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Voto de TOM REGAN:
7
7,0
75.325
Ciencia ficción. Terror. Thriller. Intriga
Seis personas aparecen encerradas en un complejo laberinto de habitaciones cúbicas que esconde trampas mortales. No saben cómo llegaron allí, pero pronto descubren que deberán resolver ciertos enigmas y sortear con habilidad todas las trampas si quieren sobrevivir. (FILMAFFINITY)
19 de septiembre de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
197/07(13/09/17) Sugerente obra de culto canadiense realizada por Vincenzo Natali, un thriller atractivo en su premisa, puede que apasionante en su primera visión, pero que en revisiones pierde, pues sus costuras no aguantan, y es que una vez la idea está sobre el tapete y debe avanzar y mostrar a los personajes la narración avanza a trompicones con pocos picos que sostengan el pinzamiento del inicio, un arranque de resonancias kafkianas enmarcado en un clima surrealista cuasi-existencialista. Natali se inspiró para su relato en un episodio (3x14) de la popular serie estadounidense “La Dimensión Desconocida”, “Five Characters in Search of an Exit” (1961). Después de escribir Cube, Vincenzo Natali desarrolló y filmó un corto titulado Elevated, este se estableció en un ascensor y tenía la intención de dar a los inversores una idea de cómo Cube hipotéticamente sería, finalmente consiguió financiar la producción. Los guionistas Natali, André Bijelic y Graeme Manson encierran a varios personajes (anónimos, desconocidos entre sí, que no saben cómo han llegado allí, y sin motivo conocido para estar en el Cube) en un cubículo de 4,3m x 4,3m, con una escotilla cada uno de sus seis lados, cada una da a otro idéntico cubículo donde puede haber o no un peligro para el avance delos protagonistas hacia una hipotética salida, y a partir de aquí se desarrolla una especie de pesadilla donde se conjugan el misterio, el terror, el suspense, la lucha de caracteres, en esto es donde la cinta deposita su núcleo, en como personas puestas al límite sacan lo mejor y lo peor, su verdadera naturaleza, y es aquí donde la narración cojea, pues los personajes están regularmente construidos, arquetipos sin alma (el Líder policía, la Inteligente, el Especialista en fugas, la Médico, el Nihilista, el Autista con un gran Don) no empatizas con ninguno, demasiado livianos y plúmbeos, meros pasados de vueltas estereotipos. La idea de origen es brillante, proponiendo una atmósfera inquietante de intriga latente, esto te atrapa, te engancha su ambientación minimalista, pero se nota que el metraje sin ser largo selo hizo al director, al que le faltan recursos inteligentes para rellenar la hora y media. El éxito del film dio como fruto varias secuelas “Cube 2: Hypercube” (2002), y “Cube Zero” (2004).
Antes de sus créditos iniciales hay una secuencia que marca a fuego el tono de la cinta, un primer plano abrasivo de un ojo abriéndose, se abre el plano y un tipo vestido de especie de preso (Alderson por el nombre en su pecho, encarnado por Julian Richings) se está despertando sobre un suelo iluminado de blanco (como toda la habitación), está en una habitación cúbica, la cámara da vueltas para veamos su punto de vista y atisbamos escotillas en sus lados, abre una de ellas y observa que al otro lado hay otro cubículo análogo, pero este iluminado de azul, el tipo mira nervioso, cierra la escotilla y abre la que hay en el suelo y ve otro cubículo igual, pero iluminado de rojo, cierra la escotilla, abre la de otro lateral, otro cubículo, este de color naranja, el tipo pasa a este, da un paso en el interior y oímos un cortante sonido metálico, y vemos al tipo cortado en pedacitos por una rejilla trampa, arrollador arranque.
El punto de partida de meternos en un Cubo de Rubik y a partir de aquí sacar los instintos primarios atávicos de los personajes está bien, estableciendo la lucha por la supervivencia, carrera contra reloj por salir y no caer presos de la inanición, plateando una historia opresiva-asfixiante, todo sucede en habitaciones cerradas, donde las preguntas e incógnitas se amontonan, con resonancias filosóficas, donde el nihilismo se cruza con lo místico, donde se puede ver como una alegoría sobre la futilidad de la vida. Y es que al jugar a no dar explicación todas las respuestas son posibles cual “Gato de Schrodinger”, es un experimento alienígena? Un experimento del gobierno? Un experimento de una multinacional? La venganza de un tipo retorcido? Es una pesadilla comunal? O es Dios jugando con los humanos cual hámster? Es esta incógnita la que te hace mantenerte expectante ante sí puede haber una sorpresa final que te remueva, y en su camino momentos de paranoia, esquizofrenia, demencia, desesperación, nihilismo, salvajismo…
Pero una vez presentados los caracteres de los personajes, presentada la dinámica motriz de la narración el relato se vuelve repetitivo y redundante, previsible, en una notoria falta de elementos que provoquen un ágil increscendo dramático, pretendiendo colocarnos giros sorpresa que no mueven a emoción alguna, sintiéndose forzados, aderezado con comportamiento exagerado cuasi-caricaturesco de los personajes, esto maximizado por diálogos insípidos, sin fuerza emocional alguna, planos en su dimensión. De personajes guiñolescos es epítome Quentin, poseedor de una fuerza tan enorme como ridícula en el contexto del film), este personaje es con mucho lo peor dela película. Un recurso facilón de villano plano, atropellado, sin sentido, parece una mera imposición de que debía haber un malo malísimo, y lo ponen, pero lo hacen un bufón con motivaciones erráticas y con situaciones chuscas (siendo benévolo), ejemplo su última y sorpresiva aparición de la nada (penoso por simplista recurso), este rol denota inseguridad en Natali por hacer interesante su producto, quizás queriendo dar ritmo y lo que hace es dar relieve a su poca arrojo, en que el Cube sea por sí solo villano y héroe.
Antes de sus créditos iniciales hay una secuencia que marca a fuego el tono de la cinta, un primer plano abrasivo de un ojo abriéndose, se abre el plano y un tipo vestido de especie de preso (Alderson por el nombre en su pecho, encarnado por Julian Richings) se está despertando sobre un suelo iluminado de blanco (como toda la habitación), está en una habitación cúbica, la cámara da vueltas para veamos su punto de vista y atisbamos escotillas en sus lados, abre una de ellas y observa que al otro lado hay otro cubículo análogo, pero este iluminado de azul, el tipo mira nervioso, cierra la escotilla y abre la que hay en el suelo y ve otro cubículo igual, pero iluminado de rojo, cierra la escotilla, abre la de otro lateral, otro cubículo, este de color naranja, el tipo pasa a este, da un paso en el interior y oímos un cortante sonido metálico, y vemos al tipo cortado en pedacitos por una rejilla trampa, arrollador arranque.
El punto de partida de meternos en un Cubo de Rubik y a partir de aquí sacar los instintos primarios atávicos de los personajes está bien, estableciendo la lucha por la supervivencia, carrera contra reloj por salir y no caer presos de la inanición, plateando una historia opresiva-asfixiante, todo sucede en habitaciones cerradas, donde las preguntas e incógnitas se amontonan, con resonancias filosóficas, donde el nihilismo se cruza con lo místico, donde se puede ver como una alegoría sobre la futilidad de la vida. Y es que al jugar a no dar explicación todas las respuestas son posibles cual “Gato de Schrodinger”, es un experimento alienígena? Un experimento del gobierno? Un experimento de una multinacional? La venganza de un tipo retorcido? Es una pesadilla comunal? O es Dios jugando con los humanos cual hámster? Es esta incógnita la que te hace mantenerte expectante ante sí puede haber una sorpresa final que te remueva, y en su camino momentos de paranoia, esquizofrenia, demencia, desesperación, nihilismo, salvajismo…
Pero una vez presentados los caracteres de los personajes, presentada la dinámica motriz de la narración el relato se vuelve repetitivo y redundante, previsible, en una notoria falta de elementos que provoquen un ágil increscendo dramático, pretendiendo colocarnos giros sorpresa que no mueven a emoción alguna, sintiéndose forzados, aderezado con comportamiento exagerado cuasi-caricaturesco de los personajes, esto maximizado por diálogos insípidos, sin fuerza emocional alguna, planos en su dimensión. De personajes guiñolescos es epítome Quentin, poseedor de una fuerza tan enorme como ridícula en el contexto del film), este personaje es con mucho lo peor dela película. Un recurso facilón de villano plano, atropellado, sin sentido, parece una mera imposición de que debía haber un malo malísimo, y lo ponen, pero lo hacen un bufón con motivaciones erráticas y con situaciones chuscas (siendo benévolo), ejemplo su última y sorpresiva aparición de la nada (penoso por simplista recurso), este rol denota inseguridad en Natali por hacer interesante su producto, quizás queriendo dar ritmo y lo que hace es dar relieve a su poca arrojo, en que el Cube sea por sí solo villano y héroe.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
De las actuaciones decir que van de lo inane (la mayoría), a lo fachoso (Quentin encarnado por Maurice Dean Wint), pasando por lo sobreactuado (Andrew Miller como al autista Kazan). Los mejores actores resulta ultra desaprovechados, me refiero a Julian Richings como Alderson, con ese peculiar rostro, y Wayne Robson como el especialista en escapar, tenía este mucho potencial y al eliminarlo se pega Natali un tiro en el pie. Mencionar la curiosidad que al parecer todo los nombres están basados en prisiones famosas y terribles: Quentin por la californiana cárcel de San Quentin; Leaven (Nicole de Boer) y Worht (David Hewlett), por la penitenciaria de Leavenworth de Kansas; Kazan por la prisión de la ciudad rusa en la que estuvo preso Lenin; Holloway (Nicky Guadagni), por una cárcel (ya cerrada) londinense que era para mujeres y jóvenes; Rennes (Wayne Robson), por una prisión de mujeres en la Bretaña francesa; Alderson (Julian Richings), por una prisión federal de mujeres de Virginia Occidental-USA.
Puesta en escena memorable, el gran pilar sobre el que se sostiene gran parte del atractivo del film, con un extraordinario y a la vez diáfano diseño de producción de Jasna Stefanovic (“Las vírgenes suicidas”), filmando en Toronto-Canadá, haciendo un dispositivo ficticio Cube concebido por David W. Pravica (matemático), consiste en cáscara cúbica externa (el sarcófago) y el cubo interior. Un lado de la cáscara externa es 434 pies de largo, cubo interior consta de 26 3= 17.576 habitaciones cúbicas (menos un número desconocido de habitaciones para permitir el movimiento, como se muestra en la película), cada una con una longitud lateral de 15,5 pies, espacio de 15.5 pies entre el cubo y la cáscara. Cada habitación marcada con tres números de identificación, por ejemplo, 517 478 565, números codifican coordenadas de inicio de la habitación y coordenadas x, yyz son sumas de dígitos del primer, segundo y tercer número respectivamente, los números determinan el movimiento de la habitación y posiciones subsiguientes se obtienen restando cíclicamente dígitos entre sí, números resultantes se agregan a números de partida, si has conseguido entenderlo todo tienes mi admiración superlativa al cubo. Sólo hay un cubo completo construido, mide 14 pies por 14 pies por 14 pies, sólo una puerta de trabajo podría soportar peso de actores, el color de la habitación cambiada por paneles deslizantes. Otro cubo parcial hecho para planos requieren punto de vista de la situación en habitación de una otra. Todo esto filtrado por la radiante fotografía de Derek Rogers (“Cypher”), jugando con picados, contrapicados, primeros planos expresivos, en tomas subjetivas que nos meten en los personajes y su zozobra, sabiendo emitir claustrofobia.
Spoiler:
Preguntas sin respuesta:
A qué viene el ataque de locura psicópata de Quentin? Porque motivo mata a la doctora? Porque Natali nos “regala” la penosa (y repetitiva) escena de Quentin lanzando cual jabalina a varios personajes? No ve que resta dramatismo?
Porque al final Worth decide no salir del Cube? Si no pensaba en salir por qué avanza?
Como es posible Quentin en el clímax aparezca de la nada y empale a Leaven? Como es posible que el cazurro de Quentin atraviese habitaciones peligrosas hasta llegar al final? Con el ruido que hacen las escotillas? Hay que darle una licencia muy gorda para tragarlo.
La mejor y más tensa escena: Los protagonistas atravesando un cubo azul en completo silencio para no hacer saltar la trampa, resulta desasosegante.
En conjunto decir que en mi subconsciente cinéfilo era una película de entre 8 y 9, pero en su revisión después de años me ha sido chocante, por las carencias argumentales, por el modo en que se atasca, y por en realidad quedarse en tierra de nadie en su conclusión. Le doy un 7 (mea culpa por ser inflado) por lo mucho que promete, por la cautivador de su raíz, por lo excitante de su clima, y por el recuerdo que tengo de ella. Fuerza y honor!!!.
Puesta en escena memorable, el gran pilar sobre el que se sostiene gran parte del atractivo del film, con un extraordinario y a la vez diáfano diseño de producción de Jasna Stefanovic (“Las vírgenes suicidas”), filmando en Toronto-Canadá, haciendo un dispositivo ficticio Cube concebido por David W. Pravica (matemático), consiste en cáscara cúbica externa (el sarcófago) y el cubo interior. Un lado de la cáscara externa es 434 pies de largo, cubo interior consta de 26 3= 17.576 habitaciones cúbicas (menos un número desconocido de habitaciones para permitir el movimiento, como se muestra en la película), cada una con una longitud lateral de 15,5 pies, espacio de 15.5 pies entre el cubo y la cáscara. Cada habitación marcada con tres números de identificación, por ejemplo, 517 478 565, números codifican coordenadas de inicio de la habitación y coordenadas x, yyz son sumas de dígitos del primer, segundo y tercer número respectivamente, los números determinan el movimiento de la habitación y posiciones subsiguientes se obtienen restando cíclicamente dígitos entre sí, números resultantes se agregan a números de partida, si has conseguido entenderlo todo tienes mi admiración superlativa al cubo. Sólo hay un cubo completo construido, mide 14 pies por 14 pies por 14 pies, sólo una puerta de trabajo podría soportar peso de actores, el color de la habitación cambiada por paneles deslizantes. Otro cubo parcial hecho para planos requieren punto de vista de la situación en habitación de una otra. Todo esto filtrado por la radiante fotografía de Derek Rogers (“Cypher”), jugando con picados, contrapicados, primeros planos expresivos, en tomas subjetivas que nos meten en los personajes y su zozobra, sabiendo emitir claustrofobia.
Spoiler:
Preguntas sin respuesta:
A qué viene el ataque de locura psicópata de Quentin? Porque motivo mata a la doctora? Porque Natali nos “regala” la penosa (y repetitiva) escena de Quentin lanzando cual jabalina a varios personajes? No ve que resta dramatismo?
Porque al final Worth decide no salir del Cube? Si no pensaba en salir por qué avanza?
Como es posible Quentin en el clímax aparezca de la nada y empale a Leaven? Como es posible que el cazurro de Quentin atraviese habitaciones peligrosas hasta llegar al final? Con el ruido que hacen las escotillas? Hay que darle una licencia muy gorda para tragarlo.
La mejor y más tensa escena: Los protagonistas atravesando un cubo azul en completo silencio para no hacer saltar la trampa, resulta desasosegante.
En conjunto decir que en mi subconsciente cinéfilo era una película de entre 8 y 9, pero en su revisión después de años me ha sido chocante, por las carencias argumentales, por el modo en que se atasca, y por en realidad quedarse en tierra de nadie en su conclusión. Le doy un 7 (mea culpa por ser inflado) por lo mucho que promete, por la cautivador de su raíz, por lo excitante de su clima, y por el recuerdo que tengo de ella. Fuerza y honor!!!.