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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
6
Drama Dos amigas adolescentes de los suburbios de París, ambas muy espabiladas, están decididas a hacerse ricas o morir en el intento. Su plan es seguir los pasos de una famosa traficante de drogas del barrio, un lugar marcado por el narcotráfico y el islamismo. Dounia tiene sed de poder y de éxito. Ayudada por Maimuna, su mejor amiga, decide así seguir los pasos de Rebecca, una mujer respetada incluso a pesar de dedicarse a traficar. Pero su ... [+]
25 de octubre de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
348/18(18/10/20) Interesante ópera prima de Houda Benyamina, aunque irregular en el modo de desarrollarse, tiene puntos a favor que la hacen estimable. Ambientada en la ‘banlieue’ socialmente desfavorecida de París, donde el protagonismo es para las mujeres, pasando los hombres a meros secundarios al fondo dependientes d elo que hagan estas. Siendo la protagonista una joven badass inconformista y de carácter rebelde, encarnada de modo electrizante por Oulaya Amamra (hermana de la directora) que aspira a hacer dinero rápido, y esto solo se da a través del crimen, empezando con robos y siendo el siguiente escalón el tráfico de drogas, tratando temas como el despertar a la madurez, la marginalidad social, la amistad, la codicia, o la juventud problemática. Con guión de la propia realizadora junto a Romaine Compingt y Malik Rumineau, y quizás debido a estar con tantas manos en el libreto haya demasiados temas y demasiados estilos que se agolpan sin dejar espacio a la fijeza. Este retrato de los barrios marginales de las grandes ciudades la directora abarca demasiado, perdiendo solidez y cohesión narrativa, quiere tocar demasiados palos y aprieta poco, para desembocar en un rush final muy aparatoso, pero aun así deja tramos incisivos.

Estamos un barrio (gueto romaní) del extrarradio parisino, donde reina la pobreza y la supervivencia pende principalmente del crimen. La protagonista es Dounia (Houda Amamra) parece tener pocas opciones viables en la vida. En casa, vive con su madre (Majdouline Idrissi, rol que está muy difuso, a medio definir), alcohólica desquiciada que se acuesta con cualquiera que la acepte. Y en la escuela, apenas puede adaptarse a la disciplina y la hipocresía que se requiere, como se atestigua en una tempestuosa escena temprana en la que mortifica a uno de sus maestras con un ataque feroz. Fuera de clase Dounia trata de ganarse el respeto de Rebecca (Jisca Kalvanda), violenta capo de la droga del barrio. Dounia tiene una gran amiga, Maimouna (Deborah Lukumuena), con al que realiza pequeños hurtos, además comienza a espiar los ensayos del guardia de seguridad Djigui (correcto Kevin Mischel), bailarín aficionado que aspira a entrar en un espectáculo.

El film se abre con una secuencia que pone en solfa la modernez superficial en que vive gran parte de la juventud hoy día, cuando vemos la vida de Dounia y su amiga a través del móvil y los selfies, la vemos robar en tiendas aprovechándose del burka. Y es que la película juega a confundir con el aspecto y como este tiene papel importante en como perciben a estas chicas, ejemplos van desde cuando vemos a las chicas comunicarse por el móvil mientras están en una mezquita, o cuando Dounia maneja sus armas de mujer en la disco con su atuendo sexy como anzuelo para captar una potencial víctima. “La policía nunca detiene a una mujer con tacones altos”, espeta Rabecca (Jisca Kalvanda).

Vemos que son las mujeres las que lo impulsan todo invirtiendo los clásicos roles, desde la rebeldía y criminalidad, como son ellas las que eligen a sus parejas masculinas, vemos que Rebecca se nos presenta a través de un musculoso mancebo que abre la puerta, o cuando Dounia tiene que salvar de una caída a un tipo del que se enamora. Todo desarrollado con ritmo ágil, donde n o paran de suceder cosas que hacen avanzar la historia, hasta desembocar en un rush final intenso, aunque desproporcionado en su dramatismo forzado. La directora en su camino deja momentos de poderío visual, como cuando pasamos al realismo mágico en la escena en que Dounia y Maimouna se imaginan escapando de su inframundo en un Ferrari descapotable a toda pastilla, subiendo al auto a gente guapa, mientras beben champán alborozadas entusiastamente, tramo que desborda vitalidad; Otro buen momento visualmente es el turbador montaje entre la paliza que le están dando a Donia con una danza moderna, destilando rabia y malsanos sentimientos.

Es sobre todo el retrato de personalidad de Dounia, joven vitalista, audaz, rebelde, contestataria, quiere disfrutar el día a día, y Oulaya Amamra le da vida con una enorme naturalidad en su electricidad, desplegando todo un arsenal de expresividad, que nos hace creíble esta ambiciosa mujer que quiere dinero rápido, reflejo de como los que están muy abajo intentan salir de la mierda como sea, muy buena; A su lado su mejor amiga Maimouna otra joven, que intenta ir a la estela de su colega, tiene una familia asentada que se preocupa por ella, pero está muy unida a Dounia, está el punto de subyacer un amor lésbico, sobre todo cuando están en la cama jun tas es notorio, e incluso ella no la vemos ni con chicos ni siquiera aspirar a ellos. Deborah Lukumuena borda su rol con una especial química con Oulaya, con momentos entrañables entre ellas; Rebecca es lo que quiere ser Dounia, es una mujer autosuficiente, con dinero fácil de la droga, domina el territorio con puño de hierro. Jisca Kalvanda la embiste con una potencia apabullante, posee carisma en sus arranques de ira, en su modo de pretender aleccionara Dounia, un volcán. Aunque en su debe he de decir que resulta complicado creer que esta joven maneje el cotarro de narcotraficante, me chirría que no veamos a alguien por lo alto de ella, además de no ver a que tenga mucha gente a sus órdenes.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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