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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
8
Drama Karen (Audrey Hepburn) y Martha (Shirley MacLaine) son las directoras de una exclusiva escuela para niñas. Una alumna maliciosa y vengativa, despechada por un castigo que ha recibido, oye por casualidad un comentario y lo utiliza, distorsionándolo, para acusar a sus profesoras de una conducta reprobable. Los escandalosos rumores se extienden velozmente por la comunidad escolar, con repercusiones inmediatas y devastadoras. (FILMAFFINITY)
12 de mayo de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
143/02(02/05/21) Notable y valiente drama en el tratamiento de un tema taboo hasta entonces en el cine estadounidense como era el lesbianismo (aunque la palabra. Ni derivadas sean dichas en la película), piñonera en este sentido, abordado sin ambages por la sólida dirección del perfeccionista William Wyler, que adapta el guión de John Michael Hayes se basa en la obra de 1934 del mismo título de Lillian Hellman, se inspiró en la historia real de 1809 de dos maestras de escuela escoceses cuyas vidas fueron destruidas cuando una de sus estudiantes las acusó de tener una relación lésbica, en el caso escocés, ganaron su demanda, aunque eso no cambió la situación devastación sobre sus vidas (aunque también tiene mucho con la relación que unió a Hellman con la “Julia” que daba título a la estupenda película de Fred Zinneman basada en las memorias de la escritora).

Las ex compañeras de clase de la universidad Martha Dobie (Shirley MacLaine) y Karen Wright (Audrey Hepburn) abren una escuela privada para niñas. La tía de Martha Lily (Miriam Hopkins), una actriz de edad avanzada, vive y enseña elocución en la escuela. Después de un compromiso de dos años con Joe Cardin (James Garner), un obstetra de renombre, Karen finalmente acepta fijar una fecha para la boda. Joe está relacionado con la influyente Amelia Tilford (Fay Bainter), cuya nieta Mary (Karen Balkin) es estudiante en la escuela. Mary es una niña malcriada y conspiradora que intimida a sus compañeros de clase, en particular a Rosalie Wells (Veronica Cartwright), a quien chantajea cuando la descubre en posesión del brazalete perdido de un estudiante.

Teniendo esta cinta entre sus grandes bazas una sólida dirección del cineasta de “Ben-Hur”, creando una epidérmica tensión e intensidad creciente que se convierte en agobiante, para una narración que destila humanismo. Donde los giros dramáticos se suceden de modo penetrante, haciéndote partícipe del dolor de esta inocentes mujeres envueltas en una ola de puritanismo mojigato, capaz de echar abajo a cualquiera por un rumor infantil.

Tiene unas actrices protagonistas formidables en Audrey Hepburn y Shirley MacLaine, con una química fascinante. La Hepburn derrochando sensibilidad y comprensión, así como rabia en los momentos adecuados, haciendo creíble su complicado rol, emitiendo emociones contenidas que hacen brotar un febril mundo interior, expresado en ese escalofriante plano final (spoiler). Shirley MacLaine impregna de rabia su complejo rol, una rabia a flor de piel que estalla en una desgarradora escena de confesión (spoiler), gran interpretación, de las que cala en su dolor soterrado. Se suman unos secundarios que aportan peso dramático con James Garner y sobre todo una ‘villana’ Fay Bainter (en su último papel cinematográfico).

Posee una fenomenal cinematografía en glorioso b/n de Franz Planer, con contrastes suaves de grises, con juegos de profundidades que aíslan a los personajes, con primeros planos muy expresivos, con tomas muy cuidadas en sus encuadres, creando una prisión de la casa-escuela; Teniendo una gran dramática banda sonora creada por Alex North (Spartacus” o “Cleopatra”), de resonancias marcadamente melodramáticas que envuelven la atmósfera en opresiva; y por supuesto un guión incisivo que nos habla del poder destructor de un rumor, de la insidia letal de una mentira, sobre la debilidad de la reputación y lo fácil que es derribarla, así como lo duro que es guardar secretos, los sentimientos de culpa por nuestra educación judeo-cristiana, sobre los prejuicios sociales (homofobia); Se le puede achacar que tiene un tramo inicial un tanto espeso, constándole arrancar, pero cuando toma impulso emocional te sientes arrastrado en su malsana atmósfera que se va enrareciendo más y más.

Tiene sus taras que la impiden elevarse más alto, como que toda la catarsis sea fruto del testimonio de una caprichosa y chantajista niña que su abuela debería de conocer, me resulta complicado que de veracidad a lo que ella dice. Ello con el agravante de que el interrogatorio a la ‘amiga’ chantajeada, se haga en presencia de la coaccionadora. Tampoco entiendo cómo se hace una elipsis sobre el juicio por difamación, esto resta capacidad de poder sentir a la ‘jauría humana’ en su posición hostil farisaica contra las dos amigas; Tampoco sé muy bien que pinta en la historia el personaje de la tía Lily Mortar, si se hubiera eliminado nada se hubiera resentido. Por cierto, encarnado por Miriam Hopkins, apareció como Martha en la versión fílmica de 1936 “These Three”.

En el momento del estreno de la obra (1934), la mención de la homosexualidad en el escenario era ilegal en el estado de Nueva York, pero las autoridades decidieron pasar por alto su tema cuando la producción de Broadway fue aclamada por la crítica. La primera adaptación cinematográfica de la obra fue “These Three”, dirigida también por Wyler y estrenada en 1936, pero el Código Hays, vigente en el momento de la producción de la película original (1936), no permitió que la película se centrara en el lesbianismo, ni siquiera insinuarlo. Samuel Goldwyn era el único productor interesado en comprar los derechos. Firmó a Hellman para adaptar su obra a la pantalla, y el dramaturgo cambió la mentira de que las dos profesoras de la escuela eran amantes en un rumor de que uno de ellos se había acostado con el prometido del otro. Debido a que el Código de producción se negó a permitir que Goldwyn usara el título original de la obra, se cambió a “The Lie” y luego a “These Three”. Cuando Wyler estuvo listo para filmar la nueva versión en 1961, el Código Hays se había liberalizado para permitir al guionista John Michael Hayes restaurar la naturaleza original de la mentira. Por cierto, una historia con muchas similitudes en el film danés “La Caza” de Thomas Vinterberg de Mads Mikkelsen se basa en esta historia, aunque con diferentes desenlaces.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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