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Voto de TOM REGAN:
9
8,1
30.109
Drama
Johnny Friendly (Lee J Cobb), el jefe del sindicato portuario, utiliza métodos mafiosos para controlar y explotar a los estibadores de los muelles neoyorquinos. Terry Malloy (Marlon Brando), un boxeador fracasado que trabaja para él, se ha visto involuntariamente implicado en uno de sus crímenes. Cuando Malloy conoce a Edie Doyle (Eva Marie Saint), la hermana de la víctima, se produce en él una profunda transformación moral que lo lleva ... [+]
23 de noviembre de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
166/05(06/11/14) Clásico imperecedero del Séptimo Arte, magistral dirección de Elia Kazan basándose en hechos reales, a lo que se suma una interpretación cuasi-sobrenatural de un Marlon Brando en la cresta de la ola, Titán sobre Titanes. Obra tan famosa como polémica por su intrahistoria, el director acababa de delatar a gente de su gremio ante el Comité de Actividades antiamericanas del nefasto Senador Mccarthy y los críticos interpretaron este film como un modo de justificar la delación, yo en mi crítica voy a intentar separar los enormes valores de esta épica cinta de su back-stage de ideología. Cinta que fue premiada con 12 nominaciones a los Óscar, ganando 8, incluyendo película , actor, actriz de reparto.
Este film es Marlon Brando, fuerza desatada de la naturaleza, buque insignia del Actor´s Studio, Colosal actuación rebosante de sentimiento, energía, vigor, rabia, sensibilidad, es la viva imagen de un perdedor, un títere mangoneado por todos, encuentra un sentido a su patética existencia en su toma de conciencia sacudida por amor, haciéndole ver el mundo de otra forma, encontrándose con la dignidad, la nobleza y la redención, esto el mítico actor lo transmite con magnetismo, con empatía, con matices, con aristas, con plena fisicidad, con vulnerabilidad, con carisma, con un modo de hablar frágil, con un lenguaje gestual fascinante, improvisando sobre la marcha y con esto emitiendo frescura, como el momento en que juega con el guante de Edie, o cuando en la charla en el taxi con su hermano, Charley le apunta con una pistola y Brando lo aparta como si nada, Sublime, o en el tramo final su Vía Crucis hacia el trabajo, Grandioso.
Eva Marie Saint compone en su debut en cine a una chica de enorme fuerza, de poderío vital, de personalidad, enternecedora, con un gran química con Brando, se compenetran fenomenalmente, entre los dos saltan chispas de cariño y pasión, ejemplo máximo la escena en que Terry rompe la puerta del apartamento de ella para fundirse los dos en un ardiente beso contra la pared, trémulo. Karl Malden encarna con fuego al sacerdote del puerto, derrocha brío, adrenalina, ira, furia, teniendo su zenit en el sermón de la bodega del barco con un cadáver presente, de una fuerza arrolladora, transmitiendo nobleza. Rod Steiger en su debut en cine exhibe ambigüedad, complejidad, se encuentra en medio, entre su despiadado jefe y su voluble hermano, estupendo, su zenit en la pletórica escena del taxi con su hermano Terry. Lee J. Cobb magnífico como el villano, con un gesto torcido apabullante, con pose de malo malísimo, con voz ronca que acojona, con mirada que te atraviesa, con arrogancia, sibilino, y con arranques de rabia contenida enérgico, muy bueno.
El mordaz guión de Budd Schulberg desarrolla un relato opresivo, angustioso, y por momentos asfixiante, nos habla, de la lealtad, de la fraternidad, de corrupción, chantajes, lealtad, fraternidad, marginación, justicia social, traición, delación, dignidad, del sentido del deber, del individualismo, y sobre todo de la capacidad de redención del ser humano, con una denuncia social contra los corruptos y sus sicarios, lo hace con un ritmo fluido, acentuando gran intensidad dramática, con puesta en escena espléndida, con música prodigiosa, transmitiendo en fases un lirismo visual de profundidad, recreando con naturalismo este microcosmos humilde que se mueve alrededor del puerto, construyendo personajes de fuerte personalidad, tallados a fuerza de ser más y más perdedores, con diálogos de tremendo vigor emocional, ingeniando escenas de inmenso poderío sugestivo, a lo que ayudan unas actuaciones superlativas, salidos todos los protagonistas del Actor´s Studio neoyorkino, co-creado por Elia Kazan, donde la expresión corporal y la improvisación eran primordiales. Es una obra de carga reflexiva, con una evolución de gran crudeza, emitiendo autenticidad,
La puesta en escena resulta sobresaliente remarcando el drama con una formidable dirección artística de Richard Day (“Las uvas de la ira”, “Un tranvía llamado Deseo” o “Tora, tora, tora”), rodada en lugares reales de Hoboken (Nueva jersey), en el puerto, en bodegas de carga de navíos, en entornos feistas como bares, calles mugrientas, edificios superpoblados, azoteas que son una ventana de esperanza, con sus palomares, aves, el símbolo de búsqueda de libertad, y esto fotografiado en glorioso b/n por Boris Kaufman (“12 hombres sin piedad”, “Esplendor en la hierba” o “El prestamista”), jugando con los contrastes de luz, con los grises, con las sombras, los contraluces, con sugerentes primeros planos, con angulaciones primorosas, con contrapicados llamativos, recordando al estilo neorrealista italiano, y todo elevado por la magistral música de Leonard Bernstein (“West Side Styory”) en su debut en cine, que acentúa la tensión, fundiéndose con la intensidad de las imágenes, mezclándose con los sonidos de los muelles o con los trenes, convirtiéndose en catalizadora de sensaciones, provocándonos tensión y zozobra, hermosa.
Este film es Marlon Brando, fuerza desatada de la naturaleza, buque insignia del Actor´s Studio, Colosal actuación rebosante de sentimiento, energía, vigor, rabia, sensibilidad, es la viva imagen de un perdedor, un títere mangoneado por todos, encuentra un sentido a su patética existencia en su toma de conciencia sacudida por amor, haciéndole ver el mundo de otra forma, encontrándose con la dignidad, la nobleza y la redención, esto el mítico actor lo transmite con magnetismo, con empatía, con matices, con aristas, con plena fisicidad, con vulnerabilidad, con carisma, con un modo de hablar frágil, con un lenguaje gestual fascinante, improvisando sobre la marcha y con esto emitiendo frescura, como el momento en que juega con el guante de Edie, o cuando en la charla en el taxi con su hermano, Charley le apunta con una pistola y Brando lo aparta como si nada, Sublime, o en el tramo final su Vía Crucis hacia el trabajo, Grandioso.
Eva Marie Saint compone en su debut en cine a una chica de enorme fuerza, de poderío vital, de personalidad, enternecedora, con un gran química con Brando, se compenetran fenomenalmente, entre los dos saltan chispas de cariño y pasión, ejemplo máximo la escena en que Terry rompe la puerta del apartamento de ella para fundirse los dos en un ardiente beso contra la pared, trémulo. Karl Malden encarna con fuego al sacerdote del puerto, derrocha brío, adrenalina, ira, furia, teniendo su zenit en el sermón de la bodega del barco con un cadáver presente, de una fuerza arrolladora, transmitiendo nobleza. Rod Steiger en su debut en cine exhibe ambigüedad, complejidad, se encuentra en medio, entre su despiadado jefe y su voluble hermano, estupendo, su zenit en la pletórica escena del taxi con su hermano Terry. Lee J. Cobb magnífico como el villano, con un gesto torcido apabullante, con pose de malo malísimo, con voz ronca que acojona, con mirada que te atraviesa, con arrogancia, sibilino, y con arranques de rabia contenida enérgico, muy bueno.
El mordaz guión de Budd Schulberg desarrolla un relato opresivo, angustioso, y por momentos asfixiante, nos habla, de la lealtad, de la fraternidad, de corrupción, chantajes, lealtad, fraternidad, marginación, justicia social, traición, delación, dignidad, del sentido del deber, del individualismo, y sobre todo de la capacidad de redención del ser humano, con una denuncia social contra los corruptos y sus sicarios, lo hace con un ritmo fluido, acentuando gran intensidad dramática, con puesta en escena espléndida, con música prodigiosa, transmitiendo en fases un lirismo visual de profundidad, recreando con naturalismo este microcosmos humilde que se mueve alrededor del puerto, construyendo personajes de fuerte personalidad, tallados a fuerza de ser más y más perdedores, con diálogos de tremendo vigor emocional, ingeniando escenas de inmenso poderío sugestivo, a lo que ayudan unas actuaciones superlativas, salidos todos los protagonistas del Actor´s Studio neoyorkino, co-creado por Elia Kazan, donde la expresión corporal y la improvisación eran primordiales. Es una obra de carga reflexiva, con una evolución de gran crudeza, emitiendo autenticidad,
La puesta en escena resulta sobresaliente remarcando el drama con una formidable dirección artística de Richard Day (“Las uvas de la ira”, “Un tranvía llamado Deseo” o “Tora, tora, tora”), rodada en lugares reales de Hoboken (Nueva jersey), en el puerto, en bodegas de carga de navíos, en entornos feistas como bares, calles mugrientas, edificios superpoblados, azoteas que son una ventana de esperanza, con sus palomares, aves, el símbolo de búsqueda de libertad, y esto fotografiado en glorioso b/n por Boris Kaufman (“12 hombres sin piedad”, “Esplendor en la hierba” o “El prestamista”), jugando con los contrastes de luz, con los grises, con las sombras, los contraluces, con sugerentes primeros planos, con angulaciones primorosas, con contrapicados llamativos, recordando al estilo neorrealista italiano, y todo elevado por la magistral música de Leonard Bernstein (“West Side Styory”) en su debut en cine, que acentúa la tensión, fundiéndose con la intensidad de las imágenes, mezclándose con los sonidos de los muelles o con los trenes, convirtiéndose en catalizadora de sensaciones, provocándonos tensión y zozobra, hermosa.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Escenas para el recuerdo, algunas ya comentadas, otras: El inicio toda una declaración de intenciones dramáticas, con un plano expresionista soberbio cuando Terry en la noche llama Joey desde la calle, este se asoma, Terry le reclama suba a la azotea, se abre el plano y dos siniestras sombras se alzan en el tejado; Cuando el capataz tira un puñado de fichas a la calle y los estibadores luchan por ellas como animales, emitiendo desesperación a la vez que desprecio por los obreros los jefes; La emocionante charla que tienen Edie y Terry en un bar, donde con sus miradas se nos muestra su amor naciente; La prodigiosa de la confesión de Terry a Edie, rodada con originalidad, vemos todo desde el punto de vista del sacerdote Barry que observa a la pareja a lo lejos, los observamos sin oírlos, sus expresiones corporales son un poema de expresividad, lo único que escuchamos es el ruido de un tren que pasa junto a ellos, sublime; La extraordinaria del último encuentro entre Terry y Charley, este último intentará convencer en asiento trasero de un taxi a su hermano de que no testifique, la conversación deriva en un fresco del pasado de Terry y de su relación con Charley, Terry con gran intensidad pero sin ira le reprocha que siempre se aprovechó de él, que hubo un momento en que pudo ser alguien y él se lo hurtó, el apartó de su sueño por un poco de dinero, Charley llega a amenazar con una pistola a Terry, este no le da importancia y la aparta, Terry derrocha frustración y esto le llega a Charley que entiende que su hermano no es un bruto sin sentimientos y siente el peso de la culpa, decide apoyarlo e intentar ayudarlo, escena conmovedora, donde los sentimientos se desbordan; Y por supuesto su tramo final, tras testificar, Terry decide ir como cualquier día al puerto a trabajar, pero no es cualquier día, se pone la chaqueta de Joey (otro que se enfrentó a la mafia) que Edie le ha regalado, se acerca al muelle, los estibadores le marginan, a todos le dan curro menos a Terry, entonces Terry explota frente a la guarida de Johnny Friendly, le increpa su villanía, hasta que terminan en una cruenta pelea, cuando Johnny está siendo vapuleado los sicarios de este le ayudan y le propinan una descomunal paliza a Terry, ante la mirada de los estibadores, llega Edie y el padre Barry, Terry yace molido a palos en el suelo, Johnny ordena a los estibadores vayan al trabajo, estos han visto la dignidad y orgullo de Terry al enfrentarse al opresor Friendly, y dicen no trabajaran si no les acompaña Terry, con el aliento del sacerdote Terry saca fuerzas de done no las tiene, se levanta todo herido y ensangrentado, se sube la cremallera de la chaqueta, se pone el garfio en el hombro y comienza un viaje sin retorno, corto en metros pero de mucha recorrido, un agónico y angustioso caminar(muchos lo han emparejado al Vía Crucis), Terry será líder y símbolo que se puede acabar con los tiranos, Homérico.
Por buscarle alguna tara, está la escena de la declaración ante el Gran Jurado, mal planificada y torpemente desarrollada, se siente poco realista y sobresaltada, no parece que pertenezca al resto del metraje dirigido por Kazan, chirría ante tanta maestría, parece realizada con desgana. También si rascas un poco te puede ser chirriante que Edie esté por salir de bares, por bailar, por pelar la pava con un chico cuando su hermano acaba morir. Se le puede encontrar otra tara en lo que cantan los dobles de Lee J. Cob y Brando en la secuencia de la pelea, mediocre el plano largo.
Un Clásico Magnífico de los que ha influenciado a muchos cineastas y actores, me atengo a sus imponentes valores cinematográficos, quien quiera escarbar en la intrahistoria podrá criticarle cuanto quiera, yo prefiero disfrutar con film formidable. Fuerza y honor!!!
Crítica sesgada por el limite de caracteres, para ver íntegra ir a: http://tomregan.blogspot.com/2014/11/la-ley-delsilencio.html
Por buscarle alguna tara, está la escena de la declaración ante el Gran Jurado, mal planificada y torpemente desarrollada, se siente poco realista y sobresaltada, no parece que pertenezca al resto del metraje dirigido por Kazan, chirría ante tanta maestría, parece realizada con desgana. También si rascas un poco te puede ser chirriante que Edie esté por salir de bares, por bailar, por pelar la pava con un chico cuando su hermano acaba morir. Se le puede encontrar otra tara en lo que cantan los dobles de Lee J. Cob y Brando en la secuencia de la pelea, mediocre el plano largo.
Un Clásico Magnífico de los que ha influenciado a muchos cineastas y actores, me atengo a sus imponentes valores cinematográficos, quien quiera escarbar en la intrahistoria podrá criticarle cuanto quiera, yo prefiero disfrutar con film formidable. Fuerza y honor!!!
Crítica sesgada por el limite de caracteres, para ver íntegra ir a: http://tomregan.blogspot.com/2014/11/la-ley-delsilencio.html