Media votos
6,5
Votos
5.718
Críticas
5.215
Listas
10
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de TOM REGAN:
10
8,1
121.511
Drama
Para sobrellevar el insomnio crónico que sufre desde su regreso de Vietnam, Travis Bickle (Robert De Niro) trabaja como taxista nocturno en Nueva York. Es un hombre insociable que apenas tiene contacto con los demás, se pasa los días en el cine y vive prendado de Betsy (Cybill Shepherd), una atractiva rubia que trabaja como voluntaria en una campaña política. Pero lo que realmente obsesiona a Travis es comprobar cómo la violencia, la ... [+]
1 de febrero de 2016
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
18/18(24/01/16) Martin Scorsese nos regaló hace 40 años uno de los films más influyentes de la Historia, una perturbadora Obra Maestra, compleja radiografía de su tiempo, con multitud de subtextos. El guionista Paul Schraeder y el director desarrollan un fresco deprimente de nuestra sociedad, envuelta en una decadencia mísera, historia desesperanzadora, imbuida de un halo cuasi-místico, en ocasiones es difícil separar lo real de lo onírico. Un estudio de personalidad que intenta mostrarnos a una persona alienada por el entorno, se va hundiendo más y más hasta explotar. Relato que te atrapa desde el inicio con su fascinante arranque, neo-noir de tintes psicológicos, thriller obsesivo, con ambientación asfixiante que nos traslada un estado de ánimo deprimente, con recursos dramáticos memorables. El guionista dijo que la historia surgió de su sensación de que las películas son como sueños o ensueños inducidos por drogas, con su historia trata de incubar en el espectador la sensación de estar en un estado de limbo en algún lugar entre el sueño y la vigilia. Él llama a Travis un "ángel vengador" que flota por las calles de la ciudad de Nueva York, símbolo de todas las ciudades del mundo. Tiene además en su actor protagonista, Robert DeNiro, un pilar colosal. Tuvo 4 nominaciones a los Oscars, a Película, actor (Robert DeNiro), actriz de reparto (Jodie Foster) y música (Bernard Herrmann), ganando ninguno.
La historia discurre a ritmo sereno, un lirismo underground cuasi-hipnótico por momentos, en increscendo de intensidad vibrante, desembocando en un epílogo controvertido, en spoiler daré mi modesta opinión sobre esto, que la eleva aún más. Para la recreación de Nueva York el realizador se inspiró en el film “Quo Vadis” (1951) y la Roma hedonista, haciéndonos ver una urbe caída en desgracia, bañada de profundo nihilismo, sociedad que ha perdido referentes y valores, lienzo sobre la desolación anímica, rebosante de una escalofriante ambigüedad. Punzante fotografía de una sociedad estadounidense hipócrita y corrupta moralmente, la de los 70, la post-Guerra Vietnam, la post-era hippy. Nueva York se convierte en el patético reflejo de este corrompido tiempo, ciudad que recorre con inquisidora mirada el protagonista, urbe infecta, prostitutas, macarras, camellos de drogas, armas, oportunistas, burdeles, luces de neón de puti-clubs, fumarolas de alcantarillas, cines porno, todo ello en la capital del mundo y en su centro Times Square, un estercolero moral. Un incisiva reflexión sobre los orígenes de la violencia, sobre su germinación a fuego lento en un caldo regado por el jugo de las cloacas de las desgracias humanas, surtido de odio, de paranoia, de prejuicios, de esquizofrenia, de demencia. Una obra que no intenta sermonear, no da respuestas, expele interrogantes y que cada cual saque sus propias conclusiones.
Inframundo visto a través de la deformada mirada de un antihéroe, ve este sumidero moral a cámara lenta en muchos momentos, remarcando el dramatismo y la intensidad de lo observado, con sus lacerantes prejuicios, recorremos con él calles lúgubres, sombrías, enfermas, húmedas, humeantes, mugrientas, irrespirables, y en este “teatro” Travis se convierte en una bomba de relojería con la cuenta atrás en marcha, sus rutinas le van oprimiendo, la gente que transporta, la inmundicia de la que es testigo, no encuentra su lugar en el mundo, la soledad le consume, anhela objetivos a una vida vacua, ansia el camino de la redención, de purificarse, brama por su salvación. Se añade el inteligente uso de la voz en off del personaje, exposición abrasante de su excitada incomunicación, plasmándose en un trémulo increscendo su deterioro psíquico, su visión de un submundo al borde del abismo, en que él se ve como el Salvador. Visión dual, bipolar, se siente atraído por dos mujeres, de una se enamora, la idealiza, símbolo de la pureza virginal, por otro entabla relación con una adolescente prostituta, símbolo de la degradación moral.
Tiene sublectura de reminiscencias religiosas, propio de la católica visión de Scorsese mezclada con la luterana de Schraeder: El protagonista se siente especie de Elegido místico, Enviado a limpiar la escoria de la sociedad; Travis toma un café con Betsy, ella recuerda una canción de Kris Kristofferson "El Peregrino, Capítulo 33", recita <Es un profeta y un empujador, en parte verdad, en parte ficción, una contradicción andante>; El fuego como elemento purgador religioso, Travis quema el ramo rechazado por Betsy a modo exorcizar sus demonios internos, en otro momento Travis pone su puño sobre una llama de fuego, modo religioso de endurecer su alma y purgar a través del dolor sus pecados; Otro elemento muy presente es el agua, elemento sanador de la sociedad, la niebla, la lluvia, el agua que mana de una boca de riego, Travis en su diario apunta <Gracias a Dios por la lluvia que ha ayudado a quitar la basura y la impureza de la acera...Algún día, una lluvia real vendrá y lavará toda esta escoria de las calles."
Robert DeNiro realiza una de las interpretaciones más grandiosas del Séptimo Arte, no hay adjetivos para describir el grado de realismo y crudeza que transmite, uno de los personajes más carismáticos que haya parido el Cine, con un manejo expresivo de la mirada fascinante, con un lenguaje gestual y corporal soberbio, desbordando la pantalla, emitiendo una singular miscelánea entre ingenuidad, atavismo, demagogia, ira, dulzura, paranoia, inseguridad, ello en un Travis donde denota ser una bomba latente a punto de reventar. Jodie Foster encarna con una naturalidad asombrosa a una prostituta adolescente, tenía 13 años, derrocha veracidad, con soltura, mesura, fenomenal. Cybille Shephard compone a una dulce Betsy, encarnación idealizada de la mente de Travis, cumple en su cometido. (sigue en spoiler)
La historia discurre a ritmo sereno, un lirismo underground cuasi-hipnótico por momentos, en increscendo de intensidad vibrante, desembocando en un epílogo controvertido, en spoiler daré mi modesta opinión sobre esto, que la eleva aún más. Para la recreación de Nueva York el realizador se inspiró en el film “Quo Vadis” (1951) y la Roma hedonista, haciéndonos ver una urbe caída en desgracia, bañada de profundo nihilismo, sociedad que ha perdido referentes y valores, lienzo sobre la desolación anímica, rebosante de una escalofriante ambigüedad. Punzante fotografía de una sociedad estadounidense hipócrita y corrupta moralmente, la de los 70, la post-Guerra Vietnam, la post-era hippy. Nueva York se convierte en el patético reflejo de este corrompido tiempo, ciudad que recorre con inquisidora mirada el protagonista, urbe infecta, prostitutas, macarras, camellos de drogas, armas, oportunistas, burdeles, luces de neón de puti-clubs, fumarolas de alcantarillas, cines porno, todo ello en la capital del mundo y en su centro Times Square, un estercolero moral. Un incisiva reflexión sobre los orígenes de la violencia, sobre su germinación a fuego lento en un caldo regado por el jugo de las cloacas de las desgracias humanas, surtido de odio, de paranoia, de prejuicios, de esquizofrenia, de demencia. Una obra que no intenta sermonear, no da respuestas, expele interrogantes y que cada cual saque sus propias conclusiones.
Inframundo visto a través de la deformada mirada de un antihéroe, ve este sumidero moral a cámara lenta en muchos momentos, remarcando el dramatismo y la intensidad de lo observado, con sus lacerantes prejuicios, recorremos con él calles lúgubres, sombrías, enfermas, húmedas, humeantes, mugrientas, irrespirables, y en este “teatro” Travis se convierte en una bomba de relojería con la cuenta atrás en marcha, sus rutinas le van oprimiendo, la gente que transporta, la inmundicia de la que es testigo, no encuentra su lugar en el mundo, la soledad le consume, anhela objetivos a una vida vacua, ansia el camino de la redención, de purificarse, brama por su salvación. Se añade el inteligente uso de la voz en off del personaje, exposición abrasante de su excitada incomunicación, plasmándose en un trémulo increscendo su deterioro psíquico, su visión de un submundo al borde del abismo, en que él se ve como el Salvador. Visión dual, bipolar, se siente atraído por dos mujeres, de una se enamora, la idealiza, símbolo de la pureza virginal, por otro entabla relación con una adolescente prostituta, símbolo de la degradación moral.
Tiene sublectura de reminiscencias religiosas, propio de la católica visión de Scorsese mezclada con la luterana de Schraeder: El protagonista se siente especie de Elegido místico, Enviado a limpiar la escoria de la sociedad; Travis toma un café con Betsy, ella recuerda una canción de Kris Kristofferson "El Peregrino, Capítulo 33", recita <Es un profeta y un empujador, en parte verdad, en parte ficción, una contradicción andante>; El fuego como elemento purgador religioso, Travis quema el ramo rechazado por Betsy a modo exorcizar sus demonios internos, en otro momento Travis pone su puño sobre una llama de fuego, modo religioso de endurecer su alma y purgar a través del dolor sus pecados; Otro elemento muy presente es el agua, elemento sanador de la sociedad, la niebla, la lluvia, el agua que mana de una boca de riego, Travis en su diario apunta <Gracias a Dios por la lluvia que ha ayudado a quitar la basura y la impureza de la acera...Algún día, una lluvia real vendrá y lavará toda esta escoria de las calles."
Robert DeNiro realiza una de las interpretaciones más grandiosas del Séptimo Arte, no hay adjetivos para describir el grado de realismo y crudeza que transmite, uno de los personajes más carismáticos que haya parido el Cine, con un manejo expresivo de la mirada fascinante, con un lenguaje gestual y corporal soberbio, desbordando la pantalla, emitiendo una singular miscelánea entre ingenuidad, atavismo, demagogia, ira, dulzura, paranoia, inseguridad, ello en un Travis donde denota ser una bomba latente a punto de reventar. Jodie Foster encarna con una naturalidad asombrosa a una prostituta adolescente, tenía 13 años, derrocha veracidad, con soltura, mesura, fenomenal. Cybille Shephard compone a una dulce Betsy, encarnación idealizada de la mente de Travis, cumple en su cometido. (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Harvey Keytel realiza una actuación impresionante, ves en él al macarra, con su pose despreocupada y chulesca, con ese toque del pañuelo para la tos, sobresaliente. Peter Boyle borda su personaje de taxista experimentado con mil batallitas que contar.
Puesta en escena esplendida, gran dirección de arte de Charles Rosen (“Los productores”), rodándose en Nueva York y sus calles, convertidas en un lugar tétrico, las puertas del Infierno por su sordidez, el humo que sale de las alcantarillas puede ser del fuego del Averno, feísmo, decadencia, siendo co-protagonista el Checker Marathon V8, mítico taxi amarillo neoyorkino, surcando este océano del pecado. Esto con la majestuosa fotografía de Michael Chapman (“Toro salvaje”), fundamental para imbuirnos de la claustrofobia espiritual del protagonista, de un estilo noir excelso, jugando con recursos visuales para acentuarnos las sensaciones del protagonista, zooms, cámara lenta (para imprimir fuerza en la observación), iluminación de tintes expresionistas con aires góticos por momentos cuasi-alucinatorios, configuraciones distorsionadas, con punzantes picados, con simbolismos, expresivos primeros planos, dotando de energía malsana la atmosfera, consigue hacer del taxi un ente que cruza este purgatorio de almas perdidas que es Nueva York, extraordinaria labor. La música de Bernard Herrmann (debutó en “Ciudadano Kane”), aporta melodías turbadoras de saxo, con disonancias de batería de jazz, con tambores, arpa, ello emitiendo el complejo mundo interior de Travis, de resonancias melancólicas, tristes, apesadumbradas, inquietantes, entrelazándose con la noche de modo epicúreo, destacando el tema central, “Main title”, el delicioso solo de saxo alto, magnífica, el compositor murió el día que acabó de grabar la música, el 24 de diciembre de 1975, el film está dedicado a su memoria.
Spoiler:
El epílogo lo entiendo ilusión de la mente moribunda de Travis, el film discurre a través de su distorsionado filtro. En el clímax Travis provoca una matanza, cae grave herido, hay un plano cenital, hay una elipsis temporal, vemos recortes de prensa ensalzar a Travis como “héroe”, de fondo se oye una carta del padre de Iris dando las gracias a Travis por haberla rescatado, este es visto con pelo y no con cresta, Travis recoge un su taxi a Betsy que le muestra su respeto ante lo hecho, el la ve por su retrovisor idealizada, hermosa, con su cabello ondulante. Esto queda incoherente, metido con calzador, porque no está detenido por la carnicería provocada? Es lo que Travis hubiera querido hubiese pasado, su acto redentor admirado por todos, elemento recurrente en el cine scorsesiano, la redención final. Esto entronca con una escena fuera de contexto, nuestros ojos en la historia son los de Bickle, pero hay una escena en la que el protagonista no está presente, un bucólico tramo en que el proxeneta Sport está con Iris en su apartamento, extraña secuencia romántica acaba en un dulce baile y la música que suena en el tocadiscos es la de la película (alegoría de la que oye Travis), con lo que me da que es producto de la imaginación del Taxi Driver. Scorsese reconoció a varios críticos que la interpretación del final como el sueño antes de morir de Bickle. Añado que el plano cenital tras la masacre puede ser el alma de Travis yéndose.
Obra Maestra del binomio Scorsese- Schraeder, en su primera colaboración, luego lo harían “Toro Salvaje” y “La última tentación de Cristo”. Film de los que gana a cada visionado, le ves detalles nuevos, propio de películas imperecederas. Tremenda pintura desoladora de nuestra sociedad, especie de “Guernika” de Picasso. Para momentos recordables ir a mi blog, apuntado un poco más abajo. Fuerza y honor!!!
Crítica cercenada por el límite de caracteres, ver íntegra en: http://tomregan.blogspot.com/2016/02/taxi-driver.html
Puesta en escena esplendida, gran dirección de arte de Charles Rosen (“Los productores”), rodándose en Nueva York y sus calles, convertidas en un lugar tétrico, las puertas del Infierno por su sordidez, el humo que sale de las alcantarillas puede ser del fuego del Averno, feísmo, decadencia, siendo co-protagonista el Checker Marathon V8, mítico taxi amarillo neoyorkino, surcando este océano del pecado. Esto con la majestuosa fotografía de Michael Chapman (“Toro salvaje”), fundamental para imbuirnos de la claustrofobia espiritual del protagonista, de un estilo noir excelso, jugando con recursos visuales para acentuarnos las sensaciones del protagonista, zooms, cámara lenta (para imprimir fuerza en la observación), iluminación de tintes expresionistas con aires góticos por momentos cuasi-alucinatorios, configuraciones distorsionadas, con punzantes picados, con simbolismos, expresivos primeros planos, dotando de energía malsana la atmosfera, consigue hacer del taxi un ente que cruza este purgatorio de almas perdidas que es Nueva York, extraordinaria labor. La música de Bernard Herrmann (debutó en “Ciudadano Kane”), aporta melodías turbadoras de saxo, con disonancias de batería de jazz, con tambores, arpa, ello emitiendo el complejo mundo interior de Travis, de resonancias melancólicas, tristes, apesadumbradas, inquietantes, entrelazándose con la noche de modo epicúreo, destacando el tema central, “Main title”, el delicioso solo de saxo alto, magnífica, el compositor murió el día que acabó de grabar la música, el 24 de diciembre de 1975, el film está dedicado a su memoria.
Spoiler:
El epílogo lo entiendo ilusión de la mente moribunda de Travis, el film discurre a través de su distorsionado filtro. En el clímax Travis provoca una matanza, cae grave herido, hay un plano cenital, hay una elipsis temporal, vemos recortes de prensa ensalzar a Travis como “héroe”, de fondo se oye una carta del padre de Iris dando las gracias a Travis por haberla rescatado, este es visto con pelo y no con cresta, Travis recoge un su taxi a Betsy que le muestra su respeto ante lo hecho, el la ve por su retrovisor idealizada, hermosa, con su cabello ondulante. Esto queda incoherente, metido con calzador, porque no está detenido por la carnicería provocada? Es lo que Travis hubiera querido hubiese pasado, su acto redentor admirado por todos, elemento recurrente en el cine scorsesiano, la redención final. Esto entronca con una escena fuera de contexto, nuestros ojos en la historia son los de Bickle, pero hay una escena en la que el protagonista no está presente, un bucólico tramo en que el proxeneta Sport está con Iris en su apartamento, extraña secuencia romántica acaba en un dulce baile y la música que suena en el tocadiscos es la de la película (alegoría de la que oye Travis), con lo que me da que es producto de la imaginación del Taxi Driver. Scorsese reconoció a varios críticos que la interpretación del final como el sueño antes de morir de Bickle. Añado que el plano cenital tras la masacre puede ser el alma de Travis yéndose.
Obra Maestra del binomio Scorsese- Schraeder, en su primera colaboración, luego lo harían “Toro Salvaje” y “La última tentación de Cristo”. Film de los que gana a cada visionado, le ves detalles nuevos, propio de películas imperecederas. Tremenda pintura desoladora de nuestra sociedad, especie de “Guernika” de Picasso. Para momentos recordables ir a mi blog, apuntado un poco más abajo. Fuerza y honor!!!
Crítica cercenada por el límite de caracteres, ver íntegra en: http://tomregan.blogspot.com/2016/02/taxi-driver.html