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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
5
Comedia. Drama Biografía de un popular cómico, presentador de talk-show, que, animado por su audiencia, decide lanzarse al mundo de la política. (FILMAFFINITY)
8 de marzo de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
55/25(27/02/18)Decepcionante film del caído del otrora grande de Hollywood, Barry Levinson (dirige y guioniza), sátira política que sobre el papel tenía potencial, teniendo en cuenta que Barry entro en este subgénero con la sugerente “La cortina de humo” (1997) destacando ara ello su escaparate protagónico Robin Williams (actor fetiche de Levinson: “Good Morning Vietnam!” y “Toys”) en su salsa, inspirándose en el cómico y presentador Jon Stewart, pero a medida que avanza el relato se vuelve más disperso y moroso, polarizándose en géneros que se notan metidos con calzador, y que lastran y alargan unas subtramas que son varios tiros en el pie. En lo que es una mezcla muy desequilibrada de comedia, acción y thriller político, que en este caso parece ser una revisión paródica de lo sucedido en Florida (estado decisivo, quien ganara allí ganaba en toda la nación) en las elecciones de 2000, donde un problema con las máquinas de recuento derivo en una lucha encarnizada entre Bush-Al Gore, y que hizo pensar a muchos estadounidenses que quizás su sistema no era del todo justo. La cinta tiene su núcleo en el dilema moral de una persona que debe elegir entre hacer lo justo y declinar el cargo que “ilegítimamente” le ha asignado una máquina, o debe aceptarlo e intentar hacer el bien, pues esto llega atrofiado y es que el personaje protagonista se siente en realidad como un populista más, alguien capaz de ridiculizar a sus rivalidades, de mostrar los defectos de los rivales, de exponer las carencias del sistema, pero no explica ninguna solución, ninguna idea constructiva. Cinta que bebe del buenismo en que critica al poder establecido, al bipartidismo que satiriza como similares, a los medios de comunicación, a las empresas que por el bien de sus dividendos lo que haga falta (o sea, el capitalismo feroz), pero todo esto es narrado con una acentuada arritmia, sin garra, sin valentía, quedando en un producto con apreciables intenciones que se queda en tierra de nadie.

Lo de que los candidatos que se presentan a la residencia USA están condicionados por el dinero que se “dona” a sus campañas, o sea, por los lobbies que en las sombras manipulan a “sus” candidatos, es algo además de muy sabido, muy manido, y aquí es tratado con una liviandad superficial pueril.

Se puede dividir en dos partes (Guatemala y Guatepeor): En la primera mitad (apx.) es donde esta lo apreciable, la idea general, el show Robin Williams, con sus espectáculos en su programa, y luego el desparrame en el debate electoral, siendo una visión populista de la política, criticarla sin aportar ideas, discursos vacíos de contenidos, eslóganes simplistas, es lo que hace un comediante acido, pero no es lo que debe hacer un aspirante a tener poder político, ero como One Man Show cumple el protagonista con una labia y frescura solaz; En la segunda arte, tras ser elegido el residente la cinta vira hacia el thriller y lo hace de un modo zafio, inverosímil, queriendo ser seria y olvidándose del humor, con situaciones con más agujeros que el cuerpo de Sonny Corleone, donde el rizo se supera con el siguiente, metiéndonos un romance más falso que un billete del monopoly, y donde el huracán verbal de Williams queda aprisionado en una subtrama conspiranoica, encorsetado y privado de lo que mejor sabe hacer. Producto hecho con una amabilismo que al querer no molestar demasiado no llega ni a pellizquito de monja ursulina. A estas taras se suma un desaprovechamiento del elenco actoral penoso, empezando por un Christopher Walken Perdido en un rol arratico, no se sabe si va de bueno, de malo, de conciencia, como no se sabe porque lo del enfisema pulmonar, derivando en ir en silla de ruedas y estar tosiendo continuamente, esto para qué?; Laura Linney parece estar en una película distinta al resto, se le añade un romance con química bajo cero con Williams, impostado y estridente; Jeff Goldlum no se sabe bien que hace allí, esta ero si no hubiera estado casi mejor.
Ejemplo de lo atropellado del desarrollo sin ton ni son, es el tramo de paint-ball, metiéndonos a empujones la hermandad y camaradería entre el equipo de Tom Dobbs, algo que hasta entonces no se había visto, todo muy acartonado. Y para coronarlo todo su final edulcorado no apto para diabéticos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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