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Voto de TOM REGAN:
7
7,0
270
Acción. Drama
Primera de las veintiséis películas basadas en el personaje de Zatoichi interpretado por Shintarô Katsu. En esta primera película se presenta al personaje de Zatoichi como un masajista ciego extremadamente hábil luchando con la espada, el cual se encontrará en medio de la lucha de dos clanes yakuza rivales (Lioka y Sasagawa). (FILMAFFINITY)
1 de junio de 2022
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172/33(24/05/22) Estimable producción japonesa de aventuras chambara dirigida hace 60 años por Kenji Misumi, protagonizado por un carismático Shintaro Katsu, dando su enorme éxito comercial pie para el comienzo lo que sería una saga con 26 films (25 entre 1962 y 1973; el último dirigido por el propio protagonista en 1989) basados en las andanzas de Zatoichi, este samurái ciego en la nipona era Edo creado por el novelista Kan Shimozawa, amén de una serie de 1976 con 4 temporadas (con 100 episodios) protagonizada por el mismo, como también posteriores reboots, siendo por ello el más prolífico en pantalla. Estableciendo en este film primero las características del paladín invidente (su nombre en realidad es Ichi, Zato se refiere a su bajo estatus social entre los ciegos), un masajista ambulante solitario, al que todos subestiman sus dotes de esgrima, dotes cuasi-sobrenaturales, gusta de apostar y aprovecharse de la mezquindad de los demás, tenemos su imagen oronda, sin vello facial (lo vemos por primera vez y única afeitarse en la saga), alguien que solo recurre a la espada cuando es imperiosamente necesario, rehúye el enfrentamiento, siempre con un código moral que le hace ponerse del lado del desfavorecido, ser envuelto en la melancolía, y donde las mujeres caen rendidas a su fuerte personalidad, pero siendo sus relaciones platónicas. Todo ello Katsu lo embiste con arrollador sentido dramático, aunado con un gran realismo en su talento de paladín.
En este caso el relato recuerda indefectiblemente a la gran “Yoyimbo” de Kurosawa, con un avezado paladín antihéroe con rígido código moral, atrapado en un pueblo entre dos bandas criminales yakuzas enfrentadas (Lioka y Sasagawa), pero en este caso añadiéndole el componente de la relación de Ichi con un noble samurái enfermo, Hirato (formidable Shigeru Amachi) contratado por la banda rival, esto otorgándole hondura a los roles en cómo se establece una disfuncional amistad, que comienza durante una pesca a la orilla de un río con una incisiva conversación, entre dos tipos que indefectiblemente están condenados a enfrentarse, siendo en este aspecto esmerada la historia en dar humanidad a los personajes, debilidades y virtudes, seres orgullosos y honorables en un mundo depredador, dos tipos que se admiran en sus debilidades, uno admira las facultades cognitivas del ciego, y el otro ve la enfermedad que asola asu oponente/amigo, los dos condenados a chocar. Mundo este, bien reflejado en sus jerarquías, clasismo, y mucho machismo.
Una cinta donde la acción se da a cuenta gotas a lo largo de casi todo el metraje (muy bueno el enfrentamiento en el bosque en la noche, donde OIcxhi apaga los faroles para estar en igualdad de condiciones contra dos oponentes), y esta cuando explota es realista en cómo es rápida y cortante, sin adornos, contundente, siendo más la tensión latente el motor de la narración, así como la mencionada contra-natura amistad entre estos dos samuráis. Acción, esos sí, que desborda la pantalla en el tramo final, con una batalla cruenta en medio de una aldea, con el colofón final-clímax del esperado duelo rodado con lirismo visual sobre un puente de madera, cual duelo del oeste entre los más rápidos´.
Tiene un estimulante inicio con la llegada del invidente espadachín al pueblo en busca de trabajo. Busca en una taberna a su amigo Sukegoro. Como este no está se pone a jugar a los dados con los que allí se congregan bulliciosos, aseverando que allí huele a suciedad y sudor (marcando su línea moral). Todos creen le van asacar la plata, pero este se aprovecha de la que lo creen disminuido y les hace un truco y les exprime. Estos mangantes intentan arremeter contra Ichi por tramposo, pero este les hace ver que son ellos los culpables de creerse engañarlo.
Hay una sub trama referente al yakuza Tate (Michirô Minami), uno de los hombres de Sukegoro, y su hermana Tane, esta echa en cara a Tate haber dejado a su novia Saki tras dejarla preñada, mientras Tate conmina a Tane (Masayo Banri) a volver con su ex, el también yakuza Seisuke (Manabu Morita), amigo de Tate. Un día parece Saki (Keiko Awanami) flotando muerta en el rio, no se sabe si por suicidio o por asesinato. Pero lo que está claro es que si es suicidio la culpa es de Tate, porque es seguro fue el deshonor lo que la pudo obligar a matarse. Todo esta turbia sub historia lleva a momentos cruentos y adelantados a su tiempo con una secuencia de violación cruda. Y en medio surgirá Ichi, para a su modo, hacer justicia.
En este caso el relato recuerda indefectiblemente a la gran “Yoyimbo” de Kurosawa, con un avezado paladín antihéroe con rígido código moral, atrapado en un pueblo entre dos bandas criminales yakuzas enfrentadas (Lioka y Sasagawa), pero en este caso añadiéndole el componente de la relación de Ichi con un noble samurái enfermo, Hirato (formidable Shigeru Amachi) contratado por la banda rival, esto otorgándole hondura a los roles en cómo se establece una disfuncional amistad, que comienza durante una pesca a la orilla de un río con una incisiva conversación, entre dos tipos que indefectiblemente están condenados a enfrentarse, siendo en este aspecto esmerada la historia en dar humanidad a los personajes, debilidades y virtudes, seres orgullosos y honorables en un mundo depredador, dos tipos que se admiran en sus debilidades, uno admira las facultades cognitivas del ciego, y el otro ve la enfermedad que asola asu oponente/amigo, los dos condenados a chocar. Mundo este, bien reflejado en sus jerarquías, clasismo, y mucho machismo.
Una cinta donde la acción se da a cuenta gotas a lo largo de casi todo el metraje (muy bueno el enfrentamiento en el bosque en la noche, donde OIcxhi apaga los faroles para estar en igualdad de condiciones contra dos oponentes), y esta cuando explota es realista en cómo es rápida y cortante, sin adornos, contundente, siendo más la tensión latente el motor de la narración, así como la mencionada contra-natura amistad entre estos dos samuráis. Acción, esos sí, que desborda la pantalla en el tramo final, con una batalla cruenta en medio de una aldea, con el colofón final-clímax del esperado duelo rodado con lirismo visual sobre un puente de madera, cual duelo del oeste entre los más rápidos´.
Tiene un estimulante inicio con la llegada del invidente espadachín al pueblo en busca de trabajo. Busca en una taberna a su amigo Sukegoro. Como este no está se pone a jugar a los dados con los que allí se congregan bulliciosos, aseverando que allí huele a suciedad y sudor (marcando su línea moral). Todos creen le van asacar la plata, pero este se aprovecha de la que lo creen disminuido y les hace un truco y les exprime. Estos mangantes intentan arremeter contra Ichi por tramposo, pero este les hace ver que son ellos los culpables de creerse engañarlo.
Hay una sub trama referente al yakuza Tate (Michirô Minami), uno de los hombres de Sukegoro, y su hermana Tane, esta echa en cara a Tate haber dejado a su novia Saki tras dejarla preñada, mientras Tate conmina a Tane (Masayo Banri) a volver con su ex, el también yakuza Seisuke (Manabu Morita), amigo de Tate. Un día parece Saki (Keiko Awanami) flotando muerta en el rio, no se sabe si por suicidio o por asesinato. Pero lo que está claro es que si es suicidio la culpa es de Tate, porque es seguro fue el deshonor lo que la pudo obligar a matarse. Todo esta turbia sub historia lleva a momentos cruentos y adelantados a su tiempo con una secuencia de violación cruda. Y en medio surgirá Ichi, para a su modo, hacer justicia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Todo el crescendo dramático culminando en un notable clímax, con la incisiva cinematografía en glorioso b/n de Chishi Makiura, con una desgarradora batalla en un pueblo, donde los peor parados son los civiles inocentes, las mujeres y niños. Donde al inicio no están los protagonistas, uno por estar enfermo postrado en cama, y el otro poder ser despedido al creer no hacer falta al clan por no estar en batalla el enfermo: Pero entonces sale a relucir la nobleza e integridad de los samuráis. Hirate escucha que Shigezô quiere matar a Ichi con un arcabuz, se levanta de su postración y coge fuerzas, pues un samurái no debe morir de tuberculosis, lo debe hacer en el campo de batalla, y que mejor que si debe hacerlo sea a manos de su ‘amigo’. Ichi se entera de que Hirate al final se presenta en el enfrentamiento, allí Hirate hace una escabechina entre la banda rival, tanto que los Lioka en voz de su líder lamentan haber despedido a Ichi. Pero este se entera de que Hirate está allí, aunque entre medias Tane le declara su amor y le pide la lleve con él, pero Ichi, aunque afectado emocionalmente, rehúsa por su estilo de vida vagabundo. Tras lo que Ichi se presenta en el escenario bélico, y como era de esperar todo se dilucida en un duelo entre ambos, filmado sobre un puente en contrapicado, cual dioses peleando por el trono con el cielo al fondo. Un duelo rápido y efectivo, Ichi asesta un golpe letal a Hirate. Tras ello los Lioka, embestidos de la moral que da esta victoria acaban con los Sasagawa. Tras la batalla, el jefe Sukegoro agradece a Ichi su labor y cuando se dispone a ofrecerle sake, el invidente, sombrío por la muerte de su amigo e indignado por esa guerra inútil, le hace saber al líder yakuza su descontento y parte del poblado para continuar su camino (una de las marcas de la saga estos finales saliendo del pueblo), abandonando su bastón-katana. Mientras camina por el sendero (no se sabe cómo puede serpentear el camino si es ciego, a no ser que su ceguera no sea total, cosa que no nos han dicho), Tate le acecha e intenta por la espalda acabar con él, pero Ichi lo intuye y con un ágil movimiento lo lanza ladera abajo al rió, siendo engullido por el fango, mientras vemos que Tane lo sigue por la otra orilla.
Por primera y única vez en la saga, se ve a Ichi recibiendo un masaje completo; La primera y única vez en la serie donde Ichi mira fijamente a otra persona con los ojos bien abiertos; Katsu produjo las películas Lone Wolf & Cub protagonizadas por su hermano Tomisaburo Wakayama; El truco de apuestas que Ichi logra aquí aparecería dos veces más: nuevamente en la elusiva y excelente Peregrinación de Zatoichi (1966) y una vez más en la lúgubre Zatoichi en desesperación” (1972); “Blind Fury” (1989) con Rutger Hauer, fue una nueva versión de Zatoichi Challenged, la película número 17 de la serie original.
Buen film chambara, con ínfulas de trascendencia en la amistad/rivalidad de los protagonistas. Gloria Ucrania!!!
Por primera y única vez en la saga, se ve a Ichi recibiendo un masaje completo; La primera y única vez en la serie donde Ichi mira fijamente a otra persona con los ojos bien abiertos; Katsu produjo las películas Lone Wolf & Cub protagonizadas por su hermano Tomisaburo Wakayama; El truco de apuestas que Ichi logra aquí aparecería dos veces más: nuevamente en la elusiva y excelente Peregrinación de Zatoichi (1966) y una vez más en la lúgubre Zatoichi en desesperación” (1972); “Blind Fury” (1989) con Rutger Hauer, fue una nueva versión de Zatoichi Challenged, la película número 17 de la serie original.
Buen film chambara, con ínfulas de trascendencia en la amistad/rivalidad de los protagonistas. Gloria Ucrania!!!