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Voto de TOM REGAN:
7
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Drama. Romance
Durante un viaje en autobús, la vedette de una compañía francesa de revista sufre un ataque de apendicitis y debe quedarse en un pueblo español para ser operada. Su llegada revoluciona la conservadora y aburrida vida de la localidad, y especialmente la del médico que la trata. (FILMAFFINITY)
25 de marzo de 2024
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77/16(21/03/24) Sugestivo drama español, dirigida y guionizada (junto a Alfonso Sastre, Henry-François Rey) por el madrileño Juan Antonio Bardem, en lo que pareciera una continuación de su “Calle Mayor”, se mueven ambas en el mismo universo de un pueblo de provincias de la España profunda. Donde con la llegada de una joven hermosa francesita que por azar (un ataque de apendicitis) debe dejar una troupe de variedades e instalarse allí hasta que vuelva a recogerla, pues ello supone una ‘bomba’ para los lugareños que hacen salgan a relucir sus instintos básicos, el machismo soterrado y los chismorreos femeninos envidiosos, ello apoyado en el reflejo del puritanismo hipócrita de la sociedad franquista de entonces, y como el soplo de aire fresco que es la gala hace que la toxicidad latente entre estas gentes aburridas salgan a flote. Siendo con ello una ácida crítica a la mojigata España de entonces, con ello arremetiendo contra la institución del matrimonio, contra la beatería, contra el machismo, contra la represión sexual (con toques de humor como cuando la francesa visita en la casa de huéspedes a Juan y la casera los persigue esgrimiendo que esa es una casa decente ¿?), siendo una modernista para su tiempo loa al feminismo reivindicativo, ese que hace a la mujer segura de sí misma, autosuficiente, empoderada, ese que mana del personaje de la francesa, cual marciana llegada de fuera anuncia que más allá de nuestras fronteras el mundo de la mujer era otro donde se le daba libertad, y no se la encorsetaba. El epítome de la mujer del tiempo en España es el que encarna la esposa de médico, alguien mansa, ama de casa, beata, cariñosa, comprensiva, pero en realidad insatisfecha e infeliz, a la que Bardem pretende sea símbolo de la evolución que debían tener, aunque en el final, quiero pensar impuesto por la censura, se pega un tiro en el pie, estropeando lo bueno del personaje. Ya de pro sí me ha resultado extraño (como poco) que pasara la censura el tratamiento que se le da al matrimonio, hablando a las claras de infidelidades masculinas. Un acerado dardo contra la doble moral del tiempo, radiografiando con bisturí afilado una España tristona, indolente, chismosa, prejuiciosa,
Protagonizada por elenco mixto de actores franceses y españoles, se rodó en español como en francés: Una empresa de variedades francesa viaja por España y regresa a Francia. Su autobús se detiene cuando sufre una avería en un pequeño pueblo de Castilla, llamado Medina del Zarzal. La estrella vedette Jacqueline (Corinne Marchand) está enferma y debe permanecer en el hospital donde es operada. El médico Enrique (Antonio Casas) se enamora de ella. Ella representa la libertad, lo extranjero, lo prohibido. Su presencia en el pueblo es una revolución para todo él: estudiantes, sacerdotes, ricos. La esposa del médico, Julia (Julia Gutiérrez Caba), tiene que luchar con la propuesta de amor que le hizo el profesor de francés local (Jean-Pierre Cassel), la única persona en el pueblo que puede hablar con la extranjera.
Es el retrato de una sociedad anquilosada que tan bien refleja Bardem, esa de mujeres con mantilla, de chismosas, de guardianas de la moral, y sobre todo de frustraciones escondidas en silencios. Todo poblado de unos personajes casi todos amargados y desdichados españoles, solo se escapa a esto la ‘Alíen’ de la francesa. El doctor encarnado por un racial y vigoroso Antonio Casas, es un tipo mujeriego sin alma, tiene una esposa atenta ala que trata con desdén. Un día aparece una sexy francesa a la que se camela con malas artes, aprovechándose de su condición de cirujano, esta joven no debe ser como las demás con que se ha amancebado, pues ella no tierne reparos en reírse de él y menospreciarlo, y para eso el médico no está acostumbrado, lo que le hace desearla más hasta amarla; La esposa del doctor encarnada por una sensacional Julia Gutiérrez Caba, es como he dicho arriba el ejemplo de mujer de su casa franquista, abnegada, virtuosa, pero como he dicho, infeliz en su vida y matrimonio. Siente algo de vida al ser cortejada por un joven profesor de francés, pero en su mentalidad de cultura cristiana sabe no va a cruzar la línea prohibida. Pero se siente poderos en sus razones ante el ‘exhibicionismo’ de su marido con la francesita. Ello desembocando en la escena más electrizante del film, esa en la que Julia y Enrique discutirán y sacarán a relucir sus demonios internos, secuencia en que ambos demuestran una química arrolladora en las chispas de realismo veritè que traslucen, por cierto, secuencia rodada por Bardem en un extraordinario plano-secuencia; Y está en este micro mundillo de insatisfacciones el otro ‘español’ (paradójicamente es un actor francés por mor de ser coproducción) al que da vida con gran sentido emocional Jean-Pierre Cassel, joven que encuentra en Julia a su anhelado amor platónico, los dos seres solitarios que sienten pasión por el romanticismo de la poesía, pero Juan sabe está condenado su amor al fracaso. Encuentra en la feliz Jacqueline una amiga en la que descargar su ‘secreto, apoyándose en el recurso del manejo del idioma francés como especie de código que los hace más cercanos; Y el curto vértice de este cuadrado de relaciones es precisamente la gabacha Jacqueline a la que da rostro la hermosa Corinne Marchand, una alegre muchacha que no parece tener corsés morales pazguatos, sin vestir de modo provocativo, o hacer insinuaciones procaces, se mueve por pantalla con elegancia, con espontaneidad, pero dejando traslucir sutilmente su modernidad frente al tradicionalismo reaccionario de este pueblo. Remueve a los vecinos en sus paseos por las calles o los bailes en los bares, sin caer en lo chabacano, más bien transmitiendo luz entre las sombras. Habiendo una gran compenetración de la Marchand con Cassel, sobre todo en la escena del castillo, proyectado la soledad de ambos en esa inmensa mole de fortaleza.
Protagonizada por elenco mixto de actores franceses y españoles, se rodó en español como en francés: Una empresa de variedades francesa viaja por España y regresa a Francia. Su autobús se detiene cuando sufre una avería en un pequeño pueblo de Castilla, llamado Medina del Zarzal. La estrella vedette Jacqueline (Corinne Marchand) está enferma y debe permanecer en el hospital donde es operada. El médico Enrique (Antonio Casas) se enamora de ella. Ella representa la libertad, lo extranjero, lo prohibido. Su presencia en el pueblo es una revolución para todo él: estudiantes, sacerdotes, ricos. La esposa del médico, Julia (Julia Gutiérrez Caba), tiene que luchar con la propuesta de amor que le hizo el profesor de francés local (Jean-Pierre Cassel), la única persona en el pueblo que puede hablar con la extranjera.
Es el retrato de una sociedad anquilosada que tan bien refleja Bardem, esa de mujeres con mantilla, de chismosas, de guardianas de la moral, y sobre todo de frustraciones escondidas en silencios. Todo poblado de unos personajes casi todos amargados y desdichados españoles, solo se escapa a esto la ‘Alíen’ de la francesa. El doctor encarnado por un racial y vigoroso Antonio Casas, es un tipo mujeriego sin alma, tiene una esposa atenta ala que trata con desdén. Un día aparece una sexy francesa a la que se camela con malas artes, aprovechándose de su condición de cirujano, esta joven no debe ser como las demás con que se ha amancebado, pues ella no tierne reparos en reírse de él y menospreciarlo, y para eso el médico no está acostumbrado, lo que le hace desearla más hasta amarla; La esposa del doctor encarnada por una sensacional Julia Gutiérrez Caba, es como he dicho arriba el ejemplo de mujer de su casa franquista, abnegada, virtuosa, pero como he dicho, infeliz en su vida y matrimonio. Siente algo de vida al ser cortejada por un joven profesor de francés, pero en su mentalidad de cultura cristiana sabe no va a cruzar la línea prohibida. Pero se siente poderos en sus razones ante el ‘exhibicionismo’ de su marido con la francesita. Ello desembocando en la escena más electrizante del film, esa en la que Julia y Enrique discutirán y sacarán a relucir sus demonios internos, secuencia en que ambos demuestran una química arrolladora en las chispas de realismo veritè que traslucen, por cierto, secuencia rodada por Bardem en un extraordinario plano-secuencia; Y está en este micro mundillo de insatisfacciones el otro ‘español’ (paradójicamente es un actor francés por mor de ser coproducción) al que da vida con gran sentido emocional Jean-Pierre Cassel, joven que encuentra en Julia a su anhelado amor platónico, los dos seres solitarios que sienten pasión por el romanticismo de la poesía, pero Juan sabe está condenado su amor al fracaso. Encuentra en la feliz Jacqueline una amiga en la que descargar su ‘secreto, apoyándose en el recurso del manejo del idioma francés como especie de código que los hace más cercanos; Y el curto vértice de este cuadrado de relaciones es precisamente la gabacha Jacqueline a la que da rostro la hermosa Corinne Marchand, una alegre muchacha que no parece tener corsés morales pazguatos, sin vestir de modo provocativo, o hacer insinuaciones procaces, se mueve por pantalla con elegancia, con espontaneidad, pero dejando traslucir sutilmente su modernidad frente al tradicionalismo reaccionario de este pueblo. Remueve a los vecinos en sus paseos por las calles o los bailes en los bares, sin caer en lo chabacano, más bien transmitiendo luz entre las sombras. Habiendo una gran compenetración de la Marchand con Cassel, sobre todo en la escena del castillo, proyectado la soledad de ambos en esa inmensa mole de fortaleza.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Todo narrado con gran sentido dramático, surtiéndose Bardem de la estupenda cinematografía de Juan Julio Baena (“El Cochecito” o “La tía Tula”) en glorioso b/n, ayudándose de punzantes planos-secuencia, con gran manejo las elipsis, con agudos travellings; ello punteado por un ácido montaje de Margarita de Ochoa (“Surcos” o “Calle Mayor”), que destaca en una edición sobre lo que hablan las chismosas salpicado por escenas en otro lugar que remarcan estas habladurías.
En el lado de las taras están algunos tramos fuera de lugar, me refiero a los paseos de la francesa por el pueblo y como los vecinos están embrujados por la rubia, me ha sido un tanto exagerado, como si fuera Marilyn dándose un garbeo en bikini por mi pueblo, me ha chirriado, se muestra a estos lugareños como pazguatos lujuriosos, incluso a los niños del colegio, aquí se pasa Bardem, pierde la sutilidad y entra en el trazo grueso. También me resulta poco realista porque Jacqueline tiene una aventura con Enrique, me ha resultado por la máxima de por imperativo del guion. Y por supuesto está su mencionado final insatisfactorio.
Spoiler:
Lo de que al final Julia vaya a cogerse del brazo de Enrique tras este llorar por la ida de Jacqueline en el bus, cuando Julia había gritado a su esposo lo abandonaría, me ha sido un gol en propia, lo bien que hubiera sido verlo llegar al doctor a su casa sola tras le abandonara su amante y su mujer. Esto rompe con el empoderamiento que había esgrimido Julia atrofia lo visto. Quiero pensar era por Imperativo de la censura, porque si fue motu proprio de Bardem me resulta muy, pero muy torpe; Aunque la despedida de Juan de Jacqueline con el ramo de rosas cuando se va en el auto bus queda bien, no compensando lo otro mencionado. Gloria Ucrania!!!
La película se rodó íntegramente en Aranda de Duero, salvo algunas escenas en el castillo de Peñafiel y una finca situada entre Fuentecén y Haza. Se inició el rodaje el 25 de marzo de 1963 y finalizó el 11 de mayo. Muchos habitantes de Aranda actuaron como extras.
En el lado de las taras están algunos tramos fuera de lugar, me refiero a los paseos de la francesa por el pueblo y como los vecinos están embrujados por la rubia, me ha sido un tanto exagerado, como si fuera Marilyn dándose un garbeo en bikini por mi pueblo, me ha chirriado, se muestra a estos lugareños como pazguatos lujuriosos, incluso a los niños del colegio, aquí se pasa Bardem, pierde la sutilidad y entra en el trazo grueso. También me resulta poco realista porque Jacqueline tiene una aventura con Enrique, me ha resultado por la máxima de por imperativo del guion. Y por supuesto está su mencionado final insatisfactorio.
Spoiler:
Lo de que al final Julia vaya a cogerse del brazo de Enrique tras este llorar por la ida de Jacqueline en el bus, cuando Julia había gritado a su esposo lo abandonaría, me ha sido un gol en propia, lo bien que hubiera sido verlo llegar al doctor a su casa sola tras le abandonara su amante y su mujer. Esto rompe con el empoderamiento que había esgrimido Julia atrofia lo visto. Quiero pensar era por Imperativo de la censura, porque si fue motu proprio de Bardem me resulta muy, pero muy torpe; Aunque la despedida de Juan de Jacqueline con el ramo de rosas cuando se va en el auto bus queda bien, no compensando lo otro mencionado. Gloria Ucrania!!!
La película se rodó íntegramente en Aranda de Duero, salvo algunas escenas en el castillo de Peñafiel y una finca situada entre Fuentecén y Haza. Se inició el rodaje el 25 de marzo de 1963 y finalizó el 11 de mayo. Muchos habitantes de Aranda actuaron como extras.