Media votos
6,5
Votos
5.702
Críticas
5.200
Listas
10
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de TOM REGAN:
7
7,6
5.351
Aventuras. Comedia
Obsesionado con la idea de rodar una película sobre la miseria y el sufrimiento, el director de cine John L. Sullivan convence a los ejecutivos del estudio para que le permitan recorrer el país disfrazado de vagabundo antes de empezar a rodar. Después de trabajar como peón para una viuda que espera de él algo más que cortar leña, huye de su casa, pero el camión que lo recoge lo lleva de vuelta a Hollywood. Sintiéndose completamente ... [+]
8 de marzo de 2018
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
42/12(13/02/18) Sugerente clásico de la comedia, en una obra escrita y dirigida por Preston Sturges (en su cuarto largometraje) que hace mirarse el ombligo al Hollywood condescendiente, una sátira sobre un exitoso director de comedias (John L. Sullivan encarnado por un meritorio Joel McRea), que anhela realizar un drama socialmente relevante. La película se abre con una dedicatoria: Para la memoria de aquellos que nos hicieron reír: los charlatanes, los payasos, los bufones, en todos los tiempos y en todas las naciones, cuyos esfuerzos han aliviado un poco nuestra carga, esta película está cariñosamente dedicada”. Toda una declaración de intenciones sobre su sentido mensaje enarbolando la bandera del humor como mejor terapia contra el sufrimiento. Es una parodia sobre como el Hollywood del momento retrataba paternalmente la pobreza surgida sobre todo de la Gran Depresión y de la DustBowl, en la que Preston desarrolla un relato rebosante de cinismo y mordacidad, queriendo plasmar una dualidad genérica en su cinta, por un lado la comedia pura y dura, con gags delirantes, y por otro la denuncia social de la miseria incrustada en la sociedad USA, la que reside en el patio traseros de las grandes ciudades, pues a mi modesto entender esta convergencia ha quedado un tanto envejecida por el modo un tanto arrogante y indulgente en que se mira la indigencia, cayendo en aquello que se critica, esto se hace patente en su tramo final cuando choca de bruces con el discurso lacrimógeno-indulgente que ataca.
El realizador y guionista crea un ejercicio de cine dentro del cine (desde el principio asistimos a una pelea en un tren y de pronto aparece “The End”, y vemos es una proyección de cine): asimismo se nombra para bien a Frank Capra y Ernst Lubitsch, y pone su foco en Sullivan, epítome del Hollywood de ese tiempo, desde la cima de la riqueza que atesora el director ficticio se pone profundo y cual turista de la pobreza, decide darse un paseo por el arroyo de las miserias para intentar olerla, siempre yendo y viniendo a su mansión de lujo, con sus mayordomos, con su enorme piscina, y por supuesto viajando en Rolls Royce o caravana grandiosa, siempre con red de seguridad.
La cinta mezcla con tino diferentes tipos de humor, desde el slapstick, frases y diálogos ingeniosos, gestual, el reírse de uno mismo cuando hace burlas del Hollywood esnobista, hace bufa de la institución del matrimonio (el de conveniencia del director), pero no encaja bien con la denuncia social (el abordaje de un tren en marcha por parte de una multitud de vagabundos), contra los marginados, no encaja con impostado drama carcelario (el aislamiento del preso Sullivan), y me sobra la comedia romántica, parche innecesario y prescindible, no me creo a ese bellezón queriendo hacer de vagabunda.
Cinta partida en tres viajes: En el primero se concentra lo mejor del relato, momentos jocosos y entusiastas, con pantagruélica caravana siguiendo a velocidad de caracol a un “vagabundo”, ese trepidante intento de dejar atrás el “vagabundo” a la caravana subiéndose de copiloto en un auto casero (tiene el cuentakilómetros pintado a tiza) con un niño que corre el coche cual avión, saltando, girando, campo a través, donde la caravana con su tripulación sufre los rigores cual terremoto, delirante (Eastwood la homenajeó en su film “Un mundo perfecto”,1993); El “inquietante” encuentro del “vagabundo” con dos lascivas solteronas que lo meten a trabajar, terminan encerrándolo para no escape (mención merece el retrato del fallecido hombre de la casa, cambiando el gesto según la situación, esto tantas veces plagiado), este primer tramo en la calle lleva al encuentro (metido con calzador) con Veronica Lake en una cafetería, finaliza cual secuencia slapstick del mudo en la piscina de la mansión Sullivan, con el mayordomo Burroughs, el ayudante de cámara (Eric Blore), la Lake y el propio Sullivan zambulléndose en la piscina; Con el segundo viaje el relato da un giro melodramático la hace víctima de lo que critica, el turismo a la pobreza (paseando por barrios de chabolas, comiendo en comedores de beneficencia, lavándose en barreños, con hambre buscando alimentos de cubos de basura, durmiendo apilados en albergues, con picores de pulgas,…), ello como efecto revitalizador por ver que hay gente que está muy mal y debemos valorar lo que tenemos (puaj!). Sturges se pega un tiro en el pie, pues escomo si tuviera olvido y no se acordara por donde iba la cinta en el primer viaje, cae en lo trágico facilón, un montaje silencioso que ansía removernos las entrañas, lo que hace (por lo menos a mí) es desconcertarme, anulando el humor para hundirse en el fresco social trágico en el que la sátira se difumina; Y en el tercer viaje se entra en una película radicalmente diferente a todo lo visto hasta entonces, ya no se habla de los vagabundos, entramos en un drama carcelario puro y duro, muy bien rodado, muy expuesta la crueldad y deshumanización a los que sometidos los reos, en un tramo del que seguro han bebido cintas como “La leyenda del indomable” (1967), “Papillon” (1973), o “Brubaker” (1980), pero en conjunto con el metraje anterior es estridente, en su favor contiene el tramo más profundo e incisivo del film (spoiler), el que da sentido al film.
Cuando entra en el drama social trivializa de un modo buenista la pobreza, no se entra en las causas de la misma, no se intenta dar una salida, no se critica el sistema, se quiere abordar como algo con lo que hay que convivir, y si ves algún pobre le das una limosna y quedas aliviado, es un viaje a las cloacas de la sociedad, travesía embestida de una bonhomía demasiado ambigua, debería haber seguido la senda del primer viaje.
Puesta en escena excelente como elemento para transmitir el estado de ánimo necesario en cada momento, dirección artística notable de Hans Dreier (“Sunset Boulevard”), y A. Earl Hedrick (“Días sin huella”),… (sigue en spoiler)
El realizador y guionista crea un ejercicio de cine dentro del cine (desde el principio asistimos a una pelea en un tren y de pronto aparece “The End”, y vemos es una proyección de cine): asimismo se nombra para bien a Frank Capra y Ernst Lubitsch, y pone su foco en Sullivan, epítome del Hollywood de ese tiempo, desde la cima de la riqueza que atesora el director ficticio se pone profundo y cual turista de la pobreza, decide darse un paseo por el arroyo de las miserias para intentar olerla, siempre yendo y viniendo a su mansión de lujo, con sus mayordomos, con su enorme piscina, y por supuesto viajando en Rolls Royce o caravana grandiosa, siempre con red de seguridad.
La cinta mezcla con tino diferentes tipos de humor, desde el slapstick, frases y diálogos ingeniosos, gestual, el reírse de uno mismo cuando hace burlas del Hollywood esnobista, hace bufa de la institución del matrimonio (el de conveniencia del director), pero no encaja bien con la denuncia social (el abordaje de un tren en marcha por parte de una multitud de vagabundos), contra los marginados, no encaja con impostado drama carcelario (el aislamiento del preso Sullivan), y me sobra la comedia romántica, parche innecesario y prescindible, no me creo a ese bellezón queriendo hacer de vagabunda.
Cinta partida en tres viajes: En el primero se concentra lo mejor del relato, momentos jocosos y entusiastas, con pantagruélica caravana siguiendo a velocidad de caracol a un “vagabundo”, ese trepidante intento de dejar atrás el “vagabundo” a la caravana subiéndose de copiloto en un auto casero (tiene el cuentakilómetros pintado a tiza) con un niño que corre el coche cual avión, saltando, girando, campo a través, donde la caravana con su tripulación sufre los rigores cual terremoto, delirante (Eastwood la homenajeó en su film “Un mundo perfecto”,1993); El “inquietante” encuentro del “vagabundo” con dos lascivas solteronas que lo meten a trabajar, terminan encerrándolo para no escape (mención merece el retrato del fallecido hombre de la casa, cambiando el gesto según la situación, esto tantas veces plagiado), este primer tramo en la calle lleva al encuentro (metido con calzador) con Veronica Lake en una cafetería, finaliza cual secuencia slapstick del mudo en la piscina de la mansión Sullivan, con el mayordomo Burroughs, el ayudante de cámara (Eric Blore), la Lake y el propio Sullivan zambulléndose en la piscina; Con el segundo viaje el relato da un giro melodramático la hace víctima de lo que critica, el turismo a la pobreza (paseando por barrios de chabolas, comiendo en comedores de beneficencia, lavándose en barreños, con hambre buscando alimentos de cubos de basura, durmiendo apilados en albergues, con picores de pulgas,…), ello como efecto revitalizador por ver que hay gente que está muy mal y debemos valorar lo que tenemos (puaj!). Sturges se pega un tiro en el pie, pues escomo si tuviera olvido y no se acordara por donde iba la cinta en el primer viaje, cae en lo trágico facilón, un montaje silencioso que ansía removernos las entrañas, lo que hace (por lo menos a mí) es desconcertarme, anulando el humor para hundirse en el fresco social trágico en el que la sátira se difumina; Y en el tercer viaje se entra en una película radicalmente diferente a todo lo visto hasta entonces, ya no se habla de los vagabundos, entramos en un drama carcelario puro y duro, muy bien rodado, muy expuesta la crueldad y deshumanización a los que sometidos los reos, en un tramo del que seguro han bebido cintas como “La leyenda del indomable” (1967), “Papillon” (1973), o “Brubaker” (1980), pero en conjunto con el metraje anterior es estridente, en su favor contiene el tramo más profundo e incisivo del film (spoiler), el que da sentido al film.
Cuando entra en el drama social trivializa de un modo buenista la pobreza, no se entra en las causas de la misma, no se intenta dar una salida, no se critica el sistema, se quiere abordar como algo con lo que hay que convivir, y si ves algún pobre le das una limosna y quedas aliviado, es un viaje a las cloacas de la sociedad, travesía embestida de una bonhomía demasiado ambigua, debería haber seguido la senda del primer viaje.
Puesta en escena excelente como elemento para transmitir el estado de ánimo necesario en cada momento, dirección artística notable de Hans Dreier (“Sunset Boulevard”), y A. Earl Hedrick (“Días sin huella”),… (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
… rodándose en exteriores de California (Canoga Park, San Marino, Castaic, Paramount Ranch y en Hollywood Burbank Airport), y en los Paramount Studios, recrea con rigor la dualidad de escenarios, la opulencia de la mansión Sullivan, y la trastienda de esta riqueza, con los trenes de mercancías, albergues, misiones, o angustiosa prisión en medio del manglar; Esto filtrado por la cinematografía de fotografía John F. Seitz (“Sunset Boulevard”), se mueve entre la luminosidad de la comedia y la decadencia humana en la miseria humana, especialmente brillante en el tramo del drama presidiario, sirviendo en plan subjetivo para expresar la desorientación de Sullivan durante el juicio; En el plano musical lo que destacan dos temas, la melodía clásica "Spring Song" de Felix Mendelssohn, para acentuar el dramatismo en un momento dramático, y el otro "Let My People Go" (tradicional), que canta acoro góspel los parroquianos de una Iglesia como bienvenida a la cuerda de presos; Asimismo es reseñable el vestuario creado por la más grande, Edith Head (dueña del record de 8 Oscas), sobre en lo referente al vestuario de Veronica Lake.
Spoiler:
El tramo al que me refiero en el tercer viaje y que emociona: Arranca en una Iglesia católica regentada por afro-americanos, el párroco anuncia a su congregación que unos infelices (los presos con Sullivan) van a ir a ver una película allí, entonces para recibirlos cantan los feligreses a ritmo de góspel, estos llegan por el pasillo central, y la cámara enfoca sus pies engrilletados, caminan tan forzadamente que duele, las luces se apagan, y el proyector expone sobre una sábana blanca un cortometraje de humor de Mickey Mouse y su perro Pluto, el can comienza a hacer destrozos, tropezando, cayendo, saltando de un lado a otro, esto provoca descontroladas risas de toda la sala, Sullivan mira sorprendido a un lado y a otro las carcajadas, y termina uniéndose al entusiasta jolgorio de sonrisas, olvidando los reos por unos minutos sus tragedias personales para disfrutar de lo más sano que Dios nos ha dado, la RISA. Sullivan comprende en ese instante el inmenso valor supone hacer reír a los demás, y una vez libre confiesa a los productores: “Hacer reír tiene mucho mérito. Sabíais que la risa es lo único que tiene mucha gente? Es poco, pero es mejor que nada en este mundo de locos”, dando sentido a la película (con sus evidentes altibajos).
En el tercer tramo se da un agujero sonrojante: Un director de cine afamado es dado por asesinado y su fotografía no aparece en el periódico, pero paradójicamente su “asesino” confeso si es fotografiado en portada, no tiene lógica más que un artificio tramposo para alargar el bloque; Resulta que a este “vagabundo amnésico” lo declaran culpable de agredir con una piedra a un empleado del ferrocarril, hecho probado sin dobleces, seis años de condena a trabajos forzados le caen, esto da igual si te llamas Sullivan o Menganito, pero en un giro absurdo cuando se descubre es el realizador de Hollywood es liberado ipso facto, es que la amnesia la ha sufrido la justicia? La agresión sigue estando ahí, o al menos deberían haber aportado algo más para decirnos que la justicia USA solo cae castigando a los pobres y no a los que tienen plata, estos pueden agredir sin ton ni son y nada les ocurre. Pero no se hace reflexión alguna sobre este sin sentido.
El mayordomo Burroughs (Robert Greig) definiendo la pobreza: "Pobreza no es falta de riqueza. Es una peste, violenta en sí misma y contagiosa como el cólera. Miseria, criminalidad, vicio y desesperación son sus síntomas".
En conjunto, sumado lo bueno y malo me da una sugerente propuesta, con sus irregularidades, con su envejecimiento, y sobre todo brillando su oda al Humor y el hacer reír como gran medicamento (puede que placebo) contra las desdichas. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2018/03/los-viajes-de-sullivan.htm
Spoiler:
El tramo al que me refiero en el tercer viaje y que emociona: Arranca en una Iglesia católica regentada por afro-americanos, el párroco anuncia a su congregación que unos infelices (los presos con Sullivan) van a ir a ver una película allí, entonces para recibirlos cantan los feligreses a ritmo de góspel, estos llegan por el pasillo central, y la cámara enfoca sus pies engrilletados, caminan tan forzadamente que duele, las luces se apagan, y el proyector expone sobre una sábana blanca un cortometraje de humor de Mickey Mouse y su perro Pluto, el can comienza a hacer destrozos, tropezando, cayendo, saltando de un lado a otro, esto provoca descontroladas risas de toda la sala, Sullivan mira sorprendido a un lado y a otro las carcajadas, y termina uniéndose al entusiasta jolgorio de sonrisas, olvidando los reos por unos minutos sus tragedias personales para disfrutar de lo más sano que Dios nos ha dado, la RISA. Sullivan comprende en ese instante el inmenso valor supone hacer reír a los demás, y una vez libre confiesa a los productores: “Hacer reír tiene mucho mérito. Sabíais que la risa es lo único que tiene mucha gente? Es poco, pero es mejor que nada en este mundo de locos”, dando sentido a la película (con sus evidentes altibajos).
En el tercer tramo se da un agujero sonrojante: Un director de cine afamado es dado por asesinado y su fotografía no aparece en el periódico, pero paradójicamente su “asesino” confeso si es fotografiado en portada, no tiene lógica más que un artificio tramposo para alargar el bloque; Resulta que a este “vagabundo amnésico” lo declaran culpable de agredir con una piedra a un empleado del ferrocarril, hecho probado sin dobleces, seis años de condena a trabajos forzados le caen, esto da igual si te llamas Sullivan o Menganito, pero en un giro absurdo cuando se descubre es el realizador de Hollywood es liberado ipso facto, es que la amnesia la ha sufrido la justicia? La agresión sigue estando ahí, o al menos deberían haber aportado algo más para decirnos que la justicia USA solo cae castigando a los pobres y no a los que tienen plata, estos pueden agredir sin ton ni son y nada les ocurre. Pero no se hace reflexión alguna sobre este sin sentido.
El mayordomo Burroughs (Robert Greig) definiendo la pobreza: "Pobreza no es falta de riqueza. Es una peste, violenta en sí misma y contagiosa como el cólera. Miseria, criminalidad, vicio y desesperación son sus síntomas".
En conjunto, sumado lo bueno y malo me da una sugerente propuesta, con sus irregularidades, con su envejecimiento, y sobre todo brillando su oda al Humor y el hacer reír como gran medicamento (puede que placebo) contra las desdichas. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2018/03/los-viajes-de-sullivan.htm