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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
7
Comedia. Terror. Thriller. Intriga Julia (Carmen Maura), una mujer madura que trabaja en una agencia inmobiliaria, encuentra 300 millones escondidos en un piso. A continuación se traslada al apartamento de arriba y esconde el dinero, pero tiene que enfrentarse a la desquiciada comunidad de vecinos, encabezada por un administrador sin escrúpulos (Emilio Gutiérrez Caba), que hará todo lo posible para retenerla y quedarse con la fortuna. (FILMAFFINITY)
7 de septiembre de 2020
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
292/01(01/09/20) Muy entretenido film dirigido por el vasco Alex de la Iglesia, que cumple 20 años desde su estreno (29 Sep-2000), ácida deconstrucción de la Condición Humana cainita, apoyándose para ello en una comunidad de vecinos de apariencia convencional, epítome de todas las sociedades, que puestas ante el ‘Vellocino de Oro’ de la riqueza se vuelven animales carroñeros (reflejado de modo nada sutil en el documental sobre buitres e hienas que ven al inicio Maura y Bonilla). Guión del propio realizador junto a su colaborador habitual Jorge Guerricaecheverría, se propusieron realizar una película de terror ambientada en un solo decorado, tuvieron que sacar la acción por todo un edificio, escenario fue un antiguo inmueble céntrico de Madrid que iba a ser demolido y una vez restaurado se convirtió en perfecta casa del terror. Teniendo de buque insignia una sensacional protagonista en la titánica Carmen Maura (Goya a Mejor Actriz), a la que le acompañan toda una pléyade de excelentes actuaciones, como Jesús Bonilla en rol de patético perdedor, el Goya al secundario Emilio Gutiérrez Caba como el retorcido líder de la Comunidad (épico el monólogo que le suelta a la Maura), la nominada sin premio Terele Pávez en papel le va de lujo a su temperamental raza, tremendo Sancho Gracia borda su personaje, Eduardo Antuña como el apariencia ingenuo freak.

Una grácil mezcla de comedia, terror, drama, aventuras con ritmo increscendo muy bien llevado, te engancha en su vorágine de avaricia cual “El tesoro de Sierra Madre”. El director se nota influido por Hitchcock, ya remarcado desde los créditos iniciales de Juan Gatti, con reminiscencias a los que Saul Bass creo para “Vértigo” (1958), deja planos remanentes del orondo director inglés, el gusto por las alturas y retratar escenas en escenarios icónicos, o como la música de Roque Baños remite al suspense de Hitch. También bebe del Roman Polanski de “Rosemary’s baby” (1968) y “El quimérico inquilino” (1976), por lo del edificio de apartamentos donde habita el mal oculto tras un rostro encantador, en este caso ahondando en envidias, egoísmo, codicia, amargura, hipocresía, paranoia, y más miserias humanas. Asimismo, Alex riega con divertidos guiños pop la trama, siendo el mejor el del personaje encarnado por Eduardo Antuña siempre ataviado de Darth Vader, y con diálogos del rol “Star Wars” jocosos (lo de la escena masturbatoria, de una imaginación tremenda). Provoca con ello todo un conjunto de emociones entre intriga, risas y cautivarte con su acción.

De la Iglesia desarrolla el relato en creciente sentido de agobio y claustrofobia, con construcción de personajes me recuerda en cierta medida a los de “El show de Truman” (1998) en como tenían una cara en su escaparate, pero en su interior tenían otro carácter. El director nos hace partícipes de la asfixia que te aprisiona en este edificio corrompido hasta las entrañas, ello con un desengrasante humor negro del que te deja mueca turbadora, componiendo en su metraje escenas de enorme vigor, donde esta comunidad es vista como horda de cuasi-zombis, donde los diálogos resultan puntiagudos y con agriso dobles sentidos. Teniendo momentos potentes como esa Falsaria fiesta, la muerte segadora del ascensor, la tensión con la policía en las escaleras, la sensacional secuencia de la paliza de Emilio Gutiérrez Caba y Maura.

Pero, por lástima tiene, y es el gran lastre del director bilbaíno, son los tramos finales done lo excesivo llega a cuotas aberrantes, convirtiéndose en una caricatura grotesca propia de un comic todo le referente a la salida a los tejados de Madrid, se le va la pinza con saltos inverosímiles (lo de Terele Pávez es de traca), todo en pos del espectáculo pero sin saber medir se pasa tres pueblos y medio; Asimismo el argumento no soporta un mínimo análisis, con una cantidad de agujeros que ni el coche de Sonny Corleone (spoiler); Asimismo su epílogo me cruje más que el Titanic partiéndose en dos.

Carmen Maura está fabulosa como Julia, una optimista redomada que encuentra su isla del tesoro donde menos se lo espera, demuestra una tremenda expresividad, un gran lenguaje físico, un delicioso manejo de su mirada para proyectar sentimientos, sensacional interpretación; Emilio Gutiérrez Caba sublime destilando liderazgo, rabia, ira, atavismo, con ese sentido soliloquio sobre los sueños de la Comunidad o el modo intenso en que menciona el partido 'Sporting-Real Sociedad'; Eduardo Antuña es el gran descubrimiento como Charly, un ‘freak’ de Darth Vader voyerista con momentos tronchantes (En el rush final ante la Comunidad, "La princesa ha escapado, viva la república", y le saltan encima gritando "Que república, ni que república". El de la épica ‘Llegada de la fuerza” ya lo he comentado); Sancho Gracia como Castro, esta impresionante, impregnando de una cerril violencia latente a su papel; También dan un toique colorido y visceral intérpretes como Kity Manver, Paca Gabaldón, Manuel Tejada, Enrique Villen, María Asquerino o Eduardo Gómez; Llamativas son las apariciones de unos aun por explotar en el cine Antonio de la Rorre y Luis Tosar en roles cuasi-testimoniales.

Posee una estupenda puesta en escena empezando por el notable diseño de producción de José Luis Arrizabalaga (“Acción Mutante” o “Las brujas de Zugarramurdi”), creando un edifico laberíntico y opresivo; Esto realzado por la estupenda cinematografía de Kiko de la Rica (“Las brujas de Zugarramurdi” o “Blancanieves”), con tomas singulares con picados y contrapicados con sentido dramáticos, viniéndose arriba esta labor en el desproporcionado tramo final por el sky line madrileño; La música de Roque Baños (“En el corazón del mar” o “Risen”) dota de epidermis de intriga y misterio la historia, aumentando la intensidad.

Spoiler:

Resulta que a un vecino de la comunidad le toco el pleno de la quiniela de futbol, y en vez de ir a recoger el premio y meterlo en el banco, le traen el premio en metálico a su piso. Esto no tiene ni pies ni cabeza;
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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