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Voto de TOM REGAN:
10
7,8
38.261
Western
Un grupo de jóvenes pistoleros se dedica a asaltar los bancos del estado de Wyoming y el tren-correo de la Union Pacific. El jefe de la banda es el carismático Butch Cassidy (Newman), y Sundance Kid (Redford) es su inseparable compañero. Un día, después de un atraco, el grupo se disuelve. Será entonces cuando Butch, Sundance y una joven maestra de Denver (Ross) formen un trío de románticos forajidos que, huyendo de la ley, llegan hasta Bolivia. (FILMAFFINITY) [+]
4 de mayo de 2016
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
78/19(27/04/16) Western mítico y con razones de sobra, Obra Maestra que como toda que se precie de serlo no pasa por ella el tiempo, si acaso para mejorarla, el cine se creó para ver films como este, un entretenimiento de principio a fin, dejándote una huella imperecedera. George Roy Hill dirigió uno de los bromances más icónicos de la historia del Séptimo Arte, con dos superlativas estrellas como Paul Newman y Robert Redford, con una química que desparrama la pantalla, con un grado de empatía con el público rara vez alcanzado, todo esto apoyado en un glorioso guión de William Goldman (“La Princesa prometida”), y en una heterodoxa puesta en escena, con recursos que aportan frescura y originalidad, como el afamado tramo en que suena la canción “Raindrops keep fallin' on my head”, o los interludios audiovisuales con encadenados de imágenes vintage que agilizan las elipsis temporales y dan un toque singular a la cinta. Estuvo nominado a 7 Oscar, ganando 4 (guión, fotografía, banda sonora y canción).
El guión se inspira libremente en la historia de dos forajidos del viejo y salvaje oeste, Robert LeRoy Parker, alias “Butch Cassidy”, y su socio Harry Longabaugh, alias "Sundance Kid", quedando atraído Goldman por como estos proscritos de la ley decidieron tomarse una segunda oportunidad en Sudamérica, cuando envió el guión a varios estudios solo uno se interesó por él, pero exigió se eliminara el tramo en que la pareja protagonista se traslada a Bolivia, alegando que John Wayne nunca huiría, Goldman se negó, al final compró el guión Richard Zanuck de la 20th Century Fox por 400.000 $. El guión es un derroche de frases ingeniosas, con réplicas y contrarréplicas chispeantes, componiendo situaciones tensas, delineando personajes sólidos que dan un vigor y vigencia, por supuesto que es la glorificación de dos delincuentes, pero tampoco pretende ser un film moralista, su artillería la tiene en su canto a la vida, a las ganas de vivir, a la amistad inquebrantable, en el espíritu aventurero, un chute de vitalismo Apoteósico, una “buddy movie” que te atrapa desde el arranque y no te suelta hasta su impactante final.
Obra que suma con un delicioso equilibrio la acción, la comedia, la aventura y el romance, en una miscelánea fascinante. Este film es hijo de su tiempo, una época donde el western se encontraba en su ocaso, y la visión que se daba entonces era crepuscular, normalmente se enmarcaban a caballo entre el final del SXIX y principios del XX, de cómo los pistoleros del viejo oeste ya no encontraban su lugar en un mundo cambiante y moderno, y se veían obligados a integrarse, morir o buscar nuevos horizontes para continuar su huida aventurera hacia ninguna parte. Se hace una reflexión sobre si la delincuencia se puede reintegrar a la sociedad, si puede uno cambiar, sobre el destino, sobre la redención, y a la vez se hace una oda a la anomia, sobre vivir al margen con tus propias reglas, una exaltación del individualismo. Una nostálgica e idealizada mirada al oeste, a los forajidos, a marcarte tu propio camino.
La puesta en escena resulta de enorme brillantez, una fenomenal recreación de la época y de los lugares, con una maravillosa dirección artística de Philip M. Jeffreies (“La rebelión de los simios”), y Jack Martin (“MASH”), rodándose en exteriores de de Nuevo Méjico, Colorado, para reflejar Bolivia se rueda en México, concretamente en Cuernavaca y Taxco, además de en los Fox Studios (LA). Lares realzados por la mano maestra de la fotografía de Conrad L. Hall (“American beauty”), realzando los hermosos paisajes, esto para maximizar el formato Panavision en color de Luxe, con bellas panorámicas, exponiendo lindas postales crepusculares, jugando con los simbolismos visuales, con los contraluces, con los tonos sepias, con los filtros de luz, con intensas secuencias a cámara lenta, con efectos focales, o con el Magno congelado (puede estar copiado de “400 golpes” de Truffaut), experimentando con fotogramas en patinados ocre para dar vigor a las transiciones. Crucial es la labor original de edición de John C. Howard (“Sillas de montar calientes”), y Richard C. Meyer (“Waterloo”), dotando de mucho vibración el desarrollo, sobremanera esto en la labor conjunta con el artista gráfico John Neuhart para el interludio del viaje de los protagonistas a Bolivia, jugando con las fotos de época, en Manhattan, en Coney Island o en el barco, en un nostálgico encadenado, adornado por la deliciosa música. Música manejada de modo singular, no hay para acentuar la tensión o romanticismo, solo aparece en tres secuencias, cuando Butch con Etta da un paseo en bicicleta, con el popular "Raindrops are falling on my head", interpretado por BJ Thomas, segunda vez en el encadenado de fotos retro en el viaje de los tres a Bolivia, y la tercera vez en Bolivia, en otro encadenado, esta vez de atracos de la banda, además de la música de los créditos iníciales y finales, con sonido melancólico de piano, y todo manejado de un modo extraño, anacrónico, otorgando un halo turbador y cuasi-mágico al film, de resonancias optimistas y vitalistas, ello en miscelánea con un halo de nostalgia.
La pareja protagonista es una de las mejores que hayan pasado por el cine, de los dos brota la naturalidad, matizados, diferentes, Butch, parlanchín, sonriente, ingenioso, pasional, optimista, junto a él Sundance, lacónico, observador, serio, pesimista, y entre los dos no hay chispas, hay fuego producida por la atronadora química provocada por Paul Newman y Robert Redford, cada uno aportando sutilidad, fragilidad, humanidad, y ante todo una gran amistad, de las que revienta la pantalla, un juego de réplicas y contrarréplicas sensacional, dos carismáticas figuras que forman parte del Olimpo de las mejores de la historia cinéfila. 4 años después el realizador los volvió a reunir en la maravillosa “El golpe”, igual digo una herejía, pero en esta del oeste están mejor,... si es que se puede.
El guión se inspira libremente en la historia de dos forajidos del viejo y salvaje oeste, Robert LeRoy Parker, alias “Butch Cassidy”, y su socio Harry Longabaugh, alias "Sundance Kid", quedando atraído Goldman por como estos proscritos de la ley decidieron tomarse una segunda oportunidad en Sudamérica, cuando envió el guión a varios estudios solo uno se interesó por él, pero exigió se eliminara el tramo en que la pareja protagonista se traslada a Bolivia, alegando que John Wayne nunca huiría, Goldman se negó, al final compró el guión Richard Zanuck de la 20th Century Fox por 400.000 $. El guión es un derroche de frases ingeniosas, con réplicas y contrarréplicas chispeantes, componiendo situaciones tensas, delineando personajes sólidos que dan un vigor y vigencia, por supuesto que es la glorificación de dos delincuentes, pero tampoco pretende ser un film moralista, su artillería la tiene en su canto a la vida, a las ganas de vivir, a la amistad inquebrantable, en el espíritu aventurero, un chute de vitalismo Apoteósico, una “buddy movie” que te atrapa desde el arranque y no te suelta hasta su impactante final.
Obra que suma con un delicioso equilibrio la acción, la comedia, la aventura y el romance, en una miscelánea fascinante. Este film es hijo de su tiempo, una época donde el western se encontraba en su ocaso, y la visión que se daba entonces era crepuscular, normalmente se enmarcaban a caballo entre el final del SXIX y principios del XX, de cómo los pistoleros del viejo oeste ya no encontraban su lugar en un mundo cambiante y moderno, y se veían obligados a integrarse, morir o buscar nuevos horizontes para continuar su huida aventurera hacia ninguna parte. Se hace una reflexión sobre si la delincuencia se puede reintegrar a la sociedad, si puede uno cambiar, sobre el destino, sobre la redención, y a la vez se hace una oda a la anomia, sobre vivir al margen con tus propias reglas, una exaltación del individualismo. Una nostálgica e idealizada mirada al oeste, a los forajidos, a marcarte tu propio camino.
La puesta en escena resulta de enorme brillantez, una fenomenal recreación de la época y de los lugares, con una maravillosa dirección artística de Philip M. Jeffreies (“La rebelión de los simios”), y Jack Martin (“MASH”), rodándose en exteriores de de Nuevo Méjico, Colorado, para reflejar Bolivia se rueda en México, concretamente en Cuernavaca y Taxco, además de en los Fox Studios (LA). Lares realzados por la mano maestra de la fotografía de Conrad L. Hall (“American beauty”), realzando los hermosos paisajes, esto para maximizar el formato Panavision en color de Luxe, con bellas panorámicas, exponiendo lindas postales crepusculares, jugando con los simbolismos visuales, con los contraluces, con los tonos sepias, con los filtros de luz, con intensas secuencias a cámara lenta, con efectos focales, o con el Magno congelado (puede estar copiado de “400 golpes” de Truffaut), experimentando con fotogramas en patinados ocre para dar vigor a las transiciones. Crucial es la labor original de edición de John C. Howard (“Sillas de montar calientes”), y Richard C. Meyer (“Waterloo”), dotando de mucho vibración el desarrollo, sobremanera esto en la labor conjunta con el artista gráfico John Neuhart para el interludio del viaje de los protagonistas a Bolivia, jugando con las fotos de época, en Manhattan, en Coney Island o en el barco, en un nostálgico encadenado, adornado por la deliciosa música. Música manejada de modo singular, no hay para acentuar la tensión o romanticismo, solo aparece en tres secuencias, cuando Butch con Etta da un paseo en bicicleta, con el popular "Raindrops are falling on my head", interpretado por BJ Thomas, segunda vez en el encadenado de fotos retro en el viaje de los tres a Bolivia, y la tercera vez en Bolivia, en otro encadenado, esta vez de atracos de la banda, además de la música de los créditos iníciales y finales, con sonido melancólico de piano, y todo manejado de un modo extraño, anacrónico, otorgando un halo turbador y cuasi-mágico al film, de resonancias optimistas y vitalistas, ello en miscelánea con un halo de nostalgia.
La pareja protagonista es una de las mejores que hayan pasado por el cine, de los dos brota la naturalidad, matizados, diferentes, Butch, parlanchín, sonriente, ingenioso, pasional, optimista, junto a él Sundance, lacónico, observador, serio, pesimista, y entre los dos no hay chispas, hay fuego producida por la atronadora química provocada por Paul Newman y Robert Redford, cada uno aportando sutilidad, fragilidad, humanidad, y ante todo una gran amistad, de las que revienta la pantalla, un juego de réplicas y contrarréplicas sensacional, dos carismáticas figuras que forman parte del Olimpo de las mejores de la historia cinéfila. 4 años después el realizador los volvió a reunir en la maravillosa “El golpe”, igual digo una herejía, pero en esta del oeste están mejor,... si es que se puede.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Katharine Ross sale bien de tener que lidiar con dos Titánes, buen contrapunto de dulzura, encanto, paradójicamente más química con Newman que con Redford, es su novia oficial, aunque en el relato queda difuso y se podría entender como un triángulo amoroso. Del resto de secundarios destacaría Strother Martin, en sus pocos minutos en pantalla deja marca con su visceral personalidad.
Spoiler:
Momentos recordables, algunos mencionados: Un sheriff de noche en medio de la calle hace un llamamiento para crear una partida de hombres para cazar a la banda de Butch, la cámara sube y vemos a dos tipos en un balcón observar la escena, son Sundance y Butch que se divierten; El duelo entre Butch y el aspirante al liderazgo de la banda, delirante; El “Raindrops keep fallin’ on my head”, mientras vemos un lindo paseo en bicicleta de Newman con Katharine Ross, él haciendo piruetas, adornado con un filtro de imagen que le da un tono cuasi-onírico; Todo el sofocante tramo de la persecución, salpicado de perlas, como cuando deciden apuntarse al ejército para eludir ser arrestados y van a visitar a un sheriff amigo para les tome juramento, y por supuesto el mítico clímax, un dialogo frente a un tajo fenomenal sobre las opciones que tienen, hasta que deciden dar el salto al vacío, Épico; Cuando Etta responde si quiere ir con ellos a Bolivia <Si voy con vosotros no lloraré, os curaré cuando estéis heridos y remendaré vuestros calcetines, haré todo lo que me pidáis excepto una cosa. No quiero veros morir, me perderé esa última escena>, estremecedor; El homérico tramo final, son cercados en un pueblucho boliviano, San Vicente, tras un intenso tiroteo contra un número superior de guardias, llega el ejército en pleno, siendo rodeados por todos lados, (en un modo similar al que rodearon a Zapata en el film de Elia Kazan) Butch y Sundance están heridos refugiados (por ahora) de los soldados, pero ellos no pierden el optimismo, miran al futuro con esperanzas, mientras cargan sus armas se produce un hilarante diálogo:
Butch <Estoy pensando hacia donde podemos ir>
Sundance <No quiero saberlo>
Butch <Cuando te lo diga no dirás eso>
Sundance <Callaté!>
Butch <Esta bien, está bien>
Sundance <Se te ocurrió a ti venir aquí, olvídalo. No quiero oír ninguna de tus ideas, entendido?>
Butch <De acuerdo... Australia. Estoy seguro de que querías saberlo. Por eso te lo digo. Australia>
Sundance <Esa es tu gran idea?>, Butch <Muchacho es la última de nuestras aventuras>
Sundance <Australia no será mejor que esto>
Butch <Oh, que sabrás tú?>
Sundance <Dime algo, dame una ...>
Butch <En Australia tienen nuestras costumbres>
Sundance <De veras?>
Butch <Si. Allí casi no somos extranjeros. Hay gran cantidad de caballos. No nos conocen, estaremos a salvo. Buen clima y bonitas playas, allí aprenderas a nadar...>
Sundance <Eso no es importante. Y los bancos? Qué hay de los bancos?>
Butch <Fáciles. Fáciles y atractivos>
Sundance <Los bancos o las mujeres?>
Butch <Si consigues lo uno consigues lo otro>
Sundance <Está muy lejos, no?>
Butch <Ah! Todo nos irá perfectamente>
Sundfance <No me gustaría llegar allí y descubrir que era igual que esto>
Butch <Creo que debes meditarlo>
Se ponen en pie renqueantes. Butch <Cuando salgamos y lleguemos a los caballos, recuerda una cosa,... espera un momento... No has visto a Leforce allí fuera, verdad?>
Sundance <Leforce? No>
Butch <Ah... bien. Solo ha sido un mal presentimiento>
... Y salen centelleantes uno al lado del otro disparando, y la imagen se congela, oímos les disparan ráfagas, el fotograma se transforma en sepia, abriéndose el plano mientras oímos música de piano, el director no podía hacer que viéramos morir al binomio, modo glorioso y elegante de finalizar.
Uno de los grandes films del Séptimo Arte, recomendarlo sería como recomendar respirar. Fuerza y honor!!!
Crítica cercenada por el límite de caracteres, ver íntegra en: http://tomregan.blogspot.com/2016/04/dos-hombres-y-undestino.html
Spoiler:
Momentos recordables, algunos mencionados: Un sheriff de noche en medio de la calle hace un llamamiento para crear una partida de hombres para cazar a la banda de Butch, la cámara sube y vemos a dos tipos en un balcón observar la escena, son Sundance y Butch que se divierten; El duelo entre Butch y el aspirante al liderazgo de la banda, delirante; El “Raindrops keep fallin’ on my head”, mientras vemos un lindo paseo en bicicleta de Newman con Katharine Ross, él haciendo piruetas, adornado con un filtro de imagen que le da un tono cuasi-onírico; Todo el sofocante tramo de la persecución, salpicado de perlas, como cuando deciden apuntarse al ejército para eludir ser arrestados y van a visitar a un sheriff amigo para les tome juramento, y por supuesto el mítico clímax, un dialogo frente a un tajo fenomenal sobre las opciones que tienen, hasta que deciden dar el salto al vacío, Épico; Cuando Etta responde si quiere ir con ellos a Bolivia <Si voy con vosotros no lloraré, os curaré cuando estéis heridos y remendaré vuestros calcetines, haré todo lo que me pidáis excepto una cosa. No quiero veros morir, me perderé esa última escena>, estremecedor; El homérico tramo final, son cercados en un pueblucho boliviano, San Vicente, tras un intenso tiroteo contra un número superior de guardias, llega el ejército en pleno, siendo rodeados por todos lados, (en un modo similar al que rodearon a Zapata en el film de Elia Kazan) Butch y Sundance están heridos refugiados (por ahora) de los soldados, pero ellos no pierden el optimismo, miran al futuro con esperanzas, mientras cargan sus armas se produce un hilarante diálogo:
Butch <Estoy pensando hacia donde podemos ir>
Sundance <No quiero saberlo>
Butch <Cuando te lo diga no dirás eso>
Sundance <Callaté!>
Butch <Esta bien, está bien>
Sundance <Se te ocurrió a ti venir aquí, olvídalo. No quiero oír ninguna de tus ideas, entendido?>
Butch <De acuerdo... Australia. Estoy seguro de que querías saberlo. Por eso te lo digo. Australia>
Sundance <Esa es tu gran idea?>, Butch <Muchacho es la última de nuestras aventuras>
Sundance <Australia no será mejor que esto>
Butch <Oh, que sabrás tú?>
Sundance <Dime algo, dame una ...>
Butch <En Australia tienen nuestras costumbres>
Sundance <De veras?>
Butch <Si. Allí casi no somos extranjeros. Hay gran cantidad de caballos. No nos conocen, estaremos a salvo. Buen clima y bonitas playas, allí aprenderas a nadar...>
Sundance <Eso no es importante. Y los bancos? Qué hay de los bancos?>
Butch <Fáciles. Fáciles y atractivos>
Sundance <Los bancos o las mujeres?>
Butch <Si consigues lo uno consigues lo otro>
Sundance <Está muy lejos, no?>
Butch <Ah! Todo nos irá perfectamente>
Sundfance <No me gustaría llegar allí y descubrir que era igual que esto>
Butch <Creo que debes meditarlo>
Se ponen en pie renqueantes. Butch <Cuando salgamos y lleguemos a los caballos, recuerda una cosa,... espera un momento... No has visto a Leforce allí fuera, verdad?>
Sundance <Leforce? No>
Butch <Ah... bien. Solo ha sido un mal presentimiento>
... Y salen centelleantes uno al lado del otro disparando, y la imagen se congela, oímos les disparan ráfagas, el fotograma se transforma en sepia, abriéndose el plano mientras oímos música de piano, el director no podía hacer que viéramos morir al binomio, modo glorioso y elegante de finalizar.
Uno de los grandes films del Séptimo Arte, recomendarlo sería como recomendar respirar. Fuerza y honor!!!
Crítica cercenada por el límite de caracteres, ver íntegra en: http://tomregan.blogspot.com/2016/04/dos-hombres-y-undestino.html