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Voto de TOM REGAN:
5
6,4
1.452
Romance. Comedia
La situación económica de una pareja de aristócratas ingleses, Victor (Cary Grant) y Hillary (Deborah Kerr), es tan precaria que deciden convertir su castillo en un centro de atracción turística. Charles Delacro (Robert Mitchum), un millonario americano, magnate del petróleo, después de una visita guiada, se encapricha con Hillary. Otra aristócrata, Hattie Durant (Jean Simmons), se verá también involucrada en la vida amorosa de la pareja. (FILMAFFINITY) [+]
15 de marzo de 2021
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
84/19(14/03/21) Insulsa comedia romántica naif, que en principio contaba con alicientes para hacerla atractiva, como es la dirección del siempre competente Stanley Donen (“Cantando bajo la lluvia” o “Siete novias para siete hermanos”), y de protagonistas un elenco homérico con Cary Grant, Deborah Kerr, Robert Mitchum y Jean Simmons (que no se sabe que pinta en la película, un florero sin nada que hacer), pero todos estos buenos elementos son presa de un producto tan kitsch como inane. Es una adaptación de Hugh Williams y Margaret Vyner de la obra teatral homónima que habían escrito ellos mismos y encontró el éxito con en los escenarios de Londres. Una comedia tan sofisticada como vetusta, de gente tan sofisticada como ataráxicos, tanto que no parecen humanos, sino autómatas asentimentales en su flema e indolencia. Film tedioso, con diálogos pomposos que pretenden mucho (pero mucho) más de lo que terminan siendo en su anhelo de jugar con mordacidad con los dobles sentidos y sobrentendidos, pero quedan en algo cercano a lo ridículo (cuando no sumergiéndose en él), relato sobre la infidelidad, sobre los juegos de seducción, sobre la institución del matrimonio, sobre el choque de culturas anglo-estadounidenses, esto último como alegoría de la decadencia de la aristocracia inglesa (deben estos ‘nobles’ para sobrevivir hacer de sus opulentas viviendas centros turísticos), frente a los estadounidenses poseedores de grandes fortunas, donde el americano es arrojo y pasión vs el inglés calma y comprensión flácida. Ello encuadrado en aquello tan manido del hombre que ve en peligro su amor e intentará recuperarlo, aquello que ya hizo el propio Grant en la sobrevalorada “Historias de Filadelfia”. Pero todo esto abordado con la superficialidad lisa de una mesa. Hay unos intérpretes de lujo que parecen tomarse su labor mirando el reloj para acabar la jornada, como un trámite en el que tiene un palo metido por salvase a la parte, quizás parte de estos problemas vengan de las vicisitudes que hubo en la producción con los actores (spoiler), quedando que la suma de grandes estrellas en este caso es ultra desaprovechados, aparte de la Kerr que nunca fue actriz, si acaso una presencia bonita. De hecho, el único personaje que parece tener vida propia es el secundario Moray Watson encarnado al mayordomo del palacio.
Donen aporta su clásica elegancia, un buen manejo de las elipsis, los fuera de campo, e incluso algo de moda entonces como eran las pantallas divididas, pero donde el olor a su origen teatral es fulgente (casi toda la acción transcurre en un salón del palacio), donde la emoción es nula, la intensidad está ausente, y la empatía con los personajes ni está, ni se les espera. Se pueden ensalzar los decorados recargados en su fastuosidad creados por Paul Sheriff (“Henry V” o “Moulin Rouge”), el hermoso vestuario de las mujeres, para la Kerr fue Hardy Amies (“Dos en la carretera” o “2001. Un Odisea del Espacio”), y para la Simmons fue Christian Dior (“Les enfants terribles” o “Indiscreta”); Tiene una luminosa fotografía de Christopher Challis (“Las zapatillas rojas” o “La vida privada de Sherlock Holmes”), con bonitas secuencias aéreas de tomas generales de la campiña inglesa, así como muy cromático en los interiores; Tiene unos sugerentes títulos de crédito iniciales y finales por mor del gran diseñador visual Maurice Binder (creador de las míticas entradillas de la saga Bond entrando por delante del objetivo de un arma, parándose y apuntando contra él), con un puñado de bebes desfilando por el césped de modo divertido, ello en este caso en conjunción con un bonito y chispeante tema musical “The Stately Homes Of England”, creado por Noël Coward (“Breve encuentro” o “The Italian Job”).
El conde y la condesa de Rhyall (Cary Grant y Deborah Kerr) enfrentan problemas financieros y, por lo tanto, se ven obligados a permitir visitas guiadas a su casa señorial. Charles Delacro (Robert Mitchum), un magnate petrolero estadounidense afable, irrumpe en los aposentos privados de la señora de la mansión, deliberadamente o por error. Las atenciones de Delacro a la condesa la hacen encandilarse por el advenedizo. En lugar de comportarse con celos, el Conde invita al estadounidense a visitarlo, llevando a sus invitados a pescar como parte de un intento por impresionar la importancia del patrimonio en Delacro. También está de visita una ex novia de Lord Rhyall, la heredera estadounidense Hattie Durant (Jean Simmons) es invitada, no hay que preguntarse porque, pues nada analizado tiene mucho sentido en esta película.
Comienza con el matrimonio de 7 años Condes de Rhyall despidiendo a sus hijos que se van unos días fuera, dejando a la pareja solos en su enorme palacio, palacio museo para el turismo. Esto además queda patente en el paseo que el Conde hace con su mayordomo por el lugar, pasando por habitaciones y más habitaciones que están circundadas por cordones de museo para mirar y no acercarse, y ello mientras el criado se le queja al jefe de que debe despedirlo o bajarle el sueldo por no tener mucho trabajo, y esto se supone tiene mucho humor; Tras esto llegan las hordas de turistas al palacio y uno de ellos se cuela con artimañas en el salón donde está la Condesa y en apenas cinco minutos se están besando apasionadamente y quedando unos días en Londres para ‘fornicar’, esto ya me resulta de un forzado grotesco, una falta de respeto a la inteligencia de campeonato, tanto que pienso que igual es todo una cámara oculta , no doy crédito ante tanta estulticia, pero esto solo es el aperitivo. Pues llega el marido, ve a los dos y este ya se cuesca de la infidelidad, esto sin que anteriormente nos hayan mencionado de sus capacidades extrasensoriales sobrenaturales, parte de que la química entre la Kerr y Mitchum es entre cero y bajo cero... (sigo en spoiler)
Donen aporta su clásica elegancia, un buen manejo de las elipsis, los fuera de campo, e incluso algo de moda entonces como eran las pantallas divididas, pero donde el olor a su origen teatral es fulgente (casi toda la acción transcurre en un salón del palacio), donde la emoción es nula, la intensidad está ausente, y la empatía con los personajes ni está, ni se les espera. Se pueden ensalzar los decorados recargados en su fastuosidad creados por Paul Sheriff (“Henry V” o “Moulin Rouge”), el hermoso vestuario de las mujeres, para la Kerr fue Hardy Amies (“Dos en la carretera” o “2001. Un Odisea del Espacio”), y para la Simmons fue Christian Dior (“Les enfants terribles” o “Indiscreta”); Tiene una luminosa fotografía de Christopher Challis (“Las zapatillas rojas” o “La vida privada de Sherlock Holmes”), con bonitas secuencias aéreas de tomas generales de la campiña inglesa, así como muy cromático en los interiores; Tiene unos sugerentes títulos de crédito iniciales y finales por mor del gran diseñador visual Maurice Binder (creador de las míticas entradillas de la saga Bond entrando por delante del objetivo de un arma, parándose y apuntando contra él), con un puñado de bebes desfilando por el césped de modo divertido, ello en este caso en conjunción con un bonito y chispeante tema musical “The Stately Homes Of England”, creado por Noël Coward (“Breve encuentro” o “The Italian Job”).
El conde y la condesa de Rhyall (Cary Grant y Deborah Kerr) enfrentan problemas financieros y, por lo tanto, se ven obligados a permitir visitas guiadas a su casa señorial. Charles Delacro (Robert Mitchum), un magnate petrolero estadounidense afable, irrumpe en los aposentos privados de la señora de la mansión, deliberadamente o por error. Las atenciones de Delacro a la condesa la hacen encandilarse por el advenedizo. En lugar de comportarse con celos, el Conde invita al estadounidense a visitarlo, llevando a sus invitados a pescar como parte de un intento por impresionar la importancia del patrimonio en Delacro. También está de visita una ex novia de Lord Rhyall, la heredera estadounidense Hattie Durant (Jean Simmons) es invitada, no hay que preguntarse porque, pues nada analizado tiene mucho sentido en esta película.
Comienza con el matrimonio de 7 años Condes de Rhyall despidiendo a sus hijos que se van unos días fuera, dejando a la pareja solos en su enorme palacio, palacio museo para el turismo. Esto además queda patente en el paseo que el Conde hace con su mayordomo por el lugar, pasando por habitaciones y más habitaciones que están circundadas por cordones de museo para mirar y no acercarse, y ello mientras el criado se le queja al jefe de que debe despedirlo o bajarle el sueldo por no tener mucho trabajo, y esto se supone tiene mucho humor; Tras esto llegan las hordas de turistas al palacio y uno de ellos se cuela con artimañas en el salón donde está la Condesa y en apenas cinco minutos se están besando apasionadamente y quedando unos días en Londres para ‘fornicar’, esto ya me resulta de un forzado grotesco, una falta de respeto a la inteligencia de campeonato, tanto que pienso que igual es todo una cámara oculta , no doy crédito ante tanta estulticia, pero esto solo es el aperitivo. Pues llega el marido, ve a los dos y este ya se cuesca de la infidelidad, esto sin que anteriormente nos hayan mencionado de sus capacidades extrasensoriales sobrenaturales, parte de que la química entre la Kerr y Mitchum es entre cero y bajo cero... (sigo en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
...Todo un juego de roles tan chic como grimante. Pero es que todo es de una impostura teatral sobreactuada inverosímil en como retuercen la tuerca de lo mínimamente verosímil en el comportamiento de los personajes. Con que flema británica acepta el Conde Victor la cornamenta es de órdago, incluso en el colmo de lo idiotesco invitando al ‘novio’ de su mujer a su palacio, tratándolo con la rigidez de un palo de escoba. Teniendo supuestamente el clímax en un duelo a pistola estúpido, que se supone es una parodia de los duelos de caballeros de época antigua, pero quedando en algo chusco e incómodo de ver (por lo menos para mí). Todo es una lánguida farsa romántica.
Solo destaco por divertida la escena de la llamada de teléfono de Victor a Charles, el primero junto a Hattie revoloteando a su alrededor y el segundo junto a Hilary, ello con pantalla dividida, donde se nota influenciada las secuencias de la del año anterior de otra comedia romántica, en este caso “Confidencias a medianoche” (1959), donde en las dos partes se clonan los movimientos, hasta que en el final de modo ingenioso se invade con un gesto una a la otra. Resto resultan momentos que van de lo inane a lo bufo.
Spoiler:
Incluso se puede escarbar y encontrar un substrato misógino incipiente en cómo se trata a las mujeres en la trama, donde Lady Hilary (Deborah Kerr) es una enamoradiza caprichosa que le pone los cuernos a su marido con el primero que le abre la puerta del salón (aunque si es millonario mejor), y Hattie (Jean Simmons) es chismosa que juega a dos barajas intentando quedarse con el marido de su mejor amiga, y que al final termina deseando algo tan materialista como un abrigo de visón.
Originalmente, Cary Grant rechazó el papel de Víctor. Posteriormente, el papel se le ofreció a su amigo Rex Harrison y él aceptó. Sin embargo, justo antes de que comenzara la producción, la esposa de Harrison, Kay Kendall, cayó gravemente enferma y se vio obligado a dejar la producción para atenderla. Grant, por respeto al elenco y al equipo, y para que la filmación siguiera funcionando según lo programado, decidió finalmente tomar el papel. Originalmente, el director Stanley Donen tenía la intención de que Cary Grant interpretara el papel de Delacro, el turista estadounidense, mientras que Rex Harrison y Kay Kendall fueron elegidos respectivamente como "Victor Rhyall" y "Hattie". Pero Kendall murió poco después de completar una película anterior de Donen, Once More, with Feeling! , y Harrison abandonó la película debido a esto. Cary Grant accedió a interpretar a Victor en lugar de Delacro, y se les pidió a Rock Hudson y Charlton Heston que interpretaran al personaje estadounidense. Ambos se negaron, y Robert Mitchum fue elegido bastante tarde en el proceso, sin preocuparse en absoluto por aceptar la tercera factura. Cary Grant a menudo afirmó que esto había "salvado la película"; Fue la tercera de cuatro películas que unieron a Deborah Kerr y Robert Mitchum. También fue la tercera colaboración de Cary Grant con Deborah Kerr. Anteriormente habían trabajado juntos en Dream Wife (1953) y An Affair to Remember (1957). Moray Watson fue el único miembro del elenco original que se retuvo para la versión cinematográfica.
Olvidable película, que parece realizada para cumplir un trámite. Fuerza y honor!!!
Solo destaco por divertida la escena de la llamada de teléfono de Victor a Charles, el primero junto a Hattie revoloteando a su alrededor y el segundo junto a Hilary, ello con pantalla dividida, donde se nota influenciada las secuencias de la del año anterior de otra comedia romántica, en este caso “Confidencias a medianoche” (1959), donde en las dos partes se clonan los movimientos, hasta que en el final de modo ingenioso se invade con un gesto una a la otra. Resto resultan momentos que van de lo inane a lo bufo.
Spoiler:
Incluso se puede escarbar y encontrar un substrato misógino incipiente en cómo se trata a las mujeres en la trama, donde Lady Hilary (Deborah Kerr) es una enamoradiza caprichosa que le pone los cuernos a su marido con el primero que le abre la puerta del salón (aunque si es millonario mejor), y Hattie (Jean Simmons) es chismosa que juega a dos barajas intentando quedarse con el marido de su mejor amiga, y que al final termina deseando algo tan materialista como un abrigo de visón.
Originalmente, Cary Grant rechazó el papel de Víctor. Posteriormente, el papel se le ofreció a su amigo Rex Harrison y él aceptó. Sin embargo, justo antes de que comenzara la producción, la esposa de Harrison, Kay Kendall, cayó gravemente enferma y se vio obligado a dejar la producción para atenderla. Grant, por respeto al elenco y al equipo, y para que la filmación siguiera funcionando según lo programado, decidió finalmente tomar el papel. Originalmente, el director Stanley Donen tenía la intención de que Cary Grant interpretara el papel de Delacro, el turista estadounidense, mientras que Rex Harrison y Kay Kendall fueron elegidos respectivamente como "Victor Rhyall" y "Hattie". Pero Kendall murió poco después de completar una película anterior de Donen, Once More, with Feeling! , y Harrison abandonó la película debido a esto. Cary Grant accedió a interpretar a Victor en lugar de Delacro, y se les pidió a Rock Hudson y Charlton Heston que interpretaran al personaje estadounidense. Ambos se negaron, y Robert Mitchum fue elegido bastante tarde en el proceso, sin preocuparse en absoluto por aceptar la tercera factura. Cary Grant a menudo afirmó que esto había "salvado la película"; Fue la tercera de cuatro películas que unieron a Deborah Kerr y Robert Mitchum. También fue la tercera colaboración de Cary Grant con Deborah Kerr. Anteriormente habían trabajado juntos en Dream Wife (1953) y An Affair to Remember (1957). Moray Watson fue el único miembro del elenco original que se retuvo para la versión cinematográfica.
Olvidable película, que parece realizada para cumplir un trámite. Fuerza y honor!!!