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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
5
Musical. Drama América, años veinte. El Cotton Club es el night club de jazz más famoso de Harlem, Nueva York. Su historia es la historia de la gente que frecuenta el local: Dixie Dwyer (Richard Gere), un atractivo trompetista que busca el éxito y cuya suerte cambia radicalmente cuando salva la vida del gángster Dutch Schultz; Sandman Williams (Gregory Hines), un brillante bailarín negro que sueña con convertirse en estrella, o Vera Cicero (Diane ... [+]
26 de marzo de 2024
0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
74/13(17/03/24) Insulso drama criminal musical, me atrajo por los nombres involucrados en el proyecto, mi gozo en un pozo, mis esperanzas se traducen tras ver este insípido film en un producto fallido que aspira a mucho más de lo que da. Dirige Francis Ford Coppola, volvía al mundo de la mafia, tras la epopeya bilogía de “El padrino”, con guion propio, y de Mario Puzo (La saga El padrino) y William Kennedy (“Tallo de Hierro”), basándose en el libro homónimo de 1977 de James Haskins. La historia se centra en el Cotton Club, club de jazz de Harlem en la década de 1930, propiedad de gánsteres que atendía a clientela exclusivamente blanca con artistas negros que ni siquiera podían usar la entrada principal. En la película, es el escenario de mafiosos irlandeses y judíos en guerra que arrebatan los negocios de Harlem a los negros justo a tiempo para que la mafia italiana entre en escena.

La película está protagonizada por Richard Gere, Gregory Hines, Diane Lane y Lonette McKee, con Bob Hoskins, James Remar, Nicolas Cage, Allen Garfield, Gwen Verdon, Fred Gwynney Laurence Fishburne en papeles secundarios. Mezcla personajes de la vida real como Dutch Schultz, el mafioso; Owney Madden, el dueño del Cotton Club que se codeaba con los líderes de las pandillas; Cab Calloway y Gloria Swanson, con personajes ficticios que sugieren a personas como George Raft, Lena Horne, Texas Guinan y Vincent (Mad Dog) Coll. Pues de este tropel de intérpretes solo Hoskins y Gwynney demuestran algo de alma y carácter, destacando la química extraña que tienen entre sí, como lo demuestran en la escena llena de tensión con un reloj de cadena de por medio; resto del elenco son meros clichés sin chispa alguna, se les nota actuando, sin frescura.

Para una narración superficial sobre el mundo del crimen, mezclando asesinatos, amor, secuestros, racismo, canciones, cine de gánsteres dentro del cine de gánsteres, tiroteos, y bailes, en un desarrollo caótico, seguramente fruto de su caótica producción, con elipsis torpes, donde parece faltar metraje que, de coherencia a comportamientos, dejando por el camino lagunas argumentales. Y es que fue una problemática película, de esas que se dicen malditas por los muchos avatares que acontecieron tanto en su preproducción, como en su filmación, excediendo en mucho el presupuesto, siendo encima un fracaso en taquilla. Concebida por el productor Robert Evans como su debut como director, tuvo que entregar la problemática producción a Coppola, pero el presupuesto se salió de control cuando el guión fue reescrito durante el caótico rodaje, varias historias se entrelazan de forma poco inspirada. Cuando se estrenó, la historia de producción de “The Cotton Club” sobre luchas de poder, inflación financiera y asesinatos eclipsó los méritos artísticos de la película, que son considerables. Estilísticamente, Coppola evoca el estilo de las películas y musicales de gánsteres de los años 30 mediante el uso de recursos anticuados como montajes de titulares, canciones y tiroteos.

Un joven y apuesto trompetista llamado Dixie Dwyer (Richard Gere), quien sin pretenderlo se convierte ‘chico de para todo’ del gángster Dutch Schultz (James Remar). Entre sus otras tareas, Dixie actúa como la "barba" de Dutch, es decir, como acompañante de la bella y dura joven amante de Dutch, Vera Cicero (Diane Lane), cuando la esposa de Dutch está presente; Una historia paralela trata sobre un joven y ambicioso bailarín de tap negro, Sandman Williams (Gregory Hines), y su amor por una joven blanca y bella corista, Lila Rose Oliver (Lonette McKee), quien se debate entre su amor por Sandman y su capacidad para ''pasar'' por blanca y vivir en un mundo sin discriminación; Owney Madden (Bob Hoskins), mafioso dueño del club y lo dirige con su mano derecha, Frenchy (Fred Gwynney); El ambicioso hermano menor de Dixie, Vincent (Nicolas Cage), se convierte en un gángster de la mafia de Schultz.

Una historia trufada de estereotipos, con historias más sobadas que los senos de una actriz porno, ninguna de ellas estimula o emociona, ningún personaje genera interés alguno, me da igual si mueren, viven o les toca la lotería. De alguien que dirigió las Everest del Cine como son “El padrino” y “El padrino. Parte II”, espero algo más que esta película que parece realizada con el piloto automático, vale que le fue un encargo, y que la hizo para intentar pagar el desastre que fue su megalómana cinta “Corazonada”, pero tiene un nombre que ponderar y hacer esta nadería resulta lastimoso. Y es que no hay nada a recordar de este pretencioso film, con diálogos y frases del rastrillo.

Con decir que lo mejor de la obra son los números musicales, con el arrollador número tap de "Crazy Rhythm" bailado por Gregory Hines y su hermano Maurice, todo un festín para los amantes de este género; el otro tap ‘improvisado’ por Gregory Hines, Charles (Honi) Coles y más en el Hoofers Club con bailarines negros. Números estos muy bien filmados por la fulgente fotografía de Stephen Goldblatt (“El Ansia”) en planos abiertos y sostenidos, sin cortes; también apreciable la interpretación del tema ''Am I Blue?'' cantad por Diane Lane, mientras Gere la acompaña con la trompeta; Asimismo es buena la puesta en escena, muy elegante, llena en detalles, sobre todo en lo referente al Cotton Club, creado por la diseñador de producción Richard Sylbert (“Chinatown”), sumado al grácil vestuario diseñado por la mítica en la materia, cuatro veces ganadora de un Oscar (“Barry Lyndon”, “Carros de fuego”, “Maria Antonieta”, y “El Gran Hotel Budapest”), Milena Canonero; Hay una enérgica labor de edición (hay cuatro montadores involucrados), nominada al Oscar, sobresaliendo una edición final que siento pretende parecerse al climático de “El padrino”, mezclando algo bello (en la antigua un bautismo y aquí un baile de tap) con actos aberrantes criminales, pero se siente en este caso algo bastardeado en comparación, pues me importa entre nada y zero quienes son los intervinientes.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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