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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
7
Thriller. Acción. Comedia Un capo de la droga con un marcado estilo británico intenta vender su imperio a una dinastía de multimillonarios procedentes de Oklahoma. (FILMAFFINITY)
10 de mayo de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
125/10(08/05/20) Muy agradecida vuelta a las raíces cockney que hicieron famoso al inglés Guy Ritchie. Tras sus dos primeras cintas recargadas de un frescura epidérmica de hace más de 20 años, “Lock & Stock” (1998) y “Snatch” (2000), el realizador dio el salto a Hollywood, allí ha desarrollado una filmografía un tanto irregular, amansado en su vena destroyer humorística para ser uno más en el stablishment estadounidense, perdiendo por el camino su aura de enfant terrible que le hizo ser comparado por su frescura endiablada con Quentin Tarantino (al que parece hacer un guiño con una escena donde la cámara enfoca desde dentro de un maletero a los protagonistas, este recurso es un clásico tarantiniano). Pero aquí Guy demuestra que aún le queda ese nervio badass para retornar al cine gamberro, con ese particular sello que despliega aquí de mezcla de elementos vigorosos, un thriller distendido con multitud de gangsters marcado por sus etnias, de historias cruzadas de muchos personajes de bandas marcadas por sus etnias (estadounidenses, ingleses, chinos, o rusos), donde el tiempo es maleable pudiendo ir de adelante atrás y viceversas, con una edición co-protagonista, en este caso el tándem James Herbert (“Sherlock Holmes” o “Alladdin”), y Paul Machliss (“Scott Pilgrim contra el mundo” o “Baby Driver”), donde el ritmo se acelera y comprime, e incluso se congela a gusto de enfatizar emociones, donde los cortes rápidos y secos te dejan expectante, ello ayudado por una cámara de Alan Stewart (“Ready Player One” o “Aladdin”), con mucho a mano, con tomas singulares, angulaciones, contrapicados, planos holandeses, con un guión alambicado que juega con la percepción del espectador, con múltiples giros, con flash-backs, con mucha violencia tratada con humor negro, con mucha inclusión de música para acrecentar sensaciones ligeras videocliperas (oyéndose temas de Johnny Rivers, Eric Clapton o Bryan Ferry), atomizado esto por la delirante inclusión de una banda criminal que se dedica a hacer videoclips gangsta, y todo con una serpenteante voz narrativa. Y eso es aquí lo que nos regala Ritchie un producto desenfadado, con un gran sentido pulp, consciente de no tomarse en serio a sí mismo, sabedor de ser un pasarratos sin hondura alguna, donde sus temas tratados como la codicia, la espiral del crimen de la que es difícil escapar una vez estás en ella, o como la aristocracia se corrompe por el dinero, pero todo esto abordado a un nivel superficial.

Guy en esta película hace primar el Don de la Palabra por encima de la acción, acción la hay, pero con cuentagotas, pero no resulta especialmente impactante o recordable, la ‘intensidad’ se consigue merced a los diálogos y frases en que se enfrentan unos y otros, cargados de dobles sentido, de inteligencia propia de jugadores de ajedrez orales, de mordacidad, y sobre todo con mucha testosterona. Ello potenciado con una buena galería de personajes pintorescos cercanos a lo comicquero. Y en este sentido es donde el magnífico elenco se viene arriba, aunque no todos con el mismo fulgor. Está un carismático Matthew McConaughey como Mickey Pearson un estadounidense capo de la marihuana que una vez en la cima decide vender sus planteros, dando con ello una serie de sucesos por hacerse con ellos. El actor demuestra su madurez con una pose regia, derrochando seguridad en sí mismo, con una labia flemática que solo estalla con rabia declamando a Shakespeare con la libra de carne de “El mercader de Venecia”, muy bueno; Charlie Hunnam como Raymond, mano derecha de Mickey (recuperado por Guy Ritchie de su catastrófica versión artúrica), tiene buenos momentos, sobre todo en los enfrentamientos dialécticos con Hugh Grant, cargados de sibilino sentido del humor, el actor que se hizo famoso con la serie “Hijos de la Anarquía”, continua buscando su lugar, aquí cumple con creces; Hugh Grant como el detective Fletcher, tiene el honor de ser la voz narradora, un tipo artero, divertido, con una vena gay divertida en sus comentarios, un papel alejado de lo que estamos acostumbrado en donde tiene encanto , aunque aún le colea de modo grimante su estridente tartamudeo que le resta mucho; Colin Farrell en el papel de un entrenador de boxeo, líder de una banda estrafalaria de fortachones que hacen sus tropelías con GoPro en su cabeza, para luego hacer estas escenas editadas en sus videoclips gangsta. Es para mí el que mejor aprovecha el papel, con una actuación vibrante de personalidad, se nota disfrutar con esa pinta con chándal, con laterales en cabeza cana, y con unas grandes gafas, formidable; Jeremy Strong (famoso ahora por su papel en la serie de éxito “Succesion”) como el caricaturesco (por la pinta con sombrerito) Matthew, potencial comprador del negocio de Mickey, un tanto plano en su monocorde actuación; Michelle Dockery como Michelle, gran amor de Mickey, bella mujer florero; Henry Golding como Dry Eye, asiático que se entromete peligrosamente en los negocios de Mickey, en una actuación de malo malísimo unidimensional; Eddie Marsan como Big Dave es un poderoso hombre de los medios, en una interpretación en la que se da poca cancha a sus grandes dotes expresivas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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