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Voto de TOM REGAN:
6
6,7
3.268
Aventuras. Romance. Acción
El marido de Elizabeth Curtis ha desaparecido en algún lugar de África mientras intentaba encontrar las minas de diamantes del rey Salomón. Para encontrarlo, Elizabeth contrata al aventurero y explorador Alan Quartermaine y le ofrece una recompensa de 5.000 libras. (FILMAFFINITY)
7 de enero de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
03/03(03/01/21) Envejecida cinta de aventuras que acaba de cumplir 70 años desde su estreno (09/10/1950), que teniendo elementos reseñables en su naturalista ambientación, posee un desarrollo plano, con incluso tramos de tedio, siendo un claro antecedente su rol protagónico del más famoso arqueólogo del cine, como es Indiana Jones (con incluso un sombrero parecido). Fue la segunda versión de la homónima novela de 1885 de Henry Rider Haggard, la primera fue una producción británica en 1937 con Paul Robeson. Esta de 1950 está dirigida por Andrew Marton y Compton Bennett, después de cinco meses de rodaje en África, Andrew Marton (que dirigía la segunda unidad) reemplazó a Compton Bennett como director, razón oficial dada fue que Bennett enfermó, pero hubo rumores de que Bennett tuvo una pelea con algunos del elenco. El guión es de Helen Deutsch (“La séptima cruz” o “Fuego de juventud”), y protagonizan de modo funcional Deborah Kerr, Stewart Granger y Richard Carlson. El productor Sam Zimbalist (ya había producido varios Tarzán) ha llevado a directores y actores a un largo viaje de 40.000 kilómetros por África, las tribus presentes son reales, en particular los singulares Watutsi. Incluso la banda sonora (sin música, solo batería y canciones tribales) es auténtica. Las imágenes en delicioso tecnicolor del tri-oscarizado por esta labor Robert Surtees (y 14 nominaciones al Oscar, lo ganó por “Cautivos del mal”, “Ben-Hur” y esta “Las minas del rey Salomnón”), con tomas panorámicas exóticas de la sábana africana, mezclando el claro sentido de documental con el desarrollo dramático, ello con varios efectos visuales para las escenas de acción, bien llevados estos (excepto el ridículo de una araña gigante que parece salida de una tienda de Halloween de chinos). Además la edición de Ralph E. Winters y Conrad A. Nervig, también fue nominada a Mejor Película, perdió ante “Eva al desnudo”.
La película se siente más comprometida con mostrar lo exótico de la naturaleza que con su prometedora historia que se va desinflando hasta desembocar en su pésimo final. Vemos avanzar al trío protagonista por la pradera africana, con algún sobresalto de vez en cuando, con un romance más forzado que intentar meter un elefante pro el ojo de una aguja, nada creíble, por imperativo del guión (donde la catarsis parece ser que ella se corta su larga cabellera ¿?), con diálogos insípidos, donde la de hecho esto es inventado para la película, pues este rol de la mujer no está en la novela. Por no hablar de que la mujer organiza la expedición para buscar a su esposo perdido y por el camino tiene un affair con el líder del grupo (puaj!). Rol femenino que parece estar ahí además para tener sustos con diferentes animales, desde cocodrilos, serpientes, arañas, leones, rinocerontes, o una estampida de gacelas. Ello haciendo que su metraje resulte lánguido por momentos, donde las interacciones con las tribus parecen nada naturales, no hay tensiones con ellas. Hay un tufillo pan-colonialista bastante pronunciado en el modo condescendiente de tratar a los nativos los ingleses, donde el ejemplo de la decadencia occidental queda contrastada en la tropa de porteadores negros que llevan para que el trío de blancos pueda viajar a todo lujo, durmiendo en camastros en grandes tiendas por las noches. Ejemplo de este paternalismo grimante es el modo en que Allan Quatermain afronta la muerte al inicio de uno de sus cazadores aborígenes, y como da el pésame a su esposa, le obsequia con un collar, de dinero ni hablar (puaj!). Ya sé que esta es una visión de nuestros días, y todo hay que encuadrarlo en su tiempo, pero no puede evitar sentir dentera a este comportamiento.
El rodaje tuvo lugar en lugares de África: Murchison Falls en Uganda; Astrida, "la tierra del gigante Watusis "; Volcano Country y Stanleyville en el Congo Belga; Tanganica; y Rumuruti y Machakos en Kenia. La escena de la cueva fue filmada en Slaughter Canyon Cave en el Parque Nacional de las Cavernas de Carlsbad y otras escenas en las cercanas Sitting Bull Falls en Lincoln National Forest, ambas en el estado de Nuevo México, en el suroeste de los Estados Unidos.
No es que sea un mal film, es que esperaba mucho más cuando leo que para muchos críticos esta cinta es un clásico del cine de aventuras, y vista hoy día, bajo mi modesto punto de vista no lo es. Tiene algunos buenos momentos como la estampida de gacelas, o la huida de poblado regido por una especie de Willem Kurtz, pero tiene muchos valles de ritmo, con interacciones que son lastres. Para colmo su rush final es una ametralladora de tiros en el pie, donde el título del film se convierte en un McGuffing, y la trama pierde todo su sentido (spoiler).
La película se siente más comprometida con mostrar lo exótico de la naturaleza que con su prometedora historia que se va desinflando hasta desembocar en su pésimo final. Vemos avanzar al trío protagonista por la pradera africana, con algún sobresalto de vez en cuando, con un romance más forzado que intentar meter un elefante pro el ojo de una aguja, nada creíble, por imperativo del guión (donde la catarsis parece ser que ella se corta su larga cabellera ¿?), con diálogos insípidos, donde la de hecho esto es inventado para la película, pues este rol de la mujer no está en la novela. Por no hablar de que la mujer organiza la expedición para buscar a su esposo perdido y por el camino tiene un affair con el líder del grupo (puaj!). Rol femenino que parece estar ahí además para tener sustos con diferentes animales, desde cocodrilos, serpientes, arañas, leones, rinocerontes, o una estampida de gacelas. Ello haciendo que su metraje resulte lánguido por momentos, donde las interacciones con las tribus parecen nada naturales, no hay tensiones con ellas. Hay un tufillo pan-colonialista bastante pronunciado en el modo condescendiente de tratar a los nativos los ingleses, donde el ejemplo de la decadencia occidental queda contrastada en la tropa de porteadores negros que llevan para que el trío de blancos pueda viajar a todo lujo, durmiendo en camastros en grandes tiendas por las noches. Ejemplo de este paternalismo grimante es el modo en que Allan Quatermain afronta la muerte al inicio de uno de sus cazadores aborígenes, y como da el pésame a su esposa, le obsequia con un collar, de dinero ni hablar (puaj!). Ya sé que esta es una visión de nuestros días, y todo hay que encuadrarlo en su tiempo, pero no puede evitar sentir dentera a este comportamiento.
El rodaje tuvo lugar en lugares de África: Murchison Falls en Uganda; Astrida, "la tierra del gigante Watusis "; Volcano Country y Stanleyville en el Congo Belga; Tanganica; y Rumuruti y Machakos en Kenia. La escena de la cueva fue filmada en Slaughter Canyon Cave en el Parque Nacional de las Cavernas de Carlsbad y otras escenas en las cercanas Sitting Bull Falls en Lincoln National Forest, ambas en el estado de Nuevo México, en el suroeste de los Estados Unidos.
No es que sea un mal film, es que esperaba mucho más cuando leo que para muchos críticos esta cinta es un clásico del cine de aventuras, y vista hoy día, bajo mi modesto punto de vista no lo es. Tiene algunos buenos momentos como la estampida de gacelas, o la huida de poblado regido por una especie de Willem Kurtz, pero tiene muchos valles de ritmo, con interacciones que son lastres. Para colmo su rush final es una ametralladora de tiros en el pie, donde el título del film se convierte en un McGuffing, y la trama pierde todo su sentido (spoiler).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El modo en que la cinta desemboca en su final resulta penosa. El trio de blancos es llevado por un watusi (menudo peinado el suyo!) al interior de la cueva que es Las Minas del Rey Salomón, allí encuentran un esqueleto y hemos de suponer es el hombre que buscaban, no hacen ni medio comentario, como si hubieran visto un perro muerto. Luego descubren los tesoros, y son encerrados por el guía watusi, escapan cuasi-ipso facto por un agujero tras una roca. Vuelven al poblado watusi donde asistirán a un duelo singular por el trono de la tribu, donde su misterioso acompañante Umbopa (Siriaque), se postula como rey ante el usurpador, tiene un duelo con lanza y por supuesto gana el amigo de los protagonistas. Entonces en el epílogo vemos que una tropa de watusis (se supone cedidos por Umbopa) hacen de porteadores al trio de blancos (puaj!), por fin podrán viajar en 1ª clase otra vez (ataque de cinismo). Pero ni hay entierro del marido de Elizabeth, ni mínimo recuerdo hacia él, ni se comenta si se llevan el tesoro de las minas, si lo repartirán con los watusi (¿?), acaba de modo atropellado. O sea, que todo el misterio de las míticas minas se resuelve por arte de birlibirloque en una pelea entre dos aspirantes a un trono de una tribu (¿?), y a otra cosa mariposa (¿?).
Me queda una cinta con buenos mimbres, con halo de aventuras, con alguna escena enérgica, con puesta en escena con aliento épico, pero con un desarrollo endeble. Fuerza y honor!!!
Me queda una cinta con buenos mimbres, con halo de aventuras, con alguna escena enérgica, con puesta en escena con aliento épico, pero con un desarrollo endeble. Fuerza y honor!!!