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Voto de TOM REGAN:
10
7,5
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Animación. Aventuras. Drama
Un viejo marinero está pasando una mala racha porque hace 84 días que no captura ningún pez. Todos los habitantes del pueblo, excepto un niño, se burlan de él. Sin embargo, llega un día en que cambia su mala suerte. Multipremiado cortometraje animado, ganador de 11 premios internacionales, incluyendo el Óscar. Adaptación de la novela homónima de Ernest Hemingway, fue la primera película de animación estrenada en cines IMAX. (FILMAFFINITY) [+]
12 de junio de 2023
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162/14(12/06/23) Doy gracias al Dios del Cine por que con todo lo que he visto en una pantalla aun me siga sorprendiendo, aún pueda haber momentos como la visión de este corto del animador ruso Aleksandr Petrov que me produzcan sensaciones cercanas al Síndrome de Stendhal, y eso que desgraciadamente no lo he visto en pantalla de cine (fue además el primer cortometraje animado que se estrenó en formato MAX). Es una fascinante traslación del clásico literario (puede que el más famoso) homónimo de 1952 (un año después el novelista ganó el Pulitzer y el Nobel de Literatura) del estadounidense Ernest Hemingway, sintetizada maravillosamente en un crepuscular corto de 20 minutos, mantenido todo el espíritu y el mensaje universal del relato, nuestra finitud, nuestro ocaso, el peso lapidario del tiempo, la dureza del trabajo, los recuerdos de lo que fuimos, la (necesaria) veneración de los jóvenes por los ancianos, o la lucha del Hombre vs Naturaleza, reflejada en el pescador frente al marlín/tiburones/mar.
Antológico metraje hace el espectador se sumerja en estaos mágicos lienzos, que son pinturas en movimiento cuasi místicas en la forma en que te magnetizan, te hipnotizan la belleza de sus trazaos, especie de cruce entre Rembrandt y Van Goch. Animado sobre vidrio sin pinceles, con sus propios dedos (como se ve durante los créditos finales), Petrov daba sentido a este modo de dibujar/pintar diciendo: “Es el camino más cercano al corazón de la caricatura”. Técnica utiliza pinturas al óleo en colores pastel de secado lento sobre láminas de vidrio, siendo una labor que se hizo con tanto mimo que duró dos años y medio en terminarse (se realizó en Montreal, siendo financiado por capital canadiense, ruso y japonés), componiéndose de más de 29,000 pinturas, proyectando en cada escena una impresión esplendida de beldad epicúrea, me siento desbordado, arrollado por la magnitud del cariño con que está realizado. Una imaginación sublime que te hace no parpadear, con momentos absolutamente Homéricos. Mezclando realidad y ensoñación de modo asombroso.
Comienza con los recuerdos de juventud del protagonista Santiago, lo vemos subiendo sobre mástiles de un barco, imaginándose en África entre elefantes y leones, él se ve reflejado en el Rey de la Selva, y lo vemos despertarse anciano (la viva imagen de Ernst Hemingway) tumbado sobre una hamaca. Mediante a una charla con el niño Manolín que lo idolatra, nos enteramos el protagonista Santiago es un pescador sin suerte que lleva 84 días sin pescar nada. A Manolín le han prohibido los padres salir en el bote de Santiago por su infortunio, visto como una enfermedad contagiosa, brillante alegoría del rechazo a la tercera edad. Santiago dice al muchacho que a la mañana siguiente se adentrará mar adentro, Manolín desea ir con él, pero el veterano pescador se niega, y antes de amanecer baja a la playa iluminado como otras decenas de pescadores iluminados por lámparas en una hermosa escena, se adentra con el esquife en el mar aun de noche impulsado únicamente por sus brazos que mueven los remos, con la primera luz en el horizonte. Las imágenes nos lo hacen una mota en medio del infinito mar. Tiene suerte y pesca un marlín, y decide arriesgarlo, cual apuesta en un casino, y lo pone de anzuelo para poder conseguir una pieza mayor, y un pez tira del hilo, parece ser enorme por la fuerza y peso, es imposible que Santiago lo saque a flote, y el animal termina tirando del bote, pasando indefinidos días con el anciano siendo llevado sin destino por la presa, quedando exhausto Santiago, el marlín salta fuera del agua intentando soltarse, en una escena épica extraordinaria, y vemos lo enorme que es. Tenemos imágenes evocadoramente sibaritas del mar, los cielos el reflejo del sol en las aguas, con tomas que se elevan sobre las nubes, dando la dimensión trascendente del duelo minimalista que se da en ese lugar insignificante entre dos insignificantes seres’. Santiago en su cansancio recuerda un jubiloso acontecimiento de su de juventud (la aspiración de todo el que ya la ha pasado, volver a ella que se nos escapó sin avisar), y recuerda como ganó un legendario duelo de pulsos en una taberna portuaria de Casablanca a un fortachón negro que duraron todo un día (desde la mañana de un domingo a la mañana del lunes cuenta; uno de lso que hace de jueces al aprecer es un homenaje a Spencer Tracya que dio vida a Santiago en el film de Sturges en 1958)), siendo esto una alegoría del aguante de Santiago.
El pescador diserta sobre los paralelismos entre el marlín y él mismo, de cómo al final todo es la lucha por la supervivencia, él necesita al marlín para sobrevivir, para volver a reivindicarse, quizás para sentirse joven, y el marlín necesita escapar para vivir, es el respeto por lo que nos ofrece la naturaleza. Ello en medio de imágenes nocturnas en contornos sombreados azulados subyugantes, hundiéndose en las aguas, para crear una secuencia fenomenal en que un Santiago de joven bucea con el marlín, y terminamos sobre el cielo entre rayas y delfines, epicúreo (ya se que me repito, pero es que se me acaban los adjetivos loadores). Esto previo a la batalla final. Pero este duelo, no será el final del viaje, aterradoramente turbadoras son las imágenes desde el fondo del mar en plano nadir de decenas de tiburones rodeando el pequeño esquife en busca de carnaza, es el reflejo de la impotencia humana contra el destino de perdedor. Todo embestido de una nostalgia y melancolía que te cala, ayudado por una enervadora música que se funde de forma prodigiosa con los fotogramas. Hasta terminar con un final de los que cala emocionalmente por lo que has empatizado con este hombre, ello gracias sobre todo al apoteósico diseño y poderío narrativo del que hace gala el director Petrov.
Antológico metraje hace el espectador se sumerja en estaos mágicos lienzos, que son pinturas en movimiento cuasi místicas en la forma en que te magnetizan, te hipnotizan la belleza de sus trazaos, especie de cruce entre Rembrandt y Van Goch. Animado sobre vidrio sin pinceles, con sus propios dedos (como se ve durante los créditos finales), Petrov daba sentido a este modo de dibujar/pintar diciendo: “Es el camino más cercano al corazón de la caricatura”. Técnica utiliza pinturas al óleo en colores pastel de secado lento sobre láminas de vidrio, siendo una labor que se hizo con tanto mimo que duró dos años y medio en terminarse (se realizó en Montreal, siendo financiado por capital canadiense, ruso y japonés), componiéndose de más de 29,000 pinturas, proyectando en cada escena una impresión esplendida de beldad epicúrea, me siento desbordado, arrollado por la magnitud del cariño con que está realizado. Una imaginación sublime que te hace no parpadear, con momentos absolutamente Homéricos. Mezclando realidad y ensoñación de modo asombroso.
Comienza con los recuerdos de juventud del protagonista Santiago, lo vemos subiendo sobre mástiles de un barco, imaginándose en África entre elefantes y leones, él se ve reflejado en el Rey de la Selva, y lo vemos despertarse anciano (la viva imagen de Ernst Hemingway) tumbado sobre una hamaca. Mediante a una charla con el niño Manolín que lo idolatra, nos enteramos el protagonista Santiago es un pescador sin suerte que lleva 84 días sin pescar nada. A Manolín le han prohibido los padres salir en el bote de Santiago por su infortunio, visto como una enfermedad contagiosa, brillante alegoría del rechazo a la tercera edad. Santiago dice al muchacho que a la mañana siguiente se adentrará mar adentro, Manolín desea ir con él, pero el veterano pescador se niega, y antes de amanecer baja a la playa iluminado como otras decenas de pescadores iluminados por lámparas en una hermosa escena, se adentra con el esquife en el mar aun de noche impulsado únicamente por sus brazos que mueven los remos, con la primera luz en el horizonte. Las imágenes nos lo hacen una mota en medio del infinito mar. Tiene suerte y pesca un marlín, y decide arriesgarlo, cual apuesta en un casino, y lo pone de anzuelo para poder conseguir una pieza mayor, y un pez tira del hilo, parece ser enorme por la fuerza y peso, es imposible que Santiago lo saque a flote, y el animal termina tirando del bote, pasando indefinidos días con el anciano siendo llevado sin destino por la presa, quedando exhausto Santiago, el marlín salta fuera del agua intentando soltarse, en una escena épica extraordinaria, y vemos lo enorme que es. Tenemos imágenes evocadoramente sibaritas del mar, los cielos el reflejo del sol en las aguas, con tomas que se elevan sobre las nubes, dando la dimensión trascendente del duelo minimalista que se da en ese lugar insignificante entre dos insignificantes seres’. Santiago en su cansancio recuerda un jubiloso acontecimiento de su de juventud (la aspiración de todo el que ya la ha pasado, volver a ella que se nos escapó sin avisar), y recuerda como ganó un legendario duelo de pulsos en una taberna portuaria de Casablanca a un fortachón negro que duraron todo un día (desde la mañana de un domingo a la mañana del lunes cuenta; uno de lso que hace de jueces al aprecer es un homenaje a Spencer Tracya que dio vida a Santiago en el film de Sturges en 1958)), siendo esto una alegoría del aguante de Santiago.
El pescador diserta sobre los paralelismos entre el marlín y él mismo, de cómo al final todo es la lucha por la supervivencia, él necesita al marlín para sobrevivir, para volver a reivindicarse, quizás para sentirse joven, y el marlín necesita escapar para vivir, es el respeto por lo que nos ofrece la naturaleza. Ello en medio de imágenes nocturnas en contornos sombreados azulados subyugantes, hundiéndose en las aguas, para crear una secuencia fenomenal en que un Santiago de joven bucea con el marlín, y terminamos sobre el cielo entre rayas y delfines, epicúreo (ya se que me repito, pero es que se me acaban los adjetivos loadores). Esto previo a la batalla final. Pero este duelo, no será el final del viaje, aterradoramente turbadoras son las imágenes desde el fondo del mar en plano nadir de decenas de tiburones rodeando el pequeño esquife en busca de carnaza, es el reflejo de la impotencia humana contra el destino de perdedor. Todo embestido de una nostalgia y melancolía que te cala, ayudado por una enervadora música que se funde de forma prodigiosa con los fotogramas. Hasta terminar con un final de los que cala emocionalmente por lo que has empatizado con este hombre, ello gracias sobre todo al apoteósico diseño y poderío narrativo del que hace gala el director Petrov.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Rush final: ‘Con cada círculo, Santiago intenta acercar al marlín un poco más. Mientras el pez nada debajo del bote, Santiago logra apuñalar al marlín con un arpón, poniendo así fin a la larga batalla. Santiago ata el marlin a su esquife y se dirige a casa, triunfante. Sin embargo, al poco tiempo, los tiburones se sienten atraídos por el rastro de sangre que deja el marlín en el agua. Santiago mata a uno con su arpón, perdiendo esa arma en el proceso. Hace un nuevo arpón atando su cuchillo al extremo de un remo para ayudar a protegerse de la siguiente línea de tiburones y logra matar algunos más. Pronto, sin embargo, los tiburones han devorado todo el cadáver del marlin, dejando solo su esqueleto. El anciano se castiga a sí mismo por sacrificar el marlín. A la mañana siguiente, un grupo de pescadores se reúne en torno a la barca donde aún está adherido el esqueleto del pez. Manolín, preocupado por el esfuerzo del anciano, le trae comida y bebida y encuentra al anciano acostado en su cabaña. Cuando se despierta, le dice que tenían barcos buscándolo y que sus padres le permitieron pescar juntos una vez más.’
La imagen del esquife en la playa con el gran marlín solo en la raspa y la cabeza es toda una alegoría del queiro y no puedo, de lo cerca que estuvo de alcanzar la meta. Ver a Santiago tendido sobre su camastro, derrotado y como Manolín intenta animarlo es trémulo.
‘El trabajo en la película comenzó en marzo de 1997. Aleksandr Petrov y su hijo Dmitri Petrov (quien ayudó a su padre) tardaron hasta abril de 1999 en pintar cada uno de los más de 29 000 fotogramas. La técnica de la película, pinturas al óleo en colores pastel sobre vidrio, es dominada por solo un puñado de animadores en el mundo. Petrov usó las yemas de sus dedos además de varios pinceles para pintar en diferentes láminas de vidrio colocadas en múltiples niveles, cada uno cubierto con pinturas al óleo de secado lento. Después de fotografiar cada cuadro pintado en las láminas de vidrio, que era cuatro veces más grande que el lienzo habitual de tamaño A4, tuvo que modificar ligeramente la pintura para el siguiente cuadro y así sucesivamente. Para la filmación de los fotogramas se construyó un sistema de cámara de control de movimiento especialmente adaptado, probablemente el soporte de animación computarizado más preciso jamás construido. En este se montó una cámara IMAX y luego se conectó una cámara de asistencia de video a la cámara IMAX. El estilo de la película es análogo al utilizado en otras películas de Petrov y puede caracterizarse como un tipo de realismo romántico. Las personas, los animales y los paisajes están pintados y animados de una manera muy realista, pero hay secciones en las que Petrov intenta mostrar visualmente los pensamientos y sueños internos de un personaje. Por ejemplo, la película contiene una escena en la que el pescador sueña que su yo más joven y el marlín son hermanos nadando por el mar y el cielo.’
Todo un Hito de Obra maestra a reivindicar. Gloria Ucrania!!!
PD. Ganó el Oscar al Mejor Cortometraje de Animación; Me pongo a escudriñar en la filmografía de Petrov de que ya!
PD 2. Nunca se alude en el libro específicamente a su nacionalidad, Hemingway deja suficientes pistas para deducir que el protagonista es un canario emigrado a Cuba en su juventud (por ejemplo, al hablar de sus recuerdos de la costa africana). Como español, extranjero en Cuba y de ojos azules, su hazaña como pescador sirve como una forma de integrarse en la nueva comunidad. Muchos críticos mantienen que Gregorio Fuentes, un hombre de ojos azules que nació en Lanzarote, fue modelo para Santiago. Fuentes trabajó como marinero por primera vez a los diez años en barcos que llegaban a puertos africanos. Emigró a Cuba a los 22 años de edad y tras 82 años de residencia en Cuba, intentó recuperar su ciudadanía española en 2001.
La imagen del esquife en la playa con el gran marlín solo en la raspa y la cabeza es toda una alegoría del queiro y no puedo, de lo cerca que estuvo de alcanzar la meta. Ver a Santiago tendido sobre su camastro, derrotado y como Manolín intenta animarlo es trémulo.
‘El trabajo en la película comenzó en marzo de 1997. Aleksandr Petrov y su hijo Dmitri Petrov (quien ayudó a su padre) tardaron hasta abril de 1999 en pintar cada uno de los más de 29 000 fotogramas. La técnica de la película, pinturas al óleo en colores pastel sobre vidrio, es dominada por solo un puñado de animadores en el mundo. Petrov usó las yemas de sus dedos además de varios pinceles para pintar en diferentes láminas de vidrio colocadas en múltiples niveles, cada uno cubierto con pinturas al óleo de secado lento. Después de fotografiar cada cuadro pintado en las láminas de vidrio, que era cuatro veces más grande que el lienzo habitual de tamaño A4, tuvo que modificar ligeramente la pintura para el siguiente cuadro y así sucesivamente. Para la filmación de los fotogramas se construyó un sistema de cámara de control de movimiento especialmente adaptado, probablemente el soporte de animación computarizado más preciso jamás construido. En este se montó una cámara IMAX y luego se conectó una cámara de asistencia de video a la cámara IMAX. El estilo de la película es análogo al utilizado en otras películas de Petrov y puede caracterizarse como un tipo de realismo romántico. Las personas, los animales y los paisajes están pintados y animados de una manera muy realista, pero hay secciones en las que Petrov intenta mostrar visualmente los pensamientos y sueños internos de un personaje. Por ejemplo, la película contiene una escena en la que el pescador sueña que su yo más joven y el marlín son hermanos nadando por el mar y el cielo.’
Todo un Hito de Obra maestra a reivindicar. Gloria Ucrania!!!
PD. Ganó el Oscar al Mejor Cortometraje de Animación; Me pongo a escudriñar en la filmografía de Petrov de que ya!
PD 2. Nunca se alude en el libro específicamente a su nacionalidad, Hemingway deja suficientes pistas para deducir que el protagonista es un canario emigrado a Cuba en su juventud (por ejemplo, al hablar de sus recuerdos de la costa africana). Como español, extranjero en Cuba y de ojos azules, su hazaña como pescador sirve como una forma de integrarse en la nueva comunidad. Muchos críticos mantienen que Gregorio Fuentes, un hombre de ojos azules que nació en Lanzarote, fue modelo para Santiago. Fuentes trabajó como marinero por primera vez a los diez años en barcos que llegaban a puertos africanos. Emigró a Cuba a los 22 años de edad y tras 82 años de residencia en Cuba, intentó recuperar su ciudadanía española en 2001.