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Voto de TOM REGAN:
6
7,7
32.439
Cine negro. Drama. Romance. Thriller
Johnny Farrell (Glenn Ford), un aventurero que vive de hacer trampas en el juego, recala en Buenos Aires. Allí lo saca de un apuro Ballin Mundson, el propietario de un lujoso casino, que acaba haciendo de él su hombre de confianza. Un día, Mundson le presenta a su esposa Gilda. Su sorpresa no tiene límites: fue ella precisamente quien lo convirtió en lo que es: un ser cínico y amargado. (FILMAFFINITY)
18 de mayo de 2012
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
108/09(14/05/12) Mi particular homenaje a Rita Hayworth en el 25 aniversario de su muerte ha sido volver a ver su film más emblemático, ‘Gilda’, un icono cinematográfico y muy ingratamente por mi parte me he encontrado con una obra con un argumento caótico, unos personajes que reaccionan de modo aparatoso, no se entienden sus motivaciones, el desarrollo no se sostiene por parte alguna, lo curioso es que cada protagonista por si solo está bien dibujado, interpretado de lujo, con frases ingeniosas, pero al interrelacionarse se producen situaciones inverosímiles. La historia es hermana bastarda de la Obra Maestra ‘Casablanca’, un restaurante con casino, lo dirige un tipo con pasado oscuro, la casualidad lleva a su antigua amada al lugar pero ya casada, hay un policía simpático que hace buenas migas con el protagonista, y por supuesto hay una subtrama de nazis, pero todo cogido con pinzas. Johnny Farrell (buen Glenn Ford), un buscavidas estadounidense malvive del juego en Buenos Aires, una noche es salvado de un ladrón por Ballin Mundson (buen George Macready), este le recomienda vaya a jugar a un casino, una vez allí se entera que Mundson es el dueño, tras un altercado Farrell pasa a dirigirlo, tras un viaje Mundson aparece con una bella esposa, Gilda (gran Rita Hayworth), mujer que al parecer tuvo un tormentoso romance con Farrell, derivando esto en múltiples choques de celos-odios-amor y más sentimientos patológicos. El paso del tiempo ha maltratado esta obra, un melodrama turbador sobre una pareja que se procesa una enfermiza relación cuasi-masoquista, que posee un hilo narrativo con más agujeros que el Titanic, los comportamientos de los personajes son incomprensibles, nadie se cree que Mundson no se enteré que su mujer es ninfómana, un tipo tan listo y tan ciego para lo que pasa a su alrededor, sabe que Gilda ha tenido una relación con Farrell y sin embargo no le importa que pasen muchas noches juntos, no se entiende ese policía que no hace más revolotear alrededor del casino como una mosca cojonera, menudo pegote que es el tema referente al tungsteno, no hay por donde cogerlo, lo de que con esto será el dueño del mundo es de aurora boreal, resulta muy forzado e innecesario, como lo de meter nazis, concesión pueril y gratuita sinsentido, el escenario de Buenos Aires carece de motivación, podría haber sido en Acapulco o Tumbuctú, que para colmo todos en Argentina hablan inglés, como todo el mundo sabe, y como guinda su patético final, un auténtico despropósito, con todo esto no es de extrañar que el guión se hiciera sobre la marcha durante el rodaje, y se nota para mal. (Continua en spoiler sin spoilers)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Elementos buenos tiene, empezando por una acaparadora de la pantalla, una arrolladora Rita Hayworth, la cámara está enamorada de ella, la gran fotografía de Rudolph Maté (‘Ser o no ser’ o ‘La Dama de Shanghai’) enaltece el poderoso influjo de su sensualidad, ella marca a fuego la película, es lo que te hará recordarla, desde su sexy presentación, apareciendo con un perturbador movimiento de melena hacia atrás, pasando por sus números musicales, su espectacular canción y baile ‘Put the Blame on Mame’, embutida en un precioso vestido negro hace un erótico striptease de guantes, escena iconográfica del Séptimo Arte, que curiosamente no canta ella, al parecer Dios no le había dado el don de la canción, Glen Ford se compenetra muy bien con ella, manando entre los dos un tour de forcé de gran intensidad, teniendo su punto álgido en el famoso guantazo, George Macready da muy bien el rol de hombre flemático, de gran complejidad, cuasi-asexual, pero que irradia carisma, y maravilloso el gran secundario Steven Geray dando vida el filósofo Tio Pio, el hombre de los lavabos, siempre con la expresión adecuada, aunque horrendo en la escena final. Aunque la línea narrativa es un despropósito, el guión está sembrado de frases y diálogos brillantes, gloriosa la de de Gilda <Si fuese un rancho me llamaría Tierra de Nadie>, diálogos mordaces, cínicos, punzantes, hirientes, donde la ambigüedad sexual evidente sobresale, de aquí el soterrado romance entre Farrell y Ballin, las referencias al bastón-espada es claramente una alegoría fálica, lo de Ballin pidiéndole a Farrell que le enseñe a nadar, lo de Gilda diciéndole a Farrell que antes bailaba mejor, todo notorias reseñas sexuales. El conjunto es muy desigual, muchos elementos malos y otros tantos buenos, el seis que le doy es por el huracán Margarita Carmen Cansino. Fuerza y honor!!!