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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
6
Ciencia ficción. Thriller La preocupada Marie (Rosemarie Dewitt) haría cualquier cosa para proteger a su hija pequeña, de 4 años. Cuando una sofisticada clínica crea un dispositivo que, al implantarse en el cerebro, garantiza esa protección, Marie no duda en acceder a ese servicio. Gracias a una app, la madre podrá monitorizar a su hija en cualquier momento... Episodio de la cuarta temporada de Black Mirror. (FILMAFFINITY)
19 de enero de 2018
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
15/15(15/01/18) Desequilibrado aunque sugerente segundo episodio de la cuarta entrega de la serie de culto creada por Charlie Brooker ahora para Netflix (en sus dos primeras temporadas para el británico canal Channel Four). Dirigido por la popular Jodie Foster (primera mujer al frente de un capítulo en sus cuatro ediciones) y guionizado por el propio Brooker, vuelve a presentar un dilema moral al espectador, hablándonos sobre algo tan discutible como es la sobreprotección a nuestros hijos, haciendo una relectura distópica sobre algunos elementos tecnológicos existentes hoy día para controlar a nuestros vástagos, haciendo una ácida reflexión sobre como la línea entre vigilancia e intromisión se puede convertir en difusa, llegando a lo tóxico en las relaciones materno (o paterno)-filias. Episodio que redobla sus efectos si eres padre con hijos no adultos, provocándote inquietud sobre los métodos de educación y como se pueden sobrepasar hacia lo retorcido, en un análisis amargo de cómo el amor materno (o paterno) puede llegar a degenerar en patología, de cómo nuestros temores son proyectados en nuestros hijos, de cómo su libre albedrio pensamos puede abocarles a degradarse, con las amistades, sus amores, sus vicios. Ello en un capítulo con evidentes paralelismos con la Obra Maestra de la serie “Tu historia completa” (donde la paranoia del protagonista aquí es tornada a la de la madre), donde un chip en tu cerebro controlará todo lo que ves, mezclado con el recurso nacido de otro capítulo de la serie “White Christmas”, donde se podían censurar (pixelando incluso auditivamente un perro ladrador, imágenes violentas, cualquier referencia sexual, …) imágenes de lo que uno ve para modificar su mundo, con lo que también se convierte el metraje en una reflexión sobre la violación de nuestra privacidad, pero este un tema ya muy trillado en la serie, se llega a sentir como un spin-off de sus ideas ya manejadas anteriormente. Foster imprime un ritmo sereno, combinado con elipsis bien trenzadas (el modo en que vemos crecer a la niña mediante una hábil edición de su desarrollo ante el miedo a un perro ladrador), creando situaciones tensas bien hilvanadas orgánicamente, pero cuando debe buscar un destino el relato se vuelve predecible, sin fuera dramática que te sorprenda, llegando a lo plano en su resolución, con recursos inanes que se vuelven subrayados, donde la sutilidad final no está presente.

Rosemarie DeWitt interpreta a una madre estresada por su hija. Es un mundo atemorizante: ladridos de perros enojados, vías del tren, la posibilidad de que su hijo se desvíe la única vez que le da la espalda. Una nueva y elegante empresa ofrece alivio para sus padres. Un pequeño chip (Arkangel) incrustado en el cerebro del niño le permite rastrear a su hija en todas partes. Y le permite ver el mundo a través de los ojos de su hija, desde la comodidad de su tableta. Y si el mundo alguna vez se vuelve molesto? Enciende el filtro parental y todo lo que da miedo se blanquea en una serie de píxeles agradables.

La serie a lo largo de sus temporadas ha habido episodios mejores y peores, pero todos con potencial reflexivo, este es el caso pero al final avanza hacia una conclusión convencional, acelerado y poco valiente. Afronta la difíciles relaciones materno-filiales en una progresión de edades hasta desembocar el retoño en esa peligrosa edad de la adolescencia, donde se forman las personalidades, donde se erige el carácter, y donde los errores y aciertos son difusos para la rebeldía inherente a esa edad, y entra el amor materno por querer guiar y cuidar de la mejor forma posible este difícil tránsito. Esto en su primera mitad Foster lo maneja con solidez, sin alardes, pero haciendo calar en el espectador esta complicada relación, ya desde su inquietante inicio con la niña pequeñita desapareciendo del parque y provocando el pánico en la madre, temor que todos los padres hemos sentido alguna vez, y por lo que nos sentimos empatizados por ella, y con ella exploraremos los límites de la (sobre) protección, de cómo el negar el sufrimiento y dolor de la vida puede insensibilizar, y el padecerlos (de vez en cuando) curte y forma el carácter, pero cuando la madre guarda la Tablet Arkangel sabemos que llegará el dramático momento en que la desempolve para el clímax, mientras esto ocurre la chica que ha sido privada de todo lo peligroso y tentaciones perversas, se siente atraída cual Eva en el paraíso por todas estas frutas prohibidas que su madre le ha estado ocultando (pixelando), con lo que la sobreprotección se vuelve contra la madre.

RoseMary Dewitt da una lección de cómo interpretar a una madre que abusa de la sobreprotección, pero sin caer en lo maniqueo, en la sobreactuación, derrochando naturalidad y autenticidad, cariño, personalidad acusada, es sencillo crear un vínculo con sus sentimientos de inquietud por su hija; Brenna Harding comió la hija ya adolescente resulta algo histriónica y pasada de vueltas; Nicholas Campbell el padre y abuelo, tiene un corto pero aprovechado papel, pero deja la mejor frase del capítulo “Aun recuerdo cuando abríamos las puertas y dejábamos a los niños jugar en la calle".

La puesta en escena resulta un tanto rutinaria, excepto por el mencionado encadenado de cómo crece Sara mediante pasadas por delante del ladrador can, gracias al dinámico montaje de Jinx Godfrey (“Leaving Las Vegas” o “La teoría del todo”).

En conjunto, un entretenido y provocador episodio que en su tramo conclusivo no es que sea malo, es que es ordinario por lo esperado, sin giro sorpresa que haga aflorar valentía en el guión. Fuerza y honor!!!
TOM REGAN
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