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Voto de TOM REGAN:
8
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28.733
Aventuras
Robin de Locksley regresa a Inglaterra tras combatir contra los infieles en las Cruzadas.Mientras tanto Juan sin Tierra, el hermano del Rey Ricardo I, ha usurpado el trono y gobierna despóticamente, por lo que el noble sajón decide refugiarse en el bosque de Sherwood y luchar contra él para devolverle la corona a Ricardo. (FILMAFFINITY)
30 de junio de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
113/13(25/06/16) Clásico atemporal del género de aventuras, mítico film dirigido con trepidante dinamismo por Michael Curtiz y William Keighley, hipervitalista propuesta protagonizada por el australiano Errol Flynn en su papel más famoso, el que le catapultó al Olimpo de los Héroes cinéfilos, combinando de modo el susodicho género con la comedia, el romance y la acción. La Warner, compañía especializada hasta entonces en obras de cine negro de bajo coste, decidió dar un salto cualitativo en sus productos con una superproducción épica, con un costo de 2 millones $ era la de más alto presupuesto de la productora hasta entonces, su primera cinta en el caro formato Technicolor, aprovechando esto para dar un fulgor cromático desbordante a los fotogramas, fueron a lo seguro actualizando un éxito mudo homónimo de 1922, protagonizado por la mayor estrella del cine silente, Douglas Fairbanks, inspirándose en las narraciones legendarias de Robin Hood, que aparecen citadas por primera vez en "Piers Plowman" (1377), de William Langland, con dinámico guión de Norman Reilly Raine (“La vida de Emile Zola”) y Seton I. Miller (“Scarface”). Tiene la particularidad de estar dirigido por dos realizadores, por el estadounidense William Keighley y el húngaro Michael Curtiz, hay varias teorías sobre los quehaceres de cada uno, se dice que las escenas de exteriores fueron comandadas por el primero (las primeras que se ruedan), y las interiores por el segundo, otra versión es que cuando Jack Warner vio las primeras tomas en exteriores, rodadas en Chico (California), lo despidió y contrató a Michael Curtiz, que había dirigido a Flynn en “El capitán Blood” y “La carga de la brigada ligera”.
La cinta resulta un chute de alegría, de optimismo, de vitalidad, para muchos una máquina del tiempo que nos traslada a nuestra inocente niñez, de los films que al acabar te sentías mejor, ello con el clásico tema de la lucha del bien contra el mal, en lo que se puede considerar una denuncia contra las tiranías, contra los despotismos del poder, contra el hedonismo de los poderosos, incluso contra la Iglesia siempre al lado del poder (sea quien sea), a favor de los oprimidos, de los humillados, de los vejados, del entendimiento de los diferentes, aquí normandos contra sajones, Robin Hood (sajón) llega a decir "No odio a los normandos sino a la injusticia", nos habla de que los pueblos a veces están legitimados para alzarse contra los estados, cuando estos abusan de sus prebendas, de un modo sibilino sugiere que la Revolución puede ser un medio para instaurar la justicia, cercano esto a lo que provocó la revolución de Francia. Esto es desarrollado de modo trepidante, ágil, con diálogos que se mueven entre la emoción, lo divertido, y lo romántico, destilando todo frescura, con escenas de acción vibrantes, donde tendrá gran importancia el maestro de esgrima belga Fred Cavens (“Romeo y Julieta”, “El hombre de la máscara de hierro” o “Cyrano de Bergerac”), creador de las eléctricas coreografías de espadas, un derroche de energía, con momentos intensos, con personajes bien delineados en pocos trazos, con actuaciones maravillosas, con secundarios espléndidos, con un gran uso del crescendo dramático. Utilizando con maña elementos del cine de aventuras: Héroe carismático, villano sibilino, peleas, persecuciones, asaltos, duelos de paladines, torneos de arco, romanticismo, camaradería, y clímax final apoteósico, apoyado todo esto en una ambientación brillante. Esta con connotaciones cercana al estilo cómic su radiante colorido, sus decorados grandilocuentes, sus coreografías de luchas, las bacanales con sus trompetistas, etc.
Posee la película un mensaje político bastante reaccionario y marcado para su convulso tiempo, estamos en 1938, en Europa la Guerra parecía algo inevitable, Hitler y sus ansias de conquista amenazaban la frágil paz, a USA se le reclamaba tomar partido en la irrefrenable contienda a favor de Inglaterra, pero en los Estados Unidos la opinión estaba dividida entre los que consideraban había que combatir el nazismo y los que pensaban que lo mejor era el aislacionismo, pues Robin Hood en un momento dado hace un discurso al rey Ricardo con claras connotaciones para su tiempo, le achaca que fuera a guerrear a las Cruzadas a miles de kilómetros de su tierra, abandonando a sus súbditos, que quedaron bajo el nefasto amparo de su hermano, diáfano recado al gobierno USA para no fuera a la Guerra. Esto asimismo acrecentado por el supuesto nazismo de Errol Flynn, del que se llegó a decir que era un espía hitleriano.
La tara es que algunas arrugas se le notan, aunque enmascaradas tras su tremenda vivacidad, es un guión bastante inocente, que con el paso del tiempo y de los visionados sus costuras afloran, cándido en su evolución de situación central, vemos los asaltos de la gente de Robin con gente que se lo toma todo como si fueran a una fiesta, no vemos a los heridos en las refriegas del bosque, hay algunas situaciones que rozan la cursilería, con motivaciones un tanto avejentadas para nuestro tiempo, vemos a gente pobre y necesitada, se supone que Robin está robando a los ricos para dárselo a los pobres, pues no!!! Es para pagar el rescate de un Rey, y mientras que los necesitados pasan hambre y penalidades, todo sea por tener un monarca digno (¿?). Y es que si estudiamos un poco de historia nos daremos cuenta que Ricardo Corazón de León fue uno de los más sanguinarios reyes de la historia, un sanguinario sádico, descrito bien en la estupenda “Robin y Marian” (1976), bueno esto lo entiendo como una licencia, no es crucial para bajar nota, pero es reseñable... (sigue en spoiler sin)
La cinta resulta un chute de alegría, de optimismo, de vitalidad, para muchos una máquina del tiempo que nos traslada a nuestra inocente niñez, de los films que al acabar te sentías mejor, ello con el clásico tema de la lucha del bien contra el mal, en lo que se puede considerar una denuncia contra las tiranías, contra los despotismos del poder, contra el hedonismo de los poderosos, incluso contra la Iglesia siempre al lado del poder (sea quien sea), a favor de los oprimidos, de los humillados, de los vejados, del entendimiento de los diferentes, aquí normandos contra sajones, Robin Hood (sajón) llega a decir "No odio a los normandos sino a la injusticia", nos habla de que los pueblos a veces están legitimados para alzarse contra los estados, cuando estos abusan de sus prebendas, de un modo sibilino sugiere que la Revolución puede ser un medio para instaurar la justicia, cercano esto a lo que provocó la revolución de Francia. Esto es desarrollado de modo trepidante, ágil, con diálogos que se mueven entre la emoción, lo divertido, y lo romántico, destilando todo frescura, con escenas de acción vibrantes, donde tendrá gran importancia el maestro de esgrima belga Fred Cavens (“Romeo y Julieta”, “El hombre de la máscara de hierro” o “Cyrano de Bergerac”), creador de las eléctricas coreografías de espadas, un derroche de energía, con momentos intensos, con personajes bien delineados en pocos trazos, con actuaciones maravillosas, con secundarios espléndidos, con un gran uso del crescendo dramático. Utilizando con maña elementos del cine de aventuras: Héroe carismático, villano sibilino, peleas, persecuciones, asaltos, duelos de paladines, torneos de arco, romanticismo, camaradería, y clímax final apoteósico, apoyado todo esto en una ambientación brillante. Esta con connotaciones cercana al estilo cómic su radiante colorido, sus decorados grandilocuentes, sus coreografías de luchas, las bacanales con sus trompetistas, etc.
Posee la película un mensaje político bastante reaccionario y marcado para su convulso tiempo, estamos en 1938, en Europa la Guerra parecía algo inevitable, Hitler y sus ansias de conquista amenazaban la frágil paz, a USA se le reclamaba tomar partido en la irrefrenable contienda a favor de Inglaterra, pero en los Estados Unidos la opinión estaba dividida entre los que consideraban había que combatir el nazismo y los que pensaban que lo mejor era el aislacionismo, pues Robin Hood en un momento dado hace un discurso al rey Ricardo con claras connotaciones para su tiempo, le achaca que fuera a guerrear a las Cruzadas a miles de kilómetros de su tierra, abandonando a sus súbditos, que quedaron bajo el nefasto amparo de su hermano, diáfano recado al gobierno USA para no fuera a la Guerra. Esto asimismo acrecentado por el supuesto nazismo de Errol Flynn, del que se llegó a decir que era un espía hitleriano.
La tara es que algunas arrugas se le notan, aunque enmascaradas tras su tremenda vivacidad, es un guión bastante inocente, que con el paso del tiempo y de los visionados sus costuras afloran, cándido en su evolución de situación central, vemos los asaltos de la gente de Robin con gente que se lo toma todo como si fueran a una fiesta, no vemos a los heridos en las refriegas del bosque, hay algunas situaciones que rozan la cursilería, con motivaciones un tanto avejentadas para nuestro tiempo, vemos a gente pobre y necesitada, se supone que Robin está robando a los ricos para dárselo a los pobres, pues no!!! Es para pagar el rescate de un Rey, y mientras que los necesitados pasan hambre y penalidades, todo sea por tener un monarca digno (¿?). Y es que si estudiamos un poco de historia nos daremos cuenta que Ricardo Corazón de León fue uno de los más sanguinarios reyes de la historia, un sanguinario sádico, descrito bien en la estupenda “Robin y Marian” (1976), bueno esto lo entiendo como una licencia, no es crucial para bajar nota, pero es reseñable... (sigue en spoiler sin)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
... Tramos paradójicos que no aguantan análisis, tras tomar el dinero de la recaudación, vemos una fiesta-bacanal en el bosque de Sherwood, al estilo la aldea de Asterix, todo es felicidad, regocijo, risas, entonces para sensibilizarnos y enternecer a Lady Marian, Robin le muestra la “trastienda”, vemos a gente (sajona) demacrada, de miradas lánguidas, escondiéndose de las miradas, se suponen son pobres sin nada, especie de campo de refugiados, pero si a unos metros hay una comilona, porque no está esta gente? Tampoco aguanta análisis la petulancia y narcisismo de Robin Hood yendo al torneo de arqueros sabiendo este que es una trampa, solo para henchir su inabarcable ego, y encima intenta pasar desapercibido bajándose el sombrerito, poniendo en peligro la rebelión. Fallo divertido es que Robin Hood lanza flechas y flechas, y siempre tiene unas cinco a sus espaldas.
Deslumbrante puesta en escena, con una gran dirección artística de Carl Jules Weyl (“Casablanca”, “Yanqui Dandy” o “El sueño eterno”), rodándose en exteriores de California, en el Parque de Bidwell en Chico para el bosque de Sherwood, denominados los lares "Lago Sherwood" y "Bosque de Sherwood", por ser localizaciones para la producción de Douglas Fairbanks “Robin Hood” en 1922, también en el Rancho Warner en Calabasas,el torneo de tiro con arco filmada en Baja Arroyo Park en Pasadena, los interiores con los prodigiosos decorados en los estudios Warner Bros en Burbank, se suma el fascinante vestuario creado por Milo Anderson (“El capitán Blood”, “Yanqui Dandy2 o “Tener o no tener”), de un cromatismo centelleante. Esto atomizado por la gloriosa fotografía en colosal Technicolor de Tony Gaudio (“La vida de Emile Zola”, “La carta” o “El último refugio”) y Sol Polito (“Ángeles con caras sucias”, “El sargento York” o “Arsénico por compasión”), con movimientos excelsos de grúa, con tomas generales excelentes, de un colorido explosivo, resplandeciente, resaltando los primarios rojos, verdes y azules en un juego cromático magno, componiendo todo junto lienzos de una belleza exuberante. Y en la música el checo Erich Wolfgang Korngold (“El príncipe y el mendigo”, "El capitán Blood" o “El Halcón de Mar”), adaptándose de modo memorable a la acción , al drama, a la épica, al romanticismo, con fanfarrias, con aires solemnes, con ternura, maravillosa.
Errol Flynn derrocha vitalidad como Robin Hood, alegría simpatía, un volcán en permanente erupción, construye uno de los Iconos de aventuras del Séptimo Arte, con esa sonrisa contagiosa, con carisma, la imagen de la nobleza, la justicia, el Héroe, curiosamente el actor pensado originalmente para el rol era James Cagney, abandonó contrato con la Warner Bros, y el papel pasó a Flynn. Olivia de Havilland está majestuosa como lady Marian, con fuerte personalidad, hermosa, sensible, y con una tremenda química con Errol Flynn, destilando una divina compenetración, no en vano era la cuarta vez que trabajaban juntos para la Warner, de las nueve que lo hicieron. Claude Rains como el príncipe derrocha carácter, sutilidad, cinismo, sobresaliente actuación. Alan Hale compoen a un gran Little John, desde su primer encuentro en el río con Robin, deja constancia de su gran presencia, curiosamente interpretó el mismo personaje en la versión de Douglas Fairbanks de 1922, y lo volvió a encarnar en otro film de 1950, “Pícaros del bosque de Sherwood”. Basil Rathbone crea un villano artero, con vis maligna, notable. Ian Hunter crea a un Rey Arturo regio. Una O’Connor crea a un jocoso personaje siendo la doncella de Lady Marian. Eugene Pallette como el fraile Tuck crea aun tipo hilarante. Patric Knowles como Will Scarlett queda muy desdibujado.
En conjunto, un notable film al que para disfrutarla en plenitud, con espíritu infantil, hay que darle algunas licencias. Fuerza y honor!!!
Crítica sesgada por el límite de caracteres, ver íntegra en: http://tomregan.blogspot.com/2016/06/robin-de-losbosques.html
Deslumbrante puesta en escena, con una gran dirección artística de Carl Jules Weyl (“Casablanca”, “Yanqui Dandy” o “El sueño eterno”), rodándose en exteriores de California, en el Parque de Bidwell en Chico para el bosque de Sherwood, denominados los lares "Lago Sherwood" y "Bosque de Sherwood", por ser localizaciones para la producción de Douglas Fairbanks “Robin Hood” en 1922, también en el Rancho Warner en Calabasas,el torneo de tiro con arco filmada en Baja Arroyo Park en Pasadena, los interiores con los prodigiosos decorados en los estudios Warner Bros en Burbank, se suma el fascinante vestuario creado por Milo Anderson (“El capitán Blood”, “Yanqui Dandy2 o “Tener o no tener”), de un cromatismo centelleante. Esto atomizado por la gloriosa fotografía en colosal Technicolor de Tony Gaudio (“La vida de Emile Zola”, “La carta” o “El último refugio”) y Sol Polito (“Ángeles con caras sucias”, “El sargento York” o “Arsénico por compasión”), con movimientos excelsos de grúa, con tomas generales excelentes, de un colorido explosivo, resplandeciente, resaltando los primarios rojos, verdes y azules en un juego cromático magno, componiendo todo junto lienzos de una belleza exuberante. Y en la música el checo Erich Wolfgang Korngold (“El príncipe y el mendigo”, "El capitán Blood" o “El Halcón de Mar”), adaptándose de modo memorable a la acción , al drama, a la épica, al romanticismo, con fanfarrias, con aires solemnes, con ternura, maravillosa.
Errol Flynn derrocha vitalidad como Robin Hood, alegría simpatía, un volcán en permanente erupción, construye uno de los Iconos de aventuras del Séptimo Arte, con esa sonrisa contagiosa, con carisma, la imagen de la nobleza, la justicia, el Héroe, curiosamente el actor pensado originalmente para el rol era James Cagney, abandonó contrato con la Warner Bros, y el papel pasó a Flynn. Olivia de Havilland está majestuosa como lady Marian, con fuerte personalidad, hermosa, sensible, y con una tremenda química con Errol Flynn, destilando una divina compenetración, no en vano era la cuarta vez que trabajaban juntos para la Warner, de las nueve que lo hicieron. Claude Rains como el príncipe derrocha carácter, sutilidad, cinismo, sobresaliente actuación. Alan Hale compoen a un gran Little John, desde su primer encuentro en el río con Robin, deja constancia de su gran presencia, curiosamente interpretó el mismo personaje en la versión de Douglas Fairbanks de 1922, y lo volvió a encarnar en otro film de 1950, “Pícaros del bosque de Sherwood”. Basil Rathbone crea un villano artero, con vis maligna, notable. Ian Hunter crea a un Rey Arturo regio. Una O’Connor crea a un jocoso personaje siendo la doncella de Lady Marian. Eugene Pallette como el fraile Tuck crea aun tipo hilarante. Patric Knowles como Will Scarlett queda muy desdibujado.
En conjunto, un notable film al que para disfrutarla en plenitud, con espíritu infantil, hay que darle algunas licencias. Fuerza y honor!!!
Crítica sesgada por el límite de caracteres, ver íntegra en: http://tomregan.blogspot.com/2016/06/robin-de-losbosques.html