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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
7
Thriller. Drama John es un hombre sin recursos que vive en Reno. Un día, un misterioso individuo llamado Sydney, lo invita a desayunar y le ofrece la oportunidad de ganar dinero acompañándolo por los casinos. Todo les va muy bien, pero John se enamora de una camarera que está dispuesta a hacer lo que sea por conseguir dinero. (FILMAFFINITY)
28 de noviembre de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
274/18(23/11/17) Prometedor debut en la realización de un largometraje del californiano Paul Thomas Anderson (también guioniza), sin cumplir aún los 26 años, con experiencia extraída de sus cortometrajes y un curso que le brindó el taller de realización del Sundance Institute, propone un film de bajo presupuesto, pequeño e intimista en un estimable y sugerente cruce de géneros entre el drama y thriller neo-noir, es una ampliación de la idea principal del cortometraje de Anderson, “Cigarettes & Coffee” (1993). Obra que en su minimalismo posee las marcas de identidad que han elevado al director y guionista al estatus de grande con films como “Boogie Nights”, “Magnolia” o “There will be blood”, como son sus planos secuencia potentes expresivamente, los sugestivos travellings, los fuera de plano inquietantes, el apreciable gusto por los diálogos trabajados con sustancia, las dosis de humor seco-negro, la elegancia en la ambientación, y todo esto enaltecido por una fabulosa dirección de intérpretes, aquí con un majestuoso Philip Baker Hall (actor fetiche suyo), un conmovedor John C. Reilly (otro de su fetiches), la femme fatale Gwyneth Paltrow, y un volcánico motor-mouth Samuel L. Jackson, con cameo de un cuasi-desconocido Philip Seymour Hoffman (otro excelente intérprete fetiche de Anderson en su filmografía posterior). Un relato enfocado a las relaciones humanas, a los sentimientos ocultos, a la redención, a las esperanzas, todo contado con sencillez y dejando entrever un mundo interior efervescente en los personajes. La película, originalmente titulada “Sydney”, fue la primera película de Anderson; Hall, Reilly, Ridgely, Hoffman y Walters aparecieron regularmente en sus películas posteriores.

Sydney (Philip Baker Hall), un misterioso apostador sexagenario, encuentra a un joven, John (John C. Reilly), sentado cerca de un restaurante y le ofrece un cigarrillo y un café. Cuando Sydney se da cuenta de que John está tratando de conseguir dinero suficiente para el entierro de su madre, le ofrece llevarlo con él y hacer dinero en los casinos. Escéptico al principio, John termina aceptando. Tendrá importancia en el relato Clementine (Gwyneth Paltrow), una camarera y ocasional prostituta dispuesta a hacer cualquier cosa por dinero, y Jimmy (Samuel L. Jackson), en visceral encargado de seguridad de un casino.

Historia de perdedores que intentan escapar su sino, seres desorientados que buscan una brújula a la que asirse, sobre la soledad y como escapar de ella, sobre el dolor y cómo afrontarlo, sobre los fantasmas del pasado y como redimirse de ellos, sobre la melancolía y los sueños, esto lo narra Anderson con solidez expositiva, con trazas de ternura (no sensiblera), entrelazando una trémula química paterno-filial entre los dos protagonistas. Modesta película que sabe hacer virtud de sus limitaciones, escasos escenarios, pocos actores, y todo muy bien sintetizado, con tramos de tensión que cala en el espectador, potenciando los silencios a través de las miradas y gestos, haciendo te identifiques con su pesadumbre fatalista, enmarcando el argumento en un escenario tan volátil sobre el Sueño Americano como es los casinos, donde todos los vicios se dan cita, micromundo artificioso de felicidad impostada (ruletas, dados, black-jack, moteles patéticos, etc.) donde las luces de neón reflejan a seres marginales en busca de dinero fácil y amores idealizados.

Anderson coloca su epicentro en el enigmático Sydney, tipo lacónico, serio, siempre fumando, sosegado, vestido elegantemente con traje, no se sabe porque actúa de buen samaritano para John, con el que establece un fuerte vínculo de mentor, tipo educado y amable, al que hasta el tramo final no nos enteramos de su modo de actuar (aunque dejando un halo de misterio: spoiler), y de quien ha sido en realidad, de su fuerte autodeterminación y de que tiene sentimientos tras esa pétrea coraza de flema. Todo esto atomizado por la fascinante actuación de Philip Baker Hal, arrollador en su carisma, en su fuerte carácter, en su naturalidad, en el modo en que fuma, en el modo fresco en que habla, en su fría y a la vez incisiva mirada, tipo flemático que rebosa fantasmas en el armario, subyugante su expresividad sutil; A su lado está un fenomenal John Christopher Reilly, encarnación entrañable de un perdedor que no puede escapar a serlo, manteniendo una compenetración enternecedora con Hall, emitiendo soledad y búsqueda de la felicidad; Gwyneth Paltrow resulta magnífica en un rol de mujer fatal, una alma trágica a la deriva, jamás la he visto más conmovedora, transmite la pusilanimidad de una chica baja de autoestima que navega sin rumbo hacia la nada, excelente; Samuel L. Jackson está sensacional como un papel hecho a su medida, antítesis de Baker hall, una fuerza de la naturaleza, impulsivo, iracundo, violento, de verborrea fluida abrasante, estupendo; Philip Seymour Hoffman en una sola escena cuasi-cameo deja constancia de su proverbial raza actoral, demostrando que no hay papeles pequeños, si no malos y buenos actores (como él).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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