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Voto de TOM REGAN:
4
5,2
44.127
Acción. Ciencia ficción. Thriller. Fantástico
Lucy, una joven obligada a ejercer de mula de una nueva y potente droga, adquiere de repente enormes poderes sobrenaturales cuando la bolsa de la droga se rompe y los narcóticos entran en contacto con su cuerpo. Entonces, su cerebro comienza a aumentar la capacidad de uso hasta poder ser utilizado al 100%, convirtiéndose en una máquina letal con habilidades extraordinarias. (FILMAFFINITY)
10 de marzo de 2015
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
30/05(09/02/15) Decepcionante thriller de ciencia-ficción del galo Luc Besson, con potencial en su arranque y en su propuesta que malogra en un desarrollo que mezcla de modo pretencioso la acción con la metafísica que se apoya ya de inicio en el mito ya refutado de que el ser humano solo utiliza el 10% de su cerebro, cuando es mentira. Es de las historias que te atraen por los elementos que se suman, un director con obras más que interesantes, una actriz que además de estrella sabe actuar, y argumento que leído promete, mi gozo en un pozo, queda en producto que arranca bien pero a medida que avanza se hunde en un akelarre de sinsentido que abruma, llegando a sentirse un espectador medio un tanto abochornado por la vergüenza ajena que provoca el tsunami de petulancia y narcisismo ideológico del realizador y guionista, alguien que en este caso se cree muchísimo más de lo que es. Besson según dijo tenía intención que la primera parte del film fuera como “Léon” (1994), la segunda como “Origen” (2010) y la tercera como “2001: Odisea del espacio” (1968), en realidad este producto me queda como un hijo bastardeado de “El quinto elemento”, que al menos no se tomaba en serio. Besson estaba intrigado por la capacidad cerebral de Lucy, la hembra de Australopithecus afarensis, su tamaño de cerebro era sólo 400g, cuando la media actual es de 1,4 kg, y dijo <Cuando me enteré que una célula puede enviar 1.000 mensajes por segundo y tenemos 100 mil millones de células en nuestro cuerpo, para mí es gigantesco>. Está muy bien hacer un relato sobre esto, pero mi sensación que la mayor droga no la ingiere Lucy en el film, tras las cámaras hay alguien que levitaba mientras escribía el guión, solo así se puede llegar a explicar la paranoia mental que es esto.
La protagonista es Lucy (Scarlett Johanson), chica estadounidense de 25 años de edad que vive y estudia en Taipei (Taiwán), su novio le pide recoja una maletín de un hotel, ella acepta a regañadientes, involucrándose en una aventura de proporciones épico-metafísicas, en el que una droga sintética experimental azul (recuerda a la meta del mítico Heisenberg), llamado CPH4, hace que Lucy pueda expandir su mente a límites inexplorados que pueden convertirla en un ser “especial”. En el relato tendrán importancia el narcotraficante coreano Jang (Min-sik Choi), el científico y profesor Samuel Norman (Morgan Freeman), un agente de policía galo, Pierre Del Rio (Amr Waked)
Esta es una obra en que el intelecto del realizador extiende cheques que su obra no puede cubrir con mínima calidad exigible, pariendo algo vacío contenido, vacuo de profundidad, con voz en off cargante que parece salida directamente del más ñoño libro de autoayuda, producto tan excesivo como pasado de vueltas, una cosa desbocada que se va de madre, la acción resulta algo fatuo sin la menor razón de ser, mero artificio para poner en el tráiler, en la historia pinta nada, llegando a dar impresión que es un pato sin cabeza, en su clímax final abraza sin rubor el ridículo. Un producto tan plano como una mesa, nulo en emociones, nulo en tensión, nulo en empatía, nulo en secundarios mediobuenos. En su inicio promete con algún momento atractivo, pero el ingenio es efímero, cuando cae en brazos de la metafísica y el existencialismo humanista te entran arcadas, lo que vendría a ser un insulto para Kubrick y Terrence Malick, a los que al parecer intenta emular de algún modo, modo zafio, arrojándose en conceptos caducos. El guión con sugestiva premisa que parece un thriller con referencias al narcotráfico deriva en algo cercano un video clip new age que se hace largo a pesar de su escaso metraje, producto de pseudofilosofía de ansiado calado que analizarlo sería darle marchamo de entidad. La cinta carece de trama coherente, un despiporre tras otro, el sentido del ridículo está ausente, y lo peor es que se tome en serio, Besson hizo hace poco “Malavita”, film de mafiosos, y optó por la comedia negra, acierto, pero es que en esta se pone en plan onanista, se mira al espejo y se dice cuanto se gusta, se mete “meta azul” de Heisenberg y esputa un libreto risible, lo que me queda medioclaro casi a medias es que para alguien pueda disfrutar de este engendro, sería si es capaz abstenerse de utilizar menos de un 1% de su cerebro. Coge ideas de muchas películas, las mete en una batidora y pare esta astracanada con pretensiones intelectualoides. Incluso Besson se atreve a ofrecernos teorías pseudoreligiosas.
La puesta en escena si la maneja Besson con maestría, es por ello que nos regala un hermoso videoclip al que le falla la historia, con un meritorio diseño de producción de Hughes Tissandier (“Juana de arco de Luc Besson”, “Transporter” o “Taken”), rodando en Taipei (Taiwan), París, e incluso en Étretat, famoso acantilado al Norte de Francia, rodado con cámaras IMAX por Thierri Arbogast (“Nikita”, “León” o “El Quinto Elemento”), con un cromatismo hiperluminoso, con un despliegue de f/x apabullante creación de Nicholas Brooks de Industrial Light and Magic (“Star Wars”). A esto se suma la espléndida música del maestro Eric Serra (habitual de Besson), envolviendo a la trama en cálidos sonidos new age, coronados por la canción fina, “Sister rust”, melodías bellísimas muy por encima de la calidad del producto que adorna. (continua en spoiler)
La protagonista es Lucy (Scarlett Johanson), chica estadounidense de 25 años de edad que vive y estudia en Taipei (Taiwán), su novio le pide recoja una maletín de un hotel, ella acepta a regañadientes, involucrándose en una aventura de proporciones épico-metafísicas, en el que una droga sintética experimental azul (recuerda a la meta del mítico Heisenberg), llamado CPH4, hace que Lucy pueda expandir su mente a límites inexplorados que pueden convertirla en un ser “especial”. En el relato tendrán importancia el narcotraficante coreano Jang (Min-sik Choi), el científico y profesor Samuel Norman (Morgan Freeman), un agente de policía galo, Pierre Del Rio (Amr Waked)
Esta es una obra en que el intelecto del realizador extiende cheques que su obra no puede cubrir con mínima calidad exigible, pariendo algo vacío contenido, vacuo de profundidad, con voz en off cargante que parece salida directamente del más ñoño libro de autoayuda, producto tan excesivo como pasado de vueltas, una cosa desbocada que se va de madre, la acción resulta algo fatuo sin la menor razón de ser, mero artificio para poner en el tráiler, en la historia pinta nada, llegando a dar impresión que es un pato sin cabeza, en su clímax final abraza sin rubor el ridículo. Un producto tan plano como una mesa, nulo en emociones, nulo en tensión, nulo en empatía, nulo en secundarios mediobuenos. En su inicio promete con algún momento atractivo, pero el ingenio es efímero, cuando cae en brazos de la metafísica y el existencialismo humanista te entran arcadas, lo que vendría a ser un insulto para Kubrick y Terrence Malick, a los que al parecer intenta emular de algún modo, modo zafio, arrojándose en conceptos caducos. El guión con sugestiva premisa que parece un thriller con referencias al narcotráfico deriva en algo cercano un video clip new age que se hace largo a pesar de su escaso metraje, producto de pseudofilosofía de ansiado calado que analizarlo sería darle marchamo de entidad. La cinta carece de trama coherente, un despiporre tras otro, el sentido del ridículo está ausente, y lo peor es que se tome en serio, Besson hizo hace poco “Malavita”, film de mafiosos, y optó por la comedia negra, acierto, pero es que en esta se pone en plan onanista, se mira al espejo y se dice cuanto se gusta, se mete “meta azul” de Heisenberg y esputa un libreto risible, lo que me queda medioclaro casi a medias es que para alguien pueda disfrutar de este engendro, sería si es capaz abstenerse de utilizar menos de un 1% de su cerebro. Coge ideas de muchas películas, las mete en una batidora y pare esta astracanada con pretensiones intelectualoides. Incluso Besson se atreve a ofrecernos teorías pseudoreligiosas.
La puesta en escena si la maneja Besson con maestría, es por ello que nos regala un hermoso videoclip al que le falla la historia, con un meritorio diseño de producción de Hughes Tissandier (“Juana de arco de Luc Besson”, “Transporter” o “Taken”), rodando en Taipei (Taiwan), París, e incluso en Étretat, famoso acantilado al Norte de Francia, rodado con cámaras IMAX por Thierri Arbogast (“Nikita”, “León” o “El Quinto Elemento”), con un cromatismo hiperluminoso, con un despliegue de f/x apabullante creación de Nicholas Brooks de Industrial Light and Magic (“Star Wars”). A esto se suma la espléndida música del maestro Eric Serra (habitual de Besson), envolviendo a la trama en cálidos sonidos new age, coronados por la canción fina, “Sister rust”, melodías bellísimas muy por encima de la calidad del producto que adorna. (continua en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Scarlett Johanson se ha abonado a los papeles de carapiedra, tras el rol de extraterrestre que ni siente ni padece de “Under the skin”, ahora este en que su expresividad y movilidad es la de un robot, no te mueve a emoción alguna, mera figura que se mueve por la historia sin alma. Le acompañan unos cuantos secundarios a cuál más intrascendente, meros floreros puestos al lado de la protagonista, esbozos sin personalidad, actores de los que ponen el cazo, echan otro día en la oficina, que también tienen derecho a pagar las letras de sus ferraris o la hipoteca de su mansión, ejemplo un Morgan Freeman de buen porte pero de un cliché pasmoso. Min-sik Choi como el villano cree que está en un thriller de acción, no le han avisado que pinta en la historia menos que yo. Besson desaprovecha unos buenos intérpretes en pos de una huida sin fin hacia la nada más absoluta. Amr Waked es el poli gabacho puesto ahí para hacer ver que también hay franceses en el film, un pegote.
Spoiler:
Es un despliegue de situaciones a cual más absurda, llegando a un montaje absurdo en que estamos oyendo como un pesado mantra una conferencia de un científico (Morgan Freeman), mientras asistimos a la carrera contra reloj de Lucy, este montaje paralelo posee el tremendo error de parecer que el científico está horas con su charla. Lo de los insertos animales alegóricos a lo que va a pasar al principio hace gracia, pero satura tanta reiteración. No tiene sentido metan droga en el cuerpo de Lucy y después la encierren y encadenen, para además pegarle una patada en el estómago, pero qué sentido tiene esto? Pero por qué leches deja Lucy vivo al villano cuando puede matarlo? Cuando además ya se ha cargado a unos cuantos. Hay una persecución espectacular, si, pero carece del menor sentido, por que destroza coches de civiles tan plácidamente? Si ella es una superheroina megatotal puede con todo necesita al científico para le ayude, pero es que tampoco se sabe que pinta el poli francés, y que pinta la subtrama del coreano mafioso que se mueve con un ejército por París, y puestos a preguntar qué pinta esta astracanada de film.
Lo de que Lucy haga viajes al pasado de un modo chusco, arghhh, pero que vea antes en su descenso temporal a dinosaurios que desaparecen mucho antes que el hombre emerja, sin palabras. La repanocha y el insulto final a la inteligencia es ver como justo después del pomposo tiroteo de coreanos y polis, llega el malo malísimo a matar a Lucy, no se sabe porque, y originalidad! Ella desaparece, se derrama por la habitación, convirtiéndose en un pen drive, menuda tomadura de pelo!
Momentos surrealistas: Lucy y sus poderes; posee tal telequinesis que puede volcar autos en marcha, puede apreciar las ondas telefónicas y manipularlas en el aire, no siente dolor alguno cuando le abren el vientre, es más habla por teléfono con su madre mientras, ala que le cuenta de modo profundo (puaf!) que está recordando el sabor de la leche materna, siente la rotación terrestre, puede manejar mentalmente los semáforos, puede manejar dos portátiles a la vez, lee libros para aprender idiomas en modo supersónico, puede cambiar de rostro, de forma de cabello y de color, puede hacer viajes en el tiempo y el espacio, y lo más grande, el realizador sugiere es Dios, ella es la que regala en un viaje al pasado la inteligencia a la Lucy prehistórica, en lo que es un homenaje a un tanto burdo a “La Creación de Miguel Ángel” mezclado con otro tributo a Kubrick y “2001) con sus homínidos, en el colmo de teoría pseudoteológica hace que Lucy desaparezca, para decir ella que está en todas partes, o sea una yonki es Dios, penoso. Luego queda la paradoja temporal de que la primera Lucy nunca pudo encontrarse con la segunda por tanto … no quiero filosofar sobre algo tan burdo.
En conjunto me queda una parida mental. Fuerza y honor!!!
Spoiler:
Es un despliegue de situaciones a cual más absurda, llegando a un montaje absurdo en que estamos oyendo como un pesado mantra una conferencia de un científico (Morgan Freeman), mientras asistimos a la carrera contra reloj de Lucy, este montaje paralelo posee el tremendo error de parecer que el científico está horas con su charla. Lo de los insertos animales alegóricos a lo que va a pasar al principio hace gracia, pero satura tanta reiteración. No tiene sentido metan droga en el cuerpo de Lucy y después la encierren y encadenen, para además pegarle una patada en el estómago, pero qué sentido tiene esto? Pero por qué leches deja Lucy vivo al villano cuando puede matarlo? Cuando además ya se ha cargado a unos cuantos. Hay una persecución espectacular, si, pero carece del menor sentido, por que destroza coches de civiles tan plácidamente? Si ella es una superheroina megatotal puede con todo necesita al científico para le ayude, pero es que tampoco se sabe que pinta el poli francés, y que pinta la subtrama del coreano mafioso que se mueve con un ejército por París, y puestos a preguntar qué pinta esta astracanada de film.
Lo de que Lucy haga viajes al pasado de un modo chusco, arghhh, pero que vea antes en su descenso temporal a dinosaurios que desaparecen mucho antes que el hombre emerja, sin palabras. La repanocha y el insulto final a la inteligencia es ver como justo después del pomposo tiroteo de coreanos y polis, llega el malo malísimo a matar a Lucy, no se sabe porque, y originalidad! Ella desaparece, se derrama por la habitación, convirtiéndose en un pen drive, menuda tomadura de pelo!
Momentos surrealistas: Lucy y sus poderes; posee tal telequinesis que puede volcar autos en marcha, puede apreciar las ondas telefónicas y manipularlas en el aire, no siente dolor alguno cuando le abren el vientre, es más habla por teléfono con su madre mientras, ala que le cuenta de modo profundo (puaf!) que está recordando el sabor de la leche materna, siente la rotación terrestre, puede manejar mentalmente los semáforos, puede manejar dos portátiles a la vez, lee libros para aprender idiomas en modo supersónico, puede cambiar de rostro, de forma de cabello y de color, puede hacer viajes en el tiempo y el espacio, y lo más grande, el realizador sugiere es Dios, ella es la que regala en un viaje al pasado la inteligencia a la Lucy prehistórica, en lo que es un homenaje a un tanto burdo a “La Creación de Miguel Ángel” mezclado con otro tributo a Kubrick y “2001) con sus homínidos, en el colmo de teoría pseudoteológica hace que Lucy desaparezca, para decir ella que está en todas partes, o sea una yonki es Dios, penoso. Luego queda la paradoja temporal de que la primera Lucy nunca pudo encontrarse con la segunda por tanto … no quiero filosofar sobre algo tan burdo.
En conjunto me queda una parida mental. Fuerza y honor!!!