207/13(16/11/19) Hace unas semanas volví a ver la primera parte de las aventuras inter-temporales de Marty y Doc, el gran recuerdo que tenía de mis años adolescentes se me vino abajo cual castillo de naipes por su visión infantilista rozando lo pueril. Con motivo del 30 aniversario del estreno de la segunda parte (22/Noviembre/1989) le he dado una oportunidad a su secuela, a ver si es que mis entusiastas recuerdos estaban más influidos por esta entrega, que he leído a gente decir que es la mejor de la saga, pero mi gozo en un pozo, me ha resultado tanto o más inocentona, añadiéndose una maremágnum de sin sentidos (spoiler) más enorme que los pechos de Christina Hendricks, por si no se nota me ha decepcionado y mucho. Al igual que la original es un film de ciencia ficción dirigido por Robert Zemeckis y escrito por Bob Gale, igualmente con la misma pareja protagónica, Michael Andrew Fox (conocido como Michael J. Fox, adoptó la inicial "J" para su segundo nombre, en homenaje al actor Michael J. Pollard), Christopher Alan Lloyd, siguiendo el relato justo donde quedó el primero, con Marty McFly (Fox) y su amigo el Dr. Emmett "Doc" Brown (Lloyd) mientras viajan de 1985 a 2015 para evitar que el hijo del primero tenga graves problemas, pero esto solo llevará a un encadenado de problemas mayores, que involucrará el presente de 1985 y el pasado de 1955, donde las paradojas temporales que tanto juego dieron en la primera aquí son atomizadas, provocando en muchos casos confusión (tanto que Doc debe estar continuamente sobre-explicando lo que vemos) , además de no aguantar el modo de intentar resolverlas un mínimo análisis. Zemeckis con Bob Gale y producción de Steven Spielberg, ofrecen un espectáculo que revisiona y plagia-homenajea muchos acontecimientos de la primera (la pelea en la cafetería, la espoleta iracunda del “gallina”, la persecución de monopatín [ahora aeromonopatines], y por supuesto el viajar a acontecimientos de la primera parte), lo cual denota falta de originalidad, no alejarse de la zona de confort. Quedándome en lo bueno (no es que sea mala, es que mi recuerdo la tenía demasiado elevada) una a veces grácil historia viajes en el tiempo, con aventura, acción, y mucha de pretendida comedia, y todo esto con apreciable ritmo, lleno de agilidad y clima ligero, donde todo parece acontecer a contrarreloj, ello es muy bueno para esconder las carencias, pues puede provocar la sensación de estar subidos en una montaña rusa en la que las subidas, bajadas y giros (adornados por una apuesta mayor por los f/x) nos impidan ver el simplista y frágil recorrido.

Es degustable la notable química que tienen Michael J. Fox y Chirsitopher Lloyd, los cuales se han mimetizado con sus roles, siendo divertidas las peroratas sobre paradojas que Doc le suelta a Marty cada dos por tres. Fox se convirtió en un icono juvenil con este papel (hay que hacer un ejercicio de credibilidad para aceptar que Fox con 28 años entonces pase por un adolescente), lástima que la enfermedad del párkinson le impidió avanzar en el cine.

Film de una banalidad juvenil propio de la década de los 80, donde primaba lo trivial, donde la profundidad en los personajes era poco recomendable taquilleramente, donde las secuelas germinaron cual plaga tras cualquier mínimo éxito, donde los efectos visuales empezaron a ser parte importante de muchas películas (en algunos casos oscureciendo las tramas). Y esta secuela es hija de todo esto, donde prima el impacto facilón, ejemplo es su representación del futuro, mostrado a modo de sketches sin poder orgánico alguno, simplemente están ahí para un gag (las zapatillas nike que se auto ajustan, el holograma publicitario de “Jaws 19”, la cazadora que incorpora secadora, los autos voladores, o el guiño de los aeropatines), o su estética hortera con esas ropas ultracolorida, los bolsillos por fuera, esos gorros, llevar dos corbatas, etcétera. Al menos esto visto hoy día en 2019 resulta curioso, ver los aciertos (las videollamadas, las pantallas tv planas, las tablets,…) y los muchos errores (autos voladores, el aeropatín, la ropa autosecadora, etc…) sobre como estaríamos. Pero más allá de estas anécdotas, esta entrada en el futuro es tratada de modo burdo.

Muy sugerente como el argumento hace un triple salto mortal al hacer los protagonistas de esta, en el tercer bloque entren en acontecimientos de la primera de 1955, generando un efecto voyeur interesante, haciendo que Marty asista a su propio pasado dentro del pasado, yendo por los mismos lugares que en la original, pero como todo el film, esto que promete se queda en una buena idea de entrada, pero desarrollada de modo plano, sin grandes sorpresas, donde en la anterior película luchaba por mantener en el supuesto status quo y él poder existir en el futuro, aquí su objetivo es el McGuffing de un almanaque deportivo (¿?) que hay que arrebatar al caricaturesco Biff ( guiñolesco Thomas F. Wilson), eso sí, en una estratagema que parece diseñada por Mortadelo y Filemón.

Para hacer notar lo intrascendente del film solo hay que valorar que es una película con solo una escena recordable, la de la persecución en aeropatín, y encima es una copia calcada de la de la entrega inicial, solo con el añadido de demostrar que los efectos visuales han avanzado mucho en estos 4 años desde el estreno de la primigenia.

Spoiler:

Doc se postula en semi-Dios al pasar como Dogma que le línea temporal buena es la que él diga? Porque no puede pensar que todo es relativo y por tanto nada definitivo? Tenemos que aceptar en la primer parte que la misión de Marty debe ser juntar a sus padres para que se besen en la típica fiesta de high school para que Marty pueda nacer con la línea temporal ajustada, pero no es una brecha su simple relación con su padre y madre? De hecho cuando él nazca y crezca los padres deben darse cuenta de que este era el Calvin Klein de 1955, lo cual no generará un efecto mariposa?.. (sigo en spoiler)