231/02(03/10/17) Fallido film de aventuras realizado y escrito por James Gray, biopic basado en el best-seller homónimo de 2009 por David Grann, recreación de la vida y hazañas del explorador británico Percy Fawcett (1867-1925), hombre que se obsesionó con la búsqueda de El Dorado (intentó en varias ocasiones encontrarlo), la mítica ciudad perdida en la cuenca del Río Amazonas que supuestamente estaba hecha de oro y que él denominó Z, en sus viajes Percy encontró hallazgos de antiguas civilizaciones, lo que le hizo sospechar estaba cerca de su objetivo, el film se centra en tres de delas siete un expediciones de Fawcett a la selva tropical sudamericana entre 1906 y 1924, haciendo desvío al frente occidental de la Gran Guerra en el Somme en 1916. Producto visual atractivo, con una grácil ambientación, con localizaciones exóticas, relato que sobre el papel posee un tremendo potencial, un tipo inquieto que busca de modo obsesivo un lugar mítico en la selva amazónica, especie de sueño que parece dar sentido a su vida, por medio la mítica Royal Geographical Society, época romántica de grandes exploradores se aventuraban por lugares en que el hombre blanco jamás había osado plantar sus pies y alcanzar así la gloria, alumbrar de conocimiento la nueva era y ganar territorios y concesiones para el imperio británico cuyo desarrollo dependía también de su expansión. Pero todo esto se va diluyendo conforme avanza el relato, resultando decepcionante en su conjunto, pero falta épica y sobra superficialidad, falta emoción y sobran minutos, sobra redundancia (una reiteración cansina de viajes que no parecen ir a ningún lado) y falta fluidez narrativa, falta ritmo y sobra densidad letárgica, sobra arritmia y falta un clímax, sobra pretenciosidad y falta sustancia, faltan diálogos de calado y sobra blandenguería impostada, falta aventura y sobra mucho (pero mucho), faltan actores de carisma y sobran la pésima elección de casting (de casting, que no es que sean malos actores).

La fuerza motriz del relato es la obsesión, poniendo el foco en hacer un retrato de personalidad del protagonista y de las motivaciones, como son las ansias de tener su propio currículo de éxitos, si puede ser en Guerras será como explorador, esto hace que el arranque sea cautivador por las expectativas creadas, la presentación de un protagonista sediento de ser alguien, su viaje por el Amazonas por vez primera te atrapa por los efluvios a “El corazón de las tinieblas” de Joseph Conrad (con sus derivados en cine con “Apocalypse Now” y “Aguirre, la cólera de Dios”), con un río feroz, lugares inhóspitos, enfrentamientos con indígenas, animales salvajes, exploraciones inquietantes, pero cuando parece que lo bueno va a comenzar sentimos un coitus interruptus y la expedición vuelve a Inglaterra, y empieza la caída en picado en el desinterés que es la evolución de un relato anodina, con idas y venidas, con estancias en la Pérfida Albión entre intrigas prefabricadas insípidas con la Royal Geographical Society y la gélida relación de Percy con su esposa, de una asepsia doliente dejándola embarazada.

Prima es el desequilibrio, lo plano, se hace muy forzado que veamos la épica, pues todo resulta muy plano, monocorde, sin apenas sobresaltos, sin que nos sintamos empatizados por el protagonista, donde encima su obsesión por Z surge por combustión espontánea (encuentra en el suelo dela selva cerámica y se le enciende el interruptor de la obsesión enfermiza), de buenas a primeras, donde no hay una sola escena que recordar, donde no hay acción mínima de relieve (olvidables, ni siquiera la salva la carga durante la batalla del Somme y mucho menos los ataques de los aborígenes), donde te meten sin sentido alguno, de modo atropellado nos cuelan sin sentido alguno la Gran Guerra, todo resultan liso que nada te mueve a sentimiento alguno, te da igual lo que les pase a los personajes. Orgánicamente abrupta en el arco de desarrollo de los protagonistas, ejemplo epítome el del hijo de Percy, Jack, está en contra de su padre y de buenas a primeras se une a él, chirría. Con recursos que parece tendrán importancia y son meros apuntes a pie de página (el clasismo durante la caza del ciervo se deja de lado, toda la obsesión comienza con el trazado de un mapa y de esto no se habla más iniciada la primera incursión en la selva, la pantera, el tramo de la médium rusa que no tiene peso ninguno, la ceguera temporal, y por supuesto repetir una y otra vez viajes al amazonas,…), todo rutinario y sin alma, con elipsis temporales ramplonas que despistan y descolocan, provocando confusión, solo la salva que se han gastado dinero que luce en la atmosfera, pero en el contenido naufraga. 140 minutos en los que apenas pasa nada, y menos de relieve haciéndose largos, produciendo tedio, nada que desprenda epopeya, han contado una historia con jugo sin jugo. Gray intenta contar mucho como el sentido de la vida, el sentido del deber, el espíritu de sacrificio (de la familia, la esposa, los hijos, la vida cómoda…), la vocación encontrada, la amistad, la comunión entre la naturaleza y el hombre, la relación entre el hombre blanco y los aborígenes. Y encima lo bueno de los bellos paisajes amazónicos (de Colombia en realidad) fotografiados con deleite por el iraní Darius Khondji (“Delicatessen” o “Seven”), se vuelven cansinos por lo repetitivo, dejan de motivarte.

Charlie Hunnam está desubicado en el papel de Percy Fawcett, no sabe otorgarle el tono adecuado, no sabe modular la emocionalidad requerida, no se ve su pasión, idealismo, obsesión patológica, más bien parece que todo forma parte delo que lo que dicte el guión, no existe autenticidad en su relación con esposa e hijos; Tampoco suma Sienna Miller como la abnegada esposa de Percy, sele intenta dar algo de cuerpo, cuando en realidad queda inane; El único que aprovecha en algo su participación es Robert Pattison que con ese cambio de imagen daun rendimiento de buena químca con Hunnam, desplegando amistad.