229/21(28/09/17) Fallido homenaje del otras veces genial Woody Allen a los maestros del expresionismo alemán de los años 30, como Fritz Lang, Murnau, G. Wilhelm Pabst, o a otros europeos como Carol reed (por “El tercer Hombre” en las calles nebulosas)tributo que ya empieza desde su (esta si excelente) fotografía en b/n, sus escenarios sombrío-góticos, con un relato con claras similitudes con “El vampiro de Düsseldorf” (1931), de Fritz Lang, también se acerca al mundo del circo con efluvios a “Freaks” (1932), destacando la utilización de la línea musical de "Three Penny Opera" realizada por Kurt Weill (como la Canción de los cañones) para el texto de Bertolt Brecht, asimismo hay influencias kafkianas en el hecho de que el protagonista vaga nocturnamente por la ciudad sin saber cuál es su misión en la búsqueda del asesino. El guión del propio Allen se basa en su obra teatral “Death Act” (1968). Allen disgrega algunos de sus mantras favoritos como la fe, el nihilismo, el azar, la búsqueda del amor, el sentido de la vida, pero al final se siente un esbozo de lo que pudo sery no fue, pues la ambientación es magistral pero el envoltorio se queda sin sustancia interior, con algunos oasis de calidad que no compensan la inanidad del conjunto, sobre todo con la vara de medir de aquel que ha dirigido (“Annie Hall”, “Manhattan”, “Zelig” o “Días de radio”), quedándose en tierra de nadie sin saber si ser parodia o dramedia. Fue la cinta con más presupuesto hasta lafecha de Allen, con 19 millones $, filmada en un estudio de 2600 pies cuadrados (2.400 m 2) en los Kaufman Astoria Studios , el mayor conjunto jamás construido en Nueva York. El enorme reparto es tan ecléctico como desaprovechado, la mayoría meras figuras difusas que por su fama desvían la atención, sobre todo por el poco peso de lo que se cuenta, desde el propio Allen y actores como John Malkovich , Kathy Bates, Jodie Foster, Madonna, o su musa por entonces, Mia Farrow. El título (“Shadows and Fog”) coincide con la clave de la operación nazi, referencia al Decreto Nacht und Nebel del 7 de diciembre, firmado por el mariscal Wilhelm Keitel, según los ideólogos del nazismo, el Decreto tenía una especial importancia, pues implicaba una "innovación básica" del Estado: la organización de un sistema de desapariciones forzadas.

Estamos en una ciudad cualquiera que por la ambientación será en los años 30, el protagonista es Kleinman (Woody Allen), una noche es despertado por una turba para se una a ellos para busca a un estrangulador que actúa en la nocturnidad con niebla, comenzando una odisea que lo llevará de un lugar a otro por la oscura urbe. Tendrá importancia en el relato personajes como Irmy (Mia Farrow) y su pareja Paul (John Malkovich), dos artistas de circo, ella tragasables y él clown, que tras pillarlo ella con la bella funambulista Marie (Madonna), decide dejarlo; Varias meretrices (Lily Tomlin, Jodie Foster y Kathy Bates); Un universitario con dinero, Jack (John Cusack); el forense (Donald Pleasence); o el mago del circo (Kenneth Mars); Alma (Julie Kavner), ex de Kleinamn; y muchísimos más en pequeños o simplemente cameos (John C. Reilly, Peter Dinklage, William H. Macy, Fred Gwynne, PhilipBosco, Kate Nelligan,…).

Comedia desequilibrada donde el peso cómico lo conlleva un Woody Allen desatado en su histrionismo y galería de tics, tocando temas tan del genio de Brooklyn como los mencionados arriba además de la muerte, el sexo, la religión, las falsas apariencias, el tomarse la justicia por su mano, el adulterio, marcando todo esto con sus habituales guiños cinéfilos a los clásicos, ello en un tono de humor pero señalando el pesimismo alleniano sobre la naturaleza humana. Se desarrolla con diálogos con mayoría de insípidos, pocos salvables, con construcción de personajes livianos, apenas esbozos lisos de carácter. Se añade la subtrama del circo que chirría en el acumulado, orgánicamente cruje con la narración de la persecución al asesino, se siente otra película aparte, como se siente aparte toda la subtrama del prostíbulo, es un pegote estilo parche que no pega, donde John Cusack hace lo que puede con un rol penoso, no es el más triste, para eso está Lily Tomlin, Kathy Bates y Jodie Foster que no se sabe que pintan allí, meros floreros famosos sin peso alguno; a todo esto Allen no da carácter alguno al estrangulador, una simple caricatura con cara de malo, dar aristas al villano hubiera podido mejorar el conjunto.

Lo mejor es su excelente puesta en escena, un continente que no puede sostener un contenido tan superficial, hay un extraordinario diseño de producción de Santo Loquasto (“Días de radio” o “Balas sobre Broadway”), creando una ciudad lóbrega impresionante en los Kaufman Astoria Studios (Nueva York), con sus callejuelas, rincones, pendientes, arcos, y esto atomizado por la espléndida fotografía del romano Carlo Di Palma (“Blow-Up” o “Balas sobre Broadway”) en glorioso b/n, edificando una atmósfera sórdida expresionista, siniestra, insidiosa, jugando con los elementos propios con (proyecciones deformadoras) sombras, clarosuros, penumbras, niebla, picados y contrapicados, impregnando a los fotogramas de opresión claustrofóbica, con planos-secuencia, con circulares (sobre-utilizados), componiendo cuadros con influencias pictóricas europeas al germano George Grosz, al noruego Edvard Munch o al ruso Otto Dix. La música tiene menos impronta que otras obras allenianas, se oyen fragmentos de la música de cabaret de Kurt Weill, con letra de Bertold Brecht, cortes de “The Cannon Song” (“Little Three penny Music”), “The Seven Deadly Sins”, “Alabama Song”, etc.