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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
8
Thriller. Drama Cuando la joven y querida princesa Susannah es raptada, el primer ministro Michael Callow se enfrenta a una difícil y delicada situación. Para ponerla en libertad, el secuestrador exige que el primer ministro tenga relaciones sexuales con un cerdo y sea retransmitido en directo... Primero de los episodios independientes de "Black Mirror", serie creada por Charlie Booker, antiguo crítico televisivo de "The Guardian" y artífice de "Dead Set" (2008). (FILMAFFINITY) [+]
6 de agosto de 2013
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
56/20(31/03/13) El creador de la atractiva ‘Dead Set’, el británico Charlie Brooker, ofrece con esta mini serie una brutal crítica a nuestra sociedad, lo hace con irreverencia, con sátira, con cinismo, con humor, con drama, arremete contra el mal uso que se le dan a las nuevas tecnologías, de cómo el ser humano termina por pervertirlas. Lo hace con 3 capítulos autoconclusivos de apenas cuarenta y pocos minutos rebosantes de ingenio, con temáticas diferentes, con actores distintos, pero todos ellos con una tremenda frescura y originalidad, además se les da una ambientación de pantalla de cine. Este es la primera y malsana entrega.
La Princesa Sussanah de Inglaterra ha sido secuestrada, el raptor exige a cambio de soltarla una indecente contraprestación, que el primer Ministro Británico, Michael Callow (buen Rory Kinnear), realice el acto sexual con una cerda en directo para todas las televisiones y en prime time, por supuesto en una sola toma y con todos los condicionantes para que no haya trucos. Esto con el objetivo de demostrar la decadencia moral de nuestra sociedad a través del morbo de las gentes por ver este acto de zoofilia. A partir de aquí las redes sociales se inundan de opiniones de todo tipo.
Este primer episodio escrito por Brooker es toda una declaración de intenciones, es un juego de espejos en que se critica el gusto por el morbo, nadie pasa ante un accidente ya controlado de tráfico sin detenerse a ver si hay heridos o muertos, aquí Brooker nos manipula a su antojo, se ríe de nosotros con una mordaz inteligencia, nos atrapa desde su rompedor inicio, gracias a su fascinante punto de arranque, con la pregunta que nos sobrevuela todo el tiempo, será capaz el Primer Ministro de fornicar con una marrana? Y si se llega a este punto, Brooker lo mostrará en pantalla? Y si lo muestra, lo observaré o apartaré la mirada de la pantalla? O que debería hacer el Primer Ministro? Se alejaría el público real de lo que se expone en el film? Brooker nos propone un trepidante thriller, una carrera contrarreloj vibrante, en el que el crescendo dramático es poderoso y muy bien manejado, nos muestra nuestras miserias, nos escupe en la cara nuestra podredumbre moral y solo podemos darle la razón, nuestras ansias de voyeurismo son patológicas, nos gusta disfrutar con las humillaciones ajenas, con el dolor de otro, si no que se lo digan a los que exhiben a gente llorando en los realitys, saben que son picos de audiencia, sobre todo si este dolor lo vemos a través de un cristal que nos separa nos solo física si no emocionalmente de lo que observamos con una mueca agria, pero no podemos dejar de ver. El film combina con gran perspicacia el género dramático con un sibilino humor macabro. Brooker pone el ventilador en marcha y no deja títere con cabeza atacando todas las instituciones, la política, la monarquía, la clase media, los medios de comunicación, las redes sociales, convirtiéndose en un hiriente dardo en formato fábula distópica. Brooker nos taladra con una flecha directa a nuestra conciencia
El director Otto Bathurst imprime un ritmo frenético creándote la sensación de que estas viviendo el acontecimiento en directo, te bombardean desde todos los ámbitos para exponerte el mosaico de ideas, para llegar a su clímax final con gran fuerza perturbadora (spoiler). Son 44 minutos de una intensidad y poder hiriente raras veces alcanzadas en la tele. A lo que suma su puesta en escena digna de una película de cine, con una estimable fotografía de Jake Polonsky (’Senna’ o ‘Dr. Who’), un vigoroso montaje de Chris Barwell (‘Wallander’ o ‘Shameless’), que nos consigue atrapar en la inquietante e intrigante idea.
Cojea por la parte del protagonista Rory Kinnear me resulta sobreactuado, histriónico, pasado de vueltas, es antipático, no me creo que pudieran votarle, está muy acelerado, me cuesta sentir emociones con él, es un lunar por donde la historia tropieza, quizás si hubieran puesto a alguien con carisma y luego lo hubieran destrozado me habría estremecido, su actuación me aleja.
En conjunto me queda una notable cinta de las que recordaras por siempre por lo bien hecha que está, y por la reflexión que abre que pone contra el paredón nuestros principios éticos. Fuerza y honor!!!
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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