Haz click aquí para copiar la URL
España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
8
Drama. Comedia Judah y Clifford son dos hombres enfrentados a sendos dilemas morales de diferente gravedad. Cuando Judah, un reputado oftalmólogo, pretende poner fin a su relación extraconyugal, su amante lo amenaza con arruinar su vida contándoselo todo a su esposa; según su hermano Jack la única solución es asesinarla. Por su parte, Clifford es un director de documentales que se ve obligado a rodar una película sobre su cuñado, al que desprecia. (FILMAFFINITY) [+]
23 de febrero de 2017
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
06/06(09/01/17) Notable film del “gafotas” neoyorkino, mordiente drama dirigido, escrito y co-protagonizada por Woody Allen, nos adentra en especie de fábula moral en que introspecciona con bisturí afilado los sentimientos de culpa, los principios morales, los códigos éticos que nos auto-imponemos desde nuestra educación judeo-cristiana, ello con un marcado toque existencialista, donde los límites entre el bien y el mal parecen difusos, donde la justicia y lo correcto son entes confusos y relativizados. Todo narrado en modo dual, en ello denota cierto desequilibrio, pues la historia que protagoniza Allen se nota algo superficial, solo rota esta por la compleja aparición del pseudo-Primo Levi. La cinta fue nominada a tres Oscar; Mejro director (Allen), Mejor Guión Original (Allen) y para Actor de Reparto (Martin Landau). No faltan las notas intelectuales-artísticas propias de WA, dándose cita de una u otra forma músicos clásicos como Bach o Schubert, escritores como Shakespeare, Joyce, Chejov o García Márquez, o referencias cinéfilas a "Cantando bajo la lluvia", "El cuervo", "Matrimonio original", o "La chinoise".

Allen en el inteligente, mordaz y cínico guión hace una notable miscelánea entre religión, amor, la muerte, adulterio, fe, nihilismo, los fuertes lazos familiares, la conciencia del individuo, sentido de culpa, búsqueda de la dignidad, el sentido de la vida, ello en el marco de la sociedad media-alta de Nueva York que tanto le gusta retratar de modo caustico a Woody Allen, poniendo contra el paredón su superficial modo de vida, su decadencia moral, sus caprichos, su hipocresía, todo esto lo hace regando de magníficos y jugosos diálogos el metraje, con situaciones formidablemente y edificada,

Es una cinta de las que te hace reflexionar sobre el dilema moral de si una persona (normal, no psicópatas) puede continuar su vida tranquilamente sabiendo que ha cometido (o lo ha inducido por acción u omisión) un asesinato, idea parecida a la del escritor ruso Fiódor Dostoievski en su famosa obra “Crimen y castigo” (1866), algo con lo que Allen jugó en dos de sus films posteriores “Match Point” (2005) y “El sueño de Casandra” (2007) , especulando en modo existencialista sobre los sentimientos de culpa, especulando y haciéndonos sentir partícipes sobre lo frágil de nuestros principios éticos cimentados en nuestra educación judeo-cristiana, lo hace con algunos toques brillantes de humor (la parte reservada a Cliff), pero aún así con un tono pesimista hacia nuestro mundo, mostrándonos lo paradójico y contradictorias que son nuestras enseñanzas, enfrentando el sentido dogmático de la religión (en este caso la judía) contra el nihilismo (inherente a las mentalidades agnósticas, anarquistas y comunistas), hace una deconstrucción escalofriante de lo que es creer en Dios, pues de este modo nos sentimos reconfortados y consolados (de modo condescendiente) de un modo cuasi de karma budista, pues si eres malo te castigará el Todopoderoso cuando mueras, y si eres bueno iras al Paraíso, pero y si Dios no existe? Los múltiples culpables de actos que han quedado impunes en vida, tampoco serán castigados tras su muerte (ejemplo que se pone con los genocidas nazis)? Así que es más cómodo pensar en Dios, pues si no nuestro mundo sería el caos, es por ello significativa la aseveración que hace un personaje “Prefiere a Dios antes que a la verdad”, muy en consonancia con el acto de fe que es la religión.

La cinta avanza con dos tramas en paralelo: La fuerte y que tiene el jugo es la de Judah, la que entra la metafísica de nuestro volátil y complejo universo de valores que nos autoimponemos (desde nuestra educación), la que nos habla "Cómo he podido llegar a esto?" (Judah), y a través de haber caído en su bajos instintos, en su lujuria, en romper con la monotonía hogareña, el protagonista se ve envuelto en una tormenta de estremecimientos que le hacen replantearse su vida, las decisiones que tome le serán una losa aplastante para su conciencia y su sentido de la culpa tan judeo-cristiano sentimiento, analizando como nos tomamos a la muerte y como discurrimos sobre que hay más allá, sobre el pecado frente a la justicia, sobre el peso de los recuerdos (clarificadores y aleccionadores los flash-back idealizados de Judah), la justicia divina frente al nihilismo, la certeza frente a la duda, planteando cuestiones y no dando respuestas, y es que Allen no juzga, trata al espectador como adulto para tome su propia perspectiva moldeable según (probablemente) haya sido educado, todo narrado con pulso pétreo, con densidad y atractivo filosófico; Y está la trama de Cliff, más liviana, más enfocada al humor caustico, irónica, con buenos puntos de humor, caricaturizando a los pedantes productores de televisión (y por ende de cine), solo se libra de este tono comedia (cínica) cuando aparece en escena Louis Levy (un remedo de Primo Levy), personaje que aprovecha Allen para dar algo de fondo dramático y complejidad a su algo plano rol. Y es que en la suma de las dos historia sale perdiendo la suya, no mezclan bien, quizás la de Judah sola hubiera sido más sólida, aunque quizás (valga la redundancia) Allen creyó que era demasiado seca y adusta y había que darle algo de desengrasante humor para hacerla más llevadera, algo que ya utilizó también en “Hannah y sus hermanas” (1986).

Martin Landau está sensacional en su complejo y contradictorio rol, imprime una trémula gama de emociones, haciéndonos empatizar con él, con sus dilemas morales, su padecimiento, maravilloso como modula su mirada, su cuerpo, su voz, fenomenal actuación. Anjelica Huston demuestra la buena actriz que es, con un papel sin mucho profundidad, sabe dotarlo de fuerza vital, de energía, de cariño, excelente en sus duelos con Landau. Woody Allen cumple en su cliché de papel, lo baña de cinismo, y un toque de petulancia altanera que lo hace punzante y con aristas de creerse superior moralmente que lo hacen pelín desagradable... (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow