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Voto de TOM REGAN:
8
7,6
46.491
Drama
Para Jack, un niño de cinco años, la habitación es el mundo entero, el lugar donde nació, donde come, juega y aprende con su madre. Por la noche, mamá lo pone a dormir en el armario, por si viene el viejo Nick. La habitación es el hogar de Jack, mientras que para su madre es el cubículo donde lleva siete años encerrada, secuestrada desde los diecinueve años. Con gran tesón e ingenio, la joven ha creado en ese reducido espacio una vida ... [+]
13 de enero de 2016
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
05/05(05/01/16) Muy grata sorpresa este notable obra del irlandés Lenny Abrahamson, te atrapara en su subyugante inicio, absorbente propuesta tiene en su primera mitad una puesta en escena y narración fascinante, cuatro paredes estrechas entre las que conviven una mujer y su hijito en un mundo idealizado por ella, todo visto a través de la inocente mirada del niño, tardamos en saber el misterio que envuelve la situación, se va conformando una intensidad anímica densa, sentimos la asfixia psicológica de ella a través de la limpia visión del chico en un crescendo dramático que hacía mucho no sentía frente a un film. La historia se basa en la novela homónima de Emma Donoghue, ella misma guioniza, relato sombrío, lúgubre pero dejando luz a la esperanza de la raza humana. Sobresalen como grandes pilares las interpretaciones de Brie Larson como la sufriente madre, y la tremenda y sentida actuación de Jacob Tremblay como el hijo.
El director ha remarcado no es un film sobre un acto criminal, su foco está en el amor, en el sacrificio, en el poder de resistencia del ser humano, en la supervivencia, en saber sacar lo mejor de nosotros hasta en la peor de las situaciones. Esto lo hace con creces, en un relato que emociona, desgarra, conmueve, angustia, estremece, da escalofríos, provoca una montaña rusa de sentimientos que van desde el desconcierto inicial, a la inquietud, el miedo, la tristeza, la tensión, la alegría, la felicidad, ello sin sentirnos manipulados, sin utilizar morbo, escenas escabrosas, o violencia gratuita, una historia de Héroes que intenta mantenerse íntegros, intentan buscar razones por las que seguir, todo contado con un momo por el detalle, consiguiendo por momentos cortarnos la respiración, y en otros impactarnos con sensaciones trémulas extremas. Una cinta que se mueve con fluidez y hondura en el thriller y en el melodrama, hablándonos del despertar a la vida, de la ingenuidad, del amor materno-filial, de la violación, de secuestros, de la maldad humana, y ello abordado con un halo de esperanza. Muy hábil lo veamos todo por los ojos del niño de 5 años, nos sentimos como él, cándidos ante la extraña situación, nos sentimos tensos desde el interior del armario con esas miradas a la habitación, haciendo espantoso lo que se intuye más que lo que se ve, perturbados cuando Jack decide salir fuera y explorar con “Old Nick” en la cama, maravilloso, de esta forma nos surtimos de los pensamientos en off del chico, desprendiendo una ingenuidad deliciosa. Un drama sensible (que no sensiblero) con tintes de un realismo de calado, que deja un canto a la vida, aún en las penosas circunstancias.
Film claramente partido en dos. El primer bloque se desarrolla en una habitación, microcosmos angosto, claustrofóbico, asfixiante, de aire viciado, la madre ha creado un mundo irreal para su hijo no sufra, para protegerlo de la dura realidad, para ello ante la soledad reinante ha optado por “bautizar” los objetos, el frigorífico, la lámpara o la alfombra, con esas tremebundas miradas de ella al tragaluz, la única luz exterior que tienen, ella le ha dado un refugio que lo aísle de del horror que padece ella noche tras noche, le ha construido una cama en el armario, mientras a ella le visita el “ogro”, esto en lo que es una oda brillante al amor de madre, como tiene que mantenerse cuerda y sin caer en la desesperanza por su hijo, el amor de madre la retroalimenta y le da fuerzas, convierte lo ordinario en extraordinario, el bañarlo, el mantenerlo en forma corriendo de una pared a otra, jugando con él, leyendo un libro o cocinando, emitiéndose un calor humano formidable. La segunda parte cambia radicalmente el tono, el escenario pasa a ser el exterior, aquí se centra en la complicada adaptación de la madre y el hijo al mundo, a una sociedad que les pilla a contrapié, ella se encuentra fuera de lugar, desea echarle la culpa a alguien de su sufrimiento, el estrés post-traumático en toda su crudeza, sin artíficos, muy bien desarrollado, eso ella, el niño debe adaptarse a un mundo que se le muestra infinito, debe aprender a cortar el cordón umbilical con la madre, aprender a confiar en los demás un poquito, hacer amigos, jugar en la calle, se nos habla de esa especie de “Síndrome de Estocolmo” que surge cuando te has tirado años en una situación terrible, pero tu cuerpo se ha acostumbrado, como les pasa a algunos presos, su angustioso cosmos de 4 paredes puede parecer un lugar seguro en el que sabían a qué atenerse, esto es tocado de modo sutil y delicado. El segundo bloque baja la capacidad de sorpresa, es más digerible, algo inferior al primero, pero es que era muy difícil mantener el asombro belleza turbadora del arranque.
Brie Larson magnífica en su rol de madre Joy, desarrolla toda una gama de emociones contenidas, amor, rabia, sacrificio, ira, tristeza, melancolía, fortaleza, fragilidad, derrumbe, excelsa en su economía de lenguaje gestual, en su limpia mirada, deja profundidad psicológica, ella dijo que el film "como una historia de amor, de libertad y perseverancia y lo que se siente al crecer y convertirse en su propia persona", memorable actuación, de las que te llega al interior. Jacob Tremblay de solo ocho años realiza una labor superlativa, dotando de matices, de aristas, de tridimensionalidad fabulosa a su personaje, con el que se mimetiza, lo posee, le da complejidad, naturalidad, frescura, emitiendo una veracidad antológica, desborda ternura, emociones que nos llegan, miedo, confusión, alegría, rabia, frustración, soledad, nos conmueve, él es nuestros ojos y consigue empaticemos de modo sublime con el relato. Y entre Brie y Jacob una química extraordinaria, hace nos estremezcamos, suframos y nos alegremos con ellos, magno. Joan Allen crea a una cariñosa y comprensiva abuela y madre, lo hace con esmero. William H. Macy compone en su poco tiempo al padre y abuelo, lo hace emitiendo tormento interior, notable. Tom McCamus correcto padrastro, le imprime cariño.
(sigue en spoiler)
El director ha remarcado no es un film sobre un acto criminal, su foco está en el amor, en el sacrificio, en el poder de resistencia del ser humano, en la supervivencia, en saber sacar lo mejor de nosotros hasta en la peor de las situaciones. Esto lo hace con creces, en un relato que emociona, desgarra, conmueve, angustia, estremece, da escalofríos, provoca una montaña rusa de sentimientos que van desde el desconcierto inicial, a la inquietud, el miedo, la tristeza, la tensión, la alegría, la felicidad, ello sin sentirnos manipulados, sin utilizar morbo, escenas escabrosas, o violencia gratuita, una historia de Héroes que intenta mantenerse íntegros, intentan buscar razones por las que seguir, todo contado con un momo por el detalle, consiguiendo por momentos cortarnos la respiración, y en otros impactarnos con sensaciones trémulas extremas. Una cinta que se mueve con fluidez y hondura en el thriller y en el melodrama, hablándonos del despertar a la vida, de la ingenuidad, del amor materno-filial, de la violación, de secuestros, de la maldad humana, y ello abordado con un halo de esperanza. Muy hábil lo veamos todo por los ojos del niño de 5 años, nos sentimos como él, cándidos ante la extraña situación, nos sentimos tensos desde el interior del armario con esas miradas a la habitación, haciendo espantoso lo que se intuye más que lo que se ve, perturbados cuando Jack decide salir fuera y explorar con “Old Nick” en la cama, maravilloso, de esta forma nos surtimos de los pensamientos en off del chico, desprendiendo una ingenuidad deliciosa. Un drama sensible (que no sensiblero) con tintes de un realismo de calado, que deja un canto a la vida, aún en las penosas circunstancias.
Film claramente partido en dos. El primer bloque se desarrolla en una habitación, microcosmos angosto, claustrofóbico, asfixiante, de aire viciado, la madre ha creado un mundo irreal para su hijo no sufra, para protegerlo de la dura realidad, para ello ante la soledad reinante ha optado por “bautizar” los objetos, el frigorífico, la lámpara o la alfombra, con esas tremebundas miradas de ella al tragaluz, la única luz exterior que tienen, ella le ha dado un refugio que lo aísle de del horror que padece ella noche tras noche, le ha construido una cama en el armario, mientras a ella le visita el “ogro”, esto en lo que es una oda brillante al amor de madre, como tiene que mantenerse cuerda y sin caer en la desesperanza por su hijo, el amor de madre la retroalimenta y le da fuerzas, convierte lo ordinario en extraordinario, el bañarlo, el mantenerlo en forma corriendo de una pared a otra, jugando con él, leyendo un libro o cocinando, emitiéndose un calor humano formidable. La segunda parte cambia radicalmente el tono, el escenario pasa a ser el exterior, aquí se centra en la complicada adaptación de la madre y el hijo al mundo, a una sociedad que les pilla a contrapié, ella se encuentra fuera de lugar, desea echarle la culpa a alguien de su sufrimiento, el estrés post-traumático en toda su crudeza, sin artíficos, muy bien desarrollado, eso ella, el niño debe adaptarse a un mundo que se le muestra infinito, debe aprender a cortar el cordón umbilical con la madre, aprender a confiar en los demás un poquito, hacer amigos, jugar en la calle, se nos habla de esa especie de “Síndrome de Estocolmo” que surge cuando te has tirado años en una situación terrible, pero tu cuerpo se ha acostumbrado, como les pasa a algunos presos, su angustioso cosmos de 4 paredes puede parecer un lugar seguro en el que sabían a qué atenerse, esto es tocado de modo sutil y delicado. El segundo bloque baja la capacidad de sorpresa, es más digerible, algo inferior al primero, pero es que era muy difícil mantener el asombro belleza turbadora del arranque.
Brie Larson magnífica en su rol de madre Joy, desarrolla toda una gama de emociones contenidas, amor, rabia, sacrificio, ira, tristeza, melancolía, fortaleza, fragilidad, derrumbe, excelsa en su economía de lenguaje gestual, en su limpia mirada, deja profundidad psicológica, ella dijo que el film "como una historia de amor, de libertad y perseverancia y lo que se siente al crecer y convertirse en su propia persona", memorable actuación, de las que te llega al interior. Jacob Tremblay de solo ocho años realiza una labor superlativa, dotando de matices, de aristas, de tridimensionalidad fabulosa a su personaje, con el que se mimetiza, lo posee, le da complejidad, naturalidad, frescura, emitiendo una veracidad antológica, desborda ternura, emociones que nos llegan, miedo, confusión, alegría, rabia, frustración, soledad, nos conmueve, él es nuestros ojos y consigue empaticemos de modo sublime con el relato. Y entre Brie y Jacob una química extraordinaria, hace nos estremezcamos, suframos y nos alegremos con ellos, magno. Joan Allen crea a una cariñosa y comprensiva abuela y madre, lo hace con esmero. William H. Macy compone en su poco tiempo al padre y abuelo, lo hace emitiendo tormento interior, notable. Tom McCamus correcto padrastro, le imprime cariño.
(sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
La puesta en escena resulta excelente, sobre todo en la primera mitad con la asfixiante recreación de la habitación, con un gran diseño de producción de Ethan Tobman, emitiendo los objetos que están entre las cuatro paredes sensación de rancio, de añejo, de tristeza, esto potenciado por la primorosa fotografía Danny Cohen (“El discurso del Rey” o “Los Miserables”) envolviendo en un patinado grisáceo el aire de la habitación, en una tenue semioscuridad latente, en un cromatismo apagado, de una ambientación feista-mugrienta, con tomas subjetivas en primera persona del niño que nos inundan de zozobra, con desconcertantes primeros planos, rebosantes de expresividad, una exuberante labor en emitir pesadez claustrofóbica, todo esto contrastado por la segunda mitad, en que la luz como símbolo de libertad inunda la pantalla, abre la pantalla en una amplia vivienda, y esto punteado por la turbadora música de Stephen Rennicks (“Garage” o “Frank”), colocada perfectamente para maximizar sensaciones.
Spoiler:
Momentos recordables: El sugestivo inicio en que nos sentimos perdidos ante una situación que no terminamos de entender; Los momentos en que vemos el mundo con Jack a través del armario; El tenso momento en que Jack decide salir del armario (sin dobles lecturas) y se produce el forcejeo entre “Old Nick” (Sean Bridgers) y Joy; Cuando Joy decide contarle lo que realmente sucede a Jack (por consiguiente al espectador), como Jack se resiste a creerlo, está más cómodo en la mentira, ante lo que creía conocer; El que es uno de los momentos más intensos y apasionantes que nos ha regalado el cine en los últimos años, como Joy trama el plan para salir de su encierro, como planea y enrolla a Jack en una alfombra, como llega “Old Nick” y ella le dice ha muerto, y le hace prometer no abrirá la alfombra hasta que lo entierre bajo un árbol, todo el viaje en la camioneta, como Jack observa el cielo por primera vez en su vida, se desconcierta enante su infinitud, el espectador siente una enorme tensión pidiéndole salte, hasta que por fin lo hace en un stop, “Old Nick” lo ve y va tras él, se cruzan con un tipo que ve rara la situación, entonces “Old Nick” suelta al niño y se va en la camioneta, menuda sensación de alivio siente el espectador, luego la policía interroga a Jack, y por unas pequeñas indicaciones como la claraboya, rastrean y dan en la noche lluviosa con el lugar, la policía rastrea la finca, Jack mira nervioso por la ventana del coche policial, y tras un tenso tiempo Joy aparece liberada y abraza a su hijo de modo feliz, un tramo en que la angustia traspasa la pantalla punzándonos; Cuando en una comida el padre de Joy deja patente su repulsa a Jack por ser producto de una violación, situación cortante; Cuando Joy echa la culpa asu madre de que la bondad que le transmitió fue la culpable de que la secuestrara; Cuando entrevistan para la tele a Joy, una encerrona que la aplasta psicológicamente; Cuando Jack pide a su abuela le corte su larga melena, símbolo de su fuerza, para se la dé a su madre que está en el hospital, emocionante; Ver jugar a Jack con otro niño en el jardín; La estremecedora visita de Jack y joy a la habitación, trémulo broche final al film.
Al parecer la escritora Emma Donoghouse se inspira libremente el Caso Fritzl, acaecido en Amstetten (Austria), donde un padre, Josef Fritzl mantuvo secuestrada a su hija, Elizabeth, en un zulo desde los 18 años hasta los 42, del 1984 al 2008 en que consiguió ser liberada, durante los que abuso sexualmente de ella, con la que tuvo siete hijos.
En conjunto una notable película, algo descompensada por sus dos mitades, pero muy recomendable por su mensaje vitalista y esperanzador, por su reflexión sobre lo que nos da fuerzas en esta “puñetera” vida. Fuerza y honor!!!
Spoiler:
Momentos recordables: El sugestivo inicio en que nos sentimos perdidos ante una situación que no terminamos de entender; Los momentos en que vemos el mundo con Jack a través del armario; El tenso momento en que Jack decide salir del armario (sin dobles lecturas) y se produce el forcejeo entre “Old Nick” (Sean Bridgers) y Joy; Cuando Joy decide contarle lo que realmente sucede a Jack (por consiguiente al espectador), como Jack se resiste a creerlo, está más cómodo en la mentira, ante lo que creía conocer; El que es uno de los momentos más intensos y apasionantes que nos ha regalado el cine en los últimos años, como Joy trama el plan para salir de su encierro, como planea y enrolla a Jack en una alfombra, como llega “Old Nick” y ella le dice ha muerto, y le hace prometer no abrirá la alfombra hasta que lo entierre bajo un árbol, todo el viaje en la camioneta, como Jack observa el cielo por primera vez en su vida, se desconcierta enante su infinitud, el espectador siente una enorme tensión pidiéndole salte, hasta que por fin lo hace en un stop, “Old Nick” lo ve y va tras él, se cruzan con un tipo que ve rara la situación, entonces “Old Nick” suelta al niño y se va en la camioneta, menuda sensación de alivio siente el espectador, luego la policía interroga a Jack, y por unas pequeñas indicaciones como la claraboya, rastrean y dan en la noche lluviosa con el lugar, la policía rastrea la finca, Jack mira nervioso por la ventana del coche policial, y tras un tenso tiempo Joy aparece liberada y abraza a su hijo de modo feliz, un tramo en que la angustia traspasa la pantalla punzándonos; Cuando en una comida el padre de Joy deja patente su repulsa a Jack por ser producto de una violación, situación cortante; Cuando Joy echa la culpa asu madre de que la bondad que le transmitió fue la culpable de que la secuestrara; Cuando entrevistan para la tele a Joy, una encerrona que la aplasta psicológicamente; Cuando Jack pide a su abuela le corte su larga melena, símbolo de su fuerza, para se la dé a su madre que está en el hospital, emocionante; Ver jugar a Jack con otro niño en el jardín; La estremecedora visita de Jack y joy a la habitación, trémulo broche final al film.
Al parecer la escritora Emma Donoghouse se inspira libremente el Caso Fritzl, acaecido en Amstetten (Austria), donde un padre, Josef Fritzl mantuvo secuestrada a su hija, Elizabeth, en un zulo desde los 18 años hasta los 42, del 1984 al 2008 en que consiguió ser liberada, durante los que abuso sexualmente de ella, con la que tuvo siete hijos.
En conjunto una notable película, algo descompensada por sus dos mitades, pero muy recomendable por su mensaje vitalista y esperanzador, por su reflexión sobre lo que nos da fuerzas en esta “puñetera” vida. Fuerza y honor!!!