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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
6
Acción. Thriller. Drama Taylor (Gyllenhaal) y Zavala (Peña) son dos agentes de policía que patrullan las calles de Los Ángeles. Taylor decide grabar todo lo que les sucede mientras recorren las calles de los barrios más peligrosos de la ciudad. Al mismo tiempo se ven cada vez más involucrados en una guerra entre dos bandas, una de afroamericanos y otra de hispanos, que pretenden controlar el tráfico de drogas en la zona. (FILMAFFINITY)
2 de junio de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
100/15(23/05/13) El guionista y realizador David ayer hace una incursión más en su temario favorito, las historias de policías en Los Ángeles, temario que ha tocado en varias ocasiones, ‘Harh Times’, ‘Street Kings’, ‘SWAT’ y ‘The fast and the forious’ son prueba de ello, aunque en esta deja de lado las corruptelas institucionales y pone el acento en loar la profesión de policia, tanto que se le va la mano, llegando a parecer una cinta patrocinado por el Departamento de Policia de Los Ángeles, algo así como ‘Top Gun’ para las Fuerzas aéreas. Lo hace pretendiendo más de lo que puede, es un argumento bastante simple y lineal, sin giros sorpresa, nada se sale de los esperado, Ayer anhela tener calado con su estilo de rodar, el ya más que cansino ‘found footage’ o cámara en mano, sobre todo si se hace sin ton ni son, sin sentido real, resulta bastante forzado, es muy tramposa en este aspecto, anhela dar un aire de docu-ficción y se le ven las costuras. Brian Taylor (buen Jake Gillenthal) y Mike Zavala (buen Michael Peña), son dos veteranos policías de Los Ángeles, patrullan en coche la ciudad por el barrio más peligroso de la gran urbe, South Central, combaten con continuos peligros a diario, llevan juntos años y se sienten hermanos de sangre, compartiendo todo tipo de confidencias, un día tras el éxito de una misión son el objetivo de un jefe de la droga mexicano.

El trillado guión es obstáculo difícil de salvar, muy limitado en recursos, abuso de los tópicos de las buddy-movies, los personajes están todos cortados por un molde mil veces visto, nada te saca de lo previsible. Pinta un decorado idealizado de este mundo, con profusión de elementos de fraternidad hasta la muerte, los malos son bestias sin alma, y el destino de un poli debe ser homérico. La frágil máscara de documental que ansia dar veracidad a las imágenes le queda pequeña, pues se ve su artificio y forzamiento en muchas ocasiones, no viene a cuento la pelea entre Zavalla quitándose la placa y un malote, en plan machote, y Taylor grabándolo todo cual cámara de boxeo, me queda de telefilm malo, me niega toda verosimilitud.

El McGufin es el tramposo manejo del mareante uso de cámaras diegéticas, huele a impostado por todos lados, la excusa es un supuesto trabajo de Brian para una clase de cine y quiere mostrarles el día a día de su peligrosa profesión, pues esto interesante recurso se que queda en efectista y nada efectivo, es contraproducente pues lo que llega al espectador es una sensación epiléptica, esos temblores corriendo me marean, los tiroteos subjetivos me colocan con el mando de la playstation restando todo realismo, para dar coherencia narrativa los malos malísimos también graban todo lo que hacen, me resulta forzado el arbitrio, metido con calzador, pero de cuando al realizador le viene en gana se salta este dogma con tomas grabadas en tercera persona, incluso tomas aéreas, este batiburrillo de estilos descoloca y desvía la atención de la historia, o eso es en realidad lo que busca al ser tan débil y nimio, tanto cambio de cámara pone nervioso, derivando por momentos en confusión, una vorágine fílmica que aturde y aleja al espectador, el estilo estético visual devora cualquier atisbo de trascendencia en el relato, que los árboles no os dejen ver el bosque, detrás están unos personajes superficiales estereotipados que reaccionan por un resorte modo cliché, los simpáticos colegas de trabajo que se llevan de la leche, no os estoy contando ‘Brokeback Mountain’ por mucho que uno de los protagonistas sea Jake Gillenthal. Y es que los dos actores ofrecen unas actuaciones sentidas, son el gran pilar y no las camaritas, de la película dan sentido y vigor a lo que vemos, empatizamos con ellos y nos afecta lo que les pase, porque no es que sea malo este producto, es que sus ganas de trascender la hieren, los actores hacen que no se desangre, emiten amor fraternal, unión, compenetración. También aparecen otros secundarios pero no tienen apenas peso, son meros apósitos, aunque siempre sea un placer ver a la buena Anna Kendrick, a la ‘Betty la Fea’ americana, que tiene poquito de fea, America Ferrera.

Al final nos queda un drama policial que no gasta sus mejores balas en la acción, los tiroteos, las persecuciones, o el salvamento de un niño de un incendio (me va a dar un ataque de diabetes), si no en la química que transmiten Peña y Gillenthal, sus charlas ordinarias en el coche tocando todo tipo de temas nos llegan y enganchan, aunque de este colegueo se destile que algo malo le va a pasar a alguno de ellos o a los dos. Un producto que entretiene, pasas un rato con algunos momentos apreciables, acción adrenalítica, todo en un fresco sobre los bajos fondos angelinos, aunque la trampa de las videocámaras sature y reste poderío, aunque con una gran pareja protagónica. Reseñable es su potente banda sonora de temas cañeros. Fuerza y honor!!!
TOM REGAN
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