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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
6
Drama Ambientada en Virginia, en 1831, treinta años antes del estallido de la Guerra de Secesión y basada en sucesos reales, narra la historia de Nat Turner (Nate Parker), un instruido esclavo y predicador cuyo propietario Samuel Turner (Armie Hammer), que atraviesa por dificultades económicas, acepta una oferta para utilizar a Nat para someter a esclavos rebeldes. A medida que va siendo testigo de innumerables atrocidades -de las que son ... [+]
4 de junio de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
96/10(16/05/17) Este film que despierta en mi sensaciones contradictorias, tiene elementos destacables y elogiables, picos muy estimables, pero por otro lado posee recursos simplistas y maniqueos la hacen irregular, pretendiendo al final más de lo que consigue. Debut en la realización del actor Nate Parker (también protagoniza, produce y guioniza), siendo anhelo personal de este durante 7 años llevar al cine la vida real de Nate Turner, para lo que consiguió un presupuesto de 10 millones $ (los ha multiplicado en taquilla), sobre un esclavo afroamericano que lideró una rebelión de esclavos en el Condado de Southampton (Virginia) en 1831. Libreto escrito por el propio director junto a Jean McGianni Celestin inspirándose libremente (no siendo adaptación) en las memorias escritas por William Styron en 1967, “The Confessions of Nate Turner”, por las que obtuvo el premio Pullitzer en el 68), Styron refleja a Turner como un psicópata ególatra que se cree un iluminado, mientras Parker le da un lavado de imagen y lo presenta como un profeta e idealista político, visionario místico, táctico astuto y teórico; Turner, esclavo de una plantación, llamó la atención de sus amos por su facilidad para la lectura, fue uno de los primeros predicadores baptistas afroamericanos y acabó encabezando una breve y sangrienta rebelión contra los blancos. La aspiraciones grandilocuentes del primerizo realizador se denotan de entrada ya en su título, “The Birth of a Nation”, con el que a todo cinéfilo que se precie le vendrá a la mente la obra maestra de D.W. Griffith de 1916, que muestra el nacimiento del Ku Kux Klan como algo romántico y justo ante el “peligro” de los “pérfidos” negros, lo que se puede llamar un film racista y supremacista, Parker intenta su obra sea el reverso, los negros ante la opresión blanca rebelándose ante las injusticias, pero que el director pretenda su cinta quede adherida a este centenario e innovador clásico se antoja pomposo y chirriante, dentro de otro siglo la de 1916 seguirá siendo recordada, mientras la de Parker será un apunte a pie de página, obra hecha al rebufo de la corriente de hacer introspección de este periodo esclavista tan sangrante (“Django desencadenado”, “12 años de esclavitud”, o la serie “Raíces” 2016). Film hecho por su contundencia en la violencia y el salvajismo para agitar conciencias de modo superficial, mezcla esto de modo acertado con como la religión era manejada como arma para dominar y amansar a los esclavos, aunque esto en el caso de Turner se volvió en contra de sus amos al sentirse él un Elegido. En esto y algunos detalles más esta película tiene puntos en común con la filmografía de Mel Gibson, como el héroe de esta, Nate Turner, se asemeja mucho al William Wallace de “Braveheart”, por el modo en que se rebela (espoleta es la violación de la esposa de cada unos por los malos), también al protagonista de “Hacksaw Ridge”, por sentirse el Mesías, Moisés de su pueblo, y como no por el uso de la brutalidad gore para empujarnos maniqueamente a emocionarnos (la analogía entre el desollamiento a latigazos de Nate y los de Jesús en “Las Pasión de Cristo” es notoria).

Narración visual rebosante de energía, con momentos de lirismo estético, aunque haya tramos en sobrepasan la línea hacia lo gore, drama con ínfulas, bien presentado, subrayando su mensaje, con héroe que intentará ser el salvador de su gente frente los tiranos, para ello nos muestran su evolución personal en varias fases, bien llevada, desde cómo en su infancia es embestido como el Moisés de su pueblo, luego por sus dotes intelectuales se convierte en arma (como predicador baptista) para sostener la opresión del esclavismo, para después sentir una epifanía y reinterpretar las sagradas escrituras. Esto adornado por sub-tramas colaterales que huelen a ya vistas, poco aportan a la villanía atávica de los esclavistas racistas. Se erige en una oda a la libertad, a la lucha contra las injusticias, a la batalla contra el racismo, mezclado con el torticero uso de la religión como instrumento de sometimiento xenófobo. El realizador exhibe un mundo cerrado, el salvajismo y la violencia contra los negros está latente en todo momento, una maquinaría esclavista bien engrasada, con una guardia encargada de apresar a los que osan intentar huir de su yugo, exhiben como desde niños blancos y negros aprenden donde “debe” estar su lugar en el mundo (vemos a cámara lenta enfatizante a una niña blanca jugando con una niña negra tirando de ella con una cuerda a su cuello, cual perro), como se les intenta domar con la religión, para ello sibilinamente el predicador (para que cale más es un negro) les suelta homilías de que deben someterse a los blancos (discurso supremacista blanco), justificando su esclavitud en las escrituras santas, entrando en un terreno complejo sobre la perversa relación (en muchas ocasiones) entre cristianismo y capitalismo. Es en este punto donde crece y se hace potente la cinta, en cómo se les mete miedo a los negros esclavos con lo intangible del Dios vengativo, de cómo la religión se ha utilizado a lo largo de los siglos como elemento de opresión, el que no era de la raza del que profesaba determinada teología era un inferior y por tanto estaba destinado a servir al superior; Asimismo la reinterpretación que hace Nate Turner de la Biblia le autoerige en su endiosamiento en un Mesías con argumentos de revelaciones místicas, haciendo la analogía del pueblo esclavo negro el elegido por Dios, cual pueblo hebreo en el Egipto de Moisés y los Faraones.

Rasgo evidente en el sometimiento tiránico de estos blancos a los negros era la violencia sexual: Esther (Gabrielle Union), casada con el amigo de Nat, Hark (Colman Domingo), es obligada como esclava a tener relaciones sexuales con un amigo, exponiendo de este modo como los esclavos serian no solo para trabajar, también como juguete sexual del que s ciar su lujuria amoral;… (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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