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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
2
Comedia. Drama En 1939, a punto de estallar la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), el extravagante Guido llega a Arezzo, en la Toscana, con la intención de abrir una librería. Allí conoce a la encantadora Dora y, a pesar de que es la prometida del fascista Rodolfo, se casa con ella y tiene un hijo. Al estallar la guerra, los tres son internados en un campo de exterminio, donde Guido hará lo imposible para hacer creer a su hijo que la terrible ... [+]
18 de abril de 2016
64 de 98 usuarios han encontrado esta crítica útil
69/10(16/04/16) Una burla al sentido común (el menos común de los sentidos), que este film tenga tantísima consideración en FA, pero por el Santísimo Dios del Cine, si está en el puesto 17 de la Historia, menudo atropello a films como “Ciudadano Kane, “Los Siete Samurais”, “Casablanca”, “Ladrón de bicicletas”, o “Atraco perfecto” (y muchas más), a las que “según” la puntuación supera en calidad. Una cinta con una calidad de guión tan ínfima en su romanticismo almibarado, como de grima en su (siendo benévolo) sonrojante recreación del genocidio de los campos de concentración nazis. Ello en un film partido en dos, primera parte un almibarado pastel hiperazucarado, de peligro de muerte para los diabéticos, y la segunda parte, sencillamente un insulto a la inteligencia y a los millones de asesinados durante el holocausto nazi. Indignante que se la tenga en tan gran consideración. Escrita por el mismo junto a Vincenzo Cerami, derivando en un sentido del humor que va de lo chusco y cursi, a lo zafio, en una mezcla de tonos que resulta vergonzosa. Lo sangrante es que fue un gran éxito taquillero y de crítica, estando nominada a 7 Oscars, ganó tres , a la Mejor banda sonora, al Mejor Actor y a la Mejor Película Extranjera. Asco me da que este mediocre Roberto Benigni se pueda codear con genios italianos como Rosselini, Visconti, de Sica, o Fellini.

No es que no se pueda hacer humor de la tragedia, pero debe tenerse mucho cuidado y no caer en lo burdo, hay que desplegar inteligencia, y en este caso es al contrario, se toma al espectador por un niño ingenuo. Asimismo su mensaje de que es mejor ser un ignorante, ser engañado para vivir eternamente en el país de la piruleta resulta una moralina propia de los idiotas, por cierto como nos toma a nosotros (voy a decir por vez primera su nombre en la crítica) Roberto Benigni.
Su primera parte cubre la mitad del metraje, se ciñe al clásico romance en que un tipo de poco dinero debe conquistar a una mujer adinerada y que está con un gerifalte del pueblo. Este tramo resulta cargante hasta el hartazgo, tedioso, lo de “Princesa” por aquí, “Princesa” por allí, en todo momentos hace cansino, los gags se suceden de modo estúpido, intentando copiar, sin éxito alguno a los grandes del cine mudo, no hay momentos mínimamente ingeniosos, se suceden los momentos empalagosos en un tsunami inaguantable. Pues con lo dicho es mucho mejor que la segunda parte, esta es un insulto a la inteligencia, si tú quieres hacer comedia del Genocidio debes partir de hacer creíble el campo de concentración y de ahí intentar burlarte de los nazis, pero esto brilla por su ausencia, nos cuela un campo de concentración que es más un parque temático, no se ve crueldad alguna de los nazis, el insoportable Josué campa a sus anchas por el lugar como Pedro por su casa, llegando a comer con los niños de los nazis, menuda imbecilidad vomitiva el modo torticero de tomarnos el pelo. Los nazis eran malísimos, pero no ceporros, en un campo de concentración nazi (está documentado), los niños eran junto a los ancianos los primeros, en cuanto llegaban, en ser asesinados, no podían trabajar, no producían, pues los mataban. Apenas se ven guardias por el lugar, no se ve sufrimiento alguno, el trabajo de los presos era llevar yunques de risa, eso sí, sin que haya guardias nazis vigilándolos. Donde Guido levaba su hijo a poner una sesión de música clásica con mensaje incorporado en los altavoces del campo de concentración y no pasaba, por supuesto que Guido arriesgue por esto la vida propia, y lo que es peor la de su hijo, no tiene importancia en esta idiota (y para idiotas) fábula.
Un tontorrón canto al optimismo antropológico, vive como un payaso, se un payaso, haz vivir a tu hijo en una mentira permanente, total estas en un campo de concentración de chichinabo, para el niño hay Guerra, no hay nazis, no hay racismo, no hay maldad en el mundo, menuda estulticia. . A niño de cuatro años nos quieren hacer ver que se le puede engañar durante días sin que le importe comer, sin que le importe volver a su casa, sin que le importe ver a su madre, le dices la palabra mágica tanque y ya está, estupidez. Un mínimo realismo es algo como la inteligencia en este film, ni está, ni se le espera.

Roberto Benigni debe ser un gran payaso, pero como actor es el ejemplo hiperbólico del histrionismo, se puede ser un gran cómico como lo era Gila o los Tip y Coll, pero no por ello ser buenos actores, esta tan pasado de rosca que da enojo, y en el colmo de la broma le dieron el Oscar a la actor principal, menudo insulto a Edward Norton que había encarnado de modo Colosal a un neonazi, pero como bien he leído la penitencia estuvo en el circo que montó saltando por las butacas, un esperpento. En el lado contrario está Nicoletta Braschi, está no sobreactúa, pues ello implicaría actuar algo, cosa que no hace, no se puede transmitir menos, su rostro está impertérrito da igual lo que le pase, las emociones que transmite son las de un arenque, sosa, insípida, plana, pero quien se podría enamorar de esta fría mujer a no ser un idiota. Y luego está Giorgio Cantarini, un tierno niño, pero o tenía enchufe con el encargado de casting o este tuvo un mal día cuando lo escogió, pues no se puede estar peor, no hay sentimiento alguno un su cuerpo, parece que siempre está leyendo lo que decir, su inexpresividad es mayúscula, la naturalidad y frescura que se le supone a un niño es algo nulo en el chaval. El único que demuestra tablas como actor es Horst Buschholtz. Y si hablo de los extras de los presos en el campo de concentración es de risa, si no fuera por que debieran de provocar empatía, menudas caras indolentes.

La puesta en escena también queda muy partida en dos, marcada por el diseño de producción de Danilo Donatti (“Amarcord”), en la parte primera rodada en Arezzo (Toscana Italiana), bellísimos recorridos por el pueblo,... (sigue en spoiler)
r)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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