivo es el notable trabajo de Vittorio Storaro en la fotografía potenciando la estética naif de lujos y brillos cromáticos resplandecientes, siendo el zenit de esto el baile disfraces de los niños.
***
“Edipo reprimido”: Un abogado de Nueva York, Sheldon Mills (Woody Allen) tiene problemas con su madre ultra crítica y protectora, Sadie Millstein (Mae Questel). Sheldon comienza a salir con Lisa (Mia Farrow), pero a su madre no le cae bien. En el relato tendrá importancia la médium Treva (Julie Kavner).
El mejor de los tres, con un Woody Allen en ebullición humorística, imaginación desbordante al servicio de penetrar con mordacidad en su universo particular, su guión repleto de momentos jocosos, hilarantes, y cínicos, un muy fresco relato que incide en los miedos y neurosis, siendo el centro la complicada relación madre-hijo, y es que quien no ha sido ridiculizado alguna vez en público por su progenitora? Una narración ágil, con diálogos ingeniosos, cuidados, penetrantes, ocurrentes, como esas sesiones con su psicoanalista, mezclándolo todo con la fantasía y surrealismo propio del Allen de Zelig. El realizador judío explora nuestras obsesiones, nuestros temores, nuestras relaciones materno-filiales, nuestra dependencia de la opinión de nuestros padres, nuestra castración platónica ante la alienación por parte de nuestros progenitores. Es el único que se surte del majestuoso escenario de Nueva York, con estampas memorables del skyline con la madre omnímoda sobre el cielo de la gran manzana, esto gracias a la maravillosa fotografía de Sven Nykvist (“Fanny y Alexander”). La tara es que en la mitad, cuando entra en acción la médium, la cinta baja, se estropea, baja el trepidante ritmo, la relación Kavner-Allen chirría, se pierde el humor, lo bueno es que en su tramo final vuelve a elevarse con ese mensaje (deprimente) de que muchos buscan en su pareja amorosa a su madre. La música como siempre en Allen es de índole clásica y jazzística, oyéndose temas como el “Sing, sing, sing” de Louis Prima, la versión de Liberace del “I’ll be seeing you”, el enervador “Nessun Dorma” de Giacomo Puccini con voz de Mario del Monaco, y el punzante “In a persian market” de Wilbur de Paris.
Woody Allen cumple con rol echo a su medida de neurótico, emitiendo el temor e inquietud. Mia Farrow está correcta, sin aportar mucho. Julie Kavner resulta un tanto histriónica. Mae Questel es lo mejor, extraordinaria en el rol de madre metomentodo, marujona hiriente y vivaracha, de una naturalidad asombrosa.
Momento recordable: Cuando Sheldon relata a su psicoanalista la visita vejatoria de su madre y su tía Ceil (Jessie Keosian), presentándose en su oficina durante reunión de trabajo con su jefe. Se oye el "Sing, Sing, Sing", el objetivo recoge a las ancianas al fondo del pasillo, se acercan con turbadora aparente inocencia, en realidad causando terror, cual tiburones sedientos de sangre (la de Sheldon), y llegan frente a él y su superior al que por supuesto avergüenzan con un comentario humillante, fenomenal.
Una desigual trilogía de cortos, al que es difícil puntuar en conjunto, el primero interesante, el segundo bazofia, y el tercero bueno. Fuerza y honor!!!
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“Edipo reprimido”: Un abogado de Nueva York, Sheldon Mills (Woody Allen) tiene problemas con su madre ultra crítica y protectora, Sadie Millstein (Mae Questel). Sheldon comienza a salir con Lisa (Mia Farrow), pero a su madre no le cae bien. En el relato tendrá importancia la médium Treva (Julie Kavner).
El mejor de los tres, con un Woody Allen en ebullición humorística, imaginación desbordante al servicio de penetrar con mordacidad en su universo particular, su guión repleto de momentos jocosos, hilarantes, y cínicos, un muy fresco relato que incide en los miedos y neurosis, siendo el centro la complicada relación madre-hijo, y es que quien no ha sido ridiculizado alguna vez en público por su progenitora? Una narración ágil, con diálogos ingeniosos, cuidados, penetrantes, ocurrentes, como esas sesiones con su psicoanalista, mezclándolo todo con la fantasía y surrealismo propio del Allen de Zelig. El realizador judío explora nuestras obsesiones, nuestros temores, nuestras relaciones materno-filiales, nuestra dependencia de la opinión de nuestros padres, nuestra castración platónica ante la alienación por parte de nuestros progenitores. Es el único que se surte del majestuoso escenario de Nueva York, con estampas memorables del skyline con la madre omnímoda sobre el cielo de la gran manzana, esto gracias a la maravillosa fotografía de Sven Nykvist (“Fanny y Alexander”). La tara es que en la mitad, cuando entra en acción la médium, la cinta baja, se estropea, baja el trepidante ritmo, la relación Kavner-Allen chirría, se pierde el humor, lo bueno es que en su tramo final vuelve a elevarse con ese mensaje (deprimente) de que muchos buscan en su pareja amorosa a su madre. La música como siempre en Allen es de índole clásica y jazzística, oyéndose temas como el “Sing, sing, sing” de Louis Prima, la versión de Liberace del “I’ll be seeing you”, el enervador “Nessun Dorma” de Giacomo Puccini con voz de Mario del Monaco, y el punzante “In a persian market” de Wilbur de Paris.
Woody Allen cumple con rol echo a su medida de neurótico, emitiendo el temor e inquietud. Mia Farrow está correcta, sin aportar mucho. Julie Kavner resulta un tanto histriónica. Mae Questel es lo mejor, extraordinaria en el rol de madre metomentodo, marujona hiriente y vivaracha, de una naturalidad asombrosa.
Momento recordable: Cuando Sheldon relata a su psicoanalista la visita vejatoria de su madre y su tía Ceil (Jessie Keosian), presentándose en su oficina durante reunión de trabajo con su jefe. Se oye el "Sing, Sing, Sing", el objetivo recoge a las ancianas al fondo del pasillo, se acercan con turbadora aparente inocencia, en realidad causando terror, cual tiburones sedientos de sangre (la de Sheldon), y llegan frente a él y su superior al que por supuesto avergüenzan con un comentario humillante, fenomenal.
Una desigual trilogía de cortos, al que es difícil puntuar en conjunto, el primero interesante, el segundo bazofia, y el tercero bueno. Fuerza y honor!!!