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Voto de TOM REGAN:
5
6,4
2.023
Drama
JR (Harvey Keitel) es un joven italoamericano sin trabajo, a pesar de lo cual está satisfecho de la vida que lleva con sus compañeros en el barrio neoyorquino de la “Pequeña Italia”. Pero, cuando se enamora de una mujer con estudios (Zina Bethune), se verá obligado a replantearse la vida. (FILMAFFINITY)
2 de enero de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
168/07(12/12/18) Primer largometraje del maestro Martin Scorsese (con 25 años), obra dispersa, desequilibrada, pero tiene ya algunas marcas han surtido su cine posterior, que tan buenos momentos nos ha hecho pasar, drama escrito y dirigida por Scorsese, además supone el debut del gran actor Harvey Keitel. Filmada a lo largo de varios años con cámaras de 35 mm y 16 mm, sufriendo muchos cambios, nuevas direcciones y diferentes nombres a lo largo del camino. La película comenzó en 1965 (rodándose fines de semana) como cortometraje estudiantil sobre JR y sus amigos que no hacen nada, llamado “Bring on the Dancing Girls”, en 1967, se agregó trama romántica con Zitha Bethune, para hacer un largometraje, presentada y empalmada junto con la película anterior, el título se cambió a “I Call First”. Esta versión de la película tuvo su estreno mundial en el Festival Internacional de Cine de Chicago en noviembre de 1967. Finalmente, en 1968, el distribuidor de explotation Joseph Brenner ofreció comprar la cinta y distribuirla con la condición que se agregue una escena de sexo para dar ángulos de explotación sexual a la película con fines de marketing. Scorsese filmó y editó un montaje en gran parte gratuito de JR que fantaseaba con acostarse con una serie de prostitutas (filmadas en Ámsterdam, Holanda con un Keitel visiblemente más viejo) y la película finalmente se convirtió en “Who's That Knocking at My Door”, después de su canción final, escrita por Claude Johnson y Fred Jones, e interpretada por The Genies. Film concebido por Marty como el comienzo de una trilogía nunca completada sobre su mayoría de edad en Little Italy, cuya tercera entrega, “Season of the Witch”, derivó en “Malas calles” (1973), seis años después. Scorsese ha dicho el corto vanguardista “Scorpio Rising” (1963) de Kenneth Anger le dio la luz verde tácita para atacar sus propias cajas de LP, se inspiró en mezclar diferentes estilos musicales y escenas cotidianas de la calle (algunas violentas) se había absorbido solo mirando y escuchando por su ventana en el viejo vecindario.
Es una cinta donde Scorsese parece una esponja absorbiendo diferentes estilos e influencias estilísticas y narrativas, desde el Elia Kazan de “La ley del silencio” (la escena entre “The girl” y JR en la azotea de un edificio rodeados de palomas recuerda indefectiblemente a esta película), al Cassavetes de “Shadows”, o al Fellini de “Los inútiles”, pero sobre todo se nota muy embebido (por ese montaje singular y sincopado en que mezcla canciones en transiciones evocadoras) de la nouvelle vague francesa (de realizadores como Truffaut, Godard o Rivette), reflejando un estado de ánimo disoluto, especie de evocación idealizada de un tramo convulso de una vida. Aunque el tema central que subyace es muy de Scorsese, el del sentimiento de culpa católica, los complejos sexuales inherentes a la rigidez y asunción de unos dogmas enraizadamente machistas pueden socavar la mejor de nuestras ilusiones y esperanzas. También está la marcada cinefilia del realizador neoyorkino homenajeando al western de Ford (“Centauros del desierto”) y Hawks (“Río Rojo”), está su gusto por el retrato del barrio neoyorkino de Little Italy, la dureza de sus hombres, donde la violencia está siempre latente, la presencia etérea del catolicismo rancio (esa imagen inicial en casa del protagonista con la madre encarnada por Catherine Scorsese, madre real de Martin, con una cocina presidida por una estatua de la Virgen), una labor de cámara vibrante.
JR (Harvey Keitel) es un joven católico italiano-estadounidense en las calles de la ciudad de Nueva York, en paro y holgazaneando con su pandilla de Little Italy, Joey (Lennard Kuras) y Sally Gaga (Micheal Scala), regentan un bar, el "8th Ward Pleasure Club", de acceso restringido para sus juergas y trapicheos nocturnos. Un día conoce a una chica local de espíritu libre (Zina Bethune) en el ferry de Staten Island. Él piensa que ella es virgen.
Los vaivenes y tiempo en que se empezó con respecto a cuándo se acabó se nota en un relato disipado al que le cuesta centrarse, trabajo hecho a retazos, cuasi-experimental, con clara vocación amateur, demasiado carácter set-pieces, con muchos valles, pero con picos apreciables, y que son del gusto de todo cinéfilo con carácter antropológico y nostálgico, al ver por ejemplo a estos amigotes golfos (en medio de peleas, de encuentros sexuales comunales, en bares, borracheras,…)especie de antecedente de los De Niro, Pesci & Liotta de “Goodfellas”, o en los sentimientos de macho Alpha con marca de culpa por culpa de los códigos morales autoimpuestos (represiones y frustraciones sexuales) del protagonista JR se puede atisbar el Jake LaMotta de “Ranging Bull” o el Newland Archer de “La edad de la inocencia”, o en la cinefilia sé que ha goteado mucha de la filmografía del mítico director: la cinta se inicia como una radiografía de una juventud desorientada, sin referentes morales, quizás por el telón de fondo que se vivía entonces con la Guerra del Vietnam, donde reina la violencia y el darwinismo social, donde solo parece mandar el hedonismo de disfrutar del día. Hasta que JR conoce a una joven rubia, ello escenificado en una charla en que Scorsese vuelca su gusto cinematográfico en el western (“Centauros del desierto” o “El hombre que mató a Liberty Valance”), esto da pie a posteriormente a una cita en el cine para ver “Rio Bravo”, que le sirve a JR para disertar sobre su (cerril) visión del papel de la mujer, a propósito de cómo ve el personaje de Angie Dickinson en la mencionada película, como una fresca “tirada” (broads en inglés), y a él le gustan las “vírgenes”.
Harvey Keitel da muestras en su debut cinematográfico de su carisma y electricidad expresiva, muestra dualidad emocional gamberra con sus amigotes, tierno y cariñoso con Bethune, sabiendo sacar su vena demagógica sobre sus prejuicios morales con rabia y a la vez mucha autenticidad en su machismo;... (sigue en spoiler)
Es una cinta donde Scorsese parece una esponja absorbiendo diferentes estilos e influencias estilísticas y narrativas, desde el Elia Kazan de “La ley del silencio” (la escena entre “The girl” y JR en la azotea de un edificio rodeados de palomas recuerda indefectiblemente a esta película), al Cassavetes de “Shadows”, o al Fellini de “Los inútiles”, pero sobre todo se nota muy embebido (por ese montaje singular y sincopado en que mezcla canciones en transiciones evocadoras) de la nouvelle vague francesa (de realizadores como Truffaut, Godard o Rivette), reflejando un estado de ánimo disoluto, especie de evocación idealizada de un tramo convulso de una vida. Aunque el tema central que subyace es muy de Scorsese, el del sentimiento de culpa católica, los complejos sexuales inherentes a la rigidez y asunción de unos dogmas enraizadamente machistas pueden socavar la mejor de nuestras ilusiones y esperanzas. También está la marcada cinefilia del realizador neoyorkino homenajeando al western de Ford (“Centauros del desierto”) y Hawks (“Río Rojo”), está su gusto por el retrato del barrio neoyorkino de Little Italy, la dureza de sus hombres, donde la violencia está siempre latente, la presencia etérea del catolicismo rancio (esa imagen inicial en casa del protagonista con la madre encarnada por Catherine Scorsese, madre real de Martin, con una cocina presidida por una estatua de la Virgen), una labor de cámara vibrante.
JR (Harvey Keitel) es un joven católico italiano-estadounidense en las calles de la ciudad de Nueva York, en paro y holgazaneando con su pandilla de Little Italy, Joey (Lennard Kuras) y Sally Gaga (Micheal Scala), regentan un bar, el "8th Ward Pleasure Club", de acceso restringido para sus juergas y trapicheos nocturnos. Un día conoce a una chica local de espíritu libre (Zina Bethune) en el ferry de Staten Island. Él piensa que ella es virgen.
Los vaivenes y tiempo en que se empezó con respecto a cuándo se acabó se nota en un relato disipado al que le cuesta centrarse, trabajo hecho a retazos, cuasi-experimental, con clara vocación amateur, demasiado carácter set-pieces, con muchos valles, pero con picos apreciables, y que son del gusto de todo cinéfilo con carácter antropológico y nostálgico, al ver por ejemplo a estos amigotes golfos (en medio de peleas, de encuentros sexuales comunales, en bares, borracheras,…)especie de antecedente de los De Niro, Pesci & Liotta de “Goodfellas”, o en los sentimientos de macho Alpha con marca de culpa por culpa de los códigos morales autoimpuestos (represiones y frustraciones sexuales) del protagonista JR se puede atisbar el Jake LaMotta de “Ranging Bull” o el Newland Archer de “La edad de la inocencia”, o en la cinefilia sé que ha goteado mucha de la filmografía del mítico director: la cinta se inicia como una radiografía de una juventud desorientada, sin referentes morales, quizás por el telón de fondo que se vivía entonces con la Guerra del Vietnam, donde reina la violencia y el darwinismo social, donde solo parece mandar el hedonismo de disfrutar del día. Hasta que JR conoce a una joven rubia, ello escenificado en una charla en que Scorsese vuelca su gusto cinematográfico en el western (“Centauros del desierto” o “El hombre que mató a Liberty Valance”), esto da pie a posteriormente a una cita en el cine para ver “Rio Bravo”, que le sirve a JR para disertar sobre su (cerril) visión del papel de la mujer, a propósito de cómo ve el personaje de Angie Dickinson en la mencionada película, como una fresca “tirada” (broads en inglés), y a él le gustan las “vírgenes”.
Harvey Keitel da muestras en su debut cinematográfico de su carisma y electricidad expresiva, muestra dualidad emocional gamberra con sus amigotes, tierno y cariñoso con Bethune, sabiendo sacar su vena demagógica sobre sus prejuicios morales con rabia y a la vez mucha autenticidad en su machismo;... (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
… Zina Bethune deja huella en su sensibilidad, manteniendo ententes palpitantes con Keitel, al que le da réplica con fulgor. Lástima que su carrera nunca despegara como la de su partenaire; Resto del elenco no dejan de ser meras figuras sin alma, mayormente los compañeros de correrías de JR.
Rodada en escenarios naturales de Nueva York (excepto la escena onírica de encuentros sexuales de JR que se filmó en Ámsterdam); Destaca el notable trabajo en la cinematografía en glorioso b/n en combinación de 35 mm (con una cámara Mitchell NBC incómoda de mover) y cambiando posteriormente a 16 mm (cámara Eclair NPR de 16 mm para introducir una mayor movilidad, y luego ampliar las imágenes a 35 mm) de Michael Wadleigh (“David Holzman's Diary” o “Woodstock”), y Richard H. Coll, con mucho granulado, en muchos contraste de grises; Enérgica la edición de la tri-oscarizada (“Ranging Bull”, “El aviador” y “The departed”) Thelma Schoonmaker (la de todos los films de Scorsese), realizando un curso de verano de seis semanas en el programa de cine en la Universidad de Nueva York, donde conoció a Scorsese y lo ayudó a editar este su primer largometraje; La banda sonora cobra gran importancia (como en toda filmografía de Marty), una galería de temas eclécticos y heterogéneos, que adornan de modo turbador muchas secuencias de transición, incluso demasiado, queriendo sustituir las carencias orgánicas de la cinta, desde el “Ain't that just like me” del film “The Searchers” para la escena de la violación, temas doo wop como el “The plea” de The Chantells y el de los créditos finales (y que da nombre al film) “Who's that knocking at my door” de The Genies, “Jenny Take a Ride” de Mith Ryder & The Detroit Wheels, The Channels y su “The Closer you are”, o el majestuoso y sombrío (siempre apegado a la mítica escena del bombardeo con napalm de la selva vietnamita de “Apocalypse Now”) “The End” de los The Doors apra la escena metida a posteriori en que JR se ve “acostándose” con diferentes mujeres una tras otra en elipsis en una desvanecida habitación, para subrayar la hipocresía moral del protagonista, o el tema latino “El watusi” de Ray Barretto.
El tramo en que los amigotes traen a unas chicas que al parecer se van turnando para acostarse con ellas representa la hipocresía del protagonista que pide en su pareja lo que el no ofrece.
La película se llamaba entonces I Call First (“Yo llamo primero”), en alusión a una escena en la que el protagonista –un chico italoamericano a quien conocemos por sus iniciales, J. R.– y sus amigotes se disputan el turno para acostarse con dos chicas que uno de ellos ha pescado en la calle. J. R. se adelanta en pedir la vez, haciendo uso del clásico “Yo primero” (“I call first”) de los juegos infantiles; pero como los demás no le reconocen la primacía y prefieren jugarse los turnos, a resultas de lo cual J. R. quedará último, el perdedor prefiere irrumpir en la habitación en la que las chicas ya están en plena faena con los primeros y poner grotescamente fin al goce ajeno. A la productora, o quizá al propio director, debió de parecerle contraproducente, de cara al estreno comercial de la película, que su título focalizara la atención en esa escena.
Apariciones notables y camafeos: La madre de Martin Scorsese, Catherine, aparece brevemente como la madre de JR cocinando al principio de la película y sirviendo comida cerca del final. La Sra. Scorsese continuaría apareciendo en muchas de las películas de su hijo hasta su muerte en 1997. El mismo Scorsese parece no acreditado como uno de los pandilleros. A día de hoy, todavía hace apariciones en muchas de sus películas.
Me queda un ejercicio apreciable para los degustadores de las raíces cuasi-underground en este4 caso d elos genios, para cinéfilos que gusten de encontrar elementos que han hecho posteriormente grande a este genial director, aunque nunca se levanta más allá de la curiosidad cinéfila. Fuerza y honor!!!
Rodada en escenarios naturales de Nueva York (excepto la escena onírica de encuentros sexuales de JR que se filmó en Ámsterdam); Destaca el notable trabajo en la cinematografía en glorioso b/n en combinación de 35 mm (con una cámara Mitchell NBC incómoda de mover) y cambiando posteriormente a 16 mm (cámara Eclair NPR de 16 mm para introducir una mayor movilidad, y luego ampliar las imágenes a 35 mm) de Michael Wadleigh (“David Holzman's Diary” o “Woodstock”), y Richard H. Coll, con mucho granulado, en muchos contraste de grises; Enérgica la edición de la tri-oscarizada (“Ranging Bull”, “El aviador” y “The departed”) Thelma Schoonmaker (la de todos los films de Scorsese), realizando un curso de verano de seis semanas en el programa de cine en la Universidad de Nueva York, donde conoció a Scorsese y lo ayudó a editar este su primer largometraje; La banda sonora cobra gran importancia (como en toda filmografía de Marty), una galería de temas eclécticos y heterogéneos, que adornan de modo turbador muchas secuencias de transición, incluso demasiado, queriendo sustituir las carencias orgánicas de la cinta, desde el “Ain't that just like me” del film “The Searchers” para la escena de la violación, temas doo wop como el “The plea” de The Chantells y el de los créditos finales (y que da nombre al film) “Who's that knocking at my door” de The Genies, “Jenny Take a Ride” de Mith Ryder & The Detroit Wheels, The Channels y su “The Closer you are”, o el majestuoso y sombrío (siempre apegado a la mítica escena del bombardeo con napalm de la selva vietnamita de “Apocalypse Now”) “The End” de los The Doors apra la escena metida a posteriori en que JR se ve “acostándose” con diferentes mujeres una tras otra en elipsis en una desvanecida habitación, para subrayar la hipocresía moral del protagonista, o el tema latino “El watusi” de Ray Barretto.
El tramo en que los amigotes traen a unas chicas que al parecer se van turnando para acostarse con ellas representa la hipocresía del protagonista que pide en su pareja lo que el no ofrece.
La película se llamaba entonces I Call First (“Yo llamo primero”), en alusión a una escena en la que el protagonista –un chico italoamericano a quien conocemos por sus iniciales, J. R.– y sus amigotes se disputan el turno para acostarse con dos chicas que uno de ellos ha pescado en la calle. J. R. se adelanta en pedir la vez, haciendo uso del clásico “Yo primero” (“I call first”) de los juegos infantiles; pero como los demás no le reconocen la primacía y prefieren jugarse los turnos, a resultas de lo cual J. R. quedará último, el perdedor prefiere irrumpir en la habitación en la que las chicas ya están en plena faena con los primeros y poner grotescamente fin al goce ajeno. A la productora, o quizá al propio director, debió de parecerle contraproducente, de cara al estreno comercial de la película, que su título focalizara la atención en esa escena.
Apariciones notables y camafeos: La madre de Martin Scorsese, Catherine, aparece brevemente como la madre de JR cocinando al principio de la película y sirviendo comida cerca del final. La Sra. Scorsese continuaría apareciendo en muchas de las películas de su hijo hasta su muerte en 1997. El mismo Scorsese parece no acreditado como uno de los pandilleros. A día de hoy, todavía hace apariciones en muchas de sus películas.
Me queda un ejercicio apreciable para los degustadores de las raíces cuasi-underground en este4 caso d elos genios, para cinéfilos que gusten de encontrar elementos que han hecho posteriormente grande a este genial director, aunque nunca se levanta más allá de la curiosidad cinéfila. Fuerza y honor!!!