153/18(18/07/17) Tim Burton, nos regaló una oda a los sueños y al cine, Obra Maestra que retrata al singular director Edward Davis Wood, considerado Peor Director de la Historia del Cine, fascinante dramedia rinde homenaje a través del protagonista al cine underground, serie Z, y mediante el retrato de su época más “floreciente” (1953-1959), en que trabó fuerte amistad con el mítico Bela Lugosi en su decadencia, lo hace mediante incisiva fotografía en b/n, embiste de nostalgia el metraje. Análisis envenenado al proceso de creación, mezcla con idealismo e ilusión que mucha gente pone en sus proyectos, y como los resultados pueden ser malos pero el trayecto los dignifica y los asimila a grandes artistas, aunque a ellos las musas no les hicieran caso. Burton retrata a Ed y su troupe de inadaptados no como parodia, lo hace con cariño y ternura, embistiéndolos de dignidad y vitalidad antropológica, mezclando con inteligencia el drama con el humor ingenioso, y es que el director del cabello revuelto quiso hacer un canto a Wood, filtrando el relato a través de su mirada cándida y optimista que era capaz de verse emparejado a Orson Welles. Tim Burton trata con cariño al protagonista, con el que Burton se siente emparentado, los dos “raros” en el mundo del cine, fans de los clásicos del terror, de relatos truculentos, y donde la relación entre Wood y Lugosi puede ser similar a la que Tim tuvo con otra estrella del Terror, Vincent Price. Burton es consciente de la baja calidad de películas de Ed Wood, pero sentía admiración por el tesón y energía que ponía en sus películas, esperpénticos argumentos dirigidos con jersey de angora de modo estrafalario, con financiación peculiar (hasta una iglesia baptista que los hizo bautizar) con muy pocos medios, furtivamente, hurtando atrezo, con actuaciones risibles, con decorados que se tambalean, con platillos volantes que cantan los hilos que los sujetan, con ediciones caóticas en la que tenían cabida secuencias recicladas de otras películas, , esto le confería un carácter disfuncional y marginal que atrajo la bizarra mente de Tim Burton, del gusto de retratar personaje fuera del sistema de “normalidad” (Pee-wee, Bitelchus, Jack Skellington, Eduardo Manostijeras,…), como lo es Ed Wood y toda la cohorte de desheredados que le acompañan.

Basándose libremente en el libro biográfico "Nightmare of Ecstasy” de Rudolph Grey, los escritores Scott Alexander (“Man on the Moon”) y Larry Karaszewski (“El escándalo de Larry Flint”). Tim realiza un sentido homenaje a su cuasi-alter ego (salvando las distancias), se ríe con él y no de él, humaniza a los soñadores que le rodean, dotándolos de alma y personalidad propia mostrando alrededor de ellos un mundo corrompido por el capitalismo despiadado que requiere de beneficios rápidos, en un contexto rebosante de cinismo, ironía y humor delicioso, brota con naturalidad a través de estos seres con los que se empatiza con facilidad. Fue un fracaso taquillero, aunque la crítica en general la alabó, ganó dos premios de la Academia (actor secundario para Martin Landau y maquillaje para Rick Baker, convierte a Landau en Lugosi) incluye cameos de actores que trabajaron con Wood en el Plan 9 de Outer Space , Gregory Walcott y Conrad Brooks.
Edward D. Wood Jr. tenía 53 años cuando murió en 1978, en sus últimos años se metió en películas pornográficas, Burton evitó ese período oscuro y deprimente, concentrándose en la edad de Wood de la inocencia, años 50, cuando rodó “Glen or Glenda” (1953), semi-autobiografía sobre un travesti, “Bride of the Monster” (1955), con que inicio su “idilio” con Bela Lugosi, y la considerada su cumbre, “Plan 9 from Outer Space” (1959), durante la cual murió el eterno Drácula y fue sustituido por un patético doble, siendo proclamado el Peor Film de la Historia.

Burton hace estudio de personalidad de Ed Wood maravilloso, mostrado como alegre patológico, vitalista recalcitrante, tipo sociable, ingenuo, simpático, inquieto, cinéfilo, soñador, siempre trabaja con mismo grupo de perdedores (cual familia Monster, como se aprecia en el viaje en coche fúnebre al estreno de “Plan 9 from Outer Space”), ah… y muy mal director, realiza sus atrofiadas producciones en el patio trasero de los grandes estudios, filtrado por la buenista mente woodiana, nunca necesita segunda toma, que un decorado casi se cae en plena secuencia? no es problema, según él eso son pequeños detalles en que la gente no se fija (¿?). No es que haga malas películas, es que él cree que son buenas, por lo que no se siente frustrado, no tiene crisis creativas (bajo su pensamiento), no se ve in feliz en su trabajo, su mente lo filtra todo, dejando lo malo invisible a sus ojos.
Tiene su corazón en la tierna relación de Ed Wood con Bela Lugosi, un soñador con el otrora estrella ahora en caída libre, amistad mostrada con profunda sensibilidad (que no sensiblería), con momentos de gran emoción (ej, cuando le escribe un neurálgico monólogo para que se venga arriba, o cuando improvisa grabarlo para una película en sus últimas imágenes para se sienta actor), donde se hace desalentadora semblanza de la decadencia de las estrellas del cine, cuando no son rentables se les deja caer cual juguetes rotos, en este caso el húngaro Lugosi era un anciano solitario, entrado en la setentena que se sostenía sobre la sombra de lo que fue, “Drácula”, ahora era un alcohólico y adicto a la morfina, Ed Wood intentó que sus últimos años fueran felices haciéndole disfrutar con lo que más le gustaba, actuar. Entretejiéndose entre ambos una relación simbiótica, donde Ed disfrutaba con su idolatrado y Bela disfrutaba volviendo a rodar, con lo que entró Lugosi en el mundo del cine por la puerta grande con la icónica “Drácula” y terminó en icónicos productos serie z, considerados en otra cima icónica, las peores películas de la historia. (sigue en spoiler)