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Voto de TOM REGAN:
8
7,4
29.599
Drama
Frank Slade (Al Pacino) es un malhumorado Coronel en la reserva del ejército norteamericano, retirado pues sufre de ceguera. Durante el fin de semana de Acción de Gracias el joven estudiante Charlie Simms (Chris O'Donnell), contratado por la familia de Slade, se queda en su casa para servirle de lazarillo y procurar que no beba mucho. Pero Frank tiene otros planes: irse a la gran ciudad de Nueva York... Remake de "Profumo di donna" ... [+]
11 de enero de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
265/33(30/12/16-29/04/24) Vibrante cinta del irregular Martin Brest, obra que atomiza con su Colosal interpretación un carismático Al Pacino en un rol en que destila un aura regia absorbente, por el que ganó un Oscar que se le resistia durante décadas. El notable guión de Bo Goldman (“Alguien voló sobre el nido del cuco” o “City Hall”) es una adaptación libre de la novela “Il buio e il Miele ”, del transalpino Giovanni Arpino (“Bocaccio `70” o “Alma perdida”), a su vez ya llevada al cine por Dino Risi con el título “Profumo di donna” (1974), siendo una ácida reflexión sobre la veteranía frente a la inexperiencia, de la frustración existencial frente a las ansias de superación, ello en el marco de una buddy movie, personas antagónicas que irán forjando una amistad que se irá fortaleciendo gradualmente, aunque previsible, lo que la hace destacable es el modo de desarrollarla, la forma de retratar psicológicamente sus contrapuestas personalidades, entrando a conocer con mucha empatía sus ilusiones y desilusiones, sus anhelos, sus esperanzas y miedos, con su choque generacional, o el maravilloso despliegue de escenas para recordar, y sobre todo un Titánico Al Pacino. Fue la cinta nominada además de al actor principal a Mejor Director ,Mejor Película y Mejor Guión Adaptado.
Charlie Simms (Chris O'Donnell) es estudiante becado en la exclusiva escuela preparatoria Baird de Nueva Inglaterra. Para pagarse el vuelo a Oregon para pasar la Navidad con su familia, Charlie acepta un trabajo temporal durante Acción de Gracias, un fin de semana cuidando al retirado Ranger del Ejército Teniente Coronel Frank Slade (Al Pacino), un alcohólico cascarrabias, ciego por un accidente en el ejército. Charlie y George Willis, Jr. (Philip Seymour Hoffmann), otro estudiante de la escuela, son testigos de cómo tres estudiantes preparan una broma pesada contra el director de la escuela, Sr. Trask (James Rebhorn). Después de la broma, Trask presiona Charlie y George para den los nombres de los culpables.
El film a pesar de su extensa duración, dos horas y media, resulta muy entretenida, con un ritmo fluido, gracias a sus diálogos que se mueven entre lo ingenioso, lo mordaz, lo agrio, lo sarcástico, y lo profundo, con situaciones que orgánicamente penetran en el espectador, con personajes excelentemente delineados, no solo la extraordinaria pareja protagonista, sino también los secundarios, que en pocos trazos quedan descritos de modo enérgico, manteniendo una exquisita armonía entre el drama y la comedia, todo sin tener que recurrir a sentimentalismos baratos, sin recursos simplistas adherentes a los ciegos, sin maniqueos artificios entrará la complicada adaptación de los minusválidos (en este caso un invidente), que lo son sobrevenidos (en este caso por accidente), de cómo sin ayuda se pueden hundir y sentirse que sobran, y con ello desear no continuar. Su vibrante relato es una odisea de un fin de semana, historia emocionante que servirá para que los dos protagonistas evoluciones, para sea un viaje iniciático ante lo que le espera en este duro y depredador mundo, para el otro se convertirá en una punzante epopeya donde se darán cita la desilusión, la rabia, la frustración, el pesimismo, el nihilismo, ello siempre cual funambulista intentando mantener el equilibrio con dignidad orgulloso, teniendo como mayor rival su carácter indómito, su energía furibunda, los dos son en realidad unos solitarios, unos incomprendidos que hallaran el uno en el otro su complemento para seguir (o no). Ello ira discurriendo de modo que los picos de interés serna constantes, donde los sentimientos serán desafiados, con cumbres conmovedoras.
Destacable es el modo en que arremete contra “los niños de papa”, esos mimados que estudian en instituciones vip decadentes, retratándolos como consentidos, liantes, hedonistas, aprovechados, desleales, engreídos, y de cómo estas escuelas retroalimentan esto, promoviendo el egoísmo, la codicia, el arribismo, el sálvese quien pueda, y si es pisando al de al lado, mejor, donde la integridad y los principios morales son torcidos hasta romperse. Todo esto es denunciado por Frank Slade en uno de los discursos más emocionantes que se han escuchado en una película, poniéndolos de vuelta y media, dejando en cueros las miserias con que surten ideológicamente a los “líderes del mañana” (como dice el director Trask).
La cinta tiene algunas taras que la impiden volar más alto, me refiero a que en su tramo final chirrían un poco el modo de resolverse algunas situaciones, cayendo en terrenos acomodaticios y previsibles, haciendo que algunos hechos queden incongruentes con las personalidades descritas (spoiler).
Al Pacino es un Coloso de la actuación en una de las mejores interpretaciones de su prodigiosa filmografía, su carisma, fuerte personalidad, majestuosidad, un halo recorre su figura con el que parece flotar por la pantalla, cada frase que dice encandila, sugestiona, irradia un volcán en permanente ebullición, ya desde su fascinante presentación bebiendo en la penumbra y escuchando música, y de cómo despotrica cual misántropo irredento contra el pobre muchacho, un tipo peleado con el mundo, con ese jocoso latiguillo de "Hoo-yah!", de una electricidad que subyuga al espectador que no puede dejar de estar imantado por su poderío expresivo, con su modo de insultar, y ello dejando entrever sus debilidades, y con ellas una evolución paulatina, con dos zenit (spoiler), que apabullan, Tremebundo. Chris O'Donnell tiene difícil labor de darle réplica al Coloso, y sale muy bien parado con un rol que por su rostro angelical borda, sabe emitir candidez y a la vez dignidad, orgullo, es nuestra brújula moral en el relato y está excelente. No hay secundarios de peso en la trama, destacar a un buen James Rebhorn como el director Trask, a Bradley Whitford como el sobrino de Frank que arremete contra él en la cena, escalofriante, y mencionar al gran Philip Serymour Hoffman en uno de sus primeros papeles en cine.
Charlie Simms (Chris O'Donnell) es estudiante becado en la exclusiva escuela preparatoria Baird de Nueva Inglaterra. Para pagarse el vuelo a Oregon para pasar la Navidad con su familia, Charlie acepta un trabajo temporal durante Acción de Gracias, un fin de semana cuidando al retirado Ranger del Ejército Teniente Coronel Frank Slade (Al Pacino), un alcohólico cascarrabias, ciego por un accidente en el ejército. Charlie y George Willis, Jr. (Philip Seymour Hoffmann), otro estudiante de la escuela, son testigos de cómo tres estudiantes preparan una broma pesada contra el director de la escuela, Sr. Trask (James Rebhorn). Después de la broma, Trask presiona Charlie y George para den los nombres de los culpables.
El film a pesar de su extensa duración, dos horas y media, resulta muy entretenida, con un ritmo fluido, gracias a sus diálogos que se mueven entre lo ingenioso, lo mordaz, lo agrio, lo sarcástico, y lo profundo, con situaciones que orgánicamente penetran en el espectador, con personajes excelentemente delineados, no solo la extraordinaria pareja protagonista, sino también los secundarios, que en pocos trazos quedan descritos de modo enérgico, manteniendo una exquisita armonía entre el drama y la comedia, todo sin tener que recurrir a sentimentalismos baratos, sin recursos simplistas adherentes a los ciegos, sin maniqueos artificios entrará la complicada adaptación de los minusválidos (en este caso un invidente), que lo son sobrevenidos (en este caso por accidente), de cómo sin ayuda se pueden hundir y sentirse que sobran, y con ello desear no continuar. Su vibrante relato es una odisea de un fin de semana, historia emocionante que servirá para que los dos protagonistas evoluciones, para sea un viaje iniciático ante lo que le espera en este duro y depredador mundo, para el otro se convertirá en una punzante epopeya donde se darán cita la desilusión, la rabia, la frustración, el pesimismo, el nihilismo, ello siempre cual funambulista intentando mantener el equilibrio con dignidad orgulloso, teniendo como mayor rival su carácter indómito, su energía furibunda, los dos son en realidad unos solitarios, unos incomprendidos que hallaran el uno en el otro su complemento para seguir (o no). Ello ira discurriendo de modo que los picos de interés serna constantes, donde los sentimientos serán desafiados, con cumbres conmovedoras.
Destacable es el modo en que arremete contra “los niños de papa”, esos mimados que estudian en instituciones vip decadentes, retratándolos como consentidos, liantes, hedonistas, aprovechados, desleales, engreídos, y de cómo estas escuelas retroalimentan esto, promoviendo el egoísmo, la codicia, el arribismo, el sálvese quien pueda, y si es pisando al de al lado, mejor, donde la integridad y los principios morales son torcidos hasta romperse. Todo esto es denunciado por Frank Slade en uno de los discursos más emocionantes que se han escuchado en una película, poniéndolos de vuelta y media, dejando en cueros las miserias con que surten ideológicamente a los “líderes del mañana” (como dice el director Trask).
La cinta tiene algunas taras que la impiden volar más alto, me refiero a que en su tramo final chirrían un poco el modo de resolverse algunas situaciones, cayendo en terrenos acomodaticios y previsibles, haciendo que algunos hechos queden incongruentes con las personalidades descritas (spoiler).
Al Pacino es un Coloso de la actuación en una de las mejores interpretaciones de su prodigiosa filmografía, su carisma, fuerte personalidad, majestuosidad, un halo recorre su figura con el que parece flotar por la pantalla, cada frase que dice encandila, sugestiona, irradia un volcán en permanente ebullición, ya desde su fascinante presentación bebiendo en la penumbra y escuchando música, y de cómo despotrica cual misántropo irredento contra el pobre muchacho, un tipo peleado con el mundo, con ese jocoso latiguillo de "Hoo-yah!", de una electricidad que subyuga al espectador que no puede dejar de estar imantado por su poderío expresivo, con su modo de insultar, y ello dejando entrever sus debilidades, y con ellas una evolución paulatina, con dos zenit (spoiler), que apabullan, Tremebundo. Chris O'Donnell tiene difícil labor de darle réplica al Coloso, y sale muy bien parado con un rol que por su rostro angelical borda, sabe emitir candidez y a la vez dignidad, orgullo, es nuestra brújula moral en el relato y está excelente. No hay secundarios de peso en la trama, destacar a un buen James Rebhorn como el director Trask, a Bradley Whitford como el sobrino de Frank que arremete contra él en la cena, escalofriante, y mencionar al gran Philip Serymour Hoffman en uno de sus primeros papeles en cine.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
La puesta en escena resulta elegante y muy buena, con un sobresaliente diseño de producción de Angelo P. Graham (“El padrino II” o “Apocalipsis Now”), rodando en el estado de Nueva York (para el colegio Baird: La escuela de chicas Emma Willard School en Try, y en la Universidad de Princeton, y Hempstead House-Sands Point Preserve- Long Island; En el Pierre Hotel de la Quinta Avda. es donde se produce el baile de tango; En el Oak Room del hotel plaza es donde cenan Frank y Charlie; En el Waldorf Astoria; En el aeropuerto Newark; y más lugares de la ciudad, como Queens, Staten Island o Brooklyn). Todo esto filtrado por la reluciente fotografía de Donald E. Thoryn (“Oficial y caballero” o “Huida a medianoche”), sabiendo estar en cada momento, captando el clasicismo de la escuela Berg, ello en colores suaves, jugando con los claroscuros en la presentación de Frank, embistiéndolo de un aura majestuosa, aportando ritmo, emitiendo el lujo de los restaurantes y hoteles, con excelsos primeros planos que extraen la gran expresividad de los protagonistas. El score es obra de Thomas Newman (“Cadena perpetua” o “Wall•E”), envolviendo en hondura dramática los fotogramas con una melodía evocadora, que acuna con deleite sensorial la trama.
Spoiler:
Cuando hablo de taras arriba, me refiero a que lo siento mucho, pero el teniente coronel no lo veo doblegándose ante Charlie, si tenía decidido pegarse un tiro se lo hubiera pegado, acepto incluso que el director nos quisiese regalar el apoteósico clímax de Franbk Slade para defender a su protegido, momento enardecedor muy en el estilo capriano de destapar las miserias y grietas del sistema estadounidense, loando la individualidad, pero podría haberse suicidado después, y no que tuviéramos que ver ese meloso momento que nada pega en la historia de Frank llegando a la casa saludando amigable y cariñosamente a los hijos de su sobrina, me es estridente. Frank merecía un final más épico y rompedor, más valiente, y no que quede colgado en la misma nadería que estaba antes de empezar el fin de semana, conclusión que hace daño a lo visto hasta entonces, el arrojo es algo que no se atisba en este director.
Momentos recordables: La primera aparición de Frank Slade, abrumador; La broma al director del colegio; Uno de los grandes momentos de la Historia del cine es el tango (“Por una cabeza”) que baila Frank con una bella mujer (Gabrielle Anwar) en un restaurante, de una magia y lirismo sensorial epicúreo, con una lección de vida de Frank a Charlie “Si te equivocas sigue bailando”; La cena de Acción de Gracias en casa del hermano de Frank, de una tensión latente que se puede rasgar, donde nos enteramos del porque de la ceguera del tte. col., hasta estallar en un ataque de ira; El paseo en Ferrari, uno de los sueños por cumplir de Frank; Por supuesto el soliviantado discurso de Frank en el colegio haciendo de defensor-tutor de Charlie, ya desde su entrada (de Frank) al son de la sensible música con su atronadora aseveración sobre lo que oye “... acabaría con esto (Baird) con un lanzallamas!”, si no te emocionas con esta escena háztelo mirar. En el enlace que pongo al final pongo en texto todo este Homérico tramo.
Notable dramedia con picos conmovedores que te harán recordarla con mucho agrado, y sobre todo por el sublime Al Pacino. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre el film ir a: http://tomregan.blogspot.com/2017/01/esencia-de-mujer.html
Spoiler:
Cuando hablo de taras arriba, me refiero a que lo siento mucho, pero el teniente coronel no lo veo doblegándose ante Charlie, si tenía decidido pegarse un tiro se lo hubiera pegado, acepto incluso que el director nos quisiese regalar el apoteósico clímax de Franbk Slade para defender a su protegido, momento enardecedor muy en el estilo capriano de destapar las miserias y grietas del sistema estadounidense, loando la individualidad, pero podría haberse suicidado después, y no que tuviéramos que ver ese meloso momento que nada pega en la historia de Frank llegando a la casa saludando amigable y cariñosamente a los hijos de su sobrina, me es estridente. Frank merecía un final más épico y rompedor, más valiente, y no que quede colgado en la misma nadería que estaba antes de empezar el fin de semana, conclusión que hace daño a lo visto hasta entonces, el arrojo es algo que no se atisba en este director.
Momentos recordables: La primera aparición de Frank Slade, abrumador; La broma al director del colegio; Uno de los grandes momentos de la Historia del cine es el tango (“Por una cabeza”) que baila Frank con una bella mujer (Gabrielle Anwar) en un restaurante, de una magia y lirismo sensorial epicúreo, con una lección de vida de Frank a Charlie “Si te equivocas sigue bailando”; La cena de Acción de Gracias en casa del hermano de Frank, de una tensión latente que se puede rasgar, donde nos enteramos del porque de la ceguera del tte. col., hasta estallar en un ataque de ira; El paseo en Ferrari, uno de los sueños por cumplir de Frank; Por supuesto el soliviantado discurso de Frank en el colegio haciendo de defensor-tutor de Charlie, ya desde su entrada (de Frank) al son de la sensible música con su atronadora aseveración sobre lo que oye “... acabaría con esto (Baird) con un lanzallamas!”, si no te emocionas con esta escena háztelo mirar. En el enlace que pongo al final pongo en texto todo este Homérico tramo.
Notable dramedia con picos conmovedores que te harán recordarla con mucho agrado, y sobre todo por el sublime Al Pacino. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre el film ir a: http://tomregan.blogspot.com/2017/01/esencia-de-mujer.html