29/29(26/01/22) Decepcionante acercamiento fílmico a la vida de un jazzman, sobrevalorada cinta dirigido con pulso más lento que el caballo del malo por el galo Bertrand Tavernier, que seguro es un gran melómano de este estilo musical, pero esto no es suficiente para sumirme en el sopor que me ha sido esta letárgica película. Film cargado de tópicos sobre el músico autodestructivo, el genio que convive con su peor enemigo en sí mismo, esto entrelazado con una amistad que nunca me toca la fibra, y se supone es el corazón de la cinta, la amistad que surge entre un jazzman en decadencia y un enorme fan suyo. Y no hay nada más, bueno, continuos números musicales que harán las delicias de los mitómanos, pero a los que busquen una historia con sustancia estarán más huérfanos que Hamlet. La película es un continuo ir hacia ninguna parte, compuesta por retazos que no me mueven a sensación alguna, con dos tipos que despiertan en mi entre la nada y el zero, pues este músico encarnado por el no profesional Dexter Gordon (saxofonista con muchos paralelismos con su personaje, pues fue un drogadicto) que conocemos in media res resulta más vacío que el cerebro del hermano tonto de Forrest Gump, nada en él me atrae, ni mínimamente me seduce para hacer que esa relación me sea un poco atractiva. Como no me es con chicha el carácter de este aspirante a Dustin Hoffman que es François Cluzet, capaz de abandonar a su hija para estar tirado en un callejón escuchando música. La película avanza, suenan temas, hay charlas soporíferas, hay miradas supuestamente profundas, hay más temas de jazz, es como una caída de un rascacielos a cámara súper lenta. Por lo dicho me improta un bledo lo que les pase a los insípidos protagonistas, por otro lado a uno de ellos está claro lo quie le va a ocurrir.. Para mí, más allá de la banda sonora está la nada. Ni tan siquiera tengo la ambientación para asirme, pues la realización resulta de una sobriedad ascética, donde los exteriores del club donde toca el protagonista cantan más que las axilas de Camacho tras una maratón que es un estudio, la vida bohemia y hedonista de estos músicos me llega de modo artificioso, no suman precisamente unas elipsis caóticas que desorientan.

La película, que romantiza la vida del saxofonista Lester Young y el pianista Bud Powell, juntándolos en el ficticio Dale Turner, con guión de David Rayfiel (junto con Tavernier) está inspirada en la biografía de Powell, escrita por Francis Paudras en 1986 “La Danse des infidèles”. Francis Paudras (de) (Francis Borler en la película) era en realidad amigo de Bud Powell durante su estancia prolongada en París en la década de 1950. En términos generales, la película sigue la lucha de Francis para ayudar a su amigo Dale Turner, un artista increíblemente creativo y prolífico que es autodestruirse a través del alcoholismo, para salir de este infierno. Bertrand Tavernier eligió al saxofonista Dexter Gordon (que en realidad tocó con Bud Powell en París en la década de 1950) para el papel principal. Este último también ayudó a corregir el guión de la película. La relación que preside el film entre un joven aficionado francés y el saxofonista alcoholizado, está inspirado en las dos semanas que Tavernier pasó junto a John Ford. Obra concebida como homenaje al "bebop", forma de jazz nacida en Harlem, pero popularizada en Europa en los años de la Postguerra por músicos americanos de color. El "bebop" es una versión del jazz más libre y espontánea, más rica en disonancias y saltos melódicos, que nació en 1940 de la mano de Charlie Parker y Dizzi Gillespie.

La banda sonora, gran protagonista de la película, combina temas originales y temas clásicos (Gershwin, Porter, etc.). Su realización corre a cargo de Herbie Hancock, que en la película encarna el personaje de Eddie Wayne. Obtuvo el Oscar a la mejor banda sonora original. Muchos músicos de jazz forman parte del elenco aparte de Hancock, Freddie Hubbard, Bobby Hutcherson, John McLaughlin, Wayne Shorter, Bobby McFerrin, Chet Baker, Pierre Michelot y Eric Le Lann. La música de la película, firmada por Herbie Hancock, fue filmada y grabada en vivo en una grabadora multipista (24 pistas), una novedad en Francia.

Combinando música y narración, relata la historia, basada en hechos reales, del saxofonista Dale Turner, envejecido y debilitado por el alcohol y las drogas, que funde la historia de dos virtuosos del saxo. La acción se sitúa en París, en 1959, cuando Dale toca en el club "Blue Note", apoyado por un grupo de compañeros que le ayudan a salir adelante. El dibujante Francis, sin un céntimo en el bolsillo, gran aficionado a la música de Dale le escucha desde la calle. En cierta ocasión, Dale a la salida del local pide ayuda a Francis, que le lleva a su casa. Las cosas mejoran económicamente para Francis y su ayuda se convierte en un apoyo firme para Dale, que cada noche acude al club nocturno para tocar el saxo.

Me queda una película solo apta a los amantes del "bebop", resto seguramente, se sumirán en el tedio. Fuerza y honor!!!