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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
5
Romance. Comedia La situación económica de una pareja de aristócratas ingleses, Victor (Cary Grant) y Hillary (Deborah Kerr), es tan precaria que deciden convertir su castillo en un centro de atracción turística. Charles Delacro (Robert Mitchum), un millonario americano, magnate del petróleo, después de una visita guiada, se encapricha con Hillary. Otra aristócrata, Hattie Durant (Jean Simmons), se verá también involucrada en la vida amorosa de la pareja. (FILMAFFINITY) [+]
15 de marzo de 2021
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
84/19(14/03/21) Insulsa comedia romántica naif, que en principio contaba con alicientes para hacerla atractiva, como es la dirección del siempre competente Stanley Donen (“Cantando bajo la lluvia” o “Siete novias para siete hermanos”), y de protagonistas un elenco homérico con Cary Grant, Deborah Kerr, Robert Mitchum y Jean Simmons (que no se sabe que pinta en la película, un florero sin nada que hacer), pero todos estos buenos elementos son presa de un producto tan kitsch como inane. Es una adaptación de Hugh Williams y Margaret Vyner de la obra teatral homónima que habían escrito ellos mismos y encontró el éxito con en los escenarios de Londres. Una comedia tan sofisticada como vetusta, de gente tan sofisticada como ataráxicos, tanto que no parecen humanos, sino autómatas asentimentales en su flema e indolencia. Film tedioso, con diálogos pomposos que pretenden mucho (pero mucho) más de lo que terminan siendo en su anhelo de jugar con mordacidad con los dobles sentidos y sobrentendidos, pero quedan en algo cercano a lo ridículo (cuando no sumergiéndose en él), relato sobre la infidelidad, sobre los juegos de seducción, sobre la institución del matrimonio, sobre el choque de culturas anglo-estadounidenses, esto último como alegoría de la decadencia de la aristocracia inglesa (deben estos ‘nobles’ para sobrevivir hacer de sus opulentas viviendas centros turísticos), frente a los estadounidenses poseedores de grandes fortunas, donde el americano es arrojo y pasión vs el inglés calma y comprensión flácida. Ello encuadrado en aquello tan manido del hombre que ve en peligro su amor e intentará recuperarlo, aquello que ya hizo el propio Grant en la sobrevalorada “Historias de Filadelfia”. Pero todo esto abordado con la superficialidad lisa de una mesa. Hay unos intérpretes de lujo que parecen tomarse su labor mirando el reloj para acabar la jornada, como un trámite en el que tiene un palo metido por salvase a la parte, quizás parte de estos problemas vengan de las vicisitudes que hubo en la producción con los actores (spoiler), quedando que la suma de grandes estrellas en este caso es ultra desaprovechados, aparte de la Kerr que nunca fue actriz, si acaso una presencia bonita. De hecho, el único personaje que parece tener vida propia es el secundario Moray Watson encarnado al mayordomo del palacio.

Donen aporta su clásica elegancia, un buen manejo de las elipsis, los fuera de campo, e incluso algo de moda entonces como eran las pantallas divididas, pero donde el olor a su origen teatral es fulgente (casi toda la acción transcurre en un salón del palacio), donde la emoción es nula, la intensidad está ausente, y la empatía con los personajes ni está, ni se les espera. Se pueden ensalzar los decorados recargados en su fastuosidad creados por Paul Sheriff (“Henry V” o “Moulin Rouge”), el hermoso vestuario de las mujeres, para la Kerr fue Hardy Amies (“Dos en la carretera” o “2001. Un Odisea del Espacio”), y para la Simmons fue Christian Dior (“Les enfants terribles” o “Indiscreta”); Tiene una luminosa fotografía de Christopher Challis (“Las zapatillas rojas” o “La vida privada de Sherlock Holmes”), con bonitas secuencias aéreas de tomas generales de la campiña inglesa, así como muy cromático en los interiores; Tiene unos sugerentes títulos de crédito iniciales y finales por mor del gran diseñador visual Maurice Binder (creador de las míticas entradillas de la saga Bond entrando por delante del objetivo de un arma, parándose y apuntando contra él), con un puñado de bebes desfilando por el césped de modo divertido, ello en este caso en conjunción con un bonito y chispeante tema musical “The Stately Homes Of England”, creado por Noël Coward (“Breve encuentro” o “The Italian Job”).

El conde y la condesa de Rhyall (Cary Grant y Deborah Kerr) enfrentan problemas financieros y, por lo tanto, se ven obligados a permitir visitas guiadas a su casa señorial. Charles Delacro (Robert Mitchum), un magnate petrolero estadounidense afable, irrumpe en los aposentos privados de la señora de la mansión, deliberadamente o por error. Las atenciones de Delacro a la condesa la hacen encandilarse por el advenedizo. En lugar de comportarse con celos, el Conde invita al estadounidense a visitarlo, llevando a sus invitados a pescar como parte de un intento por impresionar la importancia del patrimonio en Delacro. También está de visita una ex novia de Lord Rhyall, la heredera estadounidense Hattie Durant (Jean Simmons) es invitada, no hay que preguntarse porque, pues nada analizado tiene mucho sentido en esta película.

Comienza con el matrimonio de 7 años Condes de Rhyall despidiendo a sus hijos que se van unos días fuera, dejando a la pareja solos en su enorme palacio, palacio museo para el turismo. Esto además queda patente en el paseo que el Conde hace con su mayordomo por el lugar, pasando por habitaciones y más habitaciones que están circundadas por cordones de museo para mirar y no acercarse, y ello mientras el criado se le queja al jefe de que debe despedirlo o bajarle el sueldo por no tener mucho trabajo, y esto se supone tiene mucho humor; Tras esto llegan las hordas de turistas al palacio y uno de ellos se cuela con artimañas en el salón donde está la Condesa y en apenas cinco minutos se están besando apasionadamente y quedando unos días en Londres para ‘fornicar’, esto ya me resulta de un forzado grotesco, una falta de respeto a la inteligencia de campeonato, tanto que pienso que igual es todo una cámara oculta , no doy crédito ante tanta estulticia, pero esto solo es el aperitivo. Pues llega el marido, ve a los dos y este ya se cuesca de la infidelidad, esto sin que anteriormente nos hayan mencionado de sus capacidades extrasensoriales sobrenaturales, parte de que la química entre la Kerr y Mitchum es entre cero y bajo cero... (sigo en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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