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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
6
Documental. Drama Versión cinematográfica del drama de William Shakespeare "Ricardo III", un análisis sobre el poder, la lujuria y la traición. A medida que ensaya con los actores, Al Pacino reflexiona sobre el dramaturgo inglés, sobre la contemporaneidad de sus textos y sobre la dificultad para hacer sus obras más accesibles al gran público. (FILMAFFINITY)
31 de enero de 2021
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33/33(30/01/21) Interesante debut en la dirección del mítico actor Alfredo James Pacino, un singular documental que mezcla análisis de la obra shakesperiana del novel realizador que alterna con mucha gente fabulando sobre el icónico Bardo de Avon, y por otro dramatizando la obra que se homenajea en esta ocasión, como es “Ricardo III” (escrita entre el 1591 y 1592). Explora con mordacidad la huella de William Shakespeare en la cultura popular, y sobre todo con expertos en el más grande escritor en lengua inglesa. Pacino es el maestro de ceremonias que me recuerda al Orson Welles de “Fake” (1973), que se desdobla en estudioso del artista y en protagonista de la obra con el arribista tullido Ricardo III, adentrándonos en un análisis agudo de la génesis y creación del arte, un acercamiento didáctico que es a la vez una deconstrucción de las diferentes visiones de WS, de cómo lo pueden enfrentar los estadounidenses o los ingleses, y todo ello respetando la esencia de la obra y el creador.

Este es un proyecto que Pacino llevaba tres años rodando (filmado entre proyectos del director), por eso lo vemos con diferentes cortes de pelo al Al durante diferentes fases del metraje, con cerca de 80 horas, acompañado por un demiurgo en la materia como el director Frederic Kimball, llevándonos de Nueva York a Inlgaterra, donde estaremos con Al en la casa natal de WS en Stratford-upon-Avon y en el legendario Globe Theatre de Londres donde el Bardo representó la mayoría de sus obras. Paseándonos con Pacino por las calles de NY donde charla con personas de la calle sobre WS, donde todos lo conocen pero ninguno sabe bien porque, nos lleva Al a cafeterías, talleres de teatro, el Central Park. Charalará con intérpretes como Alec Baldwin, Estelle Parsons, Aidan Quinn, John Gielgud, Kenneth Branagh, Kevin Spacey, Kevin Kline, James Earl Jones, Vanessa Redgrave,y Winona Ryder (que hará de Lady Anne), o F. Murray Abraham que aparece en un ensayo y nunca se lo vuelve a ver.

Ello en un loable intento de hacer más cercana y accesible la para muchos a veces compleja obra de WS, ello con salpicado de escenas claves de “Ricardo III”, protagonizado por famosos intérpretes, donde ese entra en radiografiar las motivaciones de los personajes que hacen expresarse a quienes los representan. Quedándome una miscelánea entre un making off de un film que nunca se hizo, y una reunión de amigos de Al Pacino que discuten sobre equipo de futbol favorito en este caso Williqam Shakespeare. Una carta de amor al creador de “Hamlet”, “Romeo & Julieta”, “Macbeth”, “Julio Cesar”, “Othello”, “Heny V” y por supuesto “Ricardo III”. Todo ello narrado con gotas de buen humor.

Se representan unas cuantas escenas dramatizadas de “Ricardo III”, con Penelope Allen como la reina Elizabeth, Gordon MacDonald como Dorset, Harris Yulin como el rey Edward, Alec Baldwin como Clarence, Winona Ryder como Lady Anne, Kevin Spacey hace de Buckingham, Aidan Quinn interpreta a Richmond (futuro Enrique VII), y más, pero estas, fuera de contexto resultan un tanto artificiosas e histriónicas sin base dramática orgánica, cuando se nota se han tomado en serio y solemnidad, cojean con cuando se insertan, siendo la peor la de las ensoñaciones de Ricardo III con los muertos. Del modo que están metidas parecen entretenimiento de un grupo de amantes del bardo, pero sin capacidad alguna de emocionar (por lo menos a mí).

Según la Enciclopedia Británica, «Shakespeare es generalmente reconocido como el más grande de los escritores de todos los tiempos, figura única en la historia de la literatura. La fama de otros poetas, tales como Homero y Dante Alighieri, o de novelistas tales como León Tolstoy o Charles Dickens, ha trascendido las barreras nacionales, pero ninguno de ellos ha llegado a alcanzar la reputación de Shakespeare, cuyas obras hoy se leen y representan con mayor frecuencia y en más países que nunca. La profecía de uno de sus grandes contemporáneos, Ben Jonson, se ha cumplido por tanto: "Shakespeare no pertenece a una sola época sino a la eternidad"».

Me queda un buen entretenimiento, que además me da una visión poliédrica de William Shakespeare. Fuerza y honor!!!
TOM REGAN
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