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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
6
Drama Sorprendente debut del jovencísimo John Singleton -nominado al Oscar al mejor director con sólo 24 años- en un drama que cuenta la historia de tres amigos de la infancia que viven en un peligroso barrio de Los Ángeles. Los tres deberán enfrentarse a difíciles dilemas para abrirse camino en la vida. (FILMAFFINITY)
1 de junio de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
199/59(31/05/21) Aclamado, aunque algo arrugado debut en el cine de John Singleton, que escribe y dirige (por amabas labores fue nominado al Oscar, siendo el más joven con 23 años en serlo, además de ser el primer afroamericano en optar al galardón de dirección), hace ahora 30 años se estrenó esta cinta (13 de Mayo de 1991 en el festival de Cine de Cannes), que retrata el sub mundo de los barrios marginales angelinos plagados de conflictos de bandas negras, y donde se convive con las drogas y la violencia. Singleton desarrolló inicialmente la película como requisito para su solicitud a la escuela de cine en 1986 y vendió el guión a Columbia Pictures al graduarse en 1990, inspirándose en su propia vida y en las vidas de las personas que conocía, insistiendo en dirigir el proyecto. También durante la escritura, fue influenciado por la película de 1986 “Stand by Me”, que inspiró una escena en que tres amigos niños descubren un cadáver abandonado en un parque. Ello en un relato crudo de las vidas al borde del abismo de un grupo de amigos con sueños y frustraciones en Los Ángeles de South Central, Crenshaw y Century, barrios donde la violencia es latente en su clima de desesperanza, una zona donde los negocios florecientes son las tiendas de armas, las licorerías y por supuesto el tráfico de drogas. Donde Singleton recrea a modo de sonido permanente (que termina por ser excesivo hasta la caricatura) el ruido de helicópteros surcando los cielos de estas calles, a modo de exponer una especie de ocupación policial. Toda esta atmósfera opresiva que se cierne sobre los personajes nos llega nítida, pero a la vez estos protagonistas me resultan arquetípicos, sin fuerza motriz, delineados en pocos trazos, donde uno es un estudiante modelo, otro es un soñador jugador de rugby y el tercero es el ‘malote’, ah, y está ese padre ‘perfecto’, un líder agitprop de la comunidad negra, y de ahí no se salen, quedándome todo previsible, sin margen a la sorpresa. Siendo protagonizada por un correctito Cuba Gooding Jr, un blandito Morris Chestnut, yu los que si aprovechan sus papeles, como un gran Ice Cube, y un arrollador y carismático Laurence Fishburne (emulando a un Aticus Finch afroamericano).

Tre Styles (Cuba Gooding Jr.) criado por su madre divorciada, Reva (Angela Bassett), al inicio es trasladado de una parte de South Central a otra para vivir con su padre, Furious (Laurence Fishburne), después de meterse en una pelea en el patio de la escuela. Es el buen hijo de padres divorciados, niño modelo tiene más posibilidades de salir del barrio. Ricky Baker (Morris Chestnut) es el atleta, y Doughboy (Ice Cube) es su medio hermano, adolescente problemático que ha pasado por la cárcel. Sus caminos se cruzan constantemente al cruzar la calle frente a sus casas suburbanas. El padre de Tre, Furious Styles (Larry Fishburne), trabaja en préstamos hipotecarios, es un estricto disciplinario que intenta alejar a su retoño de los peligros de las calles. Un barrio donde los chavales convivirán con el acoso de helicópteros, muertos abandonados, o piques que acaban en tiroteos por simples empujones.

Posee por supuesto un mensaje contra la violencia, sobre todo entre la de los negros contra negros, ello se nos dice sutilmente (o no) que es auspiciada por los ‘blancos’ (¿?), pero esto me queda chirriante cuando se glamuriza el ‘heroísmo’ de la venganza salvaje, así lo entiendo yo, que el comportamiento en el clímax del rol de Cuba Gooding Jr. se puede ver como una loa en su frialdad propia de un gangsta. Ello en el contexto manipulador del despertar de la inocencia en una barrio donde esta nos e sabe si ha estado presente alguna vez. También me ha sido un tanto tramposo el modo soslayar el mundo de las drogas, solo una mujer yonkis parece, resto de personajes nunca los vemos consumir, una asepsia grimante. Como lo es que no se hablen de bandas, en precisamente estos barrios plagadas de ellas y que se movían por códigos de pertenencia y de propiedad de las calles, es como si se inventaran una realidad paralela para amoldarla a su acomodaticio mensaje

Singleton establece las amistades a través de la ociosidad que vemos cuando están en los porches de las casas charlando los jóvenes unos con otros, en medio de naderías o conversaciones sobre sueños. Asistimos a la relación paterno-filial de Furious con Tre, donde el segundo es una mera esponja que admira y bendice todo lo que su combativo padre le dice, ello en medio de sermones que se notan teledirigidos para el espectador más que para Tre, ejemplo es la (forzada) escena en que lleva Forious a Tre y su colega Ricky enfrente de un cartel publicitario, ello se convierte en un mitin al que se acercan los vecinos a opinar sobre lo que desprende la publicidad, sobre que los negros deben unirse para proteger sus barrios, en realidad, si lo piensas, es algo racista, la unión de los afroamericanos solo tiene sentido contra un enemigo exterior, por supuesto el demonio blanco. Pero aparte de esto, la película tiene poco que decir como análisis de profundidad de la violencia en estos barrios y como acabar con la lacra, pues incluso es contradictoria cuando vemos que la supuesta brújula moral Forious tiene un gran revólver que utiliza sin pensárselo contra unos ladrones que huyen de casa. De hecho la violencia que vemos se da por un simple empujón, donde la reacción de ‘gallitos’ desemboca en una masacre que da idea de la mentalidad primaria de esta gente.

Los personajes resultan la mayoría meros tópicos con patas, Tre es alguien demasiado blandito y perfecto, un manso que no me lo creo, ni bebe alcohol, ni fuma, ni se droga, ni por supuesto se implica en delito alguno. Incluso nos cuelan un romance con una joven ultra católica chirriante, que nada aporta, apareciendo en lo manido sacado de un “American Pie” de baratillo, un pegote que desvía de lo importante (incluso con esa ridícula sub historia de tener que escapar desnudo del dormitorio de una chica);... (sigo en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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