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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
6
Comedia. Romance. Drama Un matrimonio estadounidense acude al Festival de cine de San Sebastián por trabajo de ella. El marido, Mort, sospecha que su mujer está teniendo un affaire con un joven y aclamado director de cine francés. Pero su preocupación disminuye cuando se encapricha de una atractiva médico española que le trata en una consulta. (FILMAFFINITY)
7 de julio de 2021
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
260/07(05/07/21) Irregular aunque encantadora en sus picos esta comedia menor del cineasta gafotas de Brooklyn (como siempre escribe y dirige Woody Allen), protagonizada por Wallace Shawn, y en unos papeles insípidos secundarios Elena Anaya (desubicada), Louis Garrel (plano), Gina Gershon (parece en otra película), Sergi López (más allá de sobreactuado) y él único que extrae jugo de su papel, Christoph Waltz (aparece en solo un pequeño tramo, pero deja huella con su cautivadora encarnación de la Muerte con imagen de la misma en “El Séptimo Sello”). En lo que es su 49 largometraje a sus 84 años, también es que tras sus tres últimos decepcionantes trabajos “Café Society”, “Wonder Wheel” y “Día de lluvia en Nueva York”, el que se perciba algo de ingenio y mordacidad, aunque sea en cuentagotas es todo un alivio. Para el otrora grandioso creador de “Manhattan”, “Annie Hall”, “Zelig”, “Delitos y faltas”, “Balas sobre Broadway” o “Desmontando a Harry”, esta cinta se siente como un divertimento pasajero, sin trascendencia alguna, con unos personajes percha para colgar unos estereotipos sobre los que lanzar sus puyas tradicionales, en este caso utilizando como alter ego a su amigo Wallace Shawn (el eterno Vizzini de “La Princesa Prometida”), que encarna todas las fobias y filias que el cliché alleniano nos tiene acostumbrados, su hipocondría, sus dudas existenciales, su cinefilia, su causticidad, su intelectualismo, su neurosis, un buscador impenitente del sentido de la vida, ello en un relato plano, sobre un matrimonio en crisis en medio del Festival de Cine de San Sebastián.

Allen se aleja de ese mundo que ya le queda en otra galaxia de la juventud que intentaba retratar en “Un día en Nueva York”, donde el melifluo Timothée Chalamet encarnaba en un fallido alter ego de Allen. Esta es una historia que puede emparentar con el naufragio a cámara lenta de “Maridos y Mujeres” (1992), pero aquí Woody es manso, sin veneno ya en las venas, por ello desarrolla un metraje amable, sin acidez, film de una ligereza tan grande como su filmografía, encuadrada en ese subgénero alleniano creado cuando este ha saltado a Europa y se ha dedicado a ser promotor turístico, enalteciendo con bellas fotografías ciudades como Londres, Barcelona, Roma, París, o ahora San Sebastián, y las que ha tenido que poner un guión para excusa al bucólico paseo por la ciudad. En este caso dando lustre con la hermosa y lumínica fotografía del gran Vittorio Storaro (“El conformista” o “Apocalypse Now”), en su primer trabajo con el cineasta, componiendo postales de una beldad impresionante.

Es de agradecer que el propio Woody no parece tomarse en serio su película, es consciente de su trivialidad, y aun así deja puyas contra los festivales snobistas de cine, contra los culturetas, contra los petulantes egocéntricos directores, contra los modernistas, y alabando el cine clásico de directores como Kurosawa, Inagaki, Bergman, Buñuel, Fellini o la nouvelle vague con Jean-Luc Godard y Truffaut. Ello desde un aire de clara melancolía añorando el cine de antaño, cual cineasta en su crepúsculo hace un homenaje a estos cineastas mencionados a través del recurso de ensoñaciones en glorioso b/n del protagonista viéndose protagonista de clips (con filtro cómico) de films como “Ciudadano Kane” (Rose Budnick), “Ocho y medio”, “Al final de la escapada”, “Jules et Jim”, “Un hombre y una mujer”, “El ángel exterminador”, (las bergmanianas) “Persona” (Gina Gershon y Elena Anaya discutiendo sobre Dios y la muerte en sueco con subtítulos en los icónicos primero planos), “Frases Salvajes” o “El séptimo sello”. Tramos estos de parodias-tributo que son con mucho lo mejor de la película. Y todas estas inserciones no son arbitrarias, tiene que ver con la situación que vive en cada momento el protagonista y con algún comentario reciente sobre el cineasta a homenajear, siendo en este sentido un modo encantador de proyectar el carácter de Mort, como cuando vemos por qué su cuñada eligió a su hermano en vez de a él.

La mejor frase del film: “Siempre creo que los médicos me darán un mes de vida y, con mi suerte, será febrero” (Mort).

Mort vive un matrimonio que se ve hacer aguas por todos lados, pero esto es algo que ya se ve desde que ves a la pareja, es como si vieras agua y aceite, dos cuerpos que no aparecen pertenecer al mismo reino animal, uno un rechoncho calvo setenteañero (77 años), que aparenta más de los que tiene, de andares encorvados, y ella una elegante bella mujer que aparenta menos dela edad que tiene (58 años). Se ella encandilada de la energía de su cliente, un director pomposo por el que ella se desvive. Él a raíz de su hipocondría comienza una relación de amistad con la hermosa doctora Rojas (Elena Anaya), esta aún más joven que su esposa (45 años) y aparenta menos aún, pero él aspira a algo más que amistad. Ello en medio de escapadas por Donosti y alrededores bucólicos, pero todo esto se siente artificioso, pues la química entre ambos es entre cero y nada. Y esto derivando en un clímax grotesco, que parece salido del (nefasto) universo “Vicky, Cristina, Barcelona”, con esa visión distorsionada de los españoles que parece tener Woody Allen como gente bohemia, gritona, y liberada sexualmente, tanto como para aceptar que tu pareja se encame con quien quiera en tu cama (que no digo yo que no pueda haber parejas así, pero es que para Allen en su retorcido enfoque, lo son todas). Y aquí aparece Sergi López en un papel donde la palabra histrionismo se queda a años luz de su interpretación desatada, un despropósito dantesco su irrupción (por cierto, en una gran cabaña de madera espectacular). Una subtrama liviana y sin peso alguno para el espectador, al menos Allen tampoco le da importancia por el modo de su resolución.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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