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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
4
Drama Anatoli, un marinero capturado por los nazis en 1942, es obligado a cometer un imperdonable acto de barbarie. Treinta años más tarde corren rumores de que un hombre santo, conocido como el padre Anatoli, que vive en una isla casi desierta, es capaz de hacer milagrosas curaciones y puede ver el futuro. Así, una joven poseída por demonios llega hasta la isla en busca de ayuda. (FILMAFFINITY)
18 de agosto de 2012
9 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
163/17(21/07/12) He visto este film ruso debido a las buenas críticas que había leído y lo único grande que he contemplado ha sido mi aburrimiento, menudo tostón sin ritmo, un letárgico producto que tendrá su legión de seguidores, no diré yo de gafapastas, bueno ya lo he dicho. Es la historia ficticia de un monje ruso, Anatoly (Piotr mamononov, ex-estrella de rock rusa), arranca durante la WWII, el escenario es un lugar remoto del Mar Báltico, él es un marinero apresado por los nazis junto a su capitán, Tikhon, un oficial teutón le da la posibilidad de sobrevivir si mata de un disparo a su capitán, tras mucho sufrimiento interior lo hace, los alemanes se van dejándolos en su barco, que posteriormente explotan, Anatoly es salvado en la orilla por unos monjes ortodoxos rusos, se queda con ellos de fogonero, y durante décadas los sentimientos de culpa le atormentan, 30 años después Anatoly parece tener el Don de la profecía y de la curación, su fama corre por los pueblos, acudiendo mucha gente para ser orientados y curados, es un misántropo convertido en alguien excéntrico que se comporta de modo imprevisible. Pretende ser la historia de un Santo y lo que resulta es un relato en el que la hierba se ve crecer, intenta reflexionar sobre los mecanismos de la fe y lo que depara es un letárgico metraje, ansia radiografiar los sentimientos de culpa y la expiación, lo que transmite es el simplismo. Se denota que el realizador Pavel Lungin ha bebido del también ruso Tarkovsky, tipo que dota a sus trabajos de gran visualidad, así como de una languidez y lentitud repelente, y aquí es lo que me produce la indiferencia, la pesada historia la envuelve en hermosos paisajes para hacerla digerible, pero es que ver durante minutos como Anatoly acarrea carbón, luego ora y vuelta al carbón produce hastío. Lungin me transmite la impresión de ser un onanista que disfruta con lo que hace y no percibe la escasa la puerilidad de su argumento, la potencial complejidad de la narración no aguanta el menor análisis, su mística me queda muy arrugada. En resumen, una pretenciosa película que me aporta somnolencia y tiempo perdido. Fuerza y honor!!!
TOM REGAN
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