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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
7
Drama. Comedia Daniel Mantovani, escritor argentino galardonado con el Premio Nobel de Literatura, hace cuarenta años abandonó su pueblo y partió hacia Europa, donde triunfó escribiendo sobre su localidad natal, Salas, y sus personajes. En el pico de su carrera, el alcalde de Salas le invita para nombrarle "Ciudadano Ilustre" del mismo, y Montavani, contra todo pronóstico, decide cancelar su apretada agenda y aceptar la invitación. (FILMAFFINITY)
25 de noviembre de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
222/17(22/11/16) Notable dramedia del dueto de directores argentinos Mariano Cohn y Gastón Duprat en su cuarto largometraje, guión del hermano del primero, Andrés Duprat, participó en el libreto del anterior film del binomio, “Querida, voy a comprar cigarrillos y vuelvo”, aunque con el film que más similitudes guarda es con su segundo, “El hombre de al lado” (2009), donde el núcleo era el choque de caracteres, forjado en el clasismo, en las brechas sociales erigidas en el enfrentamiento entre cultura y descultura. Aquí la colisión se da entre el epítome del arte, un Premio Nobel de Literatura, sumergido en un pueblo de provincias argentino, donde la ignorancia, el atraso, el atavismo, son imperantes, los lugareños pasaran de recibirlo como un héroe local a progresivamente ir despertando viejas y nuevas rencillas que lo tornaran en enemigo, haciendo brotar lo peor de la Condición Humana, las envidias, egoísmo, despotismo, celos, intolerancia, odios enconados, ello en un increscendo opresivo muy bien trazado por sus realizadores. Todo esto sustentado en inteligente y mordaz guión que mezcla muy bien la comedia y el drama, apoyándose sobre todo en un Oscar Martínez portentosos en su actuación que rezuma naturalidad. En su debe una puesta en escena que de frugal y austera se pasa, con una cámara en mano que desvía la atención hacia el cuasi-docudrama.

El relato como entre otras cosas es un homenaje a la literatura, los realizadores han separado los diferentes tramos en prólogo y cinco capítulos, y a partir de aquí se desarrolla un narración ágil, depositada en un devenir de viñetas que alternan disimilares tonos, desde la comedia, el romanticismo, el costumbrismo social, o el drama sórdido. El humor está presente sobre todo en los dos primeros tercios, haciéndose patente en el contraste entre los lugareños y el culto literato, discurriendo por la sátira sobre el culto a la celebridad, por la acidez en reírse del los abusos de los poderosos, ahondando en la mediocridad humana, y cuando se da el drama se reflexiona sobre el peso del pasado, sobre las heridas mal cicatrizadas, sobre el primer amor, sobre las primeras amistades, sobre el despotismo, sobre la soledad del éxito, sobre la idealización de la nostalgia del reencuentro, sobre los diferentes modos de ver el arte, sobre como el susodicho arte se quiere pervertir desde el poder con subvenciones (menudo torpedo a los cineastas que solo viven de esto), sobre la corrupción moral, sobre la creación artística, sobre la fina línea que separa la vedad de la interpretación de la misma (y de este modo pervertirla), y sobre todo se nos habla de la endogamia reinante en las zonas rurales, especie de prisiones de donde todos quieren escapar pero pocos lo consiguen, y los que se quedan se convierten cerriles amargados. Se tocan además temas como la mezquindad, la hipocresía social...Todo mostrado con diálogos y monólogos corrosivos, ácidos, mordaces, cínicos, delineando personajes sagazmente en pocos trazos, y con un protagonista carismático, siempre con la respuesta correcta. Evolucionando con un ritmo ágil donde es notorio lo imprevisible, donde se borde a con éxito el absurdo, el surrealismo, atacando con saña la incultura, la ley darwinista del más fuerte.

Se hace una dura crítica al conservadurismo, conformismo e inmovilismo de los pueblos rurales, su estrechez de mente, su espíritu cerrado o cejijunto, de cómo se tiende a satanizar todo lo de fuera, y más aún este de fuera ha sido de dentro, entonces el escarnio se atomiza, ello en un microcosmos de personajes oprimidos, grotescos, bizarros, violentos, donde la vulgaridad repudia el arte, donde el miedo solapa el progreso, donde el enchufismo arrolla a la meritocracia.

Muy ingeniosa la visión de espejos de metaficción, especie de muñecas de matrioskas que supone el proceso de la creación artística (en este caso literaria), el escritor que ha estado fuera lejos de sus raíces (su pueblo) cuatro décadas, aún así sus obras se han surtido de sus vivencias allí, y cuando entra en bloqueo del escritor, para volver a cargar las pilas vuelve a su localidad natal, pero entonces, con su ambiguo final llega la relativización de la realidad y la ficción, de la interpretación y de la invención, donde la línea entre la verdad y la mentira (las novelas) se hace difusa.

La cinta peca de equidistancia, de no saber reírse del protagonista, su foco está en burlarse del entorno rural que condiciona geopolíticamente a los lugareños de Salas, le otorga una superioridad moral a Mantovani que a veces chirría (honrado, solidario, noble, altruista, defensor de causas injustas...), especie de deidad que mira a los demás con arrogancia y desdén condescendiente, la crítica no va en las dos direcciones, con la que hubiera ganado, resta humanidad al protagonista, crea un crisol de lugareños con la autoestima muy baja, brutos, pendencieros, visionándolos como seres de una sencillez supina. Tampoco entiendo no se haga una introspección del protagonista que le dé dimensión dramática más allá de el misántropo artista de fácil oratoria, nunca se sabe por qué se fue del pueblo, porque abandonó a su novia Irene, porque se tiró 40 años sin volver, porque no fue al entierro de su padre, de este modo queda algo plana la personalidad de Mantovani.

No entiendo la precariedad en la puesta en escena, de una frugalidad que contrasta con la riqueza del guión, no sé si esto fue adrede o por falta de medios, si fue a propósito fue un tremendo error, pues el modo digital en que mucho está rodado por el propio director Mariano Cohn aleja al espectador del naturalismo que quiere mostrar, con una constante cámara en mano de modo arbitrario y sin justificación, llegando a parecer por momentos estilo Dogma, esto acentuado por la falta de música, y si fue por falta de plata lo siento. El rodaje se llevó a cabo en Barcelona y para el pueblo ficticio de Salas se recrea en Navarro, en la provincia de Buenos Aires (Argentina).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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