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Voto de TOM REGAN:
7
2015
7,0
2.853
Documental
Medio siglo después de la publicación del libro "El cine según Hitchcock" de François Truffaut, el director Kent Jones invita a algunos de los mejores directores de nuestro tiempo (Martin Scorsese, David Fincher, Richard Linklater, Wes Anderson, James Gray, Olivier Assayas...) a compartir sus pensamientos sobre el maestro del suspense, Alfred Hitchcock. (FILMAFFINITY)
18 de mayo de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
91/05(07/05/17) Buen documental homenaje al probablemente más famoso libro sobre cine, “El cine según Hitchcock” en el 50 aniversario de su publicación, y por ende tributo a uno de los genios del Séptimo Arte, Sir Alfred Joseph Hitchcock, y de refilón al galo François Truffaut, aunque algo sobrevalorado en su conjunto esta cinta, pues lo que hay está bien, pero adolece de esquematismo, de ser un esbozo, un cuasi apunte a pie de página de lo que pudo haber sido con algo más de metraje, e incluso pudiendo dar más de sí en una serie. Producción franco-americana dirigida por el historiador cinematográfico y documentalista Kent Jones (guión de este junto a Serge Toubiana) acercándonos al (probablemente el más famoso) libro de cine de François Truffaut “El cine según Alfred Hitchcock” (1966), entrevistó Hitchcock durante 8 días en 1962 en sus oficinas en los Estudios Universal (con el obstáculo de una traductora), 50 horas de conversación con un cuestionario de 5000 preguntas, convirtiéndose en una obra mítica para todo cinéfilo, donde película a película se repasa toda su extensa obra (desde “El jardín de la alegría” de 1925 a “Topaz” de 1969) mediante lo cual se desmenuzan sus ideas e innovaciones visuales y sensoriales, libro que hizo cambiar la opinión en USA sobre Hitch, hasta entonces el “Rey del Suspense” (título peyorativo) a un director-autor, se indaga en si sus obras eran arte o mero entretenimiento palomitero, y porque no las dos, arte ameno. Truffaut y Hitchcock hombres de diferentes generaciones y culturas, cuando se reúnen en 1962 para una serie de entrevistas discuten sus películas y el estilo fílmico. Hitchcock, con 67 años el doble de mayor que su interlocutor galo Truffaut de 34, este era un crítico de cine de la prestigiosa revista “Cahiers du Cinema”, metido a realizador que apenas había realizado tres películas, pero su primera, “Los 400 golpes”, le había valido el premio al mejor director en el festival de Cannes (1959). Sobre la base de las grabaciones de audio de imágenes de archivo de la entrevista y de clips de varios de sus películas se hace una introspección en la figura de Hitchcock, valiéndose en su metraje de didácticas reflexiones de varios directores actuales que de alguna forma han sido influenciados por el orondo creador como James Gray , Martin Scorsese , Peter Bogdanovich, Paul Schrader, Kiyoshi Kurosawa, Wes Anderson, David Fincher , Richard Linklater, Arnaud Desplechin y Olivier Assayas, guardando algunos de estos personajes similitudes con Truffaut (varios de ellos han sido críticos de cine como él)siendo narrado en off en su versión original por el actor francés Mathieu Almaric.
La cinta se adentra a través de los diferentes testimonios en la psicología y filosofía alambicada del cineasta británico y de cómo esta se vuelca en sus films, desde como en su infancia le marcó que su madre en connivencia con la policía le metiera en un calabozo, a su honda fe cristiana, que se ve en muchos detalles de sus obras y sobre todo en la figura (clásica suya) del falso culpable, su mundo onírico (lo de que el vaso de leche este intra-iluminado en “Sospecha”), sus simbolismos visuales, ejemplo el erotismo que encierran soterrado que encierran muchas de sus escenas, el ejemplo que pone es cuando en “Vertigo” Kim Novak se tiñe de rubio en el baño mientras espera fuera James Stewart, esto Hitch lo explica como si una stripper que se quita su ropa, pero deja las bragas, y la turbación mientras espera el hombre la resume en que Stewart tiene una erección. Con mucho recurso freudiano, el modo de dilatar y contraer los tiempos en función de crear emociones en el espectador, la colocación de la cámara en subjetivo para involucrarnos en la acción, las opresivas perspectivas como cenitales (esto como alegoría de ojo de Dios desde las alturas), planos nadir, holandeses, tomas aéreas (Scorsese ve en el plano aéreo de “Los pájaros” connotaciones religiosas, Hitchcock explica que solo fue un recurso para economizar, las dos versiones son compatibles) o la superposición de imágenes (ello en metáfora de pensamiento), todo con la pragmática labor de no aburrir y expresar mejor las elucubraciones mentales de los diferentes personajes. Oímos a Hitch su visión de los actores, para él simple carne necesaria para la realización de sus obras, carne a la que no anhelaba dar forma o fondo, le interesaban más sus personalidades de modo cliché, esta carne en algunos casos se rebelaba, ejemplo que pone el de Montgomery Clift oponiéndose a sus ordenes por carecer de lógica (según el actor), esto enlaza con la visión que tiene Hitch de la lógica en el cine, y es que dice que la lógica es aburrida, es por ello que sus cintas están repletas de momentos (sutiles) surrealistas envueltas en lo onírico. El documental indaga de modo hábil en la inventiva visual del realizador, en el modo cuasi-enfermizo de enfatizar por medio de la edición (ejemplo la clase de montaje de la mítica escena de la ducha en “Psycho”), todo ello pensando en remover y hacer vibrar al espectador.
La cinta se adentra a través de los diferentes testimonios en la psicología y filosofía alambicada del cineasta británico y de cómo esta se vuelca en sus films, desde como en su infancia le marcó que su madre en connivencia con la policía le metiera en un calabozo, a su honda fe cristiana, que se ve en muchos detalles de sus obras y sobre todo en la figura (clásica suya) del falso culpable, su mundo onírico (lo de que el vaso de leche este intra-iluminado en “Sospecha”), sus simbolismos visuales, ejemplo el erotismo que encierran soterrado que encierran muchas de sus escenas, el ejemplo que pone es cuando en “Vertigo” Kim Novak se tiñe de rubio en el baño mientras espera fuera James Stewart, esto Hitch lo explica como si una stripper que se quita su ropa, pero deja las bragas, y la turbación mientras espera el hombre la resume en que Stewart tiene una erección. Con mucho recurso freudiano, el modo de dilatar y contraer los tiempos en función de crear emociones en el espectador, la colocación de la cámara en subjetivo para involucrarnos en la acción, las opresivas perspectivas como cenitales (esto como alegoría de ojo de Dios desde las alturas), planos nadir, holandeses, tomas aéreas (Scorsese ve en el plano aéreo de “Los pájaros” connotaciones religiosas, Hitchcock explica que solo fue un recurso para economizar, las dos versiones son compatibles) o la superposición de imágenes (ello en metáfora de pensamiento), todo con la pragmática labor de no aburrir y expresar mejor las elucubraciones mentales de los diferentes personajes. Oímos a Hitch su visión de los actores, para él simple carne necesaria para la realización de sus obras, carne a la que no anhelaba dar forma o fondo, le interesaban más sus personalidades de modo cliché, esta carne en algunos casos se rebelaba, ejemplo que pone el de Montgomery Clift oponiéndose a sus ordenes por carecer de lógica (según el actor), esto enlaza con la visión que tiene Hitch de la lógica en el cine, y es que dice que la lógica es aburrida, es por ello que sus cintas están repletas de momentos (sutiles) surrealistas envueltas en lo onírico. El documental indaga de modo hábil en la inventiva visual del realizador, en el modo cuasi-enfermizo de enfatizar por medio de la edición (ejemplo la clase de montaje de la mítica escena de la ducha en “Psycho”), todo ello pensando en remover y hacer vibrar al espectador.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Se nos habla asimismo de la huella que dejó en el director inglés su paso por el cine mudo, esto se puede ver en sus largas secuencias en que cuales los personajes apenas hablan, se deja en el poder omnímodo de la imagen la fuerza narrativa, esto hace brotar una anécdota entre entrevistador (Truffaut) y entrevistado (Hitchcock), y es que vemos que Truffaut le muestra una escena de “Los 400 golpes” (1959) en la cual el joven protagonista descubre a su madre en la calle con otro hombre, y tras un silencio, Hitchcock le dice: “Hubiera preferido que la filmaras sin diálogo” (reminiscencias del cine silente). Y es que entre los dos realizadores (galo e inglés) surgió una gran complicidad y amistad desde entonces, carteándose durante años, de hecho el epílogo del documental es una emotiva secuencia en la cual Truffaut introduce a un muy enfermo Hitchcock, en el homenaje que le hiciera a este último el American Film Institute en 1980. Hitchcock moriría cuatro meses después, a los ochenta años, con solamente tres películas en los últimos diez años, mientras Truffaut moriría 4 años más tarde, apenas a los 52 años, en apogeo creativo.
Es un ágil, fluido y ameno documental, a ejemplo de las películas Hitchcock, sin saturar con lenguaje técnico, siendo las reflexiones cercanas y diáfanas para el espectador medio. Abarcando casi como un todo su extensa filmografía, apenas se detienen en unos pocos films (“Sospecha”, “Yo confieso”, “Falso culpable” o sobre todo en “Vértigo” y “Psycho”), cuando precisamente el libro al que referencia la cinta repasa todos y cada uno de ellos, pero el metraje prefiere depositar gran parte de su fuerza en la visión que tienen (admiradores) cineastas modernos y como les ha influido a ellos.
La mayor tara que le al encuentro documental es que su referencia es el libro, pero e das cuenta que este se toca de modo tangencial, más como tributo a su imagen y voz que como elemento didáctico, constriñéndose a un muy reducido espectro hitchcockiano, films como “Los 39 escalones”, “Rebeca”, “Náufragos”, “La soga”, “La ventana indiscreta”, “Con la muerte en los talones” y más grandiosas obras no son ni rozadas, solo en el último tramo se hace un análisis de “Vértigo” (1958) y “Psycho” (1960), no se habla de su afición a los ejercicios de estilo como rodar en una sola secuencia, filmar en lugares reducidos, su gusto por los clímax en escenarios grandiosos, su gusto y relación (fría y controvertida) con sus actrices protagonistas rubias (Ingrid Bergman, Grace Kelly, Kim Novak o Tippi Hedren), esto además se podría haber contrastado con la relación de Truffaut con su bellas protagonistas (Jeanne Moreau, Catherine Deneuve o Fanny Ardant), con las que incluso el francés mantuvo relaciones amorosas. Tampoco es que las aportaciones de los director sean equilibrados, el mayor metraje se lo lleva un entusiasmado cinéfilo como Scorsese, y en menor medida James Gray versando sobre el montaje, el resto no pasan de meros esbozos de fans que no auscultan si no que elogian.
En conjunto una buena forma de acercarse a la figura de uno de los grandes directores del cine, aunque se hace parco. Fuerza y honor!!!
Es un ágil, fluido y ameno documental, a ejemplo de las películas Hitchcock, sin saturar con lenguaje técnico, siendo las reflexiones cercanas y diáfanas para el espectador medio. Abarcando casi como un todo su extensa filmografía, apenas se detienen en unos pocos films (“Sospecha”, “Yo confieso”, “Falso culpable” o sobre todo en “Vértigo” y “Psycho”), cuando precisamente el libro al que referencia la cinta repasa todos y cada uno de ellos, pero el metraje prefiere depositar gran parte de su fuerza en la visión que tienen (admiradores) cineastas modernos y como les ha influido a ellos.
La mayor tara que le al encuentro documental es que su referencia es el libro, pero e das cuenta que este se toca de modo tangencial, más como tributo a su imagen y voz que como elemento didáctico, constriñéndose a un muy reducido espectro hitchcockiano, films como “Los 39 escalones”, “Rebeca”, “Náufragos”, “La soga”, “La ventana indiscreta”, “Con la muerte en los talones” y más grandiosas obras no son ni rozadas, solo en el último tramo se hace un análisis de “Vértigo” (1958) y “Psycho” (1960), no se habla de su afición a los ejercicios de estilo como rodar en una sola secuencia, filmar en lugares reducidos, su gusto por los clímax en escenarios grandiosos, su gusto y relación (fría y controvertida) con sus actrices protagonistas rubias (Ingrid Bergman, Grace Kelly, Kim Novak o Tippi Hedren), esto además se podría haber contrastado con la relación de Truffaut con su bellas protagonistas (Jeanne Moreau, Catherine Deneuve o Fanny Ardant), con las que incluso el francés mantuvo relaciones amorosas. Tampoco es que las aportaciones de los director sean equilibrados, el mayor metraje se lo lleva un entusiasmado cinéfilo como Scorsese, y en menor medida James Gray versando sobre el montaje, el resto no pasan de meros esbozos de fans que no auscultan si no que elogian.
En conjunto una buena forma de acercarse a la figura de uno de los grandes directores del cine, aunque se hace parco. Fuerza y honor!!!