Haz click aquí para copiar la URL
España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
7
Aventuras. Comedia Obsesionado con la idea de rodar una película sobre la miseria y el sufrimiento, el director de cine John L. Sullivan convence a los ejecutivos del estudio para que le permitan recorrer el país disfrazado de vagabundo antes de empezar a rodar. Después de trabajar como peón para una viuda que espera de él algo más que cortar leña, huye de su casa, pero el camión que lo recoge lo lleva de vuelta a Hollywood. Sintiéndose completamente ... [+]
8 de marzo de 2018
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
42/12(13/02/18) Sugerente clásico de la comedia, en una obra escrita y dirigida por Preston Sturges (en su cuarto largometraje) que hace mirarse el ombligo al Hollywood condescendiente, una sátira sobre un exitoso director de comedias (John L. Sullivan encarnado por un meritorio Joel McRea), que anhela realizar un drama socialmente relevante. La película se abre con una dedicatoria: Para la memoria de aquellos que nos hicieron reír: los charlatanes, los payasos, los bufones, en todos los tiempos y en todas las naciones, cuyos esfuerzos han aliviado un poco nuestra carga, esta película está cariñosamente dedicada”. Toda una declaración de intenciones sobre su sentido mensaje enarbolando la bandera del humor como mejor terapia contra el sufrimiento. Es una parodia sobre como el Hollywood del momento retrataba paternalmente la pobreza surgida sobre todo de la Gran Depresión y de la DustBowl, en la que Preston desarrolla un relato rebosante de cinismo y mordacidad, queriendo plasmar una dualidad genérica en su cinta, por un lado la comedia pura y dura, con gags delirantes, y por otro la denuncia social de la miseria incrustada en la sociedad USA, la que reside en el patio traseros de las grandes ciudades, pues a mi modesto entender esta convergencia ha quedado un tanto envejecida por el modo un tanto arrogante y indulgente en que se mira la indigencia, cayendo en aquello que se critica, esto se hace patente en su tramo final cuando choca de bruces con el discurso lacrimógeno-indulgente que ataca.

El realizador y guionista crea un ejercicio de cine dentro del cine (desde el principio asistimos a una pelea en un tren y de pronto aparece “The End”, y vemos es una proyección de cine): asimismo se nombra para bien a Frank Capra y Ernst Lubitsch, y pone su foco en Sullivan, epítome del Hollywood de ese tiempo, desde la cima de la riqueza que atesora el director ficticio se pone profundo y cual turista de la pobreza, decide darse un paseo por el arroyo de las miserias para intentar olerla, siempre yendo y viniendo a su mansión de lujo, con sus mayordomos, con su enorme piscina, y por supuesto viajando en Rolls Royce o caravana grandiosa, siempre con red de seguridad.

La cinta mezcla con tino diferentes tipos de humor, desde el slapstick, frases y diálogos ingeniosos, gestual, el reírse de uno mismo cuando hace burlas del Hollywood esnobista, hace bufa de la institución del matrimonio (el de conveniencia del director), pero no encaja bien con la denuncia social (el abordaje de un tren en marcha por parte de una multitud de vagabundos), contra los marginados, no encaja con impostado drama carcelario (el aislamiento del preso Sullivan), y me sobra la comedia romántica, parche innecesario y prescindible, no me creo a ese bellezón queriendo hacer de vagabunda.

Cinta partida en tres viajes: En el primero se concentra lo mejor del relato, momentos jocosos y entusiastas, con pantagruélica caravana siguiendo a velocidad de caracol a un “vagabundo”, ese trepidante intento de dejar atrás el “vagabundo” a la caravana subiéndose de copiloto en un auto casero (tiene el cuentakilómetros pintado a tiza) con un niño que corre el coche cual avión, saltando, girando, campo a través, donde la caravana con su tripulación sufre los rigores cual terremoto, delirante (Eastwood la homenajeó en su film “Un mundo perfecto”,1993); El “inquietante” encuentro del “vagabundo” con dos lascivas solteronas que lo meten a trabajar, terminan encerrándolo para no escape (mención merece el retrato del fallecido hombre de la casa, cambiando el gesto según la situación, esto tantas veces plagiado), este primer tramo en la calle lleva al encuentro (metido con calzador) con Veronica Lake en una cafetería, finaliza cual secuencia slapstick del mudo en la piscina de la mansión Sullivan, con el mayordomo Burroughs, el ayudante de cámara (Eric Blore), la Lake y el propio Sullivan zambulléndose en la piscina; Con el segundo viaje el relato da un giro melodramático la hace víctima de lo que critica, el turismo a la pobreza (paseando por barrios de chabolas, comiendo en comedores de beneficencia, lavándose en barreños, con hambre buscando alimentos de cubos de basura, durmiendo apilados en albergues, con picores de pulgas,…), ello como efecto revitalizador por ver que hay gente que está muy mal y debemos valorar lo que tenemos (puaj!). Sturges se pega un tiro en el pie, pues escomo si tuviera olvido y no se acordara por donde iba la cinta en el primer viaje, cae en lo trágico facilón, un montaje silencioso que ansía removernos las entrañas, lo que hace (por lo menos a mí) es desconcertarme, anulando el humor para hundirse en el fresco social trágico en el que la sátira se difumina; Y en el tercer viaje se entra en una película radicalmente diferente a todo lo visto hasta entonces, ya no se habla de los vagabundos, entramos en un drama carcelario puro y duro, muy bien rodado, muy expuesta la crueldad y deshumanización a los que sometidos los reos, en un tramo del que seguro han bebido cintas como “La leyenda del indomable” (1967), “Papillon” (1973), o “Brubaker” (1980), pero en conjunto con el metraje anterior es estridente, en su favor contiene el tramo más profundo e incisivo del film (spoiler), el que da sentido al film.

Cuando entra en el drama social trivializa de un modo buenista la pobreza, no se entra en las causas de la misma, no se intenta dar una salida, no se critica el sistema, se quiere abordar como algo con lo que hay que convivir, y si ves algún pobre le das una limosna y quedas aliviado, es un viaje a las cloacas de la sociedad, travesía embestida de una bonhomía demasiado ambigua, debería haber seguido la senda del primer viaje.

Puesta en escena excelente como elemento para transmitir el estado de ánimo necesario en cada momento, dirección artística notable de Hans Dreier (“Sunset Boulevard”), y A. Earl Hedrick (“Días sin huella”),… (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow