Media votos
6,5
Votos
5.704
Críticas
5.201
Listas
10
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de TOM REGAN:
6
7,1
67.960
Bélico
Año 1942, en plena Segunda Guerra Mundial en la Isla de Guadalcanal, en el Pacífico. Un grupo de hombres de la compañía de fusileros del ejército americano "C de Charlie" combate contra el ejército japonés por la conquista de una estratégica colina. Este grupo forma parte de las tropas enviadas para relevar a las unidades de infantería de la Marina, agotadas por el combate. (FILMAFFINITY)
6 de noviembre de 2023
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
285/14(11/10/23) Desequilibrado, pesaroso y letárgico film bélico. Con motivo de su próximo cuarto de siglo desde su estreno (22/12/1998) me he vuelto a ver este film bélico realizado por el singular director de Illinois Terrence Malick, que llevaba 20 años sin estrenar una película (desde “Días de cielo” en 1978), por lo que hubo gran expectación, uniéndose al proyecto un gran elenco masculino de actores como Sean Penn (mantiene un par de diálogos pomposos sobre el sentido de la guerra con El soldado Robert E. Lee Witt), Jim Caviezel, Nick Nolte, Elías Koteas, Adrien Brody, George Clooney, John Cusack, Woody Harrelson, Jared Leto, John C. Reilly, John Travolta o Ben Chaplin. Malick dirige y guioniza la novela homónima de 1962 de James Jones (El mismo que escribió la novela llevada con éxito al cine enmarcada también en la WWII, “De aquí a la eternidad”), título alude a una línea del poema "Tommy" de Rudyard Kipling, de Barrack-Room Ballads, en el que llama a los soldados de infantería británicos "La delgada línea roja de héroes", en referencia a la posición del 93.º Regimiento. en la Batalla de Balaclava de la Guerra de Crimea. Libro que ya tuvo una versión en 1964, historia ficticia de la Batalla del Monte Austen, parte de la Campaña de Guadalcanal en el Teatro del Pacífico de la WWII, retrata a los soldados estadounidenses de la Compañía C, 1.er Batallón, 27° Regimiento de Infantería, 25° División de Infantería. Película tuvo la mala suerte de coincidir en el año con la Obra Maestra de Spielberg “Salvar al soldado Ryan”, aborda también un tramo de la WWII, ya de por sí este de Malick es por momentos tedioso, pero si se compara con el protagonizado por Tom Hanks es lapidario. Esta con epicentro en el Pacífico parece al director le estorba la acción y el contexto histórico, todo resulta cuasi etéreo y atemporal en la mente ‘malickiana’, mientras Spielberg ofrece al espectador un inicio Kolossal, y luego un objetivo, aquí todo es huida hacia la nada constante. Malick está más a gusto y se solaza en lo contemplativo, en meternos varios monólogos interiores filosóficos terminan por ser jartibles, aturulla tanto pensamiento intelectualoide que no te crees de estos soldados ordinarios, esas disquisiciones etéreas en principio te llegan y tocan la fibra, pero pasada la hora y media son cansinos.
El soldado Robert E. Lee Witt (Caviezel) del ejército USA se ausenta sin permiso de su unidad en 1942 para vivir entre los despreocupados nativos melanesios en el Pacífico Sur. El sargento primero Welsh (Penn) de su compañía lo encuentra y encarcela en un buque de transporte de tropas. A Witt no se le permite reincorporarse a su unidad y, en cambio, se le asigna, como castigo, actuar como camillero para la próxima campaña. Los hombres de la Compañía C, 1.er Batallón, 27° Regimiento de Infantería, 25° División de Infantería, han sido llevados a la isla de Guadalcanal como refuerzos en la campaña para asegurar el Campo Henderson, arrebatar la isla a los japoneses y bloquear su ruta a Australia. La Compañía C está comandada por el capitán James Staros (Koteas). La empresa desembarca en Guadalcanal sin oposición. La compañía pronto encuentra su objetivo: la colina 210, una posición enemiga clave.
He mencionado arriba desequilibrada, porque a pesar de lo malo mencionado, tiene sus buenos elementos, como es la puesta en escena subyugante en el cromatismo, gracias al DP John Toll (“Braveheart” o “El último samurái”), acogiendo planos de una beldad pictórica, con esos campos verdes infinitos sobre laderas y sobre ellos cielos nublados, con los rayos de sol deidíficos penetrando entre los árboles de la jungla, jugando con los contrastes entre la belleza de ese Paraíso de los mares del sur frente a la barbarie y el caos que llevan los humanos, una elegía que se adentra en el existencialismo, lo intangible, sobre el sentido de la vida, conectando la Naturaleza espiritualmente con los humanos. Aquello del Hombre es un Lobo para el Hombre, el detallismo de fijarse en animales testigos del atavismo del hombre (ese pájaro herido en su ala, esos perros devorando carne humana, el mencionado cocodrilo); Ello adornado por melodías de coros melanesios trémulos cantadas por el Coro de Todos los Santos en Honiara y la Hermandad Melanesia en Tabalia que elevan el sentido del film (más de lo que merece), se oye el Paradisum de Réquiem de Gabriel Fauré y en los primeros compases La pregunta sin respuesta por Charles Ives. Música de acompañamiento creada por el maestro germano Hans Zimmer, con adicionales melodías de John Powell.
Hay un tramos vigorosos, como es la espectacular toma de la colina, filmada de modo preciosista con la cámara acariciando los verdes tallos de hierban mecidos por la brisa que esconden a los soldados, mientras los primeros rayos de sol bañan el verdor ondulante. Tramo que arranca al amanecer, los soldados de infantería ascienden intentando esconderse entre la alta hierba, pero son contra restados por fuego intenso japo que viene de la nada. Tenemos muestras del absurdo de la guerra, el sinsentido de las muertes, cuando un soldado, Keck (Woody Harrelson) se equivoca al lanzar una granada, y acaba en su miseria con un acto de heroísmo. Por el contrario, en esta batalla por la cima tenemos la sin razón de las personas que no dudan en poner en peligro letal a la gente a sus órdenes, con empatía zero por ellas con tal de convertirse en un líder aclamado, esto representa El teniente coronel Gordon Tall (Nick Nolte), en el lado contrario está el capitán Staros (Koteas), que se niega a mandar al matadero por la gloria de uno a sus soldados, esto le llevará a un enfrentamiento donde tiene las de perder con su superior. Mientras el verdadero heroísmo surge de modo natural en soldados como el Pvt. Bell (Chaplin), que busca un modo de intentar tomar la cumbre con menos riesgo para todos... (sigo en spoiler)
El soldado Robert E. Lee Witt (Caviezel) del ejército USA se ausenta sin permiso de su unidad en 1942 para vivir entre los despreocupados nativos melanesios en el Pacífico Sur. El sargento primero Welsh (Penn) de su compañía lo encuentra y encarcela en un buque de transporte de tropas. A Witt no se le permite reincorporarse a su unidad y, en cambio, se le asigna, como castigo, actuar como camillero para la próxima campaña. Los hombres de la Compañía C, 1.er Batallón, 27° Regimiento de Infantería, 25° División de Infantería, han sido llevados a la isla de Guadalcanal como refuerzos en la campaña para asegurar el Campo Henderson, arrebatar la isla a los japoneses y bloquear su ruta a Australia. La Compañía C está comandada por el capitán James Staros (Koteas). La empresa desembarca en Guadalcanal sin oposición. La compañía pronto encuentra su objetivo: la colina 210, una posición enemiga clave.
He mencionado arriba desequilibrada, porque a pesar de lo malo mencionado, tiene sus buenos elementos, como es la puesta en escena subyugante en el cromatismo, gracias al DP John Toll (“Braveheart” o “El último samurái”), acogiendo planos de una beldad pictórica, con esos campos verdes infinitos sobre laderas y sobre ellos cielos nublados, con los rayos de sol deidíficos penetrando entre los árboles de la jungla, jugando con los contrastes entre la belleza de ese Paraíso de los mares del sur frente a la barbarie y el caos que llevan los humanos, una elegía que se adentra en el existencialismo, lo intangible, sobre el sentido de la vida, conectando la Naturaleza espiritualmente con los humanos. Aquello del Hombre es un Lobo para el Hombre, el detallismo de fijarse en animales testigos del atavismo del hombre (ese pájaro herido en su ala, esos perros devorando carne humana, el mencionado cocodrilo); Ello adornado por melodías de coros melanesios trémulos cantadas por el Coro de Todos los Santos en Honiara y la Hermandad Melanesia en Tabalia que elevan el sentido del film (más de lo que merece), se oye el Paradisum de Réquiem de Gabriel Fauré y en los primeros compases La pregunta sin respuesta por Charles Ives. Música de acompañamiento creada por el maestro germano Hans Zimmer, con adicionales melodías de John Powell.
Hay un tramos vigorosos, como es la espectacular toma de la colina, filmada de modo preciosista con la cámara acariciando los verdes tallos de hierban mecidos por la brisa que esconden a los soldados, mientras los primeros rayos de sol bañan el verdor ondulante. Tramo que arranca al amanecer, los soldados de infantería ascienden intentando esconderse entre la alta hierba, pero son contra restados por fuego intenso japo que viene de la nada. Tenemos muestras del absurdo de la guerra, el sinsentido de las muertes, cuando un soldado, Keck (Woody Harrelson) se equivoca al lanzar una granada, y acaba en su miseria con un acto de heroísmo. Por el contrario, en esta batalla por la cima tenemos la sin razón de las personas que no dudan en poner en peligro letal a la gente a sus órdenes, con empatía zero por ellas con tal de convertirse en un líder aclamado, esto representa El teniente coronel Gordon Tall (Nick Nolte), en el lado contrario está el capitán Staros (Koteas), que se niega a mandar al matadero por la gloria de uno a sus soldados, esto le llevará a un enfrentamiento donde tiene las de perder con su superior. Mientras el verdadero heroísmo surge de modo natural en soldados como el Pvt. Bell (Chaplin), que busca un modo de intentar tomar la cumbre con menos riesgo para todos... (sigo en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
…Esta batalla es ejemplo de lo mejor y peor de la naturaleza humana. Ojalá toda la cinta hubiera estado a esta altura. Pero aún queda medio film y la cosa baja; Está la toma del poblado japonés, reflejo del salvajismo humano; Hay vigorosa actuación de un espléndido Nick Nolte como temperamental teniente coronel Tall ávido de gloria, descarnado trepa que baña de vis amenazante a todos, oso despiadado que arroja fuego, hace cálculos flemáticos sobre el número de muertes se necesitarán para ganar su objetivo, cual si fueran solo eso, número; Su digamos ‘antagonista’ es un estupendo Elias Koteas como el capitán James Staros, todo lo contrario que Tall, piensa en su tropa y no duda en enfrentarse a su superior en duelos chispeantes.
Lo bueno se emborrona por unas ansias de pretenciosidad no es capaz de cubrir la historia, con la mencionada voz en off de los personajes que se cruzan y no sabes para quien hablan, hay preguntas retóricas, mucha espiritualidad remanente del budismo, mucho gusto por la metafísica. No hay mesura en este aspecto y acabas saturado y deseando le peguen un tiro al tipo que nos suelta sus pensamientos, haber si deja de dar la vara. Asimismo, tenemos unos flash-backs pastelosos que nos sacan del lugar para ofrecernos cuasi spots de perfumes horteras, ellos referentes al soldado Jack Bell (buen Ben Chaplin), que ve a su bella esposa (Miranda Otto) en bucólicas secuencias chirriantes en el tono del film. Malick nos quiere dar poesía a empellones, pero esta me ha resultado megalómana, la capacidad de síntesis es muchas veces una victoria, y aquí este aspecto está ausente. Hay un anhelo humanista en como expone la guerra como el epítome máximo de la deshumanización, pero el problema es que una vez presenta hábil y preciosistamente esto lo vuelve a subrayar una y otra vez.
Malick (al contrario que el Homérico film mencionado ‘spilbergiano’) rehúye mostrar la violencia explícita del gore, aquí no hay desmembramientos, no hay muertes salvajes o sangre a borbotones, tiene un modo ‘original’ el director de mostrarla a través de la naturaleza, como ejemplo cuando un militar recibe un disparo, lo que vemos en vez de su muerte, vemos un árbol explotar cual metáfora del humano, es el ´dolor´ de la naturaleza emparentada al hombre, formando parte de esto la fauna, como cuando vemos un pájaro con un ala rota volando fuera de un árbol. Y es que Malick intenta despojar de cualquier épica la Guerra, aquí no hay actos de heroísmo extraordinarios, para ello (supongo), el realizador obvia (casi por completo) las tomas aéreas que dotan de niveles de epopeya las batallas, la cámara se coloca a la altura de los soldados la mayor parte del tiempo, implicando ciertas ansias intimistas.
Malick en su collage sobre la guerra expone un desfile interminable de personajes y hay naufraga con más estrépito que el Titanic (igual me he pasao), pues en su devenir la mayoría se ven de forma esbozada, que al ser actores importantes desorienta, pues esperas algo más de ellos que un cuasi cameo, probablemente esto deriva de la mesa de edición que incluso anuló actuaciones por completo (En el montaje final se eliminaron imágenes de actuaciones de Bill Pullman, Lukas Haas y Mickey Rourke, una de las escenas de Rourke se incluyó en tomas descartadas de características especiales del lanzamiento en Blu-ray y DVD de Criterion), amén de recortar hasta lo exiguo muchas otras. Carecen los personajes de fondo, parecen partir todos de zero (excepto el mencionado de Chaplin con su subtrama con su esposa). Nunca sentimos conexión alguna entre los soldados, no hay sentimiento de compañerismo o camaradería, lo cual los hace fríos,
La fotografía principal tuvo lugar en Queensland, Australia y las Islas Salomón .
En esta revisión me ha bajado bastante el atractivo del film, para dejarlo en algo curioso que nunca llega a lo que pretende. Gloria Ucrania.!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://tomregan.blogspot.com/2023/11/la-delgada-linea-roja.html
Lo bueno se emborrona por unas ansias de pretenciosidad no es capaz de cubrir la historia, con la mencionada voz en off de los personajes que se cruzan y no sabes para quien hablan, hay preguntas retóricas, mucha espiritualidad remanente del budismo, mucho gusto por la metafísica. No hay mesura en este aspecto y acabas saturado y deseando le peguen un tiro al tipo que nos suelta sus pensamientos, haber si deja de dar la vara. Asimismo, tenemos unos flash-backs pastelosos que nos sacan del lugar para ofrecernos cuasi spots de perfumes horteras, ellos referentes al soldado Jack Bell (buen Ben Chaplin), que ve a su bella esposa (Miranda Otto) en bucólicas secuencias chirriantes en el tono del film. Malick nos quiere dar poesía a empellones, pero esta me ha resultado megalómana, la capacidad de síntesis es muchas veces una victoria, y aquí este aspecto está ausente. Hay un anhelo humanista en como expone la guerra como el epítome máximo de la deshumanización, pero el problema es que una vez presenta hábil y preciosistamente esto lo vuelve a subrayar una y otra vez.
Malick (al contrario que el Homérico film mencionado ‘spilbergiano’) rehúye mostrar la violencia explícita del gore, aquí no hay desmembramientos, no hay muertes salvajes o sangre a borbotones, tiene un modo ‘original’ el director de mostrarla a través de la naturaleza, como ejemplo cuando un militar recibe un disparo, lo que vemos en vez de su muerte, vemos un árbol explotar cual metáfora del humano, es el ´dolor´ de la naturaleza emparentada al hombre, formando parte de esto la fauna, como cuando vemos un pájaro con un ala rota volando fuera de un árbol. Y es que Malick intenta despojar de cualquier épica la Guerra, aquí no hay actos de heroísmo extraordinarios, para ello (supongo), el realizador obvia (casi por completo) las tomas aéreas que dotan de niveles de epopeya las batallas, la cámara se coloca a la altura de los soldados la mayor parte del tiempo, implicando ciertas ansias intimistas.
Malick en su collage sobre la guerra expone un desfile interminable de personajes y hay naufraga con más estrépito que el Titanic (igual me he pasao), pues en su devenir la mayoría se ven de forma esbozada, que al ser actores importantes desorienta, pues esperas algo más de ellos que un cuasi cameo, probablemente esto deriva de la mesa de edición que incluso anuló actuaciones por completo (En el montaje final se eliminaron imágenes de actuaciones de Bill Pullman, Lukas Haas y Mickey Rourke, una de las escenas de Rourke se incluyó en tomas descartadas de características especiales del lanzamiento en Blu-ray y DVD de Criterion), amén de recortar hasta lo exiguo muchas otras. Carecen los personajes de fondo, parecen partir todos de zero (excepto el mencionado de Chaplin con su subtrama con su esposa). Nunca sentimos conexión alguna entre los soldados, no hay sentimiento de compañerismo o camaradería, lo cual los hace fríos,
La fotografía principal tuvo lugar en Queensland, Australia y las Islas Salomón .
En esta revisión me ha bajado bastante el atractivo del film, para dejarlo en algo curioso que nunca llega a lo que pretende. Gloria Ucrania.!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://tomregan.blogspot.com/2023/11/la-delgada-linea-roja.html