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Voto de TOM REGAN:
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Thriller. Intriga
Un asesino de niñas tiene atemorizada a toda la ciudad de Berlín. La policía lo busca frenética y desesperadamente, deteniendo a cualquier persona mínimamente sospechosa. Por su parte, los jefes del hampa, furiosos por las redadas que están sufriendo por culpa del asesino, deciden buscarlo ellos mismos. (FILMAFFINITY)
4 de septiembre de 2013
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
131/13(22/07/13) El 11 de Mayo de 1931 se estrenó en Berlín el primer film sonoro de Fritz Lang, ‘M’, es considerado por él su mejor trabajo, es una Obra Maestra imperecedera por la que no pasa el tiempo, de una modernidad y mordacidad impresionante. Trata uno de los temas recurrentes del cineasta, la reacción de una masa ante un grave hecho, como esta se convierte en una bestia sin alma, adalid Lang de la justicia en contra de comportamientos vengativos, en su primer trabajo en USA, ‘Furia’, tocó un tema con muchos paralelismos. El argumento me los salto por falta de espacio.
Fritz lang y Thea Von Harbou, su segunda esposa, escribieron el espléndido guión, al parecer basándose libremente en un artículo periodístico de Egon Jacobson, sobre un pedófilo, Peter Kürten, que mató a varias niñas en Dusseldorf , nació en 1883 y comenzó su carrera criminal en 1899, estrangulaba, acuchillaba, violaba, bebía la sangre de sus víctimas, era pirómano, martilleaba cráneos, robaba, era un voyeur sádico que disfrutaba sexualmente (eyaculaba) con el dolor que infringía, el Dr. Karl Berg que lo atendió y estudió, dijo que era un tipo inteligente, astuto y frío. Kurtén admitió 79 asesinatos, aunque se sospecha que fueron más, fue condenado a 9 penas de muerte, siendo ejecutado en 1931, coincidiendo con el estreno del film, llegó tranquilo y sereno al patíbulo, antes de ser pasado por la guillotina pronunció estas escalofriantes palabras al verdugo <Cree usted que cuando me hayan cortado la cabeza, podré oír el sonido de mi sangre brotando del muñón? Si así fuera, sería el orgasmo supremo que superaría a todos los placeres>, sobrecogedor. He dicho antes al parecer por que algunas fuentes dicen que Lang desmintió que se fijaran en Kurtën, sin no en varios psicópatas que surgieron en Alemania en esta época, como Georg Karl Grossman o Fritz Haarmann, que se citan en la cinta.
Fritz Lang en los albores del cine sonoro lanzó una corrosiva y ácida crítica a la sociedad vengativa, arremete contra las ansias de la justicia sumaria, cinta que te hace reflexionar, sabe implantar en el espectador una tremenda ambigüedad, primero nos presenta los atroces crímenes del pedófilo, no fuera de campo, no veremos su rostro hasta el último tercio del metraje, mientras es una bestia sin rostro a la que hay que dar caza, el espectador está sediento de la sangre del salvaje, pero en un mordaz giro de acontecimientos Lang le da la vuelta a la tortilla y al dar cara al homicida vemos que es un enfermo, un demente, y con su estremecedor monólogo le da alma, nos pone en la tesitura de si hemos de lincharlo o tratarlo psicológicamente. Convirtiéndose la obra en un análisis profundo de la psique de un psicópata y sus motivaciones, yo por mi parte lo tengo claro, lo que le ocurrió al tipo en que se basa es lo justo la guillotina, ha matado 8 niñas y su muerte no compensará está perdida, pero es un animal con la rabia, sentiremos lástima por él, pero más por las niñas, eso sí, esto debe ser acometido por las leyes y la justicia vigente, las turbas sedientas de vendetta son un peligro mayor que su presa. Como decían en la magnífica <Incidente En Ox-Bow’ quien quebranta una ley las quebranta todas>.
Lang aborda por vez primera en el cine la temática de un asesino en serie, y además lo hace radiografiando su psicología, ahondando en sus incitaciones, no es una caricatura. También es precursor del recurso musical para definir a un personaje, el leit-motiv, término acuñado por Richard Wagner, en este caso para marcar a ‘M’ se utiliza el tema ‘En la gruta del rey de la montaña’, de Edvard Grieg, que silba al asesino con frecuencia. En realidad era Fritz Lang el que lo hacía por su facilidad para ello, Peter Lorre se quedaba sin aire al tararearla.
Está estructurada en tres partes, en el primero presentan el terror y pánico de la ciudad, en el segundo se da la búsqueda donde asistimos a los diferentes métodos de unos y otros para llegar a M, y en la tercera se produce el famoso juicio sumarísimo, donde se produce el momento álgido con el estremecedor monólogo de Peter Becker, unos minutos que son Antología del Séptimo Arte donde se pone el vello de punta con su alegato sobre su patología. El relato posee un ritmo fluido y vigoroso, con un increscendo dramático sofocante que te hará conmoverte ante la patética figura de Peter Lorre.
Hablar de ‘M’ es hablar de la descomunal interpretación del debutante actor húngaro Peter Lorre, consigue dar humanidad y alma a su monstruosa personalidad, espetándonos uno de los más absorbentes monólogos de la historia, hace que nos dé lástima y nos olvidemos que tras su ordinaria figura reside una rabiosa bestia, su dominio gestual para emocionarnos es sublime, su saltona mirada nos atraviesa se suma a su desencajada faz, una inquietante actuación que dejará una huella eterna en quien la vea.
Lang demuestra extraordinaria maestría con la asfixiante ambientación reflejando paranoia, miedo, pánico, la sinrazón de las masas, angustia, rabia, ello con un uso de la cámara prodigioso y con un exquisito manejo del fuera de campo y del leuit-motive, pionero en esto. Esta genialidad queda demostrada desde su magno inicio, como emplea elementos a los que les dota de vida para provocarnos una tremenda intensidad, una canción cantada por un coro de niñas jugando, una pelota que bota una niña, un siniestro silbido (‘En la Gruta del Rey de La Montaña’) , una lúgubre sombra (descomunal presentación del asesino), un reloj de cuco, un globo que se enreda en unos cables y la pelota rodando por un descampado, fascinante el manejo de los tiempos y del ritmo. 8 minutos descomunales en el uso de los elementos, el reloj de cuco, la escalera, el cartel, la sombra, la pelota, el silbido, la espalda de un hombre, el plato, el formidable manejo del fuera de campo y las elipsis para provocar terror, un ingenioso montaje paralelo que nos provoca tensión, desasosiego, zozobra. Antológicos 8 minutos. (continua en spoiler)
Fritz lang y Thea Von Harbou, su segunda esposa, escribieron el espléndido guión, al parecer basándose libremente en un artículo periodístico de Egon Jacobson, sobre un pedófilo, Peter Kürten, que mató a varias niñas en Dusseldorf , nació en 1883 y comenzó su carrera criminal en 1899, estrangulaba, acuchillaba, violaba, bebía la sangre de sus víctimas, era pirómano, martilleaba cráneos, robaba, era un voyeur sádico que disfrutaba sexualmente (eyaculaba) con el dolor que infringía, el Dr. Karl Berg que lo atendió y estudió, dijo que era un tipo inteligente, astuto y frío. Kurtén admitió 79 asesinatos, aunque se sospecha que fueron más, fue condenado a 9 penas de muerte, siendo ejecutado en 1931, coincidiendo con el estreno del film, llegó tranquilo y sereno al patíbulo, antes de ser pasado por la guillotina pronunció estas escalofriantes palabras al verdugo <Cree usted que cuando me hayan cortado la cabeza, podré oír el sonido de mi sangre brotando del muñón? Si así fuera, sería el orgasmo supremo que superaría a todos los placeres>, sobrecogedor. He dicho antes al parecer por que algunas fuentes dicen que Lang desmintió que se fijaran en Kurtën, sin no en varios psicópatas que surgieron en Alemania en esta época, como Georg Karl Grossman o Fritz Haarmann, que se citan en la cinta.
Fritz Lang en los albores del cine sonoro lanzó una corrosiva y ácida crítica a la sociedad vengativa, arremete contra las ansias de la justicia sumaria, cinta que te hace reflexionar, sabe implantar en el espectador una tremenda ambigüedad, primero nos presenta los atroces crímenes del pedófilo, no fuera de campo, no veremos su rostro hasta el último tercio del metraje, mientras es una bestia sin rostro a la que hay que dar caza, el espectador está sediento de la sangre del salvaje, pero en un mordaz giro de acontecimientos Lang le da la vuelta a la tortilla y al dar cara al homicida vemos que es un enfermo, un demente, y con su estremecedor monólogo le da alma, nos pone en la tesitura de si hemos de lincharlo o tratarlo psicológicamente. Convirtiéndose la obra en un análisis profundo de la psique de un psicópata y sus motivaciones, yo por mi parte lo tengo claro, lo que le ocurrió al tipo en que se basa es lo justo la guillotina, ha matado 8 niñas y su muerte no compensará está perdida, pero es un animal con la rabia, sentiremos lástima por él, pero más por las niñas, eso sí, esto debe ser acometido por las leyes y la justicia vigente, las turbas sedientas de vendetta son un peligro mayor que su presa. Como decían en la magnífica <Incidente En Ox-Bow’ quien quebranta una ley las quebranta todas>.
Lang aborda por vez primera en el cine la temática de un asesino en serie, y además lo hace radiografiando su psicología, ahondando en sus incitaciones, no es una caricatura. También es precursor del recurso musical para definir a un personaje, el leit-motiv, término acuñado por Richard Wagner, en este caso para marcar a ‘M’ se utiliza el tema ‘En la gruta del rey de la montaña’, de Edvard Grieg, que silba al asesino con frecuencia. En realidad era Fritz Lang el que lo hacía por su facilidad para ello, Peter Lorre se quedaba sin aire al tararearla.
Está estructurada en tres partes, en el primero presentan el terror y pánico de la ciudad, en el segundo se da la búsqueda donde asistimos a los diferentes métodos de unos y otros para llegar a M, y en la tercera se produce el famoso juicio sumarísimo, donde se produce el momento álgido con el estremecedor monólogo de Peter Becker, unos minutos que son Antología del Séptimo Arte donde se pone el vello de punta con su alegato sobre su patología. El relato posee un ritmo fluido y vigoroso, con un increscendo dramático sofocante que te hará conmoverte ante la patética figura de Peter Lorre.
Hablar de ‘M’ es hablar de la descomunal interpretación del debutante actor húngaro Peter Lorre, consigue dar humanidad y alma a su monstruosa personalidad, espetándonos uno de los más absorbentes monólogos de la historia, hace que nos dé lástima y nos olvidemos que tras su ordinaria figura reside una rabiosa bestia, su dominio gestual para emocionarnos es sublime, su saltona mirada nos atraviesa se suma a su desencajada faz, una inquietante actuación que dejará una huella eterna en quien la vea.
Lang demuestra extraordinaria maestría con la asfixiante ambientación reflejando paranoia, miedo, pánico, la sinrazón de las masas, angustia, rabia, ello con un uso de la cámara prodigioso y con un exquisito manejo del fuera de campo y del leuit-motive, pionero en esto. Esta genialidad queda demostrada desde su magno inicio, como emplea elementos a los que les dota de vida para provocarnos una tremenda intensidad, una canción cantada por un coro de niñas jugando, una pelota que bota una niña, un siniestro silbido (‘En la Gruta del Rey de La Montaña’) , una lúgubre sombra (descomunal presentación del asesino), un reloj de cuco, un globo que se enreda en unos cables y la pelota rodando por un descampado, fascinante el manejo de los tiempos y del ritmo. 8 minutos descomunales en el uso de los elementos, el reloj de cuco, la escalera, el cartel, la sombra, la pelota, el silbido, la espalda de un hombre, el plato, el formidable manejo del fuera de campo y las elipsis para provocar terror, un ingenioso montaje paralelo que nos provoca tensión, desasosiego, zozobra. Antológicos 8 minutos. (continua en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
La puesta en escena es de una brillantez excelsa, unos escenarios manejados como un actor más, gracias a la dirección artística de Emil Hasler (‘Las Aventuras Del Baron Muncchausen’) y Karl Vollbrecht (‘Metrópolis’), esto explotado de forma extraordinaria por Fritz Arno Wagner (‘Nosferatu’), el expresionismo alemán en ebullición, la luz, los claroscuros, las sombras, las tomas opresivas, prodigiosos travellings, planos cenitales, contrapicados, elegantes movimientos de cámara, ello en pos de transmitirnos la ansiedad, el hastío, el terror, la inquietud, crea una atmósfera densa, rebosante de humo, dotando a la acción emociones , esto ayudado por el gran montaje de Paul Falkenberg, rebosante de ritmo vibrante, con varios montajes paralelos impresionantes, el del inicio y el de los diferentes métodos de la mafia y de la policía, un ingenioso contraste de modos de actuar.
El film está plagado de escenas memorables, algunas ya las he mencionado, la primera aparición del rostro de M, lo vemos reflejado en un escaparate, dentro de un espejo rodeado de una cubertería de cuchillos que apunta a su cabeza y de pronto una niña se releja junto a él, se remueve de excitación, su rostro es un poema de la turbación que siente, luego está la persecución a M marcándole con tiza una M, está el intenso tramo en que la mafia lo busca en un edificio, de una tensión abrasante, y por supuesto su colosal final, una del las cumbres del Séptimo Arte.
Mucho se ha hablado de si el film ataca sutilmente al nazismo, que aún no ostentaba el poder, pero sus métodos ya se propagaban como una plaga maldita por el país. Los paralelismos con la situación de la nación son evidentes, y es que los criminales son más efectivos que la policía para hallar al criminal, por ello se ganan popularidad, se puede ver como que el radicalismo de los nazis arriba poco a poco a la cancillería por sus métodos extremos, se erige el populacho defensor de los oprimidos, se erigen en jueces y verdugos, se confieren el poder absoluto, Fritz Lang alertaba sobre la oscura nube que se cernía sobre aquello que veían fáciles soluciones a problemas difíciles. Incluso el jefe del Ring viste con abrigo de cuero negro, guantes negros y un bastón de mando, en clara alusión al vestuario nazi. Se dice que estuvo a punto de ser prohibido por los nazis por verse atacados por la historia, y por el previsto título ‘El Asesino Está Entre Nosotros’, Lang hubo de cambiarlo por ‘M’.
Spoiler:
La escena final del juicio popular a M es Antológica, de un poder conmovedor solo al alcance unos pocos elegidos, en un enorme sótano que refleja la bajada al Averno, allí un Jurado retorcido compuesto por delincuentes y presidido demagógicamente por un capo vestido cual nazi de las SS. Allí la bestia herida grita desesperado que lo suelten, un crescendo asfixiante, un Peter Lorre como Perter Becker desgarrador espeta un monólogo hiriente:
<Siempre, siempre vagabundo por las calles y siempre percibo que alguien me está siguiendo. Soy Yo! Mi propia sombra! Silenciosamente la oigo! Si! Me siento a veces como a la caza de sí mismo. Quiero escapar, escapar de mismo! Pero no puedo! No puedo huir de mi mismo. Debo obedecer a ese impulso. Y corro, corro! Calles interminables! Quiero parar! Quiero parar! Y conmigo vienen los fantasmas de las madres y las niñas. Nunca me dejan! Siempre están presentes! Siempre! Siempre! Siempre! Excepto cuando lo estoy haciendo, cuando yo… y luego no recuerdo nada. Entonces cuando estoy y leo lo que he hecho y leo y leo. Hice eso? Pero yo no puedo recordar nada! Y quien me va a creer? Quien sabe lo que pasa en mi interior? Como grito y sufro por dentro cuando tengo que hacerlo. No quiero hacerlo. Debo! No quiero! Debo hacerlo! Y entonces una voz me grita… NO PUEDO DEJAR DE OIRLA! SOCORRO! NO PUEDO! NO PUEDO! NO PUEDO! NO PUEDO!> (
Tenemos una Obra maestra del Cine, con un profundo calado y que hará pensar a los que la vean, no dejará indiferentes. Fuerza y honor!!!
El film está plagado de escenas memorables, algunas ya las he mencionado, la primera aparición del rostro de M, lo vemos reflejado en un escaparate, dentro de un espejo rodeado de una cubertería de cuchillos que apunta a su cabeza y de pronto una niña se releja junto a él, se remueve de excitación, su rostro es un poema de la turbación que siente, luego está la persecución a M marcándole con tiza una M, está el intenso tramo en que la mafia lo busca en un edificio, de una tensión abrasante, y por supuesto su colosal final, una del las cumbres del Séptimo Arte.
Mucho se ha hablado de si el film ataca sutilmente al nazismo, que aún no ostentaba el poder, pero sus métodos ya se propagaban como una plaga maldita por el país. Los paralelismos con la situación de la nación son evidentes, y es que los criminales son más efectivos que la policía para hallar al criminal, por ello se ganan popularidad, se puede ver como que el radicalismo de los nazis arriba poco a poco a la cancillería por sus métodos extremos, se erige el populacho defensor de los oprimidos, se erigen en jueces y verdugos, se confieren el poder absoluto, Fritz Lang alertaba sobre la oscura nube que se cernía sobre aquello que veían fáciles soluciones a problemas difíciles. Incluso el jefe del Ring viste con abrigo de cuero negro, guantes negros y un bastón de mando, en clara alusión al vestuario nazi. Se dice que estuvo a punto de ser prohibido por los nazis por verse atacados por la historia, y por el previsto título ‘El Asesino Está Entre Nosotros’, Lang hubo de cambiarlo por ‘M’.
Spoiler:
La escena final del juicio popular a M es Antológica, de un poder conmovedor solo al alcance unos pocos elegidos, en un enorme sótano que refleja la bajada al Averno, allí un Jurado retorcido compuesto por delincuentes y presidido demagógicamente por un capo vestido cual nazi de las SS. Allí la bestia herida grita desesperado que lo suelten, un crescendo asfixiante, un Peter Lorre como Perter Becker desgarrador espeta un monólogo hiriente:
<Siempre, siempre vagabundo por las calles y siempre percibo que alguien me está siguiendo. Soy Yo! Mi propia sombra! Silenciosamente la oigo! Si! Me siento a veces como a la caza de sí mismo. Quiero escapar, escapar de mismo! Pero no puedo! No puedo huir de mi mismo. Debo obedecer a ese impulso. Y corro, corro! Calles interminables! Quiero parar! Quiero parar! Y conmigo vienen los fantasmas de las madres y las niñas. Nunca me dejan! Siempre están presentes! Siempre! Siempre! Siempre! Excepto cuando lo estoy haciendo, cuando yo… y luego no recuerdo nada. Entonces cuando estoy y leo lo que he hecho y leo y leo. Hice eso? Pero yo no puedo recordar nada! Y quien me va a creer? Quien sabe lo que pasa en mi interior? Como grito y sufro por dentro cuando tengo que hacerlo. No quiero hacerlo. Debo! No quiero! Debo hacerlo! Y entonces una voz me grita… NO PUEDO DEJAR DE OIRLA! SOCORRO! NO PUEDO! NO PUEDO! NO PUEDO! NO PUEDO!> (
Tenemos una Obra maestra del Cine, con un profundo calado y que hará pensar a los que la vean, no dejará indiferentes. Fuerza y honor!!!